05 noviembre, 2006

Feng Shui de la personalidad y el color

Los colores a menudo dicen sobre la salud y animo de las personas. Es difícil ver a un niño lleno de juventud y vitalidad con tonos grises o una persona deprimida con tonos primaverales, así mismo una vivienda también se viste con determinadas ropas según las personas que la habitan
En general las personas nerviosas, hiperactivas, dispersas o excitables tienen que evitar colores en exceso Yang: Rojos, amarillos, anaranjados o muy chillones. Son más acertados colores neutros y suaves que serenan y tranquilizan. Las estadísticas observan que los automóviles más accidentados son de color rojo, la relación estrés y rapidez es patente.
Si la habitación la ocupa una persona tímida, apática, friolera o con tendencia a la depresión evitaremos colores muy Yin. El negro, el azul oscuro, el verde sin luz, o tonos grises hundirían a la persona mas profundamente.
Los colores más cálidos representados en la primavera como los salmones, amarillos, o tonos luminosos pueden estimular el movimiento y resultar adecuados.

La actividad de una zona particular

En un dormitorio de pareja hay que ser prudente con la presencia excesiva de colores como el negro, verde oscuro, gris que pueden resultar demasiados fríos. Para un dormitorio de pareja suelen aconsejarse tonos basados en el rosa pálido, ámbar o melocotón en tonalidades pastel. Los colores neutros y blancos pueden estar bien si el conjunto muestra detalles de cierta calidez.
En el comedor no conviene abusar de colores chillones que no permiten relajarse ni tampoco de tonos oscuros que dan un toque de tristeza al lugar. Pueden ser interesantes colores cremosos, amarillos en tonos suaves. Estos consejos siempre se adaptan a la luz natural así como al mobiliario y decoración.
En la cocina de una vivienda pueden utilizarse tonos basados en la tierra (ocres, teja, beige, etc.) evitando la frialdad que no estimula el placer de cocinar. En una cocina industrial donde se da gran importancia a la facilidad de higiene y la pulcritud la presencia del elemento Metal es más tolerable.
En un recibidor puede ser un consejo decantarse por colores claros, luminosos, alegres que inventen a entrar con buen ánimo. Un recibidor oscuro y penumbroso produce un Qi decaído al entrar a la vivienda.

Sobre el gusto personal

No es aconsejable imponer ningún color que incomode o disguste a la persona que va a utilizar el espacio. El Feng Shui busca el equilibrio y utilizar cualquier información de forma fanática o estricta puede causar peor resultado que una corrección en si misma. En una casa familiar hay que hacer votos de unidad para llegar a un buen acuerdo, intentando respetar los espacios individuales.
También hay que decir, que un cambio fuera del gusto habitual a veces es necesario, pues a menudo cristalizamos malos hábitos o aspectos relacionados con endurecimiento de la sensibilidad. Es similar a quien se adapta a escuchar el sonido muy alto, al humo de salas cargadas, al exceso de sal o en el caso que nos ocupa a ciertos colores que influyen negativamente. Pueden empezarse con pequeños cambios que dan cabida a otros mayores.
Es posible que si usted sugiere pintar toda la casa de nuevo, alguien de la familia se ponga en guardia, pero si empieza por algo más pequeño se acoja la propuesta. También es posible introducir el color a través de cambios menores en la decoración como colchas de cama, cortinas, una lámina o pintura, etc. Si los cambios tienen éxito darán pie a tratar otras áreas por la necesaria integración.

Elsy Mata Marcano

¿La batalla del Día de Muertos?

