11 octubre, 2006

No a la represión

Durante la glosa del sexto Informe de gobierno sobre política interior, el diputado oaxaqueño Othón Cuevas, del Partido de la Revolución Democrática, pidió "en nombre de Dios" al secretario de Gobernación, Carlos Abascal, que no se lleve a cabo la represión en Oaxaca. Sus palabras, que por cierto sonaron inapropiadas en un recinto laico como la Cámara de Diputados, se explican sin embargo por la angustia de la situación, ante las provocaciones y amenazas del uso de la fuerza, y porque el recién estrenado legislador, conocido desde hace muchos años en las organizaciones civiles de su estado como infatigable promotor de los derechos humanos integrales de los pobres, expresó en público compartir honradamente la misma fe religiosa con el funcionario.
Es muy posible que el luchador social, metido ahora en la aventura de la representación política para impulsar también por esa vía el logro de causas nobles, esté en su imaginación experimentando por adelantado, como muchas personas en Oaxaca, la misma sensación que tenía el arzobispo mártir de San Salvador el 23 de marzo de 1980, y se halla casi literalmente inspirado en las palabras que éste entonces pronunció, las cuales, desgraciadamente, sellaron su sentencia de muerte por parte de los agentes represores del Estado.
En efecto, en aquellas circunstancias, a las que venturosamente no hemos llegado en nuestro país, y a las que esperamos nunca llegar, monseñor Oscar Arnulfo Romero se dirigió a los soldados y cuerpos de seguridad con las siguientes palabras, que ya se han vuelto históricas, al final de su homilía del quinto domingo de Cuaresma: "En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: ¡Cese la represión!"
Y es que sin duda no hay palabras para describir adecuadamente el estado de ánimo que prevalece en Oaxaca, por la falta de oficio y de voluntad política del actual régimen para solucionar por la vía pacífica, y sobre todo por encima de intereses partidarios, un conflicto cuyas raíces sociales y políticas vienen de muchos años atrás.
Nerviosismo, hartazgo, miedo, cansancio, depresión, desesperación, ira... en fin, un cúmulo de sensaciones que demandan de todos los actores sociales y políticos responsabilidad ética a la altura de las circunstancias, con dos exigencias fundamentales: no volver a la situación anterior y dejar de pensar que la intervención de la fuerza pública solucionaría los rezagos estructurales que se viven en Oaxaca.
Suscribimos por ello plenamente el comunicado de prensa que dieron a conocer el miércoles los participantes en el Encuentro Nacional de Pastoral Social-Cáritas, convocado por la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Iglesia católica, y que se está llevando a cabo en la diócesis de Tlaxcala, con la presencia de 63 diócesis de toda la República: "Si bien es cierto que la problemática social y política viene de muchos años atrás, también es cierto que el actual conflicto se ha agravado enormemente en buena parte por la falta de oficio y de voluntad política por parte del actual régimen.
"Cuando los gobiernos no aciertan a dar respuestas a las justas demandas del pueblo, recurrir a la fuerza es la vía más viable para ellos, justificándola en 'aras de establecer el orden y la seguridad' que, finalmente, redunda en la agudización del ancestral desorden social de marginación y pobreza.
"Por todo ello, exhortamos vivamente a las autoridades para que eviten cualquier signo de provocación y de manifestación de fuerza como lo están siendo los vuelos rasantes, los helicópteros y aviones de la fuerza armada. El mensaje que, con ello, se está dando a la población es de intimidación y con la intención de provocar. Con esto se inhibe la posibilidad del auténtico diálogo y pareciera que se está invitando más que a 'una mesa de negociación' a 'una mesa de rendición'.
"La violencia nunca es justificable, menos cuando los perdedores son los pobres, y mucho menos cuando a ellos mismos se les culpa por el uso de la fuerza pública. Tampoco es aceptable que se recurra a la Federación para el uso de la fuerza y no se le convoque para atender a los graves problemas sociales que mantienen en la postración al pueblo de Oaxaca."
Porque, como escribió el 6 de agosto de 1968 el mismo monseñor Romero, en su carta pastoral sobre la Iglesia y las organizaciones políticas populares, la violencia represiva gubernamental "es una verdadera violencia y es injusta, porque con ella el Estado defiende por encima de todo y con sus poderes institucionales la pervivencia del sistema socioeconómico y político que está vigente, impidiendo toda verdadera posibilidad de que el pueblo, en uso de su derecho primordial de autogobernarse -como sujeto último de la voluntad política-, pueda hallar un nuevo camino institucional hacia la justicia".

