31 julio, 2007

Factores de riesgo para padecer diabetes gestacional

Vigilar los niveles de glucosa en sangre con un glucómetro preciso, libre de calibración, permite tomar decisiones rápidas en el embarazo.

México. La diabetes gestacional es aquella que afecta a mujeres embarazadas que nunca han tenido diabetes, pero que tienen altos niveles de glucosa durante su embarazo. Aunque no se sabe con certeza qué la origina, se ha relacionado con un aumento en la producción de hormonas de la placenta durante el período de desarrollo fetal. Esta elevación puede afectar o bloquear la producción de insulina en el organismo de la madre, lo que genera una resistencia para procesar la glucosa. Ello provoca hiperglucemia, es decir, un incremento en los niveles de azúcar en la sangre.
"La diabetes gestacional ocurre por primera vez en el embarazo y usualmente desaparece después de la gestación. Sin embargo, una falta de control de este padecimiento puede provocar un bebé macrosómico o mayor de cuatro kilos, un desarrollo deficiente de sus pulmones, entre otras complicaciones, e incluso dejarle diabetes mellitus de por vida a la madre", afirmó la cirujano internista del Hospital Ángeles del Pedregal, doctora Eliana Cejudo Carranza.
"La diabetes gestacional se presenta en cerca de siete por ciento de las mujeres mexicanas embarazadas, lo que las muestra como un grupo de mayor riesgo, ya que dicha cifra es muy alta en comparación con otras razas y países en los que la prevalencia es de entre uno y tres por ciento", indicó la también especialista en complicaciones del embarazo, doctora Cejudo Carranza,
En general, la diabetes gestacional aparece en la semana 24 del embarazo y aunque todavía se desconoce su origen exacto, algunos eventos predisponen su aparición. "Por ejemplo, las hormonas necesarias para el desarrollo y crecimiento del producto que se producen en la placenta, que es el órgano que nutre al bebé, pueden llegar a bloquear la acción de la insulina, una hormona que ayuda a aprovechar la azúcar en la sangre".
Este problema con la insulina propicia un aumento de azúcar presente en la sangre, fenómeno conocido como hiperglucemia, el cual permite diagnosticar la diabetes gestacional. Además, existe un riesgo elevado de que en un segundo embarazo vuelva a aparecer este desorden. "De ahí la importancia de comentar con el médico y periódicamente realizarse pruebas de glucosa para detectar a tiempo la diabetes".

¿Cómo saber si se tiene DG?

Lamentablemente en la mayoría de los casos no causa síntomas. Pero existen algunas características o factores de riesgo que deben vigilarse:

1. Sobrepeso
2. Edad mayor de 25 años.
3. Antecedente de diabetes en padres.
4. Haber tenido bebés de más de 4 kilos, muerte intrauterina y DG previa.
5. Síndrome de ovarios poliquísticos.
6. Pertenecer a una etnia de alto riesgo como los hispano-latinos.

Cuando haya uno o más factores, debe solicitarse una prueba sanguínea de escrutinio o de carga de glucosa, para establecer el diagnóstico. En los casos que las cifras sean mayores se hace una prueba confirmatoria llamada Curva de Tolerancia a la Glucosa.

¿En que consiste el tratamiento de la DG?


Dieta. Acción esencial que tiene como primera meta la reducción de calorías provenientes de azúcares, así como de las que se obtienen de grasas, y de éstas las que más se deben evitar son las de origen animal, además hay que agregar una adecuada cantidad de fibra en la dieta.
"Lo óptimo será entrevistarse con un especialista en nutrición para planear e individualizar la alimentación, para que tome en cuenta las preferencias, disgustos y si hay alergias a algunos alimentos, y en consecuencia se pueda llevar con más apego y responsabilidad la dieta", recomendó la doctora Eliana Cejudo Carranza.
Ejercicio. No existen contraindicaciones, salvo excepciones como contracciones uterinas, hipertensión o sangrado transvaginal, entre otros problemas ginecológicos. Lo ideal será que la mujer embarazada con diabetes gestacional se asesore con un experto para saber qué tipo de ejercicio puede realizar y con qué frecuencia.
Insulina. El plan de dieta se pondrá en práctica y será evaluado en una o dos semanas, pero si no se alcanzan las metas y persisten altos los niveles de glucosa, puede iniciarse un esquema con insulinas, una de acción rápida y otra de acción lenta, calculado con base en el peso actual. Esta terapia con insulinas es segura para su bebé y garantiza un nacimiento sano.
Automonitoreo. Vigilar mediante un glucómetro preciso, de rápida medición y fácil lectura los valores de la glucosa en sangre, permite a la paciente, su pareja y médico tomar acciones inmediatas y precisas que ayuden a controlar la diabetes gestacional.
"No hay pretexto para no hacerlo, si bien antes el uso de estos aparatos era algo laborioso, había algo de incomodidad por el pinchazo o eran menos precisos. Ahora ya existen muchos modelos con múltiples ventajas, algunos son libres de calibración, como Ascensia Contour que, con un mínimo de sangre y en pocos segundos brindan resultados con 96 por ciento de exactitud", comentó la doctora Eliana Cejudo.
Agregó que "el monitoreo preciso de la glucosa en sangre, permite visualizar y llevar un adecuado registro de la evolución de la diabetes gestacional, y hacer los cambios y ajustes necesarios en la dieta, ejercicio e incluso fármacos. Por ejemplo, Ascensia Contour ofrece la posibilidad de guardar 240 registros y permite, mediante un software adicional (Ascensia Winglucofacts), compartir los resultados vía internet con él médico tratante y así obtener un control optimo de la diabetes".

Afecciones al bebé y la madre

Entre las principales afecciones destacan: "la posibilidad de que el bebé tenga un peso mayor a 4 kilos (macrosómico), lo cual complica el alumbramiento; presente el síndrome de distress respiratorio, manifestado en una inmadurez de sus pulmones por lo que requieren de cuidados especiales e incluso terapias intensivas; o presentar al momento de nacer una disminución grave del azúcar en sangre (hipoglucemia) y provocarle convulsiones; y finalmente una coloración amarillenta de la piel (ictericia) por el depósito de sustancias en los tejidos debido a una inmadurez del hígado del infante", explicó.

En la madre, agregó la especialista del Hospital Ángeles del Pedregal, una de las consecuencias más graves por la diabetes gestacional, que pueden hacer necesario interrumpir el embarazo es la llamada preclamsia, una elevación de la presión sanguínea acompañada de gran retención de líquidos, principalmente en pies y manos, lo cual puede ser peligroso para la vida de la madre y el bebé.
"Además, la mujer con diabetes gestacional es muy propensa a las infecciones en vías urinarias, que son fáciles de detectar, ya que la orina se torna turbia, mal oliente, existe ardor y aumenta la frecuencia. Asimismo, existe evidencia de que más del 50 por ciento de pacientes con diabetes gestacional, en algunos años más, desarrollarán diabetes tipo 2", refirió.
La médico cirujano internista, especialista en complicaciones del embarazo, Eliana Cejudo Carranza, del Hospital Ángeles del Pedregal concluyó que "la mujer embarazada con diabetes gestacional requiere un tratamiento especial, mediante un programa establecido e individualizado, y que es importante que sean médicos especialistas quienes vean, cuiden y manejen integralmente su salud. Desde nutriólogos, psicólogos, perinatólogos e internistas con experiencia en diabetes y embarazo, entre otros expertos para concluir exitosamente el embarazo y con ello tener una madre y bebé sanos".

Tomado de Terra Noticias
http://www.mx.terra.com/salud/interna/0,,OI1800351-EI5483,00.html

Cuento de la piedrecita inconforme.

(En el otro calendario: Abril en Julio)

Éste cuento será narrado con efectos especiales por el Colectivo “Para todos todo, para nosotros galletas”, que está formado por la Katy, el Giovanni, el Marcelo, el Carlitos, el Pablo y yo, o sea el Sup.

Las historias, cuentos y leyendas de los zapatistas, las zapatistas, apuntan a un mañana que tiene sus raíces plantadas en el ayer y asoman sus primeras luces en el hoy que nos desvela. Tal vez por eso tenemos como cambiados el tiempo y el calendario, y hablamos de hechos ocurridos hace siglos como si hubieran sucedido ayer o, más mejor, como si todavía fueran a acontecer, y de lugares lejanos como si estuvieran aquí nomás, a la vuelta del cerro. Por eso es que nuestros cuentos no empiezan con el tradicional “Había una vez…”, sino que empiezan su camino de palabras con el “Habrá una vez…”

Queremos dedicar este cuento a las niñas y niños zapatistas de las escuelas autónomas, y a todas las niñas y niños de México y del Mundo, porque en este mes de abril se celebra el día de las niñas y los niños.