Me pregunto si con este nombre pasará a la historia la que se dio en Oaxaca, con duración de varias horas, este 2 de noviembre. Aunque hubo otros ingredientes, nada positivos, como el aumento en las listas de heridos, detenidos y desaparecidos, y por lo menos un muerto, otra vez con una granada de gas lacrimógeno en el pecho, el elemento singular fue otro. La Policía Federal Preventiva (PFP) se tuvo que retirar en medio de una lluvia de piedras y otros proyectiles.
Claro, una vez ocurrida la derrota de la PFP, primero el jefe de Estado Mayor de este cuerpo policíaco, y luego el secretario de Seguridad Pública federal y el secretario de Gobernación, dijeron el famoso "al fin que yo ni quería", en diversas variantes, incluido el respeto a la autonomía universitaria.
Pues el sitio de la Ciudad Universitaria (CU) fue acompañado del bombardeo desde un helicóptero, con bombas de gas lacrimógeno, de los alrededores de Radio Universidad, en el interior. Se oía a la locutora hablando, y en el fondo se oían las explosiones de las bombas de gas. Bueno, ya saben protegerse o defenderse, el hecho es que nunca dejaron de hablar, de informar, etcétera, a pesar del gas. ¿Por qué esas agresiones al interior de la CU, si de veras no la hubieran querido tomar?
Otro elemento importante en el mismo sentido. En La Jornada TV, que estaba en la pantalla de noticias del mismo día, hay un video en cuya parte inicial están los federales rompiendo una de las puertas de acceso a la propia CU. Ese era, evidentemente, el primer paso para entrar. ¿Quién pone a varios policías federales, con herramientas, a romper una puerta, si no va a pasar por ella? Ese acto ya fue otra violación a la autonomía. Otra cosa es que las cosas no salieron como ellos querían.
Llegaban refuerzos de los federales, pero también gente que vivía cerca, y estudiantes, padres de familia, etcétera. Y hubo un momento en que se dio una batalla masiva, los federales lanzando gases lacrimógenos.
Como a las 2:30 de la tarde, se inicia la retirada de los federales, en medio de la lluvia de piedras y demás. En Radio Universidad insisten en que se ganó una batalla, pero no la guerra, que hay que aprovechar este tiempo para reorganizarse, reconstruir las barricadas y conseguir lo que hace falta.
Se informó que esta gente organizada que defendía la CU llegó a atacar a los federales por cinco frentes al mismo tiempo. Eso debe haber contado en el resultado. También la variedad de proyectiles caseros, y el ingenio y decisión que mostraron los defensores.
En el plano político, numerosos políticos, incluso del PRI, se pronunciaron en contra de la violación a la autonomía universitaria, horas antes de que los funcionarios mencionados citaran eso como un pretexto para encubrir su derrota.
Es cierto que la pugna en Oaxaca dista de estar resuelta. Pero la victoria de los defensores de la universidad es muy importante, y su alcance va más allá de los aspectos tácticos, de quién controla qué parte de la ciudad. En el poco tiempo transcurrido entre la retirada de la PFP y el momento en que se escribe este artículo, ya se nota un principio de cambio en el escenario político del problema.
Por un lado, la solidaridad nacional e internacional con el movimiento oaxaqueño se ha ampliado más. Por otro, el gobernador de Oaxaca recibió otro golpe político, limitado si se quiere, pero real, cuando la Suprema Corte rechazó sus reclamaciones contra las solicitudes de separarse de su puesto por parte de las dos cámaras legislativas federales. Insisto, el problema está lejos de resolverse, es cierto que una solución de fondo pasa, entre otras cosas, por la desaparición de poderes en ese estado. Pero, con todos los problemas que hay, la correlación de fuerzas en el estado es más favorable a los sectores populares que antes de la mencionada batalla.

Antonio Gershenson
Tomado de La Jornada (5-XI-06)

Transcripciones

Palabras del Delegado Zero en Magdalena de Kino, Sonora
Reunión con el pueblo tohono o’odham, navajo y cherokee
21 de octubre del 2006

