27 enero, 2007

Maíz: cosechar tempestades

La escalada de precios del maíz y la tortilla es consecuencia directa de un entramado de incompetencia oficial, especulación, corrupción y codicia. Grandes empresas comercializadoras de granos y productoras de harina de maíz, en alianza con el gobierno, tienen años llevando a cabo una guerra en la que se juega la viabilidad económica del país. En el proceso han destruido la economía campesina y han contribuido a degradar los agroecosistemas que son la base de la producción agrícola en México.
La guerra tiene dos frentes íntimamente vinculados. En el primero el objetivo es destruir la producción campesina y expulsar del campo a un millón y medio de pequeños productores. Las armas han sido el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) y la eliminación del apoyo oficial para el campo. En el segundo frente se pretende desmantelar la producción de tortilla con masa de nixtamal para apropiarse de este lucrativo mercado.
Durante la vigencia del TLCAN nunca se aplicó el arancel cuota previsto para el maíz, lo que representó un regalo de miles de millones de dólares para las grandes empresas que importaron maíz desde Estados Unidos, el desmantelamiento de la cadena maíz-tortilla y la oligopolización en el abastecimiento de tortilla de harina de maíz. El tiro de gracia será la autorización de la siembra comercial de maíz transgénico para expropiar definitivamente al productor rural del control de su producción y manejo de recursos.
La escalada de precios de la tortilla es el episodio más reciente de esta guerra, con la complicidad del gobierno. En 2006 los inventarios mundiales de granos se redujeron de manera significativa por quinto año consecutivo. Hoy la reserva mundial es de apenas 57 días, en contraste con los 120 días de hace unos años. La demanda del mercado asiático continuó creciendo vertiginosamente. Y por primera vez en Estados Unidos la cosecha de maíz para producir etanol igualó sus exportaciones de este grano. La expansión de biorrefinerías en la faja maicera estadounidense en 2006 llevó a los analistas del mercado de futuros en Chicago a pronosticar incrementos de 25 por ciento en el precio internacional del maíz. Se esperan mayores aumentos en el futuro, dependiendo del costo de la gasolina.
Las señales sobre el incremento de precios internacionales han sido claras, pero el gobierno mexicano hizo todo para promover la especulación y la insuficiencia en el abastecimiento del grano.
A mediados del año pasado entró la cosecha del ciclo otoño-invierno al mercado nacional. Era una buena cantidad, sobre todo por la producción de Sinaloa: más de 4 millones de toneladas, volumen suficiente para satisfacer la demanda nacional, cubriendo la brecha estacional de déficit entre septiembre 2006 y mayo 2007.
Pero a sabiendas de que el mercado internacional acusaba un incremento del precio del maíz, las autoridades agropecuarias hicieron todo para desbaratar ese acervo. Primero, permitieron a Cargill, la primera empresa comercializadora de granos en el mundo, comprar 600 mil toneladas a mil 650 pesos la tonelada. Además, ASERCA autorizó la exportación de otras 500 mil toneladas con un subsidio importante y otorgó otro a grandes consorcios pecuarios (en Sonora, Sinaloa y Jalisco) para la adquisición de otro millón de toneladas.
Es decir, en un contexto de precios internacionales al alza, el gobierno mexicano disipó el inventario del ciclo otoño-invierno, favoreciendo la especulación y otorgando subsidios a grandes empresas que incurren en prácticas desleales. El desabasto generó un incremento en los precios del maíz que no benefician a los productores maiceros, y en cambio, son un poderoso incentivo a la especulación. Por ejemplo, la empresa Cargill compró a mil 650 pesos la tonelada, y la vende en el valle de México a 3 mil 500 pesos. El artículo 253 del Código Penal federal establece que el acaparamiento, venta con lucro inmoderado y cualquier acto que dificulte la libre concurrencia en la producción o el comercio con el objeto de obtener alzas en los precios serán sancionados con prisión (tres a diez años) y severas multas. La Comisión de Competencia Económica sabe todo esto, pero se resiste a actuar.
Ahora el secretario de Economía anuncia la importación libre de arancel de 650 mil toneladas de maíz blanco para enfrentar el problema. Pero eso no será la solución porque las importaciones las harán los mismos acaparadores y especuladores que desataron esta ofensiva. Y mientras el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, denuncia que hay acaparadores de maíz, el FIRA proporciona apoyos financieros nada despreciables a tasas preferenciales al consorcio Cargill. En la guerra económica no hay torpeza, sólo aliados y enemigos.
Y, como en todas las guerras, también hay bajas. Maseca, la más grande compañía de harina de maíz en México y en el mundo, espera que salgan del mercado muchos molineros y productores de nixtamal para quedarse con su franja del mercado. Hoy Maseca ya cubre 50 por ciento del mercado nacional de tortilla, y con estas prácticas predadoras contempla quedarse con la totalidad del mercado. No importa que se sacrifique el campo, el medio ambiente, la producción de tortilla de masa nixtamalizada y el bienestar de los consumidores.
El potencial de producción sustentable de maíz en México alcanza los 40 millones de toneladas, según estudios del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias. No sólo no necesitamos importar maíz, es preciso sacarlo del TLCAN ya. Esta es la coyuntura clave en la que hay que decidir un cambio de rumbo, diseñando y aplicando una estrategia para apoyar la agricultura sustentable con bienestar para la economía campesina, así como un programa de modernización de los productores de tortilla de masa de nixtamal que permita mayor eficiencia y calidad. Sin ese cambio de derrotero, más vale irnos preparando para una abundante cosecha de tempestades.

