06 diciembre, 2006

ACNE

Receta para limpiar la cara
ZUMO DE LECHUGA
Tomar una tacita de agua pura y colocar unas pocas hojas de lechuga.
Licuar estos ingredientes y aplicarlo sobre la piel del rostro que se haya limpiado previamente.
Dejar actuar durante 30 minutos.
Retirar del rostro con agua de rosas muy frías.

Comunicado de la APPO. México, Oaxaca, 4-12-2006

Saludamos con alegría la iniciativa del EZLN

La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, saluda con alegría la iniciativa que el EZLN ha tomado al llamar a una gran movilización mundial en solidaridad con este pueblo.
Una gran embestida contra las fuerzas democráticas de la patria planea la extrema derecha que hoy se posiciona en la clase política, y síntoma de esa embestida es el estado de excepción que se vive en Oaxaca, la capital de la resistencia.
Saludamos y llamamos al EZLN y a la Otra Campaña a que juntos fortalezcamos la unidad de todos los inconformes, los desposeídos, los diferentes, los sintierra, los sintecho para que, como un solo hombre, podamos vencer a nuestro enemigo común. Creemos compañeros que esta es nuestra tarea, la más grande.
Hermanos y hermanas del EZLN, en Oaxaca la complicidad del gobierno del estado y el gobierno federal (una complicidad sellada con sangre) han hecho un crimen reclamar justicia y han desatado una feroz persecución contra nuestro pueblo sin distingos. Hoy nuestra APPO no tiene un lugar donde reunirse, no hay calle en Oaxaca para manifestarse sin que después terminen compañeros en la cárcel, Oaxaca vive un estado militarizado. Esto, compañeros, no nos asusta, solo nos demuestra lo justo de nuestra lucha. La APPO hoy se encuentra en la oscuridad de la noche, a sabiendas que falta poco para que llegue el luminoso día.
¡Todo el Poder al Pueblo!
Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca.

La nueva guerra sucia

Mientras el nuevo presidente Felipe Calderón y sus socios de las televisoras han iniciado una campaña de imagen democrática en Oaxaca, la represión a la que son sometidos maestros y miembros de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) da la impresión de que estamos en ciernes de una nueva guerra sucia en contra de cualquier movimiento social en México, situación que creíamos ya superada.
La detención el lunes por la noche de Flavio Sosa, su hermano Horacio, así como dos miembros de la dirigencia de la APPO, Ignacio García Maldonado y Marcelino Coache Verano, por agentes de la AFI en víspera de un encuentro con la Secretaría de Gobernación, huele a celada. Y también a traición, ambas señales claras de una guerra sucia en la que poco o casi nada se puede confiar de la postura gubernamental.
Desde hace una semana y media en Oaxaca se ha desplegado un operativo de terror policíaco-militar sin precedente en la historia del país. Comandos especiales, fuertemente armados, algunos de ellos embozados, han entrado en las escuelas primarias y también en los barrios y colonias populares, a fin de detener a quienes ellos consideran han participado en las protestas de la APPO.
Hay evidencias de que el operativo fue diseñado por mandos militares pues se trata de una estrategia prevista en un manual que tiene la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para evitar disturbios civiles.
El general Francisco Gallardo, en una reciente entrevista, explica precisamente cómo este manual ya fue usado por las Fuerzas Armadas en San Lázaro el pasado 1 de diciembre, a fin de permitir la unción de Felipe Calderón, y ahora es aplicado en Oaxaca en contra de un movimiento popular.
“El manual de disturbios civiles es para manejar las masas e impedir un disturbio civil, y para ello se contempla desde la presentación de la fuerza, como fue con la instalación de las vallas alrededor de San Lázaro, o en Oaxaca, cuando hicieron presencia las fuerzas federales de la Policía Federal Preventiva (PFP), hasta la utilización de la violencia con el uso de las tanquetas antimotines, de químicos, incluso la utilización de francotiradores, en donde se aplica la técnica de selección de objetivos, es decir, la aniquilación de los líderes en caso concreto, bajo la idea de que si se aniquila un líder se descabeza un movimiento”, explicó el general Gallardo.