Bueno, compañeros, compañeras: queríamos primero que nada agradecer a la familia Monroy, que es la que nos está recibiendo a la Comisión Sexta y a los compañeros de la karavana, que nos estén dando el hospedaje aquí, ¿en el rancho el Peñasco, se llama? Gracias compañeros, compañeras. Y agradecerles a todos pues que hayan aguantado las seis horas que hemos estado aquí, y que tengan un poco de paciencia para lo que voy a decir.
Queríamos agradecer especialmente a las autoridades tradicionales o’odham, a Don José, a Doña Ofelia —que ya no la veo—, ¿está todavía Doña Ofelia?, ¿no? A Brenda, ¿Doña Brenda? —Tampoco, lástima—, ¿Doña Alicia?
Bueno, eso es lo que nos pasó, que las autoridades tradicionales se fueron y veníamos a hablar con ellas y a escucharlos a ellos y a ellas ¿no? Pero está Don José, como quiera traigo un mensaje de las comunidades indígenas zapatistas para el pueblo tohono o’odham, y también para el pueblo navajo y para el pueblo cherokee.
Lo que ha dicho el compañero, el jefe purepecha Salvador, del Congreso Nacional Indígena, representa también nuestro pensar. La jefa tradicional o’odham, Doña Ofelia, señaló algo que nosotros vimos ya en lo papeles. Lo que se está promoviendo aquí por unos señores es una mentira, es eso de la Convención Nacional Indígena, que en realidad está dirigida por alguien que fue funcionario de Vicente Fox, y que luego quedó sin empleo y ahora se metió a eso de la Convención Nacional Indígena, que en realidad es un movimiento para apoyar a López Obrador, no les interesan los pueblos indios.
Los documentos que están presentando, que están repartiendo esa gente, no tienen ninguna mención a los Acuerdos de San Andrés, que le han costado sangre y muertos no sólo a los zapatistas, sino a los más de 40 pueblos indios, tribus y naciones de México, que están de acuerdo con esa lucha. Nosotros estamos de acuerdo con lo que expreso, doña Ofelia, autoridad tradicional o’odham.
We are zapatist —somos zapatistas— we live in the last corner of this country —vivimos en la última esquina de este país—. Nosotros somos de raíz maya —we are from maya’s root, we are people of tzeltal, tzotzil, tojolabal, chol, zoque y mame—. Somos pueblos de raíz maya, tzeltales, tzotziles, choles, tojolabales, zoques y mames.
Y es nuestra costumbre a veces hablar, cuando hablamos con otros pueblos indios, usar el lenguaje simbólico con cuentos y leyendas —sometimes we speak about our history, our goals, with tales, leyends and simbolic language, and in this time that we have this message for the o’odham and navajos, and cherokees, we take this root.
Para pasar este mensaje que me mandaron los compañeros para decirles, usaremos ese recurso.
“Cuentan nuestras gentes más ancianas, nuestros jefes, que los dioses hicieron al mundo, hicieron a los hombres y a las mujeres de maíz primero. Y que les pusieron precisamente el corazón de maíz. Pero que el maíz se acabó y que algunos hombres y mujeres no alcanzaron corazón. Pero también se acabó el color de la tierra, y empezaron a buscar otros colores y entonces les tocó corazón de maíz a gente que es blanca, roja o amarilla. Por eso hay aquí gente que no tiene el color moreno de los indígenas, pero tiene el corazón de maíz, y por eso está con nosotros.
Dicen nuestros más antiguos que la gente que no agarró corazón, luego lo ocupó, ocupó el espacio vacío con el dinero, y que esa gente no importa qué color tenga, tiene el corazón de color verde dólar.
Y dicen nuestros antiguos que, cada tanto, la tierra busca proteger a sus hijos, a los hombres y mujeres de maíz. Y que llega un momento —que es cuando la noche es más difícil— donde la tierra se cansa y necesita que esos hombres y mujeres la ayuden a vivir”.
A nuestra gente la estaban matando con enfermedades, íbamos a desaparecer, así como está desapareciendo el pueblo kiliwa, aquí a algunos cientos de kilómetros de donde estamos, donde sólo quedan 54 familias. Y de ellas, sólo cuatro hablan la lengua kiliwa aquí en México, de este lado.
Nosotros queríamos decirle a la nación o’odham, a los navajo —¿no sé si está Michelle todavía? tampoco, bueno, no tenemos ningún mensajero, ojalá que alguien lo grabe… perdón, Michelle—.
Lo que pasó es que en nuestra tierra, nuestros jefes, yo soy Subcomandante —porque no soy jefe—, mis jefes son hombres y mujeres como Doña Ofelia, como Don José, indígenas cien por ciento. Y a mí me tocó —junto con otros compañeros— otro trabajo.
Nosotros ya estábamos muertos y fuimos llamados a convertirnos en guerreros, según nuestra leyenda. Y como estamos muertos, nos convertimos en lo que somos: unas sombras. Y en sentido estricto somos eso: sombras guerreras —shadow’s warriors o warriors of the shadows—.