(Interrumpe una niña, la Katy, e inicia una discusión con el Sup: “Acaso es Abril, es Julio”. “Cómo crees, Julio es un compañero que nos apoya chofereando con la Comisión Sexta”. “No, Julio es un mes y estamos en el mes de Julio”. “No, estamos en el mes de Abril y es el mes de los niños y niñas”. “No, es el mes de Julio”. “Es Abril”, “Es Julio”, “Abril”, “Julio”. “Es Abril, si no para qué soy subcomandante”).

Bueno, después de esta pequeña discusión de calendario, estamos de acuerdo en que estamos en el mes abril y vamos a seguir con el cuento:

“Habrá una vez… una piedrecita, así muy chiquita. Así (el Sup hace una seña con la mano para indicar el tamaño). No crean que estoy haciendo una referencia gráfica al tamaño de mi medio de producción, circulación y consumo, sino que estoy hablando del tamaño de la piedrecita.

Bueno, pues esta piedrecita era una piedrita así rebelde, como muchas de las mujeres chicas, medianas y grandes que nos están escuchando o leyendo. Entonces digamos que eran una piedrecita que estaba inconforme, o sea que cada rato se estaba inconformando.

Por ejemplo, en ese día que habrá, estaba la piedrecita así recostada en el suelo, viendo nomás las nubes y los pájaros que están en el camino del sol, y las estrellas y sombras que visten a la luna.

Ahí está la piedrecita, acaso está pensando nada. Pero, de pronto… ¡zas!, que le llega la inconformación, que sea que empieza a rezongar y a murmurar que yo por qué llegó que soy piedrecita, viera que soy nube, manque sea chiquita, ónde quiera voy a pasear y me iba a ir hasta allá hasta donde vive la señora Corea del Sur, o la señora India, o la señora Tailandia, o la Indonesia ésa, que a saber ónde quedan sus casas de ésas señoras.
Pero viera que salí nubecita, pos bien que lo iba ver, pero no, salió que soy piedrecita y aquí nomás estoy y no estoy de acuerdo y ya lo pensé bien y estoy muy decidida que me voy a inconformar.

Y entonces la piedrecita pensó que tiene que se va a hacer bulla para que se sepa que está inconformada, porque si nomás se inconforma así, pues nadie se va a dar cuenta y toda la gente va a pasar y ni la va a ver o de repente va a pasar una señora con una su hija y nomás la va a mirar a la piedrecita y va a decir: “Ah mira hija, una piedrecita que está muy conforme de que llegó que es piedrecita, deberías aprender tú niña que andas con eso de que quieres irte con un zapatista pobre, que ni cargo ni sueldo tiene, en lugar de enamorarte con un panista o priísta o perredista, es lo mismo, que ésos sí ganan mucho dinero”

Entonces la piedrecita pensó que no sirve si no se sabe que está inconforme, entonces pensó de hacer un letrero que diga “Estoy inconformada”. Y pensó que también que le va poner muchos colores y tamaños a las letras de su pancarta. Y entonces dijo: “necesito muchos plumines de colores, y una regla para que no sale chueca la letra…, y una cartulina y unas tijeras, y un lápiz… ¡chin!, y también necesito aprender a leer y escribir porque sí sé cómo es el sentimiento de inconformarse, pero no sé cómo mero va la palabra “inconformidad”.

Y ahí está pensando la piedrecita cómo le va a hacer para mostrar su inconformidad. Y entonces tardó pensando y dijo “Mkela chin…, cuesta mucho trabajo inconformarse. Bueno, primero necesito unas manos y unos pies”.

Y entonces la piedrecita se concentró y empezó a pensar muy fuerte: “mano, mano, mano”, pero nada que le salían manos. Entonces le echó más ganas y empezó a pujar… mmj…mmj… y ¡zas!, que en lugar de una mano le salió un pedito… ¡prrrt! Bien rrroja que se puso la piedrecita porque se le salió, pero lo miró que nadie se dio cuenta así que tampoco le dio mucha pena, y siguió pujando… mmj…mmj… y cuando ya se estaba poniendo azul de tan morada, ¡zas!, le salió una manita por el lado izquierdo. Muy agotada quedó la piedrecita, pero le echó ganas y se concentró para que saliera la mano derecha. Y pujó y pujó, y después de que le salieron varios peditos, ¡zas!, la salió una patita también por el lado izquierdo. “¡Chin!”, pensó la piedrecita, “ora sí que me fue por abajo y a la izquierda”. Y siguió pujando para que salieran la mano y la pata derechas, pero ora que sí que ya parecía que tenía parásitos en la barriga porque puros peditos le salían. Muy desmayada estaba ya la piedrecita, y pensó que así está bueno, que con una mano y una pata izquierdas podía hacer muchas cosas para quedar cabal y poder inconformarse. Con trabajos se sentó la piedrecita y puso su manita izquierda así como que está pensando muy seria. Y llegó en su pensamiento que se tiene que aprender las letras para escribir “Inconformidad”, y los números… y la geografía, porque qué tal que, en lugar de llegar a Corea del Sur llegaba a Washington y, cuando estuviera echando su discurso: “Queridas compañeras piedrecitas de Corea del Sur, por mi voz habla la voz de las piedrecitas zapatistas…” ¡zas!, ahí nomás le iban a caer la Border Patrol, el FBI, la CIA y los marines y la iban a apresar y se iban a dar cuenta que era una piedrecita sin papeles, sin tierra… y sin mano ni pata derechas.

“Voy a buscar al señor Búho”, pensó la piedrecita, porque de por sí había oído que el búho sabe muchas cosas y tiene los ojos muy grandes y usa lentes porque mucho lee. Entonces ahí va la piedrecita, cojeando y agarrándose de donde puede, hasta que llega al árbol donde vive el búho. Ya ahí lo empieza a llamar al señor Búho: “pst, pst, señor Búho, pst, pst”. El señor Búho volteó a ver para todos lados y no vio más que una piedrecita con una mano y una pata izquierdas, así que no hizo caso. La piedrecita ora sí que se embraveció porque el señor Búho la estaba ignorando, y gritó: “Señor Búho, te quiero hablar, si me sigues ignorando te voy a aventar una piedra en la cabeza”. Ahí sí ya la miró el señor Búho y bajó y le preguntó qué quiere, que está muy ocupado. La piedrecita le dijo que quiere le enseñe a leer, y escribir, y las matemáticas ésas que dice el Comandante Zebedeo, y la geografía para saber dónde queda la casa de las señoras India, Tailandia, Indonesia y Corea del Sur.

El señor Búho se río y dijo: “Si yo acaso sé”. La piedrecita se extrañó y le dijo “Pero si todos dicen que sabes mucho, que por eso tienes los ojos grandes y usas lentes”. “Es su mentira, dijo el señor Búho, yo tengo los ojos grandes y uso lentes porque me la paso viendo a las chamacas cuando se van a bañar al río… ¡arrroz con leche! Pero sí tengo muchos libros, porque todos piensan que sé mucho y me mandan un montón. Si quieres te doy un buen tanto.” “Bueno, dijo la piedrecita, y ahí nomás el señor Búho le llenó de libros un mochilón así de grande, como los que traen las compañeras y compañeros que vienen de otras tierras, que parece que se trajeron todo su país en la mochila.

Bueno, pues ahí fue arrastrando su mochilón la piedrecita, hasta la sombra de un árbol y se sentó y sacó varios libros y se puso a mirar las letras y los números. Y pos nomás no entendía nada. Entonces se fue a una escuela autónoma zapatista para ver si ahí podía aprender con una educación que le dicen “íntegra”, o sea que de todo y bien, y no nomás de una cosa y mal. Y llegó y nadie le decía nada, ni la mal miraban, aunque siempre un poco sí, porque unos chamacos malosos la querían agarrar para aventarla con la tiradora. Pero las niñas zapatistas la defendieron a la piedrecita y le hicieron una autocrítica a los chamacos malosos, y acompañaron la autocrítica con un garrote y ya entonces se calmaron. Y la piedrecita pensó que está bueno eso de la autonomía y que todas esas niñas también estaban inconformadas.

Y así empezó a aprender la piedrecita, pero como era piedrecita pues aprendió muy otro. Por ejemplo, la geografía la aprendió así como muy otra, porque según ella la casa de los campesinos de la India, de Corea del Sur, de Tailandia y de Indonesia, quedaba más cerca de Chiapas que la Casa Blanca o la casa del mal gobierno de México.