Miguel Concha

Violencia contra mujeres detenidas en San Salvador Atenco.

El pasado mes de mayo, al menos 211 personas fueron detenidas en los municipios de Texcoco y San Salvador Atenco, en el Estado de México, como resultado de un operativo policial en respuesta a las protestas de activistas de una organización campesina de la zona. Entre las personas detenidas había 47 mujeres.
Según la información recabada por Amnistía Internacional, durante estas detenciones, los policías del Estado de México cometieron abusos graves contra los derechos humanos de algunos de los detenidos, en particular contra las mujeres, entre ellos insultos y agresiones sexuales. En varios casos, la naturaleza de estos abusos contra los derechos de las detenidas es extremadamente seria y constituye tortura.
Además de estos hechos, es también motivo de preocupación para Amnistía Internacional que hasta la fecha estos abusos no hayan sido debidamente abordados por las autoridades mexicanas.
Amnistía Internacional ha hecho público en todo el mundo un informe titulado: México, Violencia contra las mujeres y denegación de la justicia en el Estado de México, que da cuenta de la situación preocupante de estas mujeres.
A su vez, la membresía de Amnistía Internacional de todo el continente americano ha puesto en marcha una petición conjunta en las embajadas de México para pedir y recibir información reciente sobre las medidas que se han tomado para resolver esta situación de violencia contra las mujeres detenidas.

¡Actúa!

Súmate a esta acción de Amnistía Internacional. Escribe a la Fiscal Especial para atender delitos relacionados con actos de violencia contra las mujeres en México o al embajador/a mexicano en tu país, pidiendo la investigación y resolución inmediata, por parte de las autoridades mexicanas, de estos acontecimientos.

Carta Modelo:

Señor/a Embajador/a: Señora Fiscal:

Me dirijo a usted para manifestarle mi preocupación por los graves abusos cometidos por la policía estatal contra las mujeres detenidas el pasado 3 y 4 de mayo en los municipios de Texcoco y San Salvador Atenco, en el Estado de México, reflejados en el informe de Amnistía Internacional: México, Violencia contra las mujeres y denegación de la justicia en el Estado de México.

Con estas líneas pido a las autoridades mexicanas que actúen de inmediato y tomen las medidas necesarias para esclarecer los hechos, llevar ante la justicia a los responsables y reparar el daño a las victimas.
Atentamente

Puedes copiar y pegar esta carta modelo a un correo electrónico o a un documento que imprimas Envía los llamamientos a:

Fiscalía Especial para atender delitos relacionados con actos de violencia contra las mujeres en México
Dra. Alicia Elena Pérez Duarte atencionmujeres@pgr.gob.mx

Nuevo informe México. Violencia contra las mujeres y denegación de justicia en el Estado de México