Alejandro Nadal 17 de enero de 2007
CENCOALT

Los de Abajo

Ecos de Oventik

Los pueblos zapatistas iniciaron el año exponiendo al mundo un trabajo organizativo autónomo sin precedentes en México y en buena parte del planeta. Se trata de una práctica muy concreta que, como ellos explicaron durante el Encuentro de los Pueblos Zapatistas con los Pueblos del Mundo, no sigue manual ni teoría alguna, pues se construye en la cotidianidad de una vida en resistencia protagonizada por decenas de miles de hombres y mujeres tzotziles, tzeltales, tojolabales, choles, zoques y mames.
Sin miedo, con la seguridad y la fuerza de una organización que no nació ayer, decenas de representantes de los gobiernos autónomos y civiles hablaron sin armas, desde la profundidad de su práctica. En un evento inédito en trece años de lucha pública (y 23 desde su nacimiento), los representantes de las comunidades en resistencia expresaron en forma llana los significados de la autonomía: "...para nosotros es que el pueblo decide su forma de luchar u organizarse tanto política, económica y socialmente; es el pueblo que decide su forma de vivir basándose en su lengua y en su cultura... Nuestra forma de gobernar es diferente a la del mal gobierno; ellos son unos cuantos que deciden por todos, y los cuantos que deciden no deciden para beneficio de todos, sino que es a beneficio de ellos".
Uno de los mayores retos que se plantearon durante el encuentro en el que se reunieron más de dos mil personas de 47 países y entre tres mil y cinco mil bases de apoyo zapatistas, fue la lucha por la igualdad de las mujeres indígenas. "El machismo existe, no digamos que no, pero como mujeres queremos ser respetadas, por eso nos estamos organizando, mediante acuerdo con los esposos, hijos e hijas. Que todos tengamos derecho a participar dentro de nuestra organización, por ejemplo con los trabajos colectivos que ya estamos realizando. Que nos sólo los hombres tengan esa libertad".
Una nueva generación de zapatistas se presentó durante los cuatro días de jornadas de trabajo celebradas en el Caracol de Oventik. Hombres y mujeres muy jóvenes expusieron el enorme desafío que representa crear, prácticamente sin recursos, un sistema de salud que atienda a los y a los no zapatistas. Las campañas de vacunación, los centros de salud comunitaria, los hospitales y las micro clínicas, con todo y sus carencias, hoy son una realidad en las comunidades en rebeldía, como lo son las pequeñas escuelas y los centros de capacitación para promotores de educación, donde se practica la educación que relaciona las 13 demandas zapatistas con cuatro áreas de conocimiento: lengua, matemáticas, vida y medio ambiente e historia.
La defensa de la tierra reunió voces, preocupaciones y desafíos. "Nosotros los zapatistas no vamos a permitir que nos la vuelvan a quitar, la defenderemos para que nuestros hijos no tengan patrón ni sufran la humillación y desprecio".
Los pueblos zapatistas, corazón y columna vertebral del movimiento, mostraron una vez más que otro mundo es posible, que desde aquí se puede soñar y, sobre todo, luchar y construir.