La estrategia seguida en Oaxaca para descabezar el movimiento de la APPO es claramente militar: se establecieron las vallas metálicas en el centro histórico de la ciudad como señal de contención, después se pasó a la etapa de persecución cuando activistas y dirigencia fueron sometidos a un fuerte espionaje, y 141 fueron detenidos y trasladados al penal de alta seguridad de Nayarit, considerados personajes de “alta peligrosidad”.
Al mismo tiempo, la dirigencia ha sido acorralada y obligada a salir del estado, mientras que todas las escuelas de la entidad se encuentran bajo vigilancia y algunas ya fueron allanadas por comandos de asalto, y se ha puesto en acción una campaña de desprestigio en contra de la oposición.
Los organismos de derechos humanos han catalogado la situación como “un estado de indefensión”. La Liga Mexicana de Derechos Humanos (Limedh), la que más ha dado seguimiento al conflicto en Oaxaca, reportó el saldo del conflicto: "15 ejecuciones, 200 detenidos, 150 lesionados, más de una treintena de 'desaparecidos', y están por ejecutarse, otras 200 órdenes de aprehensión".
Esta grave situación no se había presentado en el país desde hace más de 30 años. Esto es, en Oaxaca se está desarrollando una nueva versión de la “guerra sucia” de los setenta, con el agravante de que supuestamente respiramos aires democráticos.
Como entonces, hoy en Oaxaca existen desaparecidos, muertos, heridos, detenidos y perseguidos por razones políticas, y no por cuestiones judiciales, como nos quieren hacer creer el gobernador priista Ulises Ruiz, y el presidente Felipe Calderón, con la ayuda de Televisa, TV Azteca, la radio y algunos medios escritos que han creado una imagen de violencia en los simpatizantes de la APPO, cuando la violencia ha sido generada por el mandatario estatal.
La persecución política es un remanente del sistema autoritario que encabezaba el PRI, pero que el gobierno de derecha de Vicente Fox y ahora el de Calderón han decidido mantener.
Esto nos habla de una manera deforme de ver la realidad social del país y de tratar de resolver los problemas con medidas de fuerza, y no a través de terminar con los factores que dan origen a toda inconformidad social: pobreza, desempleo, desigualdad, marginación y hasta racismo.
El gobierno de Calderón y de Ulises Ruiz, sin embargo, olvidan un aspecto fundamental: la violencia genera violencia, sobre todo si viene del Estado.
Los grupos armados que siguen operando ya declararon en sendos comunicados que están evaluando cómo van a responder a la represión gubernamental, y están en la posibilidad de continuar con la vía militar como ya lo hicieron con los bombazos del pasado 5 de noviembre por la noche en las sedes del PRI, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación e instalaciones bancarias.
Hasta el momento no tenemos información clara de los alcances de su fuerza militar, ni tampoco del número de activistas dispuestos a realizar actos de insurgencia armada. Es posible que no tengan un amplio número de elementos activos, sobre todo después de las importantes divisiones que sufrieron hace cinco años, así como de las bajas en sus mandos, como fue el caso del comandante José Antonio, líder del ERPI.
Pero con los que tengan podrían hacer tambalear al nuevo gobierno de Felipe Calderón, que adolece precisamente de solidez para enfrentar problemas más graves, como el narcotráfico en todo el país.
A nadie conviene seguir por el camino que se ha tomado en Oaxaca, la permanencia de Ulises Ruiz como gobernador ya ha tenido un alto costo. La reedición de la guerra sucia de los setenta no conviene a nadie y menos a un gobierno que se presume democrático y negociador.