Por ser pobres nos desprecian

Palabras de la Comandanta Miriam

Compañeros y compañeras, hermanos y hermanas tengan ustedes muy buenas días, soy la comandanta Miriam, delegada 3. Vengo a representar a los compañeros y compañeras bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. A nombre de ellos voy a decir estas palabras de cómo vivimos durante muchos años. Nosotros las mujeres indígenas y no indígenas, sufrimos la explotación y la discriminación y la desigualdad. Por ser mujer no nos respeta porque nos dicen que no sabemos nada, que sólo servimos a cuidar el hogar y a tener hijos y a atender el esposo. Por ser pobre nos desprecian, por nuestra lengua, por nuestra cultura, por nuestro color y además por no saber ni escribir. Y así vivimos durante muchos años, pero de todo esto vimos la necesidad de luchar contra el engaño, por eso empezamos a buscar la forma de cómo organizarnos y luchar por nuestros derechos que merecemos como mujeres. A través de reuniones pláticas encuentros y compartir experiencia, lo que sentimos y lo que pensamos, y ahí aprendimos a valorarnos y a perder el miedo y así aprendimos poco a poco, nosotras mismas.

El 94, le declaramos a los gobiernos que nosotros los zapatistas no tenemos que pedir permiso a nadie para luchar. Ahí hicimos la ley revolucionaria de mujeres que hasta ahora está vigente en las zona zapatista. El 7 de enero del mismo año, sufrimos la presión militar, hubo presos y muertos, nuestros muertos. Eso nunca jamás lo vamos olvidarlos la sangre derramada queda siempre en nuestra historia. Gracias a nuestras luchas logramos recuperar nuestras tierras de los latifundios. Ahora lo estamos cuidando y lo estamos trabajando. El 95, otra vez el traición de Zedillo, junto con el gobernador de croquetas de Álbores Guillén, mandaron miles de soldados para hostigar a las comunidades zapatista. Nosotros tuvimos que refugiarnos en otros pueblos y montañas. Meses después nos regresamos a nuestras casas: Todas nuestras cosas como alimentos básico como maíz y frijol, colectivos de granjas de pollos, colectivos granja de conejos, tiendas cooperativas, fueron saqueadas. Aun así nunca tuvimos, nunca tuvo el vergüenza el mal gobierno, lo siguieron mandando los ejércitos. Empezamos a reorganizarnos otra vez para su llegada, porque ya no queremos más ejército en nuestros pueblos. Pero con la presión militar volvimos a reorganizarnos los trabajos colectivos de cada pueblos porque es la única forma para apoyar a los compañeros y compañeras representantes de nuestra lucha. Y ahí atendimos otras necesidades del pueblo, de ahí declaramos nuestros municipios autónomos en rebeldía, ellos ven la necesidad de cada pueblo como salud, educación, producción y otros trabajos más. Y están también integradas también compañeras y después abrieron los caracoles, donde trabajan las Juntas de Buen Gobierno, junto con los municipios autónomos, ellos ven si el función van igual o parejo. También en la Junta es vigilada con representantes directos de bases de apoyo, si le va bien su trabajo y si no, será quitado por una asamblea general donde el pueblo manda, y el gobierno obedece. Porque ellos fueron nombrados directamente ante una asamblea.

También en las juntas hay compañeras que ahí están trabajando, por eso todas las comunidades en resistencia, estamos dispuesto a luchar contra el plan neoliberalismo; o sea, los grandes de dinero, los gobiernos, porque ellos son que nos reprimen, los que nos matan, los que nos encarcela y son los mismos los que nos están robando. Mandan apoyo en las comunidades, como la “Progresa”, y ahora, “Oportunidades”, becas de niño, le dicen a las mujeres que ya tienen el derechos de vivir en buenas condiciones de vida, pero vemos que no es cierto. Nosotros no queremos limosnas, es puro engaño, sólo nos trata dividir nuestras comunidades.

Por eso le decimos a ustedes que no dejen de luchar, que no se dejen de engañar. Tenemos que organizar para defender nuestra Patria que es México, porque ahí nacimos, ahí vivimos, y ahí moriremos. Es hora de luchar, unir nuestras fuerzas, nuestros dolores, nuestros voces y juntas buscaremos un mejor futuro para nuestros hijos.

¡Adelante compañeras y compañeros! Sepan que no están solos, ¡aquí estamos!, sus lucha de ustedes también es nuestra. Muchas gracias.