Gloria Muñoz Ramírez. Tomado de La Jornada

La batalla por Oaxaca: La represión y la resistencia revolucionaria

(Mi participación en Oaxaca, como parte de una delegación de emergencia de los derechos humanos durante la tercera semana de diciembre de 2006, ha servido de catalizador del presente ensayo)
Oaxaca es suelo de recrudecimiento revolucionario, de represión y resistencia. En estos momentos (finales de diciembre de 2006), la represión con mano dura está a la orden del día, y los oaxaqueños, quines han sido decisivos en el recrudecimiento, son detenidos en las calles, golpeados por la policía local o estatal y luego liberados, como señal de propagación del miedo en la comunidad. Otros permanecen encarcelados unas semanas más hasta ser barridos por la policía federal preventiva, quienes enconadamente disolvieron una marcha de protesta a finales de noviembre. Sin embargo, aun permanece en el poder el corrupto gobernador Ulises Ruiz, quien fuera fraudulentamente electo, y quien es sin dudas el autor y el manipulador de la actual represión.
No obstante, el día que empecé a escribir el presente ensayo, el 22 de diciembre, miles de personas tomaron las calles de Oaxaca en una marcha organizada por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, (APPO) formada por un enorme contingente de maestros y activistas recientemente excarcelados, así como por familiares de los aun detenidos que participaron en la resistencia a la ocupación de la ciudad por la policía federal y estatal. Este mismo día, defensores en alrededor de 37 países realizaron manifestaciones en “El día de la movilización mundial por Oaxaca” inicialmente convocada por los zapatistas (Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, EZLN). La fecha era al mismo tiempo el 9no aniversario de la masacre (la matanza) de 45 indígenas en la comunidad de Acteal, en Chiapas, una escena de horror obsceno que ha quedado impune hasta la fecha, e incluso el autor intelectual de este crimen, permanece aun sin ser juzgado.
La continua represión no puede ensombrecer los sucesos de mayo-junio de 2006 hasta noviembre, que continúa por vías tanto abiertas como clandestinas y que constituyen la aparición de una Oaxaca sublevada, en un inicio como respuesta a los violentos intentos de Ulises Ruiz por aplastar la huelga de los maestros y luego convertidas y desenvueltas por medio de una gran cantidad de formas y la participación de dimensiones tales como la indígenas, las mujeres, los jóvenes, todas las asociaciones obreras de los maestros en huelga. De hecho, es frecuente encontrar en una misma persona a un indígena, un maestro, una mujer. Por otro lado, al menos en una de las grandes marchas de la cuidad de Oaxaca, el número de manifestantes sobrepasa los diez mil habitantes, la población de toda la ciudad, debido a la participación de miles de personas provenientes de los municipios del estado de Oaxaca que reivindican la lucha como la suya propia. Es cierto que gran parte de las mujeres, hombres y niños toman estos asuntos en sus propias manos.
¿Cómo podríamos comprender este nuevo momento de la lucha por la emancipación en México con su multiplicidad de formas creativas? Algunos ya han hablado sobre la Comuna de Oaxaca, encontrando en ella los ecos históricos en la Comuna de París de 1871, cuando los habitantes se apoderaron de la ciudad y empezaron a crear un “estado no-estado” y que abarcaba los intentos por reorganizar el trabajo y avanzar hacia un tipo de trabajo libremente asociado. Marx apuntaba que la grandeza de la Comuna fue “su propia existencia operativa”, la cual abarcaba no una reforma del estado, sino el hacer añicos a la vieja maquinaria estatal y su reemplazo por la Comuna. Hasta el momento, Oaxaca no ha llegado a tal fase y mientras algunos pueden tener esta perspectiva, otros sin embargo han afirmado que solamente se necesita hacer una reforma a la maquinaria estatal.
Otros analistas escriben que el movimiento se dirige “a un poder dual” en Oaxaca, que se parece a la existencia de los soviets en Rusia en 1917. ¿Y es que la APPO es la forma de los soviets del siglo XXI, que encarna dentro de sí, no al proletariado industrial, sino la multitud, que integra a muy diversos sujetos del cambio social?
Pero, antes de poner etiqueta histórica al evento, de modo general en cualquier caso, necesitamos examinar la sublevación de Oaxaca y señalar entre sus dimensiones de importancia:
1) La creación de la APPO, la cual tiene sus orígenes en la tradición indígena que como veremos más adelante resultó ser el foro más importante en la organización de la acción y en hacer visibles las ideas desde abajo; 2) la participación multifacética de las mujeres: a partir de un grupo de mujeres de la APPO las cuales tomaron las cosas en sus manos y ocuparon una estación de radio y televisión, descubriendo de ese modo su propia voz. Ellas hablaron con sus propias palabras ante muchas mujeres que erigían barricadas en las calles junto a los hombres para defender su nueva voz y detener las caravanas del “escuadrón de la muerte” que intentaban intimidar, dañar y en ocasiones hasta disparar sobre la población que protestaba y actuaba de manera pacífica sin armamento alguno; 3) los jóvenes, particularmente los universitarios, quienes lucharon por defender y ampliar los logros de la lucha misma, que incluye el importantísimo acto de apoderarse de la estación de radio una vez que fuera destruida la estación radial de los maestros: Radio Plantón. 4) los activistas del vecindario, quienes particularmente en las áreas de mayor pobreza defendieron sus calles estableciendo barricadas por las noches para detener las caravanas y desbordar las megamarchas que se extendieron desde el verano hasta el otoño. 5) los maestros, enérgicos y cientos de miles, quienes habían catalizado la sublevación con su huelga inicial y la ocupación de la plaza central, permaneciendo en el centro de la ocupación de la ciudad de Oaxaca hasta que la falta de pago y la facción de lucha dentro de su estructura sindical jerárquica, finalmente se sintió forzada a retornar al trabajo; 6) los maestros, campesinos y otros de fuera de la ciudad de Oaxaca que crearon sus propias asambleas allí donde vivían y viajaron a la capital para unirse a los protestantes; 7) Y como siempre, invariablemente, la dimensión indígena, el corazón y el alma de Oaxaca.
Pero empecemos por el principio mismo con una breve reseña de las peculiaridades inmediatas de tipo político y socioeconómicas, para después delinear el desenvolvimiento del despliegue revolucionario, haciendo énfasis en la forma organizativa de la APPO, el papel de la mujer y la participación de los oaxaqueños de fuera de la capital, todo lo cual sucede a tenor, y ciertamente catalizado, por la represión dirigida o patrocinada por el gobierno. Tal vez entonces podamos volver para situar la especificidad de Oaxaca dentro del contexto global e histórico, incluyendo sus contribuciones y limitaciones en el presente.