José Gil Olmos (Tomado de Proceso 06-Dic-2006).

La guerra de la pulga

En Oaxaca, como en Vietnam e Irak, “La guerra de la pulga”

1. La población de Oaxaca –junto con las de Chiapas y Guerrero- está cansada de tanta miseria y represión. El estado es uno de esos tres más miserables del país expoliados durante siglos por gobiernos al servicio de poderosos terratenientes, caciques y empresarios burgueses que se han aprovechado de la ignorancia y docilidad de los pueblos para someterlos. Sin embargo estos pueblos han comenzado a despertar y a defenderse con dignidad, por eso sus espacios, en ciudades, selvas y montañas han sido invadidas por decenas de miles de militares que los persiguen y matan.
2. Ante la brutal represión y persecución contra el pueblo de Oaxaca y sus dirigentes organizados en la Asamblea de los Puebles de Oaxaca (APPO), los poderosos están provocando el surgimiento de grupos de autodefensa parecidos a los que han surgido en otros lugares, incluso en México de los años setenta. ¿No se recuerda acaso que el ejército yanqui, que a través de la historia ha invadido a varias decenas de países, nunca ha podido contra la guerra de guerrillas, contra el ejército popular que ataca y desaparece, que se mueve con gran habilidad y es protegido por el pueblo?
3. En Vietnam en los años sesenta y setenta cientos de miles de soldados armados con aviones, bombas asesinas y “NAPALM”, fueron derrotados por miserables y hambrientos campesinos mediante la guerra de “la pulga”, como despectivamente la contrainsurgencia del ejército yanqui bautizó a “los molestosos guerrilleros que picaban y se escondían”. En Oaxaca eso puede suceder si se sigue persiguiendo y asesinando a luchadores sociales que protestan contra la ocupación militar del ejército disfrazado de policías de la Policía Federal Preventiva (PFP) El pueblo tiene que defenderse.
4. La parte más numerosa de los cinco mil soldados-policía de la PFP acampados en el zócalo de la ciudad de Oaxaca desde el 20 de octubre, por órdenes de Fox- se lanzaron con la gran brutalidad y salvajismo que los caracteriza contra unas 1000 personas que bloqueaban la calle de Macedonio Alcalá, misma que va del Zócalo a la iglesia de Santo Domingo. El atrio y las calles que rodean el bello convento dominico se usaba por la APPO como campamento después de que fueron desalojados del Zócalo hace más de un mes. Por eso la tarde-noche del sábado 25 la PFP lo destruyó con violencia.
5. A las 15.30 horas llegábamos muy agotados -después de caminar 12 kilómetros desde la casa de gobierno ubicada en Santa María Coyotepec- alrededor de 500 mil miembros y simpatizantes de la APPO, así como periodistas y observadores. La marcha fue rodeando el Zócalo a tres cuadras de distancia y en la medida que avanzaba la columna se dejaban contingentes de más de 500 personas en cada una de las calles de salida que fueron no menos de 30. La combatividad en la larguísima caminata, así como al rodear el Zócalo, fue una gran muestra de repudio y conciencia de lucha.
6. La PFP acampa en los dos parques contiguos (Zócalo y Alameda) de la plaza principal y en las bocacalles. Después de contar alrededor de 50 camiones enfilados en las banquetas que están frente a la Catedral y el ex Palacio de gobierno, se puede deducir que hay más dos mil quinientos componentes de las fuerzas castrenses invasoras, además de los que arribaron en aviones y autobuses que se han retirado. Incluso varios negocios de la Alameda, como los “ciber”, son atendidos y controlados por militares vestidos de civil. Es una verdadera ocupación militar.
7. Los dos parques están llenos de jóvenes soldados y policías que, mientras dilapidan un presupuesto público multimillonario, se dedican a galantear a cientos de muchachitas de origen humilde –esencialmente indígenas y campesinas- que gustosamente se acercan a ellos con la esperanza de conseguir un novio con salario seguro. En ese espacio lleno de camiones y tiendas de campaña los jóvenes policías se asean frente a las muchachas para enseñar sus cuerpos y su musculatura. Es deprimente mirar ese espectáculo en que las mujeres de nuestro pueblo abrazan a los represores.
8. Y aunque en América Latina digamos que “el ejército es el pueblo armado”, porque quienes integran ese cuerpo represivo son en un 95 por ciento de origen campesino y de familias pobres, no debe olvidarse que los altos jefes de las fuerzas armadas son fieles servidores de los gobiernos de los explotadores y del imperio yanqui. Ellos “lavan el cerebro” a los soldados con consignas de “defensa de la patria, del gobierno, de las instituciones, así como para luchar contra el comunismo y el terrorismo que –según esos jefes militares neofascistas- buscan acabar con el país.
9. ¿Qué pensarán cientos de padres, hermanos, novios, que ven a sus hijas o hermanas “echando novio” con los soldados que en pocos días o semanas abandonarán Oaxaca después de engañar y embarazar a humildes muchachitas? Además de sufrir invasión y represión brutal, el pueblo de Oaxaca sufre muchas más ofensas. Por ello habría qué preguntar: ¿Cuánto tiempo pasará sin que la “molestosa guerra de la pulga”, las batallas de autodefensa, surja en el seno el pueblo oaxaqueño para rescatar su dignidad como pueblo pisoteado por el ejército al servicio de los explotadores?
10. El muy corrupto e irresponsable gobierno panista de Vicente Fox -mientras se reúne en uno de sus lujosos ranchos para festejar con funcionarios y panistas el fin de su gobierno- ha dejado sin resolver positivamente la situación del pueblo de Oaxaca que el pasado 22 de noviembre cumplió seis meses. Felipe Calderón (FECAL), el presidente usurpador impuesto por Fox, los empresarios y los medios e información, ha dado la orden de no molestar al PRI –el partido del gobernador sátrapa de Oaxaca Ulises Ruiz- por lo menos hasta su toma de posesión el 1 de diciembre.
11. Mientras tanto han muerto en enfrentamientos más de 17 personas del pueblo asesinadas por el gobierno estatal federal, otras 34 han sido declaradas como desaparecidas, los detenidos suman alrededor de 115, de los que 13 han sido consignados por “rebelión”, “terrorismo”, “conspiración” y “sedición”. El gobernador Ulises, que anda en “salto de mata”, esencialmente en la ciudad e México, se dedica a dar entrevistas en los medios que paga, para decir que en Oaxaca hay gobernabilidad mientras sus representantes en el estado son escoltados por la PFP.
12. FECAL no puede garantizar una solución positiva en Oaxaca después del 1 de diciembre. Ante la falta de apoyo su gobierno usurpador puede tambalearse si no firma un serio compromiso con la dirigencia del PRI para garantizar su respaldo. Oaxaca les importa un bledo a panistas y priístas y el problema se puede prolongar varias semanas más. La guerra de la pulga o guerra de guerrillas puede ser el único camino que les quede a los oaxaqueños para expulsar al ejército-policía que lleva 37 días ocupando el centro de la ciudad de Oaxaca ofendiendo y reprimiendo al digno pueblo de Benito Juárez. Mejor sería la paz, pero la guerra la está imponiendo el poder, no la APPO.