Y así estaba contenta la piedrecita, aprendiendo y jugando en la escuela autónoma. Pero llegó un día que la maestra le preguntó a los alumnos y alumnas que qué quieren ser cuando sean grandes, o sea cuando crezcan. Y todas y todos tenían que contestar. Y una niña dijo “yo quiero ser ingeniera”, y otra dijo “yo quiero ser doctora”, y otra dijo “yo quiero ser chofera”, y otra dijo “yo quiero ser piscóloga”, y otra una “yo quiero ser ahogada”, y una más dijo “yo quiero ser subcomandanta” y ahí nomás salió un rayo láser machista del Sup Marcos, bzzz, y la desintegró a la niña… No, no es cierto, no le pasó nada, pero es porque el Sup no se enteró, que si no…

Bueno, pues entonces ahí van pasando todos los niños y niñas y le llegó su turno a la piedrecita. La piedrecita había estado pensando qué quería ser, y cuando le preguntó la maestra respondió con mucho gusto, gran alegría y desbordado entusiasmo: “¡Yo quiero ser nube!”. Los muchachos malosos echaron su carcajada y la empezaron a burlar: “¡Éjele, quiere ser nube y está muy pesada!”, dijo uno. “¡Sí, está muy gorda!”, dijo otro. Y mucho la burlaron. Pero las niñas se embravecieron y sacaron el garrote de la autocrítica y ya se calmaron los muchachos malosos. Pero la piedrecita se sintió muy triste. “Sí, es cierto, dijo, estoy muy gorda y pesada, no voy a poder se nube”. Pero las niñas y los niños zapatistas la animaron y le dijeron que no tienes pena piedrecita, te vamos a ayudar. Y una niña dijo: “yo tengo una hermana que es miliciana y ella te puede ayudar con los ejercicios para que bajas de peso”. Bueno, dijo la piedrecita que ya estaba un poco más animada. Y fueron las niñas y niños zapatistas y la llamaron a la miliciana para que le enseña ejercicios a la piedrecita. Y la miliciana dijo que sí le enseña pero que primero tiene que avisar con el mando.

Ya luego que sí le dieron orden, la miliciana dijo que, como la piedrecita quería ser nube, entonces le iba a dar entrenamiento de tropa aerotransportada. Y entonces ya empezó el programa de adiestramiento y ahí está la pobre piedrecita corriendo de un lado a otro, haciendo sentadillas y lagartijas, comiendo puro pozol para tener mucha fuerza. Tardó días haciendo ejercicio la piedrecita y nomás no bajaba de peso ni de medidas. La vieron muy desmayada las niñas y niños zapatistas y le dijeron: “bueno compañera piedrecita, pos nomás no bajas, estás como piedra. Tenemos que pensar otra cosa para ayudarte”. Se fueron las niñas y niños, y entonces la piedrecita aprovechó para atascarse de dulces, galletas y chocolates. Luego regresaron las niñas y niños zapatistas y se sentaron también a comer dulces, galletas y chocolates y ahí tardaron. Ya que estaban todos y todas con la barriga llena, dijeron: “Oíte piedrecita, ya pensamos un plan para que vuelas como las nubes”. La piedrecita está así tirada nomás, tratando de hacer la digestión de tanto mugrero que se comió y nomás suspiró y dijo “ta bueno”. Entonces los niños y niñas la sacaron un vejiga, que sea un globo, y lo inflaron y lo amarraron con un hilito a su barriga de la piedrecita y ya flotaba, no mucho pero siempre un poco sí bastante. Todos aplaudieron, y la piedrecita no aplaudió porque sólo tenía la mano izquierda, pero claro se vio que sí estaba contenta. “Vamos al cerro, dijeron los niños y niñas, y de ahí la aventamos a la piedrecita para que se vuela”. “Pérense, dijo una niña, acaso sabemos pa dónde la vamos a aventar. Y dirigiéndose a la piedrecita le preguntó: “¿Vos para dónde quieres volar?” Y la piedrecita dijo “Quiero ir a llover a Asia, África, Oceanía, Europa y toda América, pero primero voy a Asia”. “Mmh, pos ora si se chingó la señora Roma ésa del Sup, porque no sabemos por dónde va el camino”, dijo un niño. “Vamos a preguntarle al Sup”, dijo una niña. “Yo no voy”, dijo un niño, “porque el Sup no quiere a los niños y les corta la cabeza con un machete, sin filo, para que tarde, dice, y oxidado otra vez para que se infecte, dice”. Y entonces empezaron a alegar que si es cierto, que no es cierto. Y tardaron hasta que una niña dijo: “Ya sé, llevémosle galletas al Sup y así no nos corta la cabeza”. “Bueno”, dijeron las niñas y niños y se fue una banda a buscarlo al Sup en la Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Ahí lo encontraron al Sup que estaba muy bravo porque, dijo, un escarabajo le había robado su tabaco de la pipa. Con miedo se acercaron los niños y niñas, y una niña que tiene 5 años y se llama La Toñita y no tiene miedo dijo: “Oí Sup”. El Sup contestó gruñendo como muy bravo: grrrr, grrrr.

La Toñita dijo: “Te trajimos unas galletas” y entonces ya el Sup como que se tranquilizó un poco, no mucho, pero siempre sí algo. Y entonces ya se sentaron junto con el Sup y se atascaron de galletas de animalitos. Y ya luego le preguntaron al Sup: “Oí Sup, ¿por dónde se va a la casa de la señora Asia?” El Sup se sacudió las moronas de la camisa, sacó su pipa y no la prendió porque dijo que un escarabajo jijo-de-su-tal-por-cual, así dijo porque es muy malhablado, le había llevado el tabaco, y entonces ya dijo: “Bueno, pues se van por aquí, recto, y ya luego llegan a un cruce, donde está el pájaro tapacamino, ahí hay un camino que va a la derecha y otro que va a la izquierda. Entonces por la derecha no, sino que por la izquierda y ahí se siguen y cuando vean un letrero que dice “Bienvenidos a Asia” entonces ahí es”. “Ta bueno, dijeron los niños y niñas y, cuando ya se iban, el Sup les dijo que llevan un buen de pozol porque no luego se llega, sino que tarda. Contentos llegaron los niños y niñas a donde estaba esperando la piedrecita colgada de la vejiga y ya estaba morada porque le apretaron mucho el cordón. Ya se lo aflojaron un poco y le dijeron que ya saben por dónde se va a casa de la señora Asia. Y entonces la piedrecita dijo: “Ta bueno, pero hay una problema y es que cómo le voy a hacer para llover si soy piedrecita”.

Se reunieron otra vez los niños y niñas para pensar cómo van a hacer y llegaron a un acuerdo y entonces fueron por una cubeta de agua y se la amarraron a la piedrecita para que echa agua cuando quiera lloverse. Y entonces ya todo está listo y se fueron para el cerro. Y entonces ya dicen muchos discursos que parece reunión de la Otra Campaña. Y ya por fin terminaron los discursos. Y pensaron y le pintaron un letrero a la vejiga que decía “La Otra Nube”, para que el resto del mundo supiera qué es. Y la piedrecita tiene mucha nerviosidad y se despide de todos los niños y niñas, y un poco como que quieren chillar, pero la piedrecita les dice que no chillan, porque va a regresar luego, nomás que se le acabe el agua de la cubeta, viene otra vuelta para llevar más. Bueno, dijeron las niñas y niños y ya la pusieron en la orilla del cerro, pero la piedrecita no se mueve porque pesa, no mucho pero siempre un poco sí. Entonces los niños y niñas empiezan a soplar con mucha fuerza, y ya se empieza a mover un poco la vejiga que carga a la piedrecita y llegó un viento y se empezó a volar. Y se fue… lejos. Y pasó por la frontera de Estados Unidos y la fuerza aérea norteamericana se movilizó porque, dijeron, había un objeto volador no identificado y la rodearon muchos aviones de guerra a la piedrecita voladora y el mando de ellos habló por radiocomunicación y les preguntó a los pilotos que qué era lo que volaba y los pilotos responden que es una piedra amarrada a una vejiga, con una cubeta de agua y un letrero que dice “La Otra Nube”. El mando se embravece y los regaña que de cuál fumaron, que si andan bolos o qué, y que se regresen rápido porque los va a arrestar a todos. Se van los aviones de guerra y la piedrecita les hace caracolitos con la mano izquierda.

Y donde quiera que va pasando la nubecita, que diga, la piedrecita, la gente mira al cielo y saca sus paraguas y nylon porque piensa que va a llover. Y cuando llega a Asia, los campesinos y campesinas de esos países se ponen muy contentos porque llueve buena agua para sus milpas y echan baile popular.

Y un día llega una carta a la escuela autónoma zapatista y se juntan todos los niños y niñas muy extrañados porque la carta tiene muchos sellos y estampillas con signos muy extraños. Las niñas y niños abren la carta y resulta que es de la piedrecita y la carta dice así:

“Queridas compañeras y compañeros niños y niñas zapatistas:

Espero que se encuentren bien de salud y echándole ganas al estudio. Después de mi corto saludo prosigo a lo siguiente: Miren compañeritas y compañeritos, ya mero se me acaba el agua de la cubeta y ya pronto voy a regresar. Pero claro les digo que ya no quiero ser nube, porque ya me mareé. Entonces le digo que ya pensé bien y ahora voy a querer ser árbol. Ahí lo vean. Es todo mi palabra.