(En lo que sigue, me siento en deuda ante varias ponencias y testimonios, los cuales tuve el privilegio de escuchar estando en el estado de Oaxaca)

Los antecedentes

El origen de la crisis se encuentra mucho más allá del intento del gobernador Ulises Ruiz por interrumpir, el 14 de junio, la ocupación por los maestros de la plaza de Oaxaca. Con cierto juicio político se puede atribuir su inicio a las siete extensas décadas de dominio en Oaxaca del Partido Revolucionarios Institucional, el PRI. Mientras que a mediados de la década del treinta, la época de Lázaro Cárdenas, fue hasta cierto punto la consolidación progresiva de la Revolución Mexicana, esta herencia se transformó en las décadas siguientes en un partido único autoritario, en un aparato estatal represivo, y en ningún otro lugar del país fue más asfixiante que en Oaxaca.
La limitada “apertura” de la política mexicana en los años noventa y 2000, fue contenida en Oaxaca, sitio donde el PRI continuaba su gobierno de partido único. Una flagrante manifestación de ello fue la fraudulenta elección de Ulises Ruiz como gobernador en 2004 y su posterior gobernación corrupta y cada vez más represiva. Si hay una consigna que una a las masas de Oaxaca, esta ha sido: ¡Afuera Ruiz!
El surgimiento de la sublevación abarca no solo lo político, sino las condiciones económico-sociales de la población oaxaqueña compuesta por más de tres millones y medio de habitantes, donde dos tercios de ella son indígenas de 16 grupos distintos, con 15 lenguas y varios dialectos adicionales que se hablan. Durante décadas, la exclusión social ha sido ejercida y esto ha generado una pobreza enorme. Las estadísticas indican que unos tres cuartos de la población vive en la pobreza o la extrema pobreza. La mayoría de los pobres no gana incluso el salario mínimo de la pobreza que se considera es de 6 pesos al día. La crisis se acentúa aun más en el campo, en la zona rural, donde para la mayoría de la población se ha hecho imposible el sustento de vida. Existe una limitada inversión estatal para ayudar a la población rural. Sin embargo, el Tratado de Libre Comercio con Norteamérica le ha permitido a los granjeros norteamericanos subsidiados por el estado e inundar el mercado con productos agrícolas baratos. Esto ha dejado fuera a los agricultores mexicanos de la capacidad de sobrevivir en el sur de México, particularmente con la producción del maíz.
La devastación económica en las áreas rurales ha contribuido sustancialmente a la migración a gran escala. Unos se han ido a la ciudad, a Oaxaca y a otras partes de México, mientras cientos de miles se han visto forzados a sobrevivir marchándose a los Estados Unidos para encontrar trabajo. Esta inmensa dislocación social ha significado que en algunas comunidades de Oaxaca, por encima del 50% de la población se haya marchado. Estos emigrantes son tanto mujeres como hombres, con un estimado de un 45% de emigrantes mujeres.
De la totalidad del territorio de Oaxaca un 85% es propiedad comunal de una u otra forma y solamente el 15 % es propiedad privada. Las comunidades indígenas han luchado por conservar sus tierras y sus modos de organizar las comunidades mediante las leyes y las tradiciones llamadas “usos y costumbres”. Oaxaca es un estado de México donde el gobierno se ha visto forzado a reconocer los “usos y costumbres” en cientos de comunidades. Estos son centros organizadores autónomos para el desempeño de las fiestas, el trabajo comunal y algunos servicios religiosos y de gobierno. Incluso estas autonomías limitadas, con frecuencia decididas en las asambleas de la comunidad, han estado sujetas a las presiones y la fragmentación continua del gobierno, viéndose agotadas por el torbellino económico del neoliberalismo y el cambio implementado por el gobierno de Salinas a la Constitución para posibilitar que las tierras colectivas de los ejidos sean divididas y vendidas individualmente. Esta fue la forma histórica de la asamblea que inspiraría el contenido de la sublevación y la resistencia, en el momento en que Ulises Ruiz optó por intentar romper la huelga y la ocupación de los maestros.