Pedro Echeverría V.

¿Hacia un estado de excepción?

México vive un larvado proceso de fascistización. Si no se lo frena ahora, su consecuencia lógica puede ser la consolidación de un Estado terrorista. Conviene tomar en cuenta que el terrorismo de Estado es algo más que la violenta implantación de un régimen dictatorial: es una política cuidadosamente planificada y ejecutada que responde a un proyecto de dominación de clase tendiente a configurar un nuevo modelo de Estado que actúa pública y al mismo tiempo clandestinamente a través de sus estructuras institucionales.
Jalisco, en 2004, con Francisco Ramírez Acuña, y los estados de México y Oaxaca, en 2006, bajo las gubernaturas de Enrique Peña Nieto y Ulises Ruiz, respectivamente, son sendos laboratorios para la imposición de un nuevo modelo de dominación a nivel nacional. En dichos casos, el Estado abandonó abierta o encubiertamente el imperio del derecho y adoptó formas de excepción, dando vigencia a la máxima latina "lo que place al príncipe tiene fuerza de ley". En esos casos, los gobernadores de Jalisco, estado de México y Oaxaca contaron con el aval del ex titular del Poder Ejecutivo, Vicente Fox, y con la actuación violenta de fuerzas coercitivas, locales y federales.
El uso de la fuerza guarda relación con la pérdida de hegemonía del bloque de poder, a través de sus representantes políticos y portadores ideológicos, lo que obligó a la adopción de formas excepcionales para la solución de las crisis. La fractura en el bloque de poder ­la ausencia de consenso político por parte de los intereses del capital monopólico y las constantes disputas entre las fracciones de clase dentro del bloque dominante­ y la ineficacia de los instrumentos coercitivos que garantizaban un consentimiento condicionado de las clases subordinadas ­verbigracia, la incapacidad de los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional para encauzar la lucha de clases dentro de los canales legitimados por el sistema­ llevaron a la sustitución de los mecanismos de dominación. Cuanto más graves y catastróficas sean estas crisis, más excepcionalidad adquirirá la forma del Estado; más apelará el bloque en el poder a los estamentos militares y paramilitares ­Policía Federal Preventiva (PFP), sicarios, escuadrones de la muerte, como ocurre hoy en Oaxaca­ para resolver de manera coercitiva lo que no le es posible ya lograr por el consentimiento.
Guiados por una fría racionalidad tecnocrática institucionalizada, en la coyuntura de 2006, el fraude electoral, la represión violenta de tipo contrainsurgente en la Siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas (Michoacán), San Salvador Atenco (estado de México) y Oaxaca, y un virtual estado de sitio en torno al Palacio Legislativo de San Lázaro (en vísperas y durante el sexto informe de gobierno foxista y el cambio de mando Fox-Calderón) han sido las formas de control directo del Estado y el acomodamiento del mismo a las necesidades de los intereses estratégicos afectados.
De manera gradual desde la insurrección campesino-indígena del EZLN en Chiapas (1994), México ha vivido un lento proceso de militarización de todo el aparato del Estado y adoptado cada vez más formas propias de un Estado de excepción. El Estado-mediación ha ido cediendo espacio al Estado-fuerza, lo que, de suyo, implica la elaboración de un nuevo derecho de base esencialmente discrecional en cuanto a las facultades de los poderes públicos, sin sujeción a criterios de razonabilidad y autolimitación.
La "legitimación" del uso de la represión violenta desproporcionada y la práctica de la tortura contra altermundistas en Jalisco (2004), por el secretario de Gobernación del nuevo régimen, Ramírez Acuña, y la reproducción aumentada del modelo en Michoacán, Atenco y Oaxaca (2006) configuran un nuevo Estado contrainsurgente en ciernes. Una nueva "filosofía" y un nuevo tipo de dominación que, con el aval de Felipe Calderón desde antes de asumir el cargo como presidente impuesto, y con el concurso de la Marina de Guerra, la PFP, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y la actuación de grupos paramilitares, exhibe de manera descarnada, en Oaxaca, la nueva faz de un Estado clandestino que utiliza el crimen y el terror como método. Asimismo, como laboratorio del horror, Oaxaca exhibe la impunidad fáctica y jurídica de "las fuerzas del orden", amparadas por un Poder Judicial cómplice y temeroso. Una impunidad total para matar, secuestrar-desaparecer o detener disidentes políticos, considerados "vándalos", "subversivos" o "terroristas" desde las estructuras del poder dominante, local y federal.
Ante la incapacidad de las viejas formas de dominación para defender el orden capitalista dependiente y contrarrestar la contestación social en ascenso, la clase en el poder incorpora una actividad paralela del Estado mediante una doble cara de actuación de sus aparatos coercitivos: una pública y sometida a las leyes, y otra clandestina, que aplica el "terror benigno" al margen de toda legalidad formal.
La conformación de un "gabinete de choque" por el espurio Calderón, con la llegada del ex subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional, Agustín Carstens, a la Secretaría de Hacienda, y el "padrino" Francisco Ramírez Acuña a Gobernación ­prontuariado por los delitos de tortura, detenciones arbitrarias e incomunicación de prisioneros por organizaciones humanitarias­, dotado de amplias facultades para coordinar acciones de seguridad nacional, anticipan un gobierno de "mano dura" afín a los intereses cupulares del Consejo Coordinador Empresarial y sus aliados del exterior. La designación de dos hombres extraídos de los sótanos de la seguridad del Estado, Eduardo Medina Mora y Genaro García Luna, ambos expertos en terrorismo, en la Procuraduría General de la República y la Secretaría de Seguridad Pública, respectivamente, completa el mensaje. Con Calderón, presidente débil, podríamos asistir a un proceso de bordaberrización del Estado; de un Estado de excepción.

