"Para los compas"
Hoy como en otras ocasiones he tratado de comunicarme con ustedes, espero que en ésta sí sea posible.
Sepan que me encuentro bien, que mi mayor preocupación son ustedes y cuando digo ustedes, me refiero a mi familia, a mi gran familia (a los maestros, a los estudiantes, a todos mis hermanos que comparten nuestra idea de justicia y libertad), que siento un gran dolor por lo ocurrido, en esa represión que sufrieron todos ustedes, hermanos y hermanas, desde luego que existe rabia e impotencia pero también sé de la responsabilidad personal en estos momentos y en el futuro, sea cual sea el resultado legal de mi proceso, la unidad que deseo con toda mi alma en la libertad de todos mis compañeros en el otro penal y que los perseguidos se reintegren a sus hogares.
Sé que no han cesado de accionar por nuestra libertad, que han mostrado ante los ojos del mundo su valentía, su dignidad, aunque sé que han sido de muchos sacrificios de toda índole, me alienta saber que el camino de lucha en otras organizaciones se mantienen vivas pues es cierto que nuestro país sufre un retraso social en sus derechos más elementales (de salud, de empleo, de educación), que el bienestar y de esas garantías de vida sólo se refleja en los que tienen el poder aún de aquellos que algún día se decían ser de nuestra misma clase social.
Los que creen que la situación depende de la buena voluntad del que a través de elecciones nos representan olvidando que sólo a través de la verdadera organización del pueblo que establezca la propuesta emergida de las mayorías en sus diferentes sectores que en la realidad son el sostén de nuestro país y no por aquellos sectores de la minoría que engañan y explotan a nuestro pueblo que no nos confunda la idea de los problemas de los diferentes sectores cuando luchan aisladamente, claro que esto conviene a los que tienen el poder; pues un pueblo dividido es más fácil engañar y manipular. ¿Por qué comento todo esto? Porque lo que sucedió ¡fue que empezamos a unir nuestras ideas con los demás del pueblo! y descubrimos que la solución de nuestros problemas no son cosa aparte de los demás, que cuando los estudiantes luchan, es nuestra su lucha, que cuando los campesinos luchan, es nuestra su lucha, que cuando los maestros luchan, es nuestra su lucha, que cuando los obreros luchan, es nuestra su lucha, que cuando los indígenas luchan, es nuestra su lucha, que cuando el pueblo lucha, es nuestro pueblo en lucha, es lo que descubrimos y es a lo que los gobiernos le tienen terror y su recurso es reprimir, utilizando las formas más atroces para atemorizar, dividir, confundir, encarcelar, matar, cacareando un estado de derecho, poniendo a funcionar a los medios de comunicación a satanizar, llenando de mugres calificativos, utilizando sus medios legales para castigar, a los que no se agachan, a los que no negocian sus derechos, y lo que aprendimos no lo aprendimos como un mero capricho, lo aprendimos a fuerza de golpes, a fuerza de gritos, a fuerza de agravios que sólo se cobran estando unidos, eso es lo que aprendimos, a unir nuestros miedos, a sentir como nuestro el dolor de los demás, juntos también nos dimos cuenta que podemos aspirar a una existencia con decoro, con verdaderas oportunidades para nuestras próximas generaciones, que nuestros hijos no sean el producto de sistemas de explotación en beneficio de una burguesía que se oculta detrás de grupos empresariales (patrones), utilizando como instrumentos de control a los gobiernos, desde el local hasta los que representan un país; desde luego que nos tenemos que seguir preparando, sabemos que no estamos solos, que contamos con nuestro pueblo, ¡pues sólo el pueblo salva al pueblo!
¡Que pase lo que pase, en nuestra detención, la lucha tiene que seguir, que en la trinchera donde nos toque combatir, lo hagamos sin quebrarnos, que lo único que podemos perder son esas malditas cadenas que no queremos heredar a nuestros hijos! ¡Porque pueblo que lucha, triunfa!