El desarrollo de la sublevación de Oaxaca

La huelga de los maestros y la ocupación de la plaza central
El 22 de mayo, después de una semana de negociaciones improductivas con el gobierno del estado, cientos de miles de maestros y otros trabajadores de la educación, familiares y simpatizantes, marcharon a la plaza central de Oaxaca para poner en marcha una ocupación y manifestar sus demandas, las cuales incluían un incremento salarial y un mejoramiento de la educación. Sin lugar a dudas, esta fue la primera vez que los maestros desarrollaban una acción de esa magnitud. Durante más de veinte años sus luchas por mejoras salariales y por el mejoramiento de las condiciones educacionales habían terminado en la ocupación de la plaza central durante unos cuantos días, como vía para obligar al gobierno del estado a negociar un acuerdo. Sin embargo, este año, los sucesos se dieron de otro modo.
Los maestros de Oaxaca conforman la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). A nivel del estado el sindicato abarca a unos 70 mil maestros, y este ha mantenido una historia militante, de lucha, en desacuerdo con el sindicato nacional, cuya estructura jerárquica ha hecho sus apuestas durante décadas al gobernante PRI.
El 22 de mayo, después de una semana de infructuosas negociaciones, los maestros y sus partidarios ocuparon la plaza del zócalo más una docena de cuadras adyacentes. Más que un acuerdo, en pocos días los maestros se vieron en una batalla frente al régimen de Ulises Ruiz. En las tres semanas subsiguientes el enfrentamiento se acrecentó. Los maestros de Oaxaca le dieron el frente a los medios de comunicación de influencia estatal, un cuasi-monopolio, mediante la difusión a la comunidad, por medio de la radio, a través de la emisora Radio Plantón. El apoyo a los maestros creció espectacularmente en la medida que la ocupación continuó con dos “megamarchas” el 2 y el 7 de junio, las cuales arrastraron a más de 75 mil simpatizantes, más otros 120 mil más. El reclamo ya no era solamente por el acuerdo ante la demanda de los maestros, sino por la salida de Ulises Ruiz de las oficinas del gobierno.
Unas horas antes del amanecer del 14 de junio, Ulises Ruiz dio su respuesta, enviando a la policía del estado a atacar a los semidormidos maestros, muchos de los cuales acampaban con sus familiares. Al enfrentar las fuerzas físicas, con una gran cantidad de gases lacrimógenos, los maestros fueron sacados de la plaza central, su acampamiento fue abatido y Radio Plantón fue arrasada, sin embargo, los maestros no se rindieron, combatieron y después de varias horas tomaron nuevamente el centro de la cuidad.
El ataque sin motivos del gobierno, dirigido a atemorizar y resquebrajar a los maestros, demostró ser el principal punto de viraje en la batalla de Oaxaca. Los maestros no solamente con gran coraje y determinación mantuvieron su posición, sino que la población indignada a lo largo del estado de Oaxaca acudió a ayudar a los maestros y vieron la lucha como de ellos mismos. Dos días después del ataque se organizó una tercera megamarcha y más de 300 mil manifestantes fueron multitud, incluyendo a miembros de comunidades indígenas de las costas y de la sierra. En apoyo a los maestros, participaron además trabajadores de otros sindicatos, grupos indígenas y campesinos, las autoridades tradicionales de los Zapoteca, Mezateco, Mixes y Mixteca que se unieron a las organizaciones políticas, además de los estudiantes y activistas por los derechos humanos. Al día siguiente el movimiento creó la forma revolucionaria para catalizar su lucha: La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, la APPO.

La APPO: La asamblea indígena se imbuye de nuevo contenido
La APPO es la síntesis de muchas organizaciones y movimientos. Cientos de organizaciones finalmente se unen “en todos los colores y sabores” para ser parte de la APPO. La demanda central fue la destitución de Ulises Ruiz y en la medida que se desarrolló el movimiento, esto significó no solo la remoción de su persona, sino de todos los representantes del sistema de la política autoritaria que se había mantenido en el poder por un período superior a los setenta años. La APPO era anti-sistema y al mismo tiempo fue el inicio de la construcción del poder popular.
Pero, el modo cómo comunicarse con las multitudes de Oaxaca era fundamental para su construcción. Con el destrozo de Radio Plantón, los estudiantes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca tomaron la estación de radio universitaria y la convirtieron en una de las principales vías para llegar hasta las masas de la ciudad, informándoles sobre las novedades del movimiento, las marchas y otras actividades de protesta, así como sirvió para advertirles de las amenazas de parte de la policía estatal. La comunicación como manipulación del estado y como propagación de las falsedades desde arriba era reemplazada con una comunicación desde abajo. Y según observaremos brevemente, esto fue particularmente cierto en la acción de las mujeres de la APPO quienes se apoderaron y pusieron en marcha una televisora nacional y la estación de radio, lo cual significó un punto decisivo, álgido, en el desarrollo del movimiento.
El gobierno del estado, en gran medida por el temor a esta comunicación revolucionaria desde abajo, organizó sus fuerzas policiales y sus fuerzas subterráneas “privadas” para atacar a los medios de comunicación controlados por el movimiento. Esto incluyó el desplazamiento durante las noches por las calles de Oaxaca, de caravanas de patrullas del “escuadrón de la muerte”. La APPO, para protegerse a sí misma organizó sus propias fuerzas de seguridad y se valió de sus medios de comunicación para defender la sublevación, realizando llamamientos cuando estaba en el aire para proteger a las estaciones de radio y resistir los ataques del gobierno. Una forma de resistencia fue la creación de barricadas dispuestas a proteger la ocupación del centro de la ciudad, las estaciones de radio y las torres de transmisión en manos del movimiento, y en general para prevenir de los ataques nocturnos secretos por las fuerzas apoyadas por el gobierno. Algunas veces estas fueron barricadas fortificadas de tipo permanente, que incluían el uso de autobuses incautados. Otras eran barricadas temporales para detener el movimiento de las caravanas nocturnas, las cuales eran levantadas cada noche de nuevo. Cuando se lanzó el llamamiento para construir barricadas, la respuesta fue inmediata y se construyeron la primera noche varios cientos, unas miles la segunda y miles más la tercera noche.
Las barricadas también significaron un nuevo modo de comunicación dentro de las barriadas. Los vecinos salían por la noche para levantarlas y ocuparlas, y de ese modo comenzaban a hablar unos con otros de un modo inusual hasta ese entonces: debatían las cuestiones de la reforma radical, cómo transformar el estado, pero más allá de las reformas: ¿Qué significaba no solamente transformar las instituciones sino salir a la calle?
La forma de representación de la APPO es simple y directa, nació de las prácticas indígenas. Las decisiones son tomadas en asambleas en la cuales participan todos, y habiendo portavoces, la organización es horizontal, no con una jerarquía establecida por líderes. Los activistas hablan de la APPO no solamente como una forma intermediaria de organización, sino como el espíritu de la sublevación y del comunalismo que ha crecido durante muchos y muchos años.
La formación y la práctica de la APPO trajo consigo la actividad creativa de diversos sujetos sociales. Lo segundo más importante fueron la participación de las mujeres en la Asamblea y las movilizaciones fuera de la ciudad de Oaxaca: las comunidades indígenas, los campesinos y los maestros.