Carlos Fazio, 4 de diciembre de 2006

El regreso de los pueblos

Los pueblos indígenas están de regreso. Muchos no los ven porque no quieren o porque su racismo es tanto que les impide verlos. Pero existen evidencias de que hace rato se encuentran entre nosotros, peleando sus derechos. Una se mostró desde 1992, cuando los indígenas de Chiapas derribaron la estatua de Diego de Mazariegos, el conquistador español, el héroe de los coletos. Como nadie se lo tomó en serio, fueron incapaces de entender por qué dos años después esos mismos indígenas se levantaban en armas contra el supremo gobierno. Ahora los pueblos de Oaxaca luchan por tirar un títere del sistema, símbolo del autoritarismo y la corrupción. Y, como hace años, los políticos sólo aciertan a calificar su lucha de una manipulación de oscuros intereses. Como en el caso chiapaneco, afirman que los indígenas son incapaces de armar por ellos mismos un movimiento de la magnitud del que hoy se vive en Oaxaca. Por eso les ofrecen que desistan de su rebeldía y a cambio aumentarán las migajas que les reparten para que no se mueran de hambre.
A esos ofrecimientos los pueblos dicen no. Y es que tanto la rebelión de los indígenas chiapanecos como la de los oaxaqueños tienen raíces profundas. Por un lado, son producto del capitalismo rapaz en que vivimos, que convierte en mercancía todos los bienes comunes para despojar a los pueblos, pero por otra obedecen a esa gran anomalía en la organización del Estado mexicano que al formarse no los tomó en cuenta. La combinación de ambos fenómenos ha dado por resultado un neocolonialismo, situación en que los pueblos indígenas viven desde la formación del estado mexicano. Afirmar eso causa rubor en muchos políticos y académicos, quienes responden que es una exageración. Pero no lo es. Y para demostrarlo basta ver que el saqueo de sus recursos naturales lo han hecho los mestizos, los mismos que deciden las formas de gobierno y las reglas bajo las cuales los pueblos indígenas y sus comunidades rigen su organización política. Pocas veces lo hacen, pero cuando entran en conflicto con el Estado, éste aplica su derecho para volver a someterlos. Por eso sus luchas son de resistencia y emancipación al mismo tiempo. Resistencia para no dejar de ser pueblos, emancipación para dejar de ser colonia.
Las mayores rebeliones en Chiapas y Oaxaca durante el siglo XIX no se dieron durante la guerra de Independencia, sino después. Sus causas no fueron solamente el despojo de sus tierras, sino también la usurpación de sus formas de organización política y la imposición de otras ajenas a ellos. De igual manera, los pueblos fueron a la revolución en 1910, cuando Francisco I. Madero llamó a las armas para echar del poder al dictador Porfirio Díaz, pero cuando aquél pactó con éste la continuidad del régimen muchos abandonaron la lucha. Años después las elites políticas se enfrascaron en una lucha por el usufructo del poder, mas no por devolver la tierra o el poder a los pueblos, que recuperaron las primeras, pero no el segundo.
Es importante no olvidar estos acontecimientos a la hora de intentar una explicación a fondo de las rebeliones de los pueblos. Guardadas las proporciones, las demandas de entonces siguen siendo las mismas de hoy. Aunque ahora se expresen como reclamos de autonomía, en el fondo se trata de su derecho a seguir siendo pueblos y recuperar sus territorios y derechos políticos, de los cuales han sido despojados. Así lo entiende la clase gobernante, por eso simula que los atiende.
En Chiapas, por ejemplo, firmó los acuerdos de San Andrés sobre derechos y cultura indígena a sabiendas de que no iba a cumplirlos. Dos años después, en Oaxaca, el gobernador simulaba un nuevo pacto con los pueblos indígenas del que ningún pueblo se enteró, pero a él le sirvió para legitimar unas reformas sobre derechos indígenas, que, después confesaría, tenían más propósitos de contención del movimiento indígena que de reconocer los derechos de los pueblos.
Ahora los pueblos de Oaxaca andan rebeldes peleando por que se vaya el gobernador. No porque crean que con eso se resuelven sus problemas, sino porque saben que es el principio para cambiar el actual estado de cosas. En el fondo saben que superar el colonialismo en que viven pasa por un nuevo pacto social que transforme las instituciones y las reglas con las que se rigen; en otras palabras, corregir la anomalía en la formación del Estado mexicano que no les permite vivir como son.
Los personeros de quienes por décadas han usufructuado el poder en el estado dicen que eso no es cierto, que de la actual rebelión no puede salir ningún pacto constructivo porque ahí nadie sabe lo que quiere. Simulan no entender nada para no ofrecer soluciones de fondo y seguir usufructuando de manera ilegítima un poder que nadie les ha confiado. A pesar de eso, los pueblos insisten: van por lo que van, por la cabeza del gobernador y por la transformación del Estado. Lo primero no condiciona lo segundo. Por eso ya se construyen poderes populares y verdaderos gobiernos indígenas por todo el estado.
En los próximos días se verá quién puede más: el dinero o la fuerza organizada de los pueblos.