Y el primero de enero de 1994, en la pared de un banco de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, apareció un letrero que pintamos que decía: “aquí estamos los muertos de siempre, muriendo otra vez, pero ahora para vivir” —here we are the deads of ever, dying again but now for life, to live, sorry—.
Y era el mensaje que estábamos dando al resto del mundo: que en este país y en este planeta, había que pelear y estar dispuesto a morirse para poder sobrevivir.
En la historia que estamos contando —o que nos mandaron decirles—, la tierra que nos protegió después de la invasión española, y nos hizo sobrevivir y resistir la invasión norteamericana, y nos hizo vivir. Y luego la invasión del dinero o del gran capital, y nos hizo sobrevivir, está a punto de morir, precisamente por ésos que están allá arriba. Si ustedes piensan que ellos se van a conformar con vernos pobres, sin escuela, sin medicinas, están equivocados: ellos quieren que desaparezcamos completamente.
Durante décadas enteras hemos estado viviendo con enfermedades, sin educación, arañando la tierra para poder sacarle algo de producto. Ahora quieren también esa tierra. La escalera náutica significará la desaparición total del pueblo yoreme, mayo, de lo yaquis, de los cucapás, y de toda la costa de Sonora y Sinaloa, y de Baja California, y Baja Sur, para empresas hoteleras y turísticas. No va a haber más que engaños del gobierno, para el yoreme, para el yaqui, para el o’odham, para el cucapá y para el kiliwa.
Los gobiernos —y quienes los mandan— quieren esa tierra para convertirla en una mercancía. Si nosotros permitimos eso, esa tierra va a ser destruida. Y aquélla que nos protegió, que nos hizo sobrevivir, va a morir también. Y muriendo esa tierra y ese mundo, no habrá porqué pelear, ni qué vivir, ni qué estudiar.
Lo que nosotros estamos planteando aquí es que tenemos que unirnos como pueblos indios. La tierra muere lo mismo en territorio o’ odham, navajo, cherokee, tzeltal, tzotzil, purépecha, náhuatl, y tenemos que unirnos, pero no sólo en México, sino en todo el continente.
Ellos, los que están allá arriba, ya demostraron durante cientos de años, durante siglos, que lo único que han hecho ha sido destruir la tierra. No más —no more that’s enough—, es suficiente. Ahora nosotros tenemos que tomar el destino de la tierra y su defensa en nuestras manos. No dejarlo ni un minuto más en manos del rico.
Nosotros y nosotras, los que tenemos el color de la tierra y el corazón de maíz, sin importar nuestro color de piel, tenemos que hacerlo, porque si no el mundo va a desaparecer.
Al que tiene el dinero, no le importa lo que está pasando. El territorio o’odham, navajo, es ahora un territorio de muerte. Sus campos, donde florece su cultura, es donde se asesina a mexicanos pobres, a familias que tratan de cruzar para el otro lado. El pueblo o’odham y el navajo no pueden permitir eso. Ustedes saben que están convirtiendo nuestras tierras, además, en su bote de basura: somos el basurero de ellos. Los desechos tóxicos, los desechos nucleares, no se van a las zonas residenciales, ni a Nueva York, ni a Washington: se van a tierras indias.
Y la tierra es como el cuerpo humano, no pueden inyectarle veneno en una parte, sin que afecte a todo lo demás. Ellos piensan que sólo se envenenará la tierra o’odham o navajo. Se va a envenenar todo y se va a destruir.
Como dijo el compañero del Congreso Nacional Indígena: “nosotros venimos a invitarlos, no para pedirle al gobierno, sino para quitarlo”. No para estar rogando porque el gobierno norteamericano y el mexicano respeten el territorio o’odham, que está partido por la línea fronteriza. Y que sabemos que esa línea fronteriza cruza por un centro ceremonial de su pueblo.
Queremos que esa frontera desaparezca, que exista otra vez la nación o’odham, la navajo, la cherokee, así como nuestros pueblos, porque ellos ya demostraron que no pueden conducir este mundo y llevarlo a buen término. Nosotros tenemos que hacerlo, no sólo por nuestros pueblos indios, sino por toda la humanidad. Por eso, nosotros decimos que nuestra lucha es por la humanidad y contra el neoliberalismo.
Nosotros queríamos invitarlos a este movimiento que se llama la Otra Campaña, para que como pueblos indios, no se vuelva a repetir la historia de cada 100 años. Se va a repetir, pero una parte va a cambiar.