Atentamente.
La Piedrecita Zapatista Aerotransportada”.

Y entonces los niños y niñas zapatistas ahora están pensando cómo le van a hacer para que la piedrecita se haga un árbol, que yo creo que ora sí se chingó Roma porque a saber cómo le van a hacer.

Tan-tan.

Muchas gracias.

Por el Colectivo “Para todos todo, para nosotros galletas, manque sean de animalitos”

La Katy (11 años).
El Giovanni (12 años).
El Marcelo (6 años)
El Carlitos (9 años).
El Pablo (7 años).
El Sup (515 años).

El planeta recalentado y sus venganzas

Las respuestas alevosas e incontroladas de la naturaleza (como Katrina) pueden tocarnos en cualquier sitio donde estemos.

Por fin quién lo envió: ¿Alá o Yahvé?… Es que mientras un indignado clérigo musulmán asegura que el huracán Katrina es una venganza de Alá contra un pueblo infiel, y para atestiguarlo acude a las profecías irrebatibles del Corán (“El desastre continuará golpeando a los infieles por lo que han hecho, o golpeará en tierras cercanas a su territorio hasta que se cumpla la promesa de Alá porque, en verdad, Alá no dejará sin cumplir su promesa”, 13:31); un rabino judío argumentaba, contextualizando mucho más sus palabras, que “[El huracán Katrina] es la venganza de Dios por el apoyo de América al plan de Sharon para expulsar a los judíos de Gaza. (...) Ayer vimos desde Israel cómo los funcionarios americanos, incluyendo el presidente George W. Bush ordenaban la evacuación forzosa de Nueva Orleáns. (...) Vemos en nuestras pantallas a un millón de personas obligadas a abandonar sus hogares. La gente llora ante las cámaras [igual que en la evacuación de Gaza] porque van a perder ‘todo lo que tenemos, todo aquello por lo que hemos trabajado’. (...) ¿Se trata de una coincidencia? No para los que creemos en el Dios de la Biblia y en la inmutabilidad de su Palabra”, concluyó el rabino.

No deja de resultar cuando menos curiosa esta coincidencia entre dos dioses en guerra eterna y tras los cuales se han escudado algunas de las ideas más extremistas e irreconciliables de los últimos diez siglos. Pero Katrina, obra del mal para muchos, ha sido capaz de éste y muchos otros “milagros”, como el de borrar ciudades con un clásico estilo bíblico que inevitablemente hace evocar la desaparición de Sodoma y Gomorra.

Lo que no acaba de convencerme es que la predestinación divina haya tenido tan macabro sentido de la selectividad y, entre los más golpeados, los más heridos (física y espiritualmente), entre los muertos, la mayoría hayan sido pobres gentes (muchos más negros que blancos, por demás), culpables si acaso de pecados como la fornicación, la blasfemia, la ingestión de alcohol y otras menudencias (en comparación con otros pecados que conocemos), e incluso, muchos de ellos buenos cristianos que cada domingo asistían a sus iglesias a cantar rítmicas loas al Señor.

Sin embargo, más que una maldición celestial ya escrita en los libros sagrados, está demostrado científicamente (al menos para los que todavía creemos en la ciencia) que la desgracia, la destrucción y la muerte de miles de personas ocurridas en el sur norteamericano en las últimas semanas es, sin duda, el resultado de las obras humanas.

Desde hace ya varios años comenzaron a escucharse los primeros gritos de alarma a causa de un proceso desconocido en el planeta, al menos desde que el hombre lo habita: el llamado “calentamiento global”, provocado esta vez no por los cambios climáticos generados por factores cósmicos o telúricos y que han afectado a la Tierra desde su formación. El causante de las alteraciones climáticas y meteorológicas era esta vez mucho más visible y fácil de identificar: todo se debía a la acción del hombre sobre el ambiente.

Si el caso de Katrina, como el del tsunami del Pacífico, ha conmovido tanto a la opinión pública, no se debe sólo a la espectacularidad de sus efectos y a la posibilidad de verlos casi en vivo en las pantallas de nuestros televisores. También se debe al hecho de que, luego de mucho anunciarlo, la naturaleza está demostrando casi a diario a los inquilinos de este planeta, sea cual sea la geografía donde habiten, que un derrame de petróleo en el Cantábrico, una fábrica contaminante en un descampado norteamericano, un aire acondicionado que deja escapar su gas en Australia, un auto que emite sus vapores en el Cairo o un autobús que contamina el cielo de La Habana, son acciones que atañen a toda la humanidad pues agreden nuestra casa común y las respuestas alevosas e incontroladas de la naturaleza pueden tocarnos en cualquier sitio donde estemos.

En un reciente artículo el científico Ross Gelbspan recordaba con nombre y apellido una serie de recientes catástrofes naturales que, en diversas partes del mundo, se presentaban como respuesta al ascendente e incontrolado calentamiento global: una tormenta con vientos de 200 Km. por hora que arrasó el servicio eléctrico de Escandinavia, las sequías y olas de calor en Arizona, España, Portugal y Francia, con los inevitables incendios forestales, pero paralelas a las intensas lluvias e inundaciones en Bombay y en Alemania. Y advertía, en su fundamentación, que el verdadero nombre de estos fenómenos no es otro que Calentamiento Global.

Buscando razones a la actitud que hasta hoy han sostenido muchas industrias, instituciones e incluso gobiernos frente a una “pandemia” climática planetaria, Gelbspan recordaba que para revertir el proceso sería necesario poner en práctica algo al parecer tan imposible como reducir en 70 por ciento el consumo de petróleo y carbón que hoy se quema en el mundo.

Sabedoras de qué hacen y los efectos de lo que hacen, las compañías que se han enriquecido calentando el planeta han llegado al extremo de pagar a equipos investigadores y comisiones científicas para alterar las previsibles conclusiones de sus prácticas productivas, en sobornos apenas millonarios capaces de permitirles obtener las ganancias multimillonarias con las que, además de enriquecerse, desbrozan el camino del calentamiento global. Mientras tanto, muchos gobiernos del mundo, en un acto de irresponsabilidad criminal, cierran ojos y oídos a las evidencias y advertencias, haciéndose cómplices de la espiral de devastación natural y contaminación ambiental causante de los efectos climáticos que, en forma de huracanes, tsunamis, olas de calor, sequías, inundaciones o tornados arrasan con una frecuencia cada vez más cerrada los cuatro puntos cardinales del planeta.

Nada humano me es ajeno, advierte la vieja máxima. Nada del clima me es ajeno, pudiera agregar hoy, desde mi casa de La Habana, pues como cualquier habitante de la Tierra me siento a merced de las venganzas de una naturaleza que, al parecer, llegó a los límites de su resistencia. Cada hombre es hoy parte de un problema que afecta a todos los hombres. Pero hay algunos que son más parte del problema, incluso, son el problema, y para los cuales los miles de muertos en el sur de los Estados Unidos no parecen ser un gran problema. Pero, como dijera José Martí refiriéndose a la poesía, o nos salvamos juntos o nos perdemos los dos. Así está hoy el juego “global” en el que se está dirimiendo no ya la riqueza y el confort de algunos, sino la vida de todos, en Cuba, en Burundi, en Ceilán y en Venice, California.

Leonardo Padura Fuentes. Escritor cubano. Sus novelas han sido traducidas a una decena de idiomas y han ganado numerosos premios en Cuba y el extranjero. Su más reciente obra es “La neblina del ayer.

Tomado de Tierrámerica
http://www.tierramerica.info/nota.php?lang=esp&idnews=765&olt=107

El león de la vida

En el centro del insomnio: "El pájaro de mi corazón empezó a revolotear de nuevo, el loro de mi alma ha vuelto a mascar azúcar. Mi camello ebrio y loco arranca de sí las cadenas de la razón. Un trago de ese imprudente vino flota sobre los ojos de mi cabeza. El león de la mirada, a pesar del perro de la Fraternidad de la Cueva, otra vez bebe mi sangre".

Freitas junta los puños con un espacio vacío entre ellos y recobra la sensación empática que da explorar el corazón de sus pacientes. Quien haya sostenido alguna vez entre sus manos un pájaro vivo sabe qué se siente entre las manos el corazón de alguien.

Buscando las arritmias, los soplos, las fibrilaciones, los desfallecimientos, siempre con la esperanza de encontrar la víscera en carril, sana, a dos tiempos, precisa como un tímpano. Para un médico tan en la chancla como Freitas, los nacimientos y las muertes son continuos como la vida. Y es por eso que ni los desencantos ni los cansancios ni nada le desaniman su amor primordial a la vida, el definitivo respeto a lo que ella significa.