¡Cómo olvidar aquella madrugada de julio del 2002, cuando rodeados por las fuerzas (estatales y federales), nuestros pueblos esperaban el ataque y como un sol resplandecieron con su presencia los estudiantes, que cuando el ex-lago para estar con los que no quisieron, les fuera arrebatada su tierra!
Cómo olvidar las grandes enseñanzas de los profesores que en multitud organizada aumentaba la muralla humana esgrimiendo un himno de justicia y libertad (Venceremos, mil cadenas habrá que romper. Venceremos, venceremos, al estado sabremos vencer)
Cómo olvidar a tantas organizaciones, formando una sola, "la del pueblo".
¡Con estos grandes recuerdos mi intención no es tratar de conmiserar nuestra situación de encierro y que en torno a este se organicen, sino que nos tenemos que avocar a formar la gran organización nacional, incluyendo a nuestras organizaciones, aunque pequeñas y de posturas diversas, pero no dañinas de fondo, dispuestas a construir un proyecto legítimo del pueblo sin otra dirección que no sea verdaderamente del pueblo!
¡Quiero decirles que ya se forman propuestas de coincidencia, pero que nos tenemos que comprometer realmente!
Que tenemos que erradicar nuestro individualismo como organización, recordemos y tomemos en cuenta que la invitación está hecha y que ya está caminando y que no depende de unos cuantos y no es asunto de descubrir un caudillo, sino de la participación de muchos anteponiendo la organización del pueblo y para el pueblo.
Los momentos que estamos viviendo de una constante, de clamor de justicia no es una mera casualidad, es precisamente el efecto que surge de algo que tiene que cambiar y que nuestra tarea es unir nuestras demandas sociales y echarlas a caminar discutiendo o afinando en la acción.
¡Desde abajo, a la izquierda y con el corazón con La Otra!
¡Primero muertos que traicionar a nuestro Pueblo!
¡Viva Oaxaca, la APPO / Sección 22!
¡Zapata vive, la lucha sigue!
Atenco Vive
Los quiere, Nacho
Hoy como en otras ocasiones he tratado de comunicarme con ustedes, espero que en ésta sí sea posible.
Sepan que me encuentro bien, que mi mayor preocupación son ustedes y cuando digo ustedes, me refiero a mi familia, a mi gran familia (a los maestros, a los estudiantes, a todos mis hermanos que comparten nuestra idea de justicia y libertad), que siento un gran dolor por lo ocurrido, en esa represión que sufrieron todos ustedes, hermanos y hermanas, desde luego que existe rabia e impotencia pero también sé de la responsabilidad personal en estos momentos y en el futuro, sea cual sea el resultado legal de mi proceso, la unidad que deseo con toda mi alma en la libertad de todos mis compañeros en el otro penal y que los perseguidos se reintegren a sus hogares.
Sé que no han cesado de accionar por nuestra libertad, que han mostrado ante los ojos del mundo su valentía, su dignidad, aunque sé que han sido de muchos sacrificios de toda índole, me alienta saber que el camino de lucha en otras organizaciones se mantienen vivas pues es cierto que nuestro país sufre un retraso social en sus derechos más elementales (de salud, de empleo, de educación), que el bienestar y de esas garantías de vida sólo se refleja en los que tienen el poder aún de aquellos que algún día se decían ser de nuestra misma clase social.