En 1810, luchamos por la independencia contra el poder español. En 1910, contra el poder del terrateniente. En el 2010 —y aún antes— lucharemos contra el poder del dinero. Pero, a diferencia de los 200 y 100 años anteriores, ahora los pueblos indios deberán ser respetados. No volverá a ocurrir lo mismo: que otro llega al poder y los pueblos indios vuelven a desaparecer, o a sufrir las mismas carencias y desprecios. Por eso como pueblos indios, formamos aparte dentro de la Otra Campaña, y aparte nos hablamos y aparte hacemos acuerdos.
Los que están allá arriba, compañeros y compañeras de Sonora —yaquis, yoremes, cucapás, o’odham—, sólo los van a engañar. Van a comprar a uno o dos de ustedes, los van a pasear —como andan paseando ésos que repartieron hace rato el papel— por todo el mundo, pero su pueblo va a desaparecer.
Y si ustedes son los líderes, sí es cierto, los van a llevar a hoteles, o a las convenciones ésas que hacen los políticos, pero su pueblo va a desaparecer.
Y van a salir las fotos en los periódicos de sus líderes, pero el basurero va a envenenar su tierra.
Y va a haber muchos encuentros y declaraciones, pero nuestros mexicanos y mexicanas pobres van a seguir muriendo en la tierra del navajo, o en la tierra del o’odham. Esas cosas no van a cambiar si seguimos creyendo allá arriba.
Y eso es lo que va a hacer el gobierno de Sonora, después de esta reunión lo van a ver. Va a declarar que va a resolver el problema indígena, los va a buscar a ustedes y los va a invitar a los grandes hoteles, les va a dar de comer bien, y les va a poner papeles para que firmen. Les va a dar unas despensas, unos créditos. Pero nada, absolutamente nada, va a cambiar en sus territorios.
Los Acuerdos de San Andrés, que son los que representan el acuerdo de más de 40 pueblos, tribus y naciones, y barrios de pueblos indios de México, dicen una cosa que a todos se les olvida decir, que es: “que el territorio indígena es indígena”. Nadie puede hacer nada en territorio indígena, si la comunidad no acepta. Ni poner un basurero, ni poner un hotel, ni siquiera cruzar por su territorio sin permiso de las autoridades —que es de lo que se quejaba la compañera Ofelia por cierto, y de lo que nos quejamos también nosotros—.
Eso es lo que estamos diciendo en donde estamos pasando. Y en este caso, nosotros pensábamos que sólo íbamos a hablar con el pueblo o’odham, o con pueblos indios, pero que bueno que llegaron de muchas partes. Y especialmente, de la gente que está luchando del otro lado en Estados Unidos, también con los pueblos indios, y también con esta injusticia, esta guerra de aniquilamiento que hay contra los indocumentados.
Hace rato cuando veníamos para acá, cruzamos la frontera, ahí en Sonoyta, nos cruzamos del otro lado y luego nos regresamos porque teníamos que llegar hasta acá. Pero se veía la gran extensión del desierto, y yo me imaginaba —y yo me imagino que todos los compañeros de la karavana—, lo que iba a significar cruzar ese desierto, sin alimentos. Si no te mataba el calor o el frío, te mataban los minute men, o los rancheros, o los motociclistas, o la migra. Y nadie iba a llevar la cuenta, ni siquiera los estudios de las universidades.
Si nosotros, como pueblos indios, no nos unimos… Nosotros estamos planteando un encuentro continental de todos los pueblos originarios de estas tierras, en octubre del año que entra, cuando se cumplen 515 años del “descubrimiento”. ¡Ya estuvo bueno! 500 años son suficientes para demostrar que no pudieron.
Y si los gobiernos de Estados Unidos o de México no nos vieron cuando éramos pocos, veamos si el mundo no nos va ver, cuando todos los pueblos indios de este continente —desde Tierra de Fuego, hasta Alaska— se unan y empiecen a contar todas las injusticias y sus luchas. Y ese encuentro va a ser en el Noroeste de México, cerca de la frontera —que no existe para nosotros—, o sea cerca de la tierra o’odham, navajo, cherokee, cucapá, kiliwa, yoreme, yaqui, donde hemos estado todos estos días. Dentro de unos días, nos estamos poniendo de acuerdo y haciendo las consultas, tal vez el mes que entra salga esta convocatoria que estamos proponiendo.
Eso es más o menos lo que queríamos decirles. Ojalá y le puedan pasar el mensaje a las jefas tradicionales: Ofelia, Brenda, Alicia —aquí está Don José—. Michell: te pido de favor que lo pases con el pueblo navajo, compa con el pueblo cherokee.
Sólo les pedimos eso, vamos a hablar directamente entre nosotros y hacer acuerdo. La próxima vez que vengamos vendrán mis jefes, no vendré yo, a mí me mandaron primero a ver cómo estaba. Yo les informo y entonces vienen ellos, que son los que me mandan, porque ese es nuestro modo.
Ese es lo que les queríamos decir, compañeros y compañeras. Muchas gracias, buenas noches.