Las mujeres en la APPO descubren su propia voz
El 2 de agosto significó un importante salto en el movimiento, lo cual no está directamente asociado al suceso de la toma de las estaciones de radio y televisión por un grupo de mujeres de la APPO y cuya señal cubrió el éter del estado. Ellas habían ido a la estación con un simple reclamo: poder contar con 15 minutos al día para poder presentar los puntos de vista del movimiento. Pero al ser negada la petición, respondieron con la toma de toda la estación. Con ello había llegado una nueva fase en la lucha. Ahora las mujeres en funciones, las indígenas que nunca habían tenido la posibilidad de dar a conocer sus historias en público, presentar sus ideas, eran capaces de hablar, de encontrar su propia voz y de ser escuchadas como nunca antes había sucedido.
La estación de televisión estuvo en manos del movimiento durante tres semanas: “¡Qué perspectiva de esperanza brotaba de las pantallas en aquellas tres semanas! Las personas comunes con su ropa de cada día hablaban de la realidad de sus vidas del modo cómo ellas lo entendían, de lo que para ellos significaba el neoliberalismo, del Plan Puebla-Panamá, de sus pérdidas de la tierra ante los inversores y las compañías internacionales del papel, de las ruinosas escuelas de las montañas sin baños sanitarios, de las comunidades sin agua segura o alcantarillado”. (George Salzman, residente de Oaxaca).
Las mujeres estuvieron por todas partes, al frente de cada cosa, no solamente de la emisora de radio y televisión, sino en numerosas megamarchas, así como en la marcha de las cacerolas (Una marcha en las cual las mujeres golpeaban sus cazuelas con cucharas de madera). Las féminas construyeron barricadas y las defendieron, trajeron comida a quienes operaban las emisoras de radio, en la APPO constituyeron la Coordinadora de Mujeres de Oaxaca (COMO) y mantuvieron sus propias reuniones hasta finales de agosto.

Fuera de la ciudad de Oaxaca
Si bien la ciudad de Oaxaca era el centro de la borrasca del levantamiento, la zona rural, sin dudas, era pasiva. Durante los meses del levantamiento varias comunidades en Oaxaca tomaron la iniciativa de formar en su sitio APPOs locales, viajaban a la ciudad de Oaxaca para participar en las marchas. Estas comunidades sintieron también la mano represiva del gobierno del estado durante décadas. La delegación de emergencia por los derechos humanos viajó a la comunidad de Tlaxiaco, a unas cuantas horas de la ciudad de Oaxaca, para escuchar las presentaciones sobre las condiciones en las zonas rurales y los testimonios de los maestros y los campesinos que habían participado en el movimiento y palparon la mano dura del gobierno. De las declaraciones de una comisión local por los derechos humanos, de Un-Ji-Kaandi, quedaron esclarecidas las difíciles condiciones que enfrentan las comunidades indígenas y en particular fue muy contundente la presentación de una mujer indígena trabajadora por los derechos humanos sobre la violencia constante contra las mujeres.
Se escucharon historias de las organizaciones propias de la comunidad como de los profesores organizados para poseer su propia asamblea que haga posible expresar sus preocupaciones y apoyar las actividades que ocurren en la ciudad de Oaxaca. Varios de ellos viajaron a Oaxaca para incorporarse a las marchas. Y esto sucedió cuando un grupo de maestros organizó un contingente de varios cientos para ir a la ciudad y participar en la megamarcha del 30 de octubre que directamente enfrentó a la Policía Federal Preventiva, las tropas enviadas por el gobierno de Fox para poner a prueba y aplastar el movimiento. Al viajar en varios autobuses, el contingente enfrentó el bloqueo de la autopista a cargo de un centenar de policías federales. La policía le tiró a las personas que salía de los buses, groseramente interrogó y detuvo a aquellos que ellos pensaban eran los líderes e impidieron a los miembros de la comunidad de Tlaxiaco a continuar viaje y unirse a la marcha de protesta.
A lo largo de los testimonios tuvo lugar un debate/discusión, que posiblemente refleja algo de la batalla de ideas que tiene lugar en estos momentos en el movimiento. Un activista campesino, al decir de su experiencia durante la protesta de la caravana de autobuses detenidos por la policía federal, señaló la necesidad de enfrentar de modo directo a las autoridades represivas del estado. Un maestro respondió rápidamente que la única vía del movimiento para triunfar, era por medio de la vía pacífica. ¿Qué sucede cuando las protestas pacíficas constantemente chocan con la represión? Este problema está aun pendiente.