De joven hizo como que endurecía el corazón. Al cabo de atender centenares de partos de mujeres pobres quedó convencido de que parir y cagar eran lo mismo. El muy imbécil. No es sencillo manejar en el entendimiento la intensidad de lo que ocurre en las guardias de urgencias, en los callejones de la periferia, en las cabañas de estos cerros que rodean la mediana ciudad interminable donde vino a poner sus huesos.

Las primeras ocasiones que "salvó" una vida, que pudo sentir entre los dedos el retorno del latido de un pecho en derrumbe, puesto el moribundo sobre el piso y a darle con todo el peso del brazo empujándole el aliento boca a boca. Esas primeras intervenciones lo llenaron de vanidad y arrogancia. Qué héroe. La vida. La muerte. Qué fácil. Qué fatuo. Las pocas veces que se recuerda así le da vergüenza.

Después sencillamente quedó atrapado en una corriente caudalosa que lo ha llevado de una cosa a otra. Conforme descubrió la dimensión del dolor y sus verdaderas causas, desarrolló una intolerancia casi estomacal a los burócratas de la salud, en particular los colegas con un pie en la práctica comercial, en posesión del mágico secreto para sanar, ayudar a parir, hacer más eufemística la muerte, jugar a Dios. La autosuficiencia, la naturalidad con que se desplazan en el hábitat del prestigio y el poder.

Su corazón pasó de duro a crudo, y aunque como rutina parezca imposible, así se le quedó. Cuando hoy tiene la fortuna, y la tiene también alguna parturienta, recibe niños con la misma vieja mezcla de dudas encontradas: ¿para qué? ¿por qué no? En estas sierras, que una mujer obtenga atención médica aún es casi un milagro, lo cual no habla muy bien de los milagros. Pero sus destrezas no han hecho mecánico pinzar y cortar el hilo umbilical, limpiar a la criatura de sangre, meconio o mierda, acomodarle a la mamá sus partes con la mayor delicadeza posible (que cuántas veces es poca) y decir algo amable y quizás educativo a la madre, la hermana, la hija, la comadrona presentes. Y si el hombre está a la mano, cosa infrecuente, al salir también le receta una pieza de buen consejo, a ver si pega.

El león de la mirada. Ver luego revolotear a esos niños que conoció como animalitos mojados le provoca un veloz vuelco en alguna cámara arrinconada en lo más adentro de su insondable corazón. Y que tanto se rebela y explota cuando ve a ese niño sufrir, y lo que es peor, morirse por insuficiente atención. Juró que no sería pediatra, no soportaría el dolor infantil. Y la vida, sin pedirle su opinión, lo hizo médico general. Eso, "general". Y ahí te quería ver, entre los pobres y los perdidos.

El "pájaro del corazón" (como dijera para siempre Rumi el derviche) vuelve a comenzar para que el león de la mirada beba su sangre y le chupe el aliento otra vez.

Hermann Bellinghausen. Tomado de La Jornada 30-07-07

Guelaguetza: ¿poder o servicio?

Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres y mujeres oaxaqueños, sobre todo de los pobres y de todos aquellos que sufren, son también los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los discípulos de Cristo (Cf. Vat. II, Gaudium et Spes, 1)

Palabras contra realidades

1. El gobierno y los legisladores de Oaxaca hablan mucho del estado de derecho; pero lo único que vemos es que la justicia, la verdad y el respeto a la dignidad de las personas brillan por su ausencia.
No es posible creer que se está abierto al diálogo cuando se sigue utilizando la represión, la violencia y la agresión militar y policíaca en contra de las manifestaciones pacíficas de la ciudadanía.
2. Se ha propagado por todos los medios, nacionales e internacionales, que Oaxaca está en paz, pero, al preparar la "fiesta de los oaxaqueños", se hace notar en el Cerro del Fortín -ante los mismos medios y la ciudadanía- la barricada aterrorizante de soldados, PFP, AFI, policías preventiva, auxiliar bancaria y municipal, y hasta agentes de tránsito, todos en actitud de guerra contra su propio pueblo.
3. Se convoca a actuar con prudencia, madurez y responsabilidad a las organizaciones sociales y al pueblo descontento, pero el 16 de julio -cuando festivamente se dirigen hacia el Fortín a solicitar autorización para celebrar la guelaguetza popular en el auditorio que es del pueblo- se les hace caer en una batalla desigual que permita obtener al poder, el botín que necesita de presos, desaparecidos, heridos, moribundos, esa batalla y su botín dejan un sabor a venganza personal y a escarmiento con el fin de amedrentar a la gente y frenar cualquier intento de protesta contra el anquilosado y actual modo de gobernar en Oaxaca.
4. Se convoca al diálogo a los que son considerados oponentes políticos, pero en la batalla del Fortín, representantes de ellos, se convierten en blanco bien localizado para ser golpeados con saña -2 miembros del Comité 25 de Noviembre que defienden a presos políticos, un defensor de derechos humanos de indígenas, maestros y activistas del movimiento social y hasta transeúntes- que sirvan de modelo a fin de que los demás desistan de cualquier lucha pacífica.
5. Se hace gala del apoyo popular para la guelaguetza comercial, pero con mucha evidencia, para llevar público al auditorio, se utiliza el viejo estilo haciendo pagar los favores a quienes reciben algún beneficio del Estado: acarrearlos y presionarlos para que llenen los espacios. Engañándose a sí mismos no caen en la cuenta de que aunque llenaran diez auditorios, el mal: gobierno-represión ya quedó exhibido.

Preocupaciones. ¿A quién recurrir?

6. El panorama cruel que se ha puesto otra vez a la vista de todo mundo con motivo de la guelaguetza, hace que al pueblo oaxaqueño le queden muchas preocupaciones que lo dejan desolado.
7. Hoy nosotros podemos decir en Oaxaca, lo que los obispos latinoamericanos decían en Puebla en 1979: Desde el seno de los diversos pueblos del estado está subiendo hasta el cielo un clamor cada vez más tumultuoso e impresionante. Es el grito de un pueblo que sufre y que demanda justicia, libertad, respeto a los derechos fundamentales del hombre y de los pueblos. Hace un año podíamos decir: "un sordo clamor brota de millones de hombres y mujeres, pidiendo a sus pastores una liberación que no les llega de ninguna parte". "El clamor pudo haber parecido sordo en ese entonces. Ahora es claro, creciente, impetuoso y, en ocasiones, amenazante" (D: P. 632-634).
8. Las preocupaciones son de alto peligro. Hay en el pueblo mucha desesperanza y total desconfianza a sus instituciones. Nadie duda que el conflicto oaxaqueño se ha ido administrando conforme a cálculos políticos de conveniencia partidaria y de poder nacional. No han importado las muertes, los encarcelamientos injustos con expedientes torcidos y por ello el atropello descarado a las leyes. Nadie cree que en verdad se busque con las decisiones gubernamentales la paz.
9. El poder federal, con la presencia de sus militares, sus policías y sus arreglos políticos, primero era considerado cómplice; pero ahora se arraiga la convicción, en Oaxaca y en el país, de que es un poder totalmente subordinado al poder gubernamental local. Quedan así, desprestigiado el ejército por ser considerado enemigo del pueblo y, debilitada la autoridad moral y la capacidad del gobierno federal como garante de la justicia y la paz social en el país.
10. A quién recurrir es la pregunta de muchos. Lágrimas, enfermedades, depresión en adultos, niños desnutridos y asustados, con males psicológicos duraderos para siempre a causa del terror -que en Oaxaca se toca casi físicamente- y a causa de la indefensión en la que quedan cuando son agredidos por paramilitares o policías ante la indiferencia -o complacencia- de las instituciones encargadas de defenderlos, las cuales siguen haciendo su juego político en lugar de buscar una salida justa y pacífica a este conflicto.
Por este modo de proceder de las autoridades federales y estatales, que no es nuevo, es que el pueblo se ha rebelado y ha salido a las calles.
11. No basta que en las primeras planas se publique que ya hay dinero para la rezonificación. El arzobispo de Oaxaca lo ha dicho una y otra vez, mientras los problemas de fondo no se resuelvan, el conflicto seguirá ahí.
Y los problemas de fondo se siguen expresando, a través del conflicto oaxaqueño, en ese actuar oficial que deja impunes a los responsables de los asesinatos y de los atropellos cometidos contra este pueblo.
12. Nos preguntamos ¿Cuándo se empezarán a encaminar las recomendaciones para investigar a funcionarios que presuntamente actuaron contra el pueblo de Oaxaca? ¿Seguirán siendo premiados con curules y fueros? ¿Cuándo las viudas y los huérfanos de este conflicto verán tras las rejas a los asesinos de sus esposos y padres y cuándo serán indemnizados debidamente? ¿Cuándo pagarán su violación a la ley todos los funcionarios que encarcelaron por consigna y contra todo derecho a tantos hombres y mujeres sin culpa alguna? ¿Cuándo sabremos los nombres de los torturadores y de quienes les dieron las órdenes, que dejaron a tantos lisiados física o psicológicamente de por vida? ¿Hasta cuándo los dirigentes del movimiento tendrán que vivir bajo la zozobra de ser encarcelados sólo por buscar una forma diferente y justa de gobierno? ¿Quién va a investigar y a castigar las amenazas de muerte contra dirigentes que han tenido que huir después del 25 de noviembre y después del 16 de julio, amenazas de personas que han hablado de parte de autoridades? ¿Cómo quitar del ambiente esa sensación de que si alguien habla con libertad y a favor del movimiento es una persona destinada al cadalso de la cárcel, de la tortura o de la muerte?
13. ¿Cómo desaparecerá la idea que hay en muchos de que la "solución" que llegó del poder olía a plan de exterminio físico y/o mental de grupos humanos y pueblos?
Muchos sienten que la parte más inhumana del neoliberalismo que cree que se puede prescindir de los pobres, se está aplicando en Oaxaca. Estas preocupaciones ya no se sabe, en el país, Sánchez quién puede resolverlas.