La coca se venga hoy de sus verdugos

Tengo 55 años y nací en Oruro (Bolivia). Soy médico psiquiatra en el hospital Psiquiátrico de La Paz (Bolivia), e investigo los efectos de la hoja de coca. Soy fundador y director del Museo de la Coca. Estoy casado y tengo cuatro hijos, de 30 a 18 años. Soy activista a favor de la cultura andina y de mejorar la actual política sobre drogas que es nefasta.

-¿Consume usted cocaína?
-No: la cocaína es un insalubre derivado de la hoja de coca.
Pero sí consumo hoja de coca. ¿Le cuento la leyenda de la coca?
-Por favor.
-Dice la leyenda que Pacha Mama (la madre tierra) regaló la hoja de coca al pueblo andino para que soportase la tristeza, el hambre y el dolor en tiempos de esclavitud...
-¿Es una alusión a la conquista española?
-Sí.
-Siga.
-Según la leyenda, la hoja de coca daba al pueblo andino luz para la mente, alimento para el cuerpo y consuelo para el dolor. Pero si el verdugo extranjero la tocaba... ¡para él sólo sería un veneno que le traería la locura!
-Vaya, esa leyenda es...
-¡Una perfecta profecía! La coca se venga.
-¿Y por qué para los andinos es la gran panacea y para Occidente es veneno y locura?
-Porque nosotros la consumimos en su estado vegetal, natural. La cocaína, en cambio, se obtiene de violentar esa hoja con ácidos, disolventes y alcalinos: en ese proceso químico la coca pierde virtudes y gana malignidad.
-¿Cuándo sucedió eso por primera vez?
-En 1859, cuando el científico Albert Niemann, en la Universidad de Gottingen, aisló mediante esos procesos químicos un alcaloide de la hoja de coca: ¡la cocaína!
-¿Y se sabe desde cuándo los pueblos andinos mascaban hoja de coca?
-En realidad no se masca: se mantiene en la boca, hecha una bola, macerada en saliva, de modo que absorbemos lentamente sus jugos a través de las mucosas de la boca... ¡Hace al menos 4.500 años que se hace así!
-¿Tanto? ¿Cómo sabe usted eso?
-Hay constancia arqueológica: momias de esa antigüedad con restos de hoja de coca; y figurillas con un bulto en la boca mientras se les practica una trepanación: ¡los cirujanos incas ya usaban la coca como anestésico! -"Consuelo contra el dolor", dice la leyenda. Pero... ¿"alimento para el cuerpo"?
-¡Sí! ¡Es un alimento poderosísimo!
-Nunca había oído eso.
-Le remito al estudio de Duke, Oulik y Plowman de la Universidad de Harvard.
-Le agradeceré que me lo resuma.
-Su conclusión es esta: "La ingesta de 100 gramos de hoja de coca boliviana equivale a la dosis diaria recomendada de calcio, hierro, fósforo, vitamina A, B2 y E". ¡La hoja de coca contiene más vitamina A que ninguna fruta... y el doble de calcio que la leche!
-No sabía eso. ¡Es sorprendente!
-Eso explica por qué se ha consumido durante miles de años y por tantos millones de personas: ha contribuido eficazmente a su nutrición equilibrada en esas tierras altas.