Los que creen que la situación depende de la buena voluntad del que a través de elecciones nos representan olvidando que sólo a través de la verdadera organización del pueblo que establezca la propuesta emergida de las mayorías en sus diferentes sectores que en la realidad son el sostén de nuestro país y no por aquellos sectores de la minoría que engañan y explotan a nuestro pueblo que no nos confunda la idea de los problemas de los diferentes sectores cuando luchan aisladamente, claro que esto conviene a los que tienen el poder; pues un pueblo dividido es más fácil engañar y manipular. ¿Por qué comento todo esto? Porque lo que sucedió ¡fue que empezamos a unir nuestras ideas con los demás del pueblo! y descubrimos que la solución de nuestros problemas no son cosa aparte de los demás, que cuando los estudiantes luchan, es nuestra su lucha, que cuando los campesinos luchan, es nuestra su lucha, que cuando los maestros luchan, es nuestra su lucha, que cuando los obreros luchan, es nuestra su lucha, que cuando los indígenas luchan, es nuestra su lucha, que cuando el pueblo lucha, es nuestro pueblo en lucha, es lo que descubrimos y es a lo que los gobiernos le tienen terror y su recurso es reprimir, utilizando las formas más atroces para atemorizar, dividir, confundir, encarcelar, matar, cacareando un estado de derecho, poniendo a funcionar a los medios de comunicación a satanizar, llenando de mugres calificativos, utilizando sus medios legales para castigar, a los que no se agachan, a los que no negocian sus derechos, y lo que aprendimos no lo aprendimos como un mero capricho, lo aprendimos a fuerza de golpes, a fuerza de gritos, a fuerza de agravios que sólo se cobran estando unidos, eso es lo que aprendimos, a unir nuestros miedos, a sentir como nuestro el dolor de los demás, juntos también nos dimos cuenta que podemos aspirar a una existencia con decoro, con verdaderas oportunidades para nuestras próximas generaciones, que nuestros hijos no sean el producto de sistemas de explotación en beneficio de una burguesía que se oculta detrás de grupos empresariales (patrones), utilizando como instrumentos de control a los gobiernos, desde el local hasta los que representan un país; desde luego que nos tenemos que seguir preparando, sabemos que no estamos solos, que contamos con nuestro pueblo, ¡pues sólo el pueblo salva al pueblo!
¡Que pase lo que pase, en nuestra detención, la lucha tiene que seguir, que en la trinchera donde nos toque combatir, lo hagamos sin quebrarnos, que lo único que podemos perder son esas malditas cadenas que no queremos heredar a nuestros hijos! ¡Porque pueblo que lucha, triunfa!
¡Cómo olvidar aquella madrugada de julio del 2002, cuando rodeados por las fuerzas (estatales y federales), nuestros pueblos esperaban el ataque y como un sol resplandecieron con su presencia los estudiantes, que cuando el ex-lago para estar con los que no quisieron, les fuera arrebatada su tierra!
Cómo olvidar las grandes enseñanzas de los profesores que en multitud organizada aumentaba la muralla humana esgrimiendo un himno de justicia y libertad (Venceremos, mil cadenas habrá que romper. Venceremos, venceremos, al estado sabremos vencer)
Cómo olvidar a tantas organizaciones, formando una sola, "la del pueblo".
¡Con estos grandes recuerdos mi intención no es tratar de conmiserar nuestra situación de encierro y que en torno a este se organicen, sino que nos tenemos que avocar a formar la gran organización nacional, incluyendo a nuestras organizaciones, aunque pequeñas y de posturas diversas, pero no dañinas de fondo, dispuestas a construir un proyecto legítimo del pueblo sin otra dirección que no sea verdaderamente del pueblo!
¡Quiero decirles que ya se forman propuestas de coincidencia, pero que nos tenemos que comprometer realmente!
Que tenemos que erradicar nuestro individualismo como organización, recordemos y tomemos en cuenta que la invitación está hecha y que ya está caminando y que no depende de unos cuantos y no es asunto de descubrir un caudillo, sino de la participación de muchos anteponiendo la organización del pueblo y para el pueblo.
Los momentos que estamos viviendo de una constante, de clamor de justicia no es una mera casualidad, es precisamente el efecto que surge de algo que tiene que cambiar y que nuestra tarea es unir nuestras demandas sociales y echarlas a caminar discutiendo o afinando en la acción.
¡Desde abajo, a la izquierda y con el corazón con La Otra!
¡Primero muertos que traicionar a nuestro Pueblo!
¡Viva Oaxaca, la APPO / Sección 22!
¡Zapata vive, la lucha sigue!
Atenco Vive
Los quiere, Nacho
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