El estado autoritario de Oaxaca
La atención prestada a la creatividad del movimiento no tiene la intención de minimizar la represión que los oaxaqueños enfrentan cada día, mañana, tarde y noche y que se expresa en la perversidad, la brutalidad y el asesinato absoluto en la batalla por Oaxaca de los últimos siete meses. Al menos 17 personas han sido asesinadas de modo directo durante y a causa de su participación en el mismo. Cientos han sido arrestados y muchos de ellos permanecen como prisioneros políticos. La delegación de emergencia por los derechos humanos dio oída a numerosos testimonios a los efectos. Un estudiante que había sido arrestado, golpeado, se le hizo presentar falsamente con armas para que la policía le tomara fotos, fue obligado a escribir una “confesión” de un crimen que nunca cometió, fue hecho prisionero durante varias semanas. Después de testimoniar ante nosotros en la mañana, en horas más tarde fue secuestrado por la policía junto a otros dos activistas, fueron apaleados y luego puestos en libertad.
Se escucharon testimonios de una mujer, maestra, que participaba con su esposo en una de las marchas de protesta y de pronto sonó un disparo y su esposo calló herido de muerte.
Otra mujer, madre de tres niños, estaba saliendo de su trabajo, sin participar en la protesta y encontrándose simplemente en el área, la policía la rodeó violentamente: “No pude ver nada más, intenté buscar a mi hijo… ellos (la policía federal) me tomaron, me empujaron contra el pavimento, me pusieron las esposas, las manos tras el cuello y me tiraron violentamente hacia un montón de otras mujeres. Nos daban patadas y nos golpeaban si nos movíamos y nos mantuvieron así durante casi dos horas”. Ella, junto a otras 140 más fue llevada en un helicóptero a una prisión en Nayarit, a cientos de kilómetros de distancia. ¿El cargo?: “Sedición”. Al final de su testimonio dijo que ahora, después de esta experiencia, quiere unirse al movimiento de protesta.