Francisco López Bárcenas (Tomado de La Jornada 24-XI-06)

Comunicado del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Al pueblo de México:
A los pueblos del mundo:
Hermanas y hermanos:

El ataque que sufrió y sufre nuestro hermano pueblo de Oaxaca no puede ser ignorado por quienes luchamos por libertad, justicia y democracia en todos los rincones del planeta.
Por eso, el EZLN llama a toda persona honesta, en México y en el mundo, para que se inicien, desde ya, acciones continuas de solidaridad y apoyo al pueblo oaxaqueño, con las siguientes demandas:
Por la presentación con vida de los desaparecidos, por la liberación de las detenidas y detenidos, por la salida de Ulises Ruiz y las fuerzas federales de Oaxaca, por el castigo a los culpables de las torturas, violaciones y asesinatos. En suma: por libertad, democracia y justicia para el pueblo de Oaxaca.
Llamamos a que en esta campaña internacional se diga, de todas las formas y en todos los lugares posibles, lo que ocurrió y ocurre en Oaxaca, cada quien en su modo, tiempo y lugar.
Llamamos a que estas acciones confluyan en una movilización mundial por Oaxaca el día 22 de diciembre del 2006.
El pueblo oaxaqueño no está solo. Hay que decirlo y demostrarlo, a él y a todos.
¡Democracia!
¡Libertad!
¡Justicia!

Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena- Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Subcomandante insurgente marcos.
México, diciembre 2 del 2006.

De la Operación Cóndor a la Operación Oaxaca

"Yo le pido que no me torture a mi hijo, que es injusto lo que está haciendo, que este muchacho es menor de edad, no tiene la mayor edad, para que sea torturado..."
Madre de un joven de 17 anos secuestrado en Oaxaca el pasado 2 de noviembre.