Nuestra esperanza

14. Quienes esto escribimos somos hombres de fe y, la mayor parte de ese pueblo que ahora lucha por una sociedad y un gobierno nuevos. Son hombres y mujeres que comparten la misma fe. Cuando entró la PFP vimos cómo le hacían frente con las imágenes sagradas. A los encarcelados y a sus familiares los hemos visto con qué fervor oran, tienen sus imágenes y buscan consuelo y justicia en Dios. Por eso creemos que muchos miles de participantes en este movimiento son movidos por los anhelos de justicia social que la misma Iglesia católica promueve. Esa fe les hace buscar una y otra vez vías pacíficas para ver llegar signos del reino de Dios y su justicia, viviendo el principio de Jesús de que no hay amor más grande que el de aquel que da la vida por su pueblo.
15 Este pueblo se inspira en Jesús, que una vez también entró con una multitud a Jerusalén para proclamar la presencia de Dios y la paz que ésta da, expulsando a quienes habían convertido en cueva de ladrones la casa común de los hermanos, la casa de Dios (Domingo de ramos); los dueños del poder intentaron callar a él y a sus discípulos y al poco tiempo lo aprehendieron, lo culparon de proclamarse Hijo de Dios, de ser un revoltoso y de mover a las turbas para oponerse al emperador (Lc 19,36-44; 23, 2-5; Jn12, 12-14; 19, 12).

Caminos

16. Ya que en la democracia el poder reside en el pueblo, quienes lo formamos, tenemos una responsabilidad muy grande. No es verdad, en nuestro caso, que merecemos el tipo de gobierno que tenemos, otra cosa es que lo hayan secuestrado durante tanto tiempo. Oaxaca es un pueblo noble, con la experiencia de gobierno participativo, corresponsable, honesto y justo que nos heredaron los abuelos indígenas y, a pesar de que en algunos pueblos está contaminado ahora de ambiciones y entreguismos, podemos todavía, para gobernarnos, beber del manantial original que pervive en muchas comunidades.
17. Cuando están en el poder, a muchos políticos se les califica de ineptos, soberbios, autoritarios, inhumanos, mentirosos, que no cumplen con su papel, que defienden sus propios intereses no los comunitarios, que llenan sus bolsillos con el dinero del pueblo aunque se lo lleven manchado con sangre de sus hermanos, gente que se ha pervertido. Entonces, los ciudadanos hemos de asumir con anticipación nuestra responsabilidad de elegir a personas que garanticen que no actuarán de esa manera.
18. Es necesario ahora participar activamente en la elección de candidatos a las diputaciones locales. Hemos de vencer el pesimismo y elegir, libres nosotros mismos de intereses mezquinos y egoístas, movidos solamente por el mayor bien que podamos procurar, recordando que elegir en conciencia es una forma privilegiada del amor. Si todos nos parecieran malos tendríamos que elegir al menos malo. Después habrá que seguir vigilando que las expectativas por las que elegimos a alguien, éste las cumpla.
19. Habrá que mantener la mirada en un horizonte de más largo plazo hasta que las reformas necesarias de buen gobierno se cumplan con la participación activa del pueblo, transparencia, democracia real, economía participativa, medios de comunicación del estado al servicio del pueblo, educación, ciudadanización de la comisión estatal de derechos humanos y de las instituciones que sean necesarias, candidaturas ciudadanas no sólo de partidos, plebiscito, referéndum, revocación de mandato,... Todavía hay un buen trecho que recorrer.
20. Quienes gobiernan Oaxaca han de caer en la cuenta una vez más de que no se puede seguir gobernando con demagogia y mentira. No es con imagen y con encuestas a modo como se extirpa el verdadero mal de la miseria y de los derechos conculcados.
No es su papel matar las esperanzas de la gente a base de represión, amenaza, muerte, encarcelamiento.
21. Tampoco puede seguir vigente un sistema que origina corrupción cuando se mantiene la adhesión de personas a base de dádivas ya sea a grandes negociantes o hasta al más necesitado de una despensa.
22. Deben comprender que ha llegado el momento del cambio real. No hagan más largo y doloroso el camino, pues si éste ya empezó no va a detenerse; es posible incluso que un día aquí empiece y después, como en Argentina, suene masivamente en todo el país el grito: "Que se vayan todos".
Den muestras de que pueden gobernar de otra manera, con inteligencia, con diálogo, con acuerdos y con respeto al pueblo.
23. No necesitamos una clase política, lo que necesitamos es un grupo de hombres y mujeres honrados que hagan política con clase, capaces de conducir una democracia que no sea sólo una forma de gobierno ni sólo aquello que está escrito en la constitución, sino un concepto de la existencia que se basa en la confianza en los seres humanos, en la humanidad, en la naturaleza humana.
24. El gobierno federal tiene todavía la oportunidad de rectificar y abrir mesas de diálogo que destraben el conflicto y encuentren soluciones. Por el bien del país, por su propia credibilidad tiene que hacerlo.
25. Mediante una fiscalía especial, atraiga los casos delictivos de funcionarios de Oaxaca.
26. También es una obligación ética y de buen gobierno no seguir militarizando nuestro estado, ni este ni otro gobierno se sostiene bajo la amenaza de las armas.
27. A quienes participan en el movimiento social los animamos a no perder la esperanza y a mantenerse siempre en la vía pacífica que han escogido para traer justicia, libertad, paz y democracia a Oaxaca.
28. Los periodistas y comunicadores son muy importantes en esta historia que Oaxaca está escribiendo. Los exhortamos a que nunca vendan su pluma, su voz o su imagen por treinta monedas de traición a la verdad.
Ojalá actuemos todos conscientes de que el juicio de la historia colocará a cada uno en su lugar.

Desde dónde escribimos

29. Somos un grupo de sacerdotes de Oaxaca con mirada de pastores.
Hemos estado cerca de este pueblo sufriente. Los padecimientos y logros que nuestros ojos han visto, las palabras de indignación o de esperanza que nuestros oídos han escuchado, los cuerpos y espíritus lastimados o luchando que nuestras manos y corazones han palpado, de eso damos testimonio.

Dios dé paz a su corazón:

Sacerdotes Firmantes:

Arquidiócesis de Oaxaca

Pbro. Eulalio C. Vázquez
Pbro. Martín O. García Ortiz
Pbro. Juan Loera Pinedo
Pbro. Jorge Pérez García
Pbro. José Rentería Pérez
Pbro. Leoncio Hernández Guzmán
Pbro. Miguel Ángel Morelos García
Pbro. Manuel Arias Montes
Pbro. Emeterio López Sánchez
Pbro. Leopoldo Martínez Martínez
Pbro. Ángel Ángeles Cruz
Pbro. Francisco Silencio Cruz
Pbro. Guillermo Velásquez Gordillo
Pbro. Juan Ruiz Carreño
Pbro. Fernando Cruz Montes

Diócesis de Tehuantepec

Pbro. Ranulfo Pacheco López
Pbro. Roberto Raygoza Beltrán
Pbro. Francisco Ruiz Ramírez
Pbro. José Lino Tenorio Cayetano
Pbro. Juan Ignacio Ortega Gómez
Pbro. Herminio Guerrero Ferreira
Pbro. Lucio Santiago Santiago
Pbro. Santiago Ramos López
Pbro. David Jaramillo Rico
Pbro. Víctor Cabrera Rodríguez
Pbro. Mario Hernández Siordia
Pbro. Ramón Rosado Ambrosio
Pbro. Benito Nolasco Prado
Pbro. Francisco Ponce Salmerón
Pbro. Pablo Andrés García Cruz

Diócesis de Puerto Escondido

Pbro. Armando Muñoz Jarquín
Pbro. Fidel Zurita
Pbro. Jaime Meneses Lavariega
Pbro. Severiano Mendoza Delgado
Pbro. Feliciano López López
Pbro. Alejandro Zárate Herrera
Pbro. Héctor A. Santiago Pacheco
Pbro. Arturo Nicolás Vázquez

Prelatura de Huautla

Pbro. José Luis Sánchez
Pbro. Víctor Villalobos
Pbro. Julio Ricoy Castillejo
Pbro. Jorge J. Pastor Salvador
Pbro. Modesto E. Aceves García
Pbro. Modesto González Sánchez
Pbro. Adán Carrasco Ambros

México: TLCAN, espejismo y realidad

El pasado 1 de enero se cumplieron trece años de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Desde esa fecha hasta hoy se han producido sustanciales modificaciones en la economía y la sociedad mexicanas, pero no necesariamente para bien. Una evaluación de los impactos del TLCAN indica que México no se ha visto beneficiado como país con este Tratado y que la inmensa mayoría de su población no ha mejorado su nivel de vida. No obstante, los mandatarios de Canadá, Estados Unidos y México impulsan ahora la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN), bautizada por el ex presidente Fox como TLCAN-plus.