-La cocaína, ¿conserva esos nutrientes?
-¡No! Los pierde. Por eso es peligrosa: te inhibe el apetito... pero no te alimenta. Y si el cocainómano cae en comer poco, acaba desnutriéndose y es candidato a enfermar.
-Además de eso, ¿qué otros efectos neurológicos provoca el consumo de cocaína?
-Su consumo continuado provoca agotamiento de neurotransmisores (de dopamina, en particular), lo que produce una especie de Parkinson. Y trastornos paranoicos, delirantes, y también abandono de hábitos alimentarios, higiénicos y sociales.
-Todo un desastre.
-En suma: la cocaína es tan estimulante que crea adicción, y el adicto va perdiendo capacidades de adaptación socioeconómica.
-¿Y no sucede eso mismo con el consumo de hoja de coca mascada?
-¡No! La hoja contiene translamilcocaína y sinamilcocacína (moléculas perdidas en la cocaína), que evitan la adicción. He retirado la hoja de coca a personas que siempre la han mascado ¡y no han sufrido síndrome de abstinencia! ¿Se da cuenta de lo que eso significa?
-¿Qué?
-Que con hoja de coca podemos salvar a cocainómanos. El mascado de coca es la puerta de salida del adicto a la cocaína, al igual que la metadona lo es para el heroinómano. Aplico con éxito este tratamiento en Bolivia desde hace 20 años: antes de usar el mascado sólo recuperábamos al 25% de los cocainómanos ¡y ahora recuperamos al 50%!
-¡Está dándome una estupenda noticia!
-Sí, y acabo de informar mediante carta a Carmen Moya, delegada del Gobierno español para el Plan Nacional contra la Droga. ¡Que se lamentaba hace poco en El País de la inexistencia de "una metadona para la dependencia de la cocaína"! ¡Sí la hay, señora!
-Bien, pero... ¿podríamos aplicarla aquí?
-¡Sí! España puede importar hoja de coca boliviana y distribuirla con receta médica. La convención única de la ONU de 1961 autoriza su comercio para fines médicos. E incluso para fines recreativos y alimenticios. -¿También?
-¡Gracias a esa norma Coca-Cola importa miles de toneladas de hoja de coca boliviana! Luego la descocainiza -a través de Stephan Chemicals- para saborizar el refresco, y la cocaína extraída se destina después a la industria farmacéutica. Pero a la industria le llega hoy muy poca cocaína, que sería muy útil: ¡para la cirugía oftalmológica es lo mejor!
-Hay poca cocaína legal... y mucha ilegal.
-Sí, porque Estados Unidos promueve la destrucción de cultivos, y los gobiernos locales -como el boliviano- obedecen. Es una catástrofe, porque facilita que las mafias del narcotráfico se apoderen solapadamente de cultivos... Y de ahí se siguen todos los males.
-¿Qué propone usted?
-Proteger los cultivos de coca y fomentar su uso tradicional, mascada. El campesino, así, no acabaría vendiéndola barata a los narcotraficantes, como está sucediendo ahora.

¿Quién le hace el juego a la derecha?