La Operación Cóndor fue el más vasto operativo de las dictaduras latinoamericanas en los años 70s, diseñado como un plan de inteligencia y coordinación entre los servicios de seguridad de los regímenes militares en Argentina, Chile, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia e impulsado por la CIA, y que se constituiría en una organización clandestina internacional para la práctica del terrorismo de Estado contra movimientos populares latinoamericanos.
Sin embargo, este operativo de contrainsurgencia parece resurgir en la problemática oaxaqueña, pues los mecanismos empleados en esos años se están reviviendo en las calles de Oaxaca contra el movimiento encabezado por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca: 1) El empleo de grupos paramilitares y escuadrones de la muerte encargados de asesinar a ciudadanos inconformes con el régimen, 2) la impunidad con la que se protege a estos grupos, 3) la manipulación de los medios televisivos, escritos y radiales para desacreditar y restarle apoyo al movimiento, así como agresiones contra medios de comunicación independientes; 4) las aprehensiones ilegales y torturas de lideres del movimiento; 5) los "levantones" o secuestros de personas "sospechosas", las cuales pasan a formar parte de la larga lista de desaparecidos (incluyendo menores de edad) para después ser llevados en helicópteros a centros clandestinos de detención y torturas, 6) conformación de aparatos de inteligencia con el fin de intimidar e identificar a los opositores; 7) infiltración de personas en el movimiento popular para recabar información y provocar enfrentamientos contra las fuerzas policíacas y de esta manera legitimar el uso de la violencia, 8) el empleo de aviones, en este caso, helicópteros espías para armar operativos precisos, 9) el uso de francotiradores contra simpatizantes, como en el caso de la muerte provocada a José Jiménez Colmenares
Sin duda alguna, muchas de estas formas de contrainsurgencia estatal han sido utilizadas en diferentes movilizaciones populares, pero en el caso de Oaxaca, se puede apreciar un uso sistemático y a gran escala, lo cual muestra lo cerca que estamos de alcanzar la triste y dramática situación de represión implementada por las dictaduras militares del cono sur. Sin embargo, a diferencia de aquel periodo, México, al menos formalmente es una democracia, además de que se supondría que estamos en un periodo de mayor transparencia informativa así como la existencia de una sociedad civil fuerte en torno a la defensa de los derechos humanos. ¿Por que entonces estamos presenciando en Oaxaca un aparto represivo de este naturaleza?
Sin duda la grave crisis institucional y la falta de legitimidad de Felipe Calderón es un factor esencial para entender la implementación de este aparato represivo que intenta mantener a toda costa a un gobernador que ha demostrado de todas las formas imaginables perversidad e ineficacia. Además, este terrorismo de estado sin duda alguna tiene como objetivo terminar con una forma de organización popular horizontal que se ha mantenido por mas de cinco meses y que amenaza con extenderse en todo el territorio nacional.
En este contexto adquieren notoriedad las pasadas declaraciones de FECAL donde ha mencionado que para hacer frente a la delincuencia y al terrorismo (recordemos que la APPO y sus simpatizantes han sido categorizados como delincuentes y terroristas), la lucha costará tiempo, recursos y por desgracia probablemente hasta vidas humanas, además de que no hay otra alternativa y de que las medidas que adoptara serán impopulares.
En realidad no sorprenden estas declaraciones, pues uno de sus ejes de campana fue el uso reiterativo de la propuesta de mano dura, lo que sorprende es la tibieza e indiferencia con que ha sido tomado este escenario de represión y contrainsurgencia que nos sitúan en las mas grises épocas de las dictaduras de América del Sur y de la guerra sucia que sacudió a nuestro país entre los años sesenta y los ochenta y que provocó la desaparición de alrededor de mil doscientas personas.
Presenciamos atónitos el resurgimiento de un nuevo periodo de guerra sucia en donde el poder policíaco y judicial está siendo utilizando contra este movimiento social y que sin duda alguna será implementado en todas las luchas sociales. Somos testigos del uso de la violencia ilegal, ilegítima y descarado por parte del (des)gobierno estatal y federal, con la complicidad de los grandes corporativos de información, que han guardado silencio ante las graves violaciones a los derechos humanos.
En lugar de la negociación política, las autoridades están haciendo uso creciente de tácticas y procedimientos bélicos copiados de la Operación Cóndor y de los grupos paramilitares centroamericanos para tratar de frenar la desobediencia ciudadana. Para "justificar" la guerra sucia se ha propagado la versión de que el movimiento popular oaxaqueño ha sido "infiltrado" por organizaciones político-militares de izquierda que han radicalizado la protesta, así como la ubicación de sus estrategias de lucha en practicas terroristas, pero el supuesto radicalismo de la APPO ha surgido del autoritarismo gubernamental en ningún momento han utilizado armas de fuego en sus acciones,
Acorralado por el movimiento de resistencia civil contra el fraude electoral, el gobierno federal ha hecho del conflicto oaxaqueño una pieza de cambio con el PRI, implementado un aparato represivo que amenaza con ser parte del escenario nacional en el próximo sexenio y que es urgente detenerlo con la amplia movilización nacional antes que sea demasiado tarde. En Oaxaca, la guerra sucia que ensangrentó a nuestro país ha regresado. En Oaxaca, las desapariciones y torturas características de las dictaduras militares sudamericanas han cobrado vigencia. En Oaxaca se reproducen las practicas paramilitares que causaron tanto dolo y muerte en Centroamérica.
Oaxaca no puede ni debe ser Tlatelolco, Chile, Argentina Guatemala o Acteal. Nunca más una nueva guerra sucia en México.