Desde el inicio de las negociaciones del Tratado, los funcionarios gubernamentales no se cansaron de anunciar que la economía nacional iniciaría un periodo de crecimiento, que se generarían más y mejores empleos, que gracias a la libre competencia los productos aumentarían su calidad y bajarían los precios... Hasta aseguraron que México alcanzaría un nivel de desarrollo que lo colocaría como país del “primer mundo”.

El pasado mes de octubre, la Secretaría de Economía emitió un comunicado en el que evaluaba los doce años del TLCAN. Según este documento, entre 1993 y 2005 la economía mexicana creció un 39.8 por ciento en términos reales, el intercambio trilateral de mercancías se triplicó alcanzando los 2.000 millones de dólares diarios, el valor de las exportaciones de México a sus socios se multiplicó por cuatro, hasta los 182 mil millones de dólares en 2005, y se alcanzó un superávit comercial de 57.8 mil millones de dólares en el mismo año.

El mismo análisis indica que México es hoy la décima potencia comercial del mundo y la primera economía exportadora de América Latina (40 por ciento del total). Se dice también que la industria manufacturera de México creció un 43.2 por ciento en términos reales, así como que casi el 90 por ciento de los productos que México importa de sus socios del TLCAN son bienes intermedios y de capital que contribuyen a la producción y exportación de mercancías.

Finalmente, la Secretaría de Economía asegura que la productividad de los trabajadores mexicanos en la manufactura se incrementó en un 69.6 por ciento, que el 33 por ciento del empleo total corresponde a esta industria, que la mitad de estos empleos están relacionados a la exportación y que, en promedio, las empresas que se dedican a ello pagan salarios un 37 por ciento superiores a los de no exportadoras. Con todo, el informe gubernamental destaca que el objetivo del TLCAN no consistía sólo en liberalizar el comercio, sino también en crear certidumbre para la inversión. En este sentido, afirma que el Tratado generó “un marco transparente y propicio para los negocios”. Pero, si son ciertas todas estas cifras que hablan de una bonanza paradisíaca en el país, ¿por qué continúa la pobreza? ¿Por qué hay más desempleo que nunca en las últimas décadas? ¿Por qué los salarios son insuficientes? ¿Por qué son cada vez más los compatriotas que tienen que cruzar la frontera Norte? En definitiva, ¿por qué, si se supone que México avanza, los mexicanos no encontramos alivio a nuestras condiciones de vida?



Exportación de beneficios

Lo cierto es que el optimismo estadístico gubernamental no alcanza a maquillar la realidad. Si bien se ha producido durante este periodo un incremento de las exportaciones manufactureras (lo que es natural, dado que el acuerdo comercial implica la apertura de fronteras), estas exportaciones se concentran en pocos sectores de la economía y en unas pocas empresas. Proceden, además, de nueve de las entidades federativas, principalmente de la zona fronteriza y centro, donde se ubican las maquilas.

El 63 por ciento de las exportaciones corresponde al sector de maquinaria y equipos (armadoras de automóviles, partes de vehículos y computadoras, todas extranjeras), las 129 más grandes exportadoras (80 de las cuales son de capital mayoritariamente extranjero) realizan el 39 por ciento del total de las exportaciones. Así, el superávit comercial se explica por dos motivos: la labor de las empresas maquiladoras y el suministro de petróleo a los EE UU.

Sin contar el petróleo y la mano de obra barata, casi nada de lo mucho que se exporta tiene algo mexicano. Las empresas exportadoras se “autocompran” los insumos que requieren para producir sus mercancías, de manera que no generan en el país cadenas productivas y, por ello, los beneficios recaen en pocas transnacionales. El incremento de las exportaciones no jala el crecimiento de otros sectores de la economía, lo que ha implicado la quiebra de pequeñas y medianas empresas y la pérdida de empleos.

Se suponía que con la llegada de inversión extranjera se generarían más y mejores empleos. ¿Por qué no ocurrió esto? Entre 1994 y 2002 el país ingresó 153 mil millones de dólares de inversión extranjera (la mayoría directa): con 26 mil 865 millones de dólares se compraron total o parcialmente los bancos mexicanos (menos del 10 por ciento de los que operan actualmente son nacionales) y 54 mil 632 millones de dólares se destinaron a las maquilas y a la compra o asociación con grandes empresas exportadoras (49 por ciento de la inversión extranjera directa).

A la par, en 2002, circulaban 90 mil millones de dólares de dinero volátil o inversión especulativa. Es decir, la Inversión Extranjera Directa (IED) se dedicó a comprar negocios rentables que ya existían, pero no a crear otros. Esta actuación no genera nuevos empleos sino que, al contrario, los disminuye, sobre todo si consideramos que la IED trae aparejada la incorporación de tecnologías ahorradoras de fuerza de trabajo y diferentes formas de organización laboral (esclavización). Según Alberto Arroyo Picard, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y autor de varios libros sobre el TLCAN, el sector manufacturero generó un 12.8 por ciento menos de empleo en 2004 que en 1994, aunque su productividad aumentó en un 58.6 por ciento. Incluso los costes de la mano de obra bajaron en la misma época un 37.7 por ciento.



Empleo y emigración

Entre mediados de 1993 y mediados del 2000 se crearon poco más de seis millones de empleos, cifra insuficiente para los diez millones de jóvenes que alcanzaron la “edad de trabajar”. En el sector industrial, de cada cien puestos de trabajo existentes cuando comenzó el TLCAN sólo quedaron noventa en 2002. Puede observarse la misma tendencia durante el sexenio del gobierno de Fox: el ex presidente prometió generar 1.1 millones de empleos anualmente, pero a mediados de 2004 había casi 438 mil menos y, si agregamos a los jóvenes que se incorporaron a la Población Económicamente Activa (PEA), estaríamos hablando de un déficit de 5 123 493 empleos formales. Aunque en términos absolutos el desempleo durante el sexenio anterior creció, ¿por qué no se ven tantos desempleados en el país? Por dos razones: el aumento de la migración y el auto-empleo en el sector informal. Ni siquiera incluimos en el auto-empleo al sector agropecuario, pues queda fuera de las estadísticas del Seguro Social y durante los primeros doce años del TLCAN ha expulsado a unos 1.5 millones de campesinos.

Los emigrantes mexicanos enviaron en 2006 veinticuatro mil millones de dólares a sus pueblos, casi un 50 por ciento más de lo que México logró captar en el mismo periodo a través de la Inversión Extranjera Directa (el monto podría situarse en 16.500 millones). En 1995, estas remesas alcanzaron apenas los 3 673 millones de dólares, según datos de Arroyo Picard, y esta cifra había subido ya a 13 266 millones hace tres años. El aumento es constante y avanza a grandes pasos, a pesar de los frenos que trata de poner el gobierno estadounidense a la migración mexicana (y centroamericana). Con sólo estas cifras crudas de la migración se demuestra palpablemente el fracaso del TLCAN... Y, sin embargo, los señores del poder y el dinero insisten en profundizar el modelo ahora con la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN).



Con la vista puesta en el Rey Midas

Hoy, como nunca, el mundo aparece ante nuestros ojos como un gran almacén de mercancías. Tierra, agua, aire, todo cuanto es esencial para la vida (no sólo humana) parece tener precio en el gran mercado mundial. Especialmente en las últimas décadas, el capital parece haber logrado hacer realidad la antigua leyenda del Rey Midas: convertir en oro todo lo que toca. Para la lógica de la ganancia capitalista, todo es susceptible de ser vendido y comprado. Y si se le puede sacar un valor añadido, como a la fuerza de trabajo, tanto mejor.