Jóvenes activistas, defensores de derechos humanos, integrantes de colectivos y miembros de radios independientes, todos adherentes de la Otra Campaña, son detenid@s, golpead@s y vejad@s, para luego de siete u ocho horas de prisión ser liberad@s sin que sus captores hayan sido castigados por los abusos y las violaciones ejercidas durante los arrestos.
Una vez más, los gobiernos perredistas que tanto dicen y se desdicen para que la gente de a pie les crea eso de que son de izquierdas hacen alianza con el gobierno derechista de Vicente Fox y, próximamente en su cine favorito, de Felipe Calderón.
Ocupado en desplegar sus fuerzas represivas, famosas por sus incursiones en la UNAM, Atenco, Cancún, Sicartsa y nuevamente San Salvador Atenco y Texcoco, el cada vez más imbécil presidente de foxilandia negoció de algún modo con el hombre que en nombre de AMLO gobierna la ciudad de México para que mientras sus policías federales preventivos reprimen al valiente pueblo de Oaxaca, los miserables hombrecitos que vestidos de azul chambean de granaderos en la capital del país no permitieran que la chusma que APPOya la digna lucha que abajo y a la izquierda se mantiene en tierras magonistas llegara a su residencia presidencial.
Así, mientras miles de militares vestidos de verde olivo y otros disfrazados de gris "pefepo" se apostaban a las afueras de la capital oaxaqueña, decenas de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal impidieron el avance de la marcha que el 28 se dirigía a Los Pinos, desbloquearon el Eje Central y, vestidos de civiles, sin identificarse y sin presentar orden de aprehensión alguna, detuvieron a adherentes de la Otra Campaña luego de que se manifestaran frente a la Secretaría de Gobernación.
En un comunicado de Acción Urgente dirigido al jefe de gobierno capitalino, Alejandro Encinas; el procurador general de justicia del Distrito Federal, Bernardo Bátiz; el secretario de gobierno, Ricardo Ruiz Suárez y el secretario de seguridad pública local, Joel Ortega, la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos (Limeddh) y el Comité Cerezo México solicitaron que fuera garantizada la labor, integridad física, psicológica y jurídica de algunos de los detenidos, defensores de derechos humanos; la investigación de los hechos y negligencias a fin de deslindar responsabilidades por las arbitrarias detenciones en las calles de Revillagigedo, Ayuntamiento, Juárez y Doctor Mora, así como en la Biblioteca México, en contra de Beatriz Elena Chaires, Luz Isela Aquino Mendoza, Elizabeth Balladares Gómez, Iliana Camacho Coapio, Cinthia Castro Loredo, Adazahira Chávez Pérez, Jorge Augusto Chávez Vera, María Teresa Cordero Salgado, Pablo Antonio Dorantes Cruz, Víctor Duarte Alanís, Gerardo Florencio Casimiro, Damián Gómez Medina, Rolando Gutiérrez, Arturo Martínez González, Blanca Jazmín Ornelas Pérez, Heriberto Paredes Coronel, Jesús Rafael Vázquez, Cuauhtémoc Rueda Luna, Juan Luis Toledo y Christian Toledo Pineda; así como el respeto de su integridad física, psicológica y jurídica.
¿Qué habían hecho las compañeras y compañeros? En la prensa se hablaba de acusaciones de robo y la destrucción de una patrulla; nada más falso. Pero, además, para hacer las detenciones los agentes en cubierta, guardianes del orden, defensores del estado de derecho, operaron con violencia, golpeando y vejando a nuestros compañeros, rociándolos con pintura en aerosol, amedrentándolos con palos largos y bates de béisbol y toqueteando los senos y la entrepierna de algunas de nuestras compañeras.
Pero no hubieran sido los integrantes de la CND o su mentado FAP, a quienes este gobierno sí garantiza su derecho a manifestarse públicamente, porque les hubieran puesto hasta escolta. No, se trataba de jóvenes entre los 21 y 32 años de edad cuyo mayor delito no fue el de un falso robo o, mucho menos, el de la destrucción de una patrulla que nunca sucedió; sino ser de la Otra Campaña y, por ende, no rendirle pleitesía a López Obrador. Afortunadamente, por la acción oportuna de abogados, amigos y familiares, los 20 compañeros detenidos fueron liberados pasadas las 4 de la mañana de este lunes 30 de octubre. Sin embargo, aún queda pendiente el castigo a quienes emprendieron materialmente las aprehensiones y a quienes las ordenaron.
Todo parece que estos gobiernos no tienen, de tan miserables, llenadero; la sangre vertida en Atenco y ahora en Oaxaca no les basta para saciar la sed de poder que los ha vuelto a todos, amarillos, tricolores o blanquiazules, del mismo color verde con que Slim y sus socios les pagan, del mismo color verde con que sus títeres en el ejército federal visten… si es que no se disfrazan de policías.

Sebastián López