Boletín "Chiapas al Día" No. 525
CIEPAC, CHIAPAS; MÉXICO. (16 de noviembre de 2006)

Biocombustibles y transgénicos

Todas las empresas que producen cultivos transgénicos ­Syngenta, Monsanto, Dupont, Dow, Bayer, BASF­ tienen inversiones en cultivos diseñados para la producción de biocombustibles como son el etanol y el biodiesel. Tienen, asimismo, acuerdos de colaboración en este rubro con Cargill, Archer Daniel Midland, Bunge, trasnacionales que dominan el comercio mundial de granos. En la mayoría de los casos, la investigación se orienta a obtener nuevos tipos de manipulación genética de maíz, caña de azúcar, soya, entre otros, convirtiéndolos en cultivos no comestibles, lo cual aumenta dramáticamente los riesgos que ya conlleva en sí la contaminación transgénica.
A escala mundial, empresas y gobiernos están haciendo una intensa campaña para presentar los biocombustibles como alternativas ambientalmente amigables que ayudarían a combatir el cambio climático, al sustituir una parte del consumo de petróleo dedicado a combustibles para transporte. Mas la lógica de fondo no es abandonar el petróleo ni cambiar los patrones de consumo que producen el cambio climático, sino aprovechar la coyuntura para crear nuevas fuentes de negocios, promoviendo y subsidiando la producción industrial de cultivos para esos fines.
Ya hay estudios que muestran que los cultivos industriales de biocombustibles plantean muchos problemas. Brian Tokar, del Instituto de Ecología Social de Vermouth, Estados Unidos, da cuenta de dos análisis recientes de las universidades de Cornell y de Minnesota que muestran que el ciclo completo de la producción de biocombustibles deja un saldo ambientalmente destructivo. Dado que el procesamiento de estos cultivos requiere una cantidad significativa de energía el aporte final de energía es muy limitado.
Aunque los biocombustibles sustituyan en algún porcentaje el uso de petróleo, se necesitan grandes áreas de producción agrícola industrial intensiva, incrementando el uso de agrotóxicos que erosionan y contaminan suelo y agua, además de disputar esas áreas a la producción de alimentos. Según el investigador Lester Brown (citado por Tokar), "ahora son los autos, no la gente, los que demandan la producción anual de cereales. La cantidad de granos que se requieren para llenar el tanque de una camioneta SUV con etanol es suficiente para alimentar a una persona durante un año".
Las productoras de transgénicos ven en todo esto una excelente oportunidad para aumentar sus ganancias y justificar la manipulación genética como si fuera en beneficio ambiental. Sus inversiones en biocombustibles incluyen el desarrollo de cultivos transgénicos con mayor contenido de azúcares (para convertir en etanol), de aceites (para biodiesel) y la inserción de genes que expresan enzimas para facilitar su procesamiento.
Syngenta trabaja en colaboración con Diversa Corporation para desarrollar un maíz que produce por sí mismo una enzima que lo convierte en etanol, la cual proviene de una bacteria extremófila que soporta altas temperaturas, tomada de la colección de bacterias que esa empresa ha recolectado en varios países del mundo. Diversa tiene una colaboración similar con Dupont, que a través de su subsidiaria Pioneer Hi-Bred desarrolla un maíz con mayor contenido de almidón y celulosa. Para ello están usando una enzima que proviene de una bacteria manipulada (Zymomonas mobilis), la cual se encuentra en forma natural en el agave. En ambos casos, la manipulación genética compromete el uso del maíz como cultivo alimentario, agregando riesgos a los casos de contaminación que pudieran ocurrir.
En este contexto es interesante recordar que Diversa tenía hasta 2001 un acuerdo "de bioprospección" con el Instituto de Biotecnología de la UNAM para explorar organismos extremófilos y bacterias únicas de México. Este contrato fue suspendido luego de que una amplia coordinación de organizaciones y personalidades inició una demanda popular denunciando el contrato como biopiratería. Pese a esto, Diversa nunca regresó a México las muestras que tomó durante la corta duración del contrato. Sería paradójico que las trasnacionales usaran microorganismos extraídos de nuestro país para primero manipular genéticamente el maíz y luego intentar venderlo aquí como un producto "ambientalmente amigable".
Lamentablemente, la iniciativa de Ley para el Desarrollo y Promoción de los Bioenergéticos, que ya han discutido ambas cámaras en el Congreso, con el aval de todos los partidos, promueve este desarrollo. La justificación de la iniciativa copia los clichés que se repiten en la propaganda de las industrias para fomentar esta farsa. Pero además se argumenta que esto debería significar apoyos para la producción agrícola de pequeña escala. O sea, si los campesinos que crearon el maíz estuvieran dispuestos a sembrar transgénicos con maíz no comestible, que contaminaría tarde o temprano su maíz nativo, inutilizándolo, les darían apoyo oficial. O, si fuera con otros cultivos, como caña de azúcar, tendría de todos modos que ser a expensas de la producción de alimentos en las condiciones, y según las demandas de las trasnacionales de los agronegocios, que comprarán a quien les ofrezca más barato en cualquier parte del mundo, para eso lo promueven simultáneamente en muchos países.
En lugar de soberanía alimentaria, lo que promueve son más subsidios para las multinacionales y más amenazas transgénicas para el maíz y las economías campesinas.

Silvia Ribeiro, investigadora del Grupo ETC (tomado de La Jornada 23-XI-06)