Desde sus orígenes, el capitalismo ha tendido a expandirse mediante la apropiación violenta de territorios y recursos, dominando a las poblaciones, despojándolas de todo a sangre y fuego. Su surgimiento significó una verdadera declaración de guerra contra la humanidad y contra la vida. Así nació y así continúa perpetuándose. Durante la guerra de conquista del “nuevo mundo”, el “viejo mundo” sojuzgó y se adueñó de continentes con la espada bendecida por la cruz. La mundialización no es un proceso reciente sino que dura ya siglos, aunque se está perfeccionando. El robo de territorios y recursos a comunidades enteras, la explotación del trabajo, el maltrato a la naturaleza y la dominación de países no sólo continúa sino que se ha intensificado incluso de manera más sofisticada, tanto militar como económica e ideológicamente. En su búsqueda de mayores ganancias, los capitalistas se disputan el dominio de “sus” territorios y no dudan en provocar la guerra entre sí cuando no logran un acuerdo para repartirse el mundo. Las guerras mundiales han sido eso: una reconfiguración del mundo, un volver a dibujar el mapa, hecho que implica destrucción y reconstrucción, para imponer una nueva forma de dominación.

El “neoliberalismo” imperante, al que se adscriben los actuales Tratados de Libre Comercio, no es otra cosa que la vuelta a la “natural” evolución del capitalismo original. Tras unas breves décadas (1917-1989) durante las que su desarrollo “normal” se vio afectado por revoluciones, amenaza de éstas y luchas por la descolonización en varios países, y tras verse obligado a implementar el “Estado del Bienestar” tanto para prevenir las amenazas citadas como para salir de su crisis económica, el capitalismo de “libre” mercado regresó con fuerza.

Es decir, comenzó a eliminar las conquistas sociales y laborales: contratación colectiva, jornada de ocho horas, pensiones, salud y educación, entre otras. Desde la caída del Muro de Berlín y la implosión de la Unión Soviética y los regímenes del llamado “socialismo real” de Europa Oriental, el capital se siente con vía libre para continuar su expansión en el mundo, incluyendo las regiones en las que nunca había imperado.

En el México de 1994, al inicio del TLC, el 20 por ciento de la población más pobre percibía el 3.6 por ciento del ingreso nacional, y el 10 por ciento más rico llegaba al 44 por ciento. En el año 2000 estas cifras habían cambiado: del 3.6 se pasó al 2.9 y del 44 al 50 por ciento. Las cifras demuestran con claridad la tendencia: mientras se produce una concentración de bienes y capital en manos de un grupo cada vez más pequeño, la gran mayoría ve sus perspectivas cada vez más reducidas. Ahora, en el 2007, con la ASPAN (o TLC-plus) la existencia de México como país se ve más amenazada. Y, sin embargo, México resiste, desde abajo, pero eso es motivo de otra historia…

Por Marco A. Velázquez Navarrete, secretario técnico de la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC). Este artículo se publicó originalmente en la revista Pueblos, núm, 27, julio de 2007, Especial América Latina.
Tomado de Servicio de Noticias ISA. 26-07-07

¿Regreso al pasado?

¿Cuál es la frontera entre la delincuencia y las diversas expresiones de la protesta y la inconformidad sociales? En 1968 el movimiento estudiantil popular sostuvo entre sus demandas la derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal vigente en esos momentos. Estos artículos se referían al delito de disolución social. Este delito fue configurado durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el presidente Ávila Camacho consideró que durante el conflicto bélico debía evitarse que pudiera desestabilizarse políticamente al país. La reforma penal, de alguna manera extensión del 33 constitucional contra los extranjeros que intervenían en política interna, sería, a partir de 1941, aplicable a los mexicanos.

¿Quiénes incurrían en ese delito de disolución social? Los extranjeros o los mexicanos que llevaran a cabo acciones y propaganda que perturbaran el orden público o pusieran en peligro la soberanía y la seguridad de la nación. Terminó la guerra, pero no la vigencia de la reforma al Código Penal. Con base en los artículos mencionados fueron encarcelados, durante los gobiernos de Alemán, Ruiz Cortines, López Mateos y Díaz Ordaz, líderes magisteriales, ferrocarrileros, campesinos, intelectuales y estudiantes, incluso por razones ideológicas. Vallejo, Campa, Mata, Siqueiros y no pocos estudiantes fueron víctimas de ese inconstitucional y antidemocrático precepto jurídico. El Partido Acción Nacional, vale decir, siempre equiparó esos artículos con el autoritarismo que caracterizaba a los gobiernos priístas de aquellos años. Algunos panistas llegaron incluso a calificarlos de fascistas, y no estaban muy lejos de la verdad. Era el México de los presos políticos y de conciencia, una vergüenza para el país, tanto en su interior como en el extranjero. Nadie se atrevía entonces a calificar de democrático a nuestro régimen político.

Fue de tal fuerza la opinión pública, sobre todo después de la noche de Tlatelolco, que el mismo Díaz Ordaz llegó a la conclusión de que los artículos debían derogarse (el 145 bis fue suprimido), y después de pasar por comisiones ad hoc en el Congreso de la Unión, fueron modificados y refraseados con mayor precisión en el Libro Segundo, Título Primero del Código Penal, referido a los delitos contra la seguridad de la nación. Lo mismo pero diferente, lo suficiente para que los presos políticos fueran amnistiados y dejaran de existir por varios años. El problema fue que la vocación autoritaria de los siguientes gobiernos priístas simplemente cambió de táctica. En lugar de presos políticos: desaparecidos o víctimas de "accidentes" o de asesinatos a manos de sicarios con sospechosas ligas con las autoridades estatales (civiles y militares).

Con Fox y Calderón, panistas ambos, regresó el autoritarismo que tanto criticaban y, con base en el Código Penal (el mismo Título mencionado), tenemos otra vez presos políticos y de conciencia, además de desaparecidos. Lo acaba de confirmar, por si había alguna duda, Felipe Calderón: no permitirá que se busque atentar contra la convivencia pacífica de los mexicanos (La Jornada, 24/7/07, página 7). Así dicho, estamos en presencia, otra vez, de delitos de intención ("busque atentar...") y de disolución social, es decir, de desestabilización política del país y de perturbación del orden público en la misma lógica que si estuviéramos en guerra con otro país. Atenco y Oaxaca son los casos más sonados, pero no los únicos, y en la mira están Chiapas y Guerrero, al mismo tiempo que al Ejército Mexicano se le ofrecen mejores sueldos y prestaciones, y ahora créditos para vivienda, como si se tratara de recompensas por actuar, vestido de verde o de gris (que es lo mismo) en contra no sólo de los narcotraficantes, sino de los mexicanos que se han inconformado políticamente por los abusos que se cometen en contra de ellos.

Por mandato de ley y por su propia convicción -dijo Calderón-, se perseguirá no sólo a quienes atenten contra la seguridad nacional, sino también contra quienes pretenden (o pretendan) debilitar las instituciones o las instalaciones estratégicas nacionales (ídem). Se trata de un mensaje muy peligroso, y más en el contexto de los últimos acontecimientos, pues incluso varias proclamas políticas pueden ser interpretadas como un atentado a la seguridad nacional (léase contra las acciones del gobierno) y una pretensión de debilitar a las instituciones que -en mi opinión- no están respondiendo a las demandas de la fracción mayoritaria de los mexicanos (razón por la cual muchos actúan al margen de esas instituciones con el riesgo de convertirse en infractores según el Código Penal y el mensaje calderonista).

¿En qué momento Calderón ha hablado de buscar soluciones políticas a los problemas políticos que ha creado la injusticia social que dominan y determinan las políticas públicas? En ningún momento, pero sí ha reiterado el uso implacable de la ley y la mano firme (que no inmaculada) que ofreció durante su campaña y que ha ejercido hasta el presente contra todos salvo contra ministros religiosos y grandes empresarios en el país.

Soy un defensor del derecho y del respeto a las leyes, aunque éstas no siempre han sido sabias ni justas. Pero más que la ley defiendo la política como fórmula de gobierno, es decir, el diálogo y la negociación. El sabio político (o el gobernante sabio) no es el que aplica la ley a rajatabla, sino el que la interpreta según las circunstancias y los momentos que vive una nación. Un gobernante no es un policía de crucero con el reglamento de tránsito en la mano; y aun el policía, según el mismo reglamento, tiene capacidad de interpretarlo según las circunstancias, al igual que puede dar paso aunque el semáforo esté en rojo. Bueno sería que se frenara el regreso al pasado. Los tiempos han cambiado, y esto debe ser entendido por quienes, al menos formalmente, aspiran a gobernar. Revivir en los hechos los artículos 145 y 145 bis mencionados no es buena señal.

Octavio Rodríguez Araujo. Tomado de La Jornada 26-07-07