La batalla de ideas: cuestiones para el movimiento

¿Cuál es el significado de la batalla por Oaxaca?
1) Indudablemente la gran mayoría de los oaxaqueños reclaman la destitución inmediata de Ulises Ruiz como gobernador. El repudio masivo al PRI en las elecciones federales del 2 de julio dio muestra contundente de ello. Más aun, la destitución de Ulises Ruiz ha venido a significar más que un simple cambio de rostro de un gobierno por otro. Después de todo, al gobierno federal le puede convenir la sustitución de Ruiz a favor de sus intereses. El reclamo también exige la retirada de la policía federal y del estado de la ocupación de Oaxaca, el desmontaje de la naturaleza represiva del aparato estatal y la reforma del gobierno del estado en Oaxaca, pero, ¿cuan profunda será esta reforma, si es que la batalla por Oaxaca alcanza el cambio de la propia naturaleza del estado? Esta pregunta permanece aun sin respuesta. Y aun así, ¿es este un asunto inexplorado?
Por supuesto, la cuestión del estado es inseparable de la composición socioeconómica de la sociedad. Esto podría significar un análisis de la naturaleza del capitalismo, particularmente en los países subdesarrollados, y más concreto aun, en regiones muy empobrecidas como es Oaxaca, dentro de otro país. Los zapatistas, en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y en La Otra Campaña, han aclamado por un movimiento de tipo anticapitalista y desde la izquierda. ¿Qué significa ser anticapitalista hoy día? ¿Es suficiente el antiimperialismo o tenemos que ir más allá? ¿Es que vemos el capitalismo en lo referido a la simple forma de propiedad –propiedad privada vs. la forma estatal o nacionalizada– más bien centradas en la extracción del valor y de la plusvalía en el proceso del trabajo? Ser completamente anticapitalista es reconocer la necesidad de destruir la producción de valores, la producción de mercancías y el comienzo de la implementación del trabajo libremente asociado. El trabajo colectivo, comunal, de los grupos indígenas, como es en las comunidades de Oaxaca, tendrá que contribuir mucho, si reconocemos que este no puede “coexistir” con la producción de valores. Más bien, esta es la destrucción del modo capitalista de producción que permitirá un modo de asociación libre que surgirá de sus cenizas. Pero si en cambio, nos quedamos en la reforma o la transformación de las instituciones existentes, ¿no quedaremos atrapados en una revolución autolimitada que no logra una sociedad humana nueva a plenitud? Tengamos cuidado de nuestras propias “falsas ataduras mentales”.
2) Lo que la batalla por Oaxaca ha hecho sobresalir es la creatividad de la actividad propia de las masas así como la aparición de diversos sujetos sociales. Estos son los indígenas, los obreros, las mujeres, los jóvenes y otras dimensiones humanas, aparecidas no como esencias establecidas, sino como grupos e individuos autodesarrollados, como individualidades –parafraseando a Hegel– a los cuales nada les interfiere en la búsqueda de su universalidad. Lo que demuestra Oaxaca como muchos otros movimientos creativos que dan testimonio de tipo histórico y global, es que las masas no son solo músculos, sino razón de la transformación social. Sus acciones, ideas, problemas no están limitados al momento de la práctica revolucionaria, sino son una forma de la teoría revolucionaria. Esta es una de las lecciones del movimiento de Oaxaca que debemos enseñar, es una lección que debemos estudiar una y otra vez como cada nuevo momento revolucionario que surge desde abajo.
3) Si bien es de gran importancia el surgimiento y el reconocimiento de la creatividad de los nuevos sujetos sociales de la transformación revolucionaria, ¿es esto de por sí suficiente? Algunos han sido de la opinión de que tales sujetos sociales dentro de las formas de organización no jerárquicas son suficientes para considerar a fondo la transformación social. Es decir, que la participación activa en la organización de parte de una multiplicidad de sujetos revolucionarios puede por sí mismo dar a luz nuevos comienzos.
La forma de organización, en este caso la asamblea popular de la APPO, así como otras formas: los comités autónomos y las juntas del buen gobierno en Chiapas, o las históricas y tan majestuosas organizaciones de masas como la Comuna de París, los soviets de Rusia, los consejos obreros de Hungría en 1956, se han transformado de un particular esencial en un universal. Sin embargo, solamente el universal absoluto es la creación, el absoluto que deviene en una nueva sociedad. No podríamos sustituir un particular, en tanto pueda resultar revolucionario, incluyendo una forma particular de organización, por un universal que trata de alcanzar y pone en marcha una nueva sociedad. Lo particular es una concreción necesaria de tal alcance, pero no es en sí la totalidad de tal alcance. Y para ello necesitamos no solo la práctica del alcance de una nueva sociedad, sino hay que tener presente la perspectiva filosófica, lo cual es parte del recorrido.
En resumen, se ha desarrollado una perspectiva filosófica emancipadora, y así pues, un universal concreto, que nos puede armar contra la imposición de soluciones ideológicas falsas.
En lugar de eliminar esta palabra: este final de la ofuscación de la eliminación ideológica, radica la necesidad de trabajar teóricamente el sentido de la sublevación revolucionaria de Oaxaca, y es precisamente esencial en el presente momento, el estar apoyado en el pensamiento filosófico emancipador. El doble ritmo de la transformación revolucionaria, la negación de la vieja sociedad y la creación de la nueva, no es solo tarea de la práctica. Al mismo tiempo esto es un acto de conocimiento, de la idea de la emancipación y precisamente es la unidad de las dos cosas, de la práctica y de la teoría/la filosofía, la cual abre de lleno las puertas a una nueva sociedad.

29 de diciembre de 2006
Eugene Gogol
egogol@hotmail.com

Las cinco dificultades para decir la verdad

El que quiera luchar hoy contra la mentira y la ignorancia y escribir la verdad, tendrá que vencer por lo menos cinco dificultades. Tendrá que tener el valor de escribir la verdad aunque la desfigure por doquier, la inteligencia necesaria para descubrirla, el arte de hacerla manejable como un arma, el discernimiento indispensable para difundirla.
Tales dificultades son enormes para los que escriben bajo el fascismo, pero también para los exiliados y los expulsados, y para los que viven en las democracias burguesas.
I. EL VALOR DE ESCRIBIR LA VERDAD
Para mucha gente es evidente que el escritor debe escribir la verdad, es decir, no debe rechazarla ni ocultarla, ni deformarla. No debe doblegarse ante los poderosos, no debe engañar a los débiles. Pero es difícil resistir a los poderosos y muy provechoso engañar a los débiles. Incurrir en la desgracia ante los poderosos equivale a la renuncia, y renunciar al trabajo es renunciar al salario. Renunciar a la gloria de los poderosos significa frecuentemente renunciar a la gloria en general. Para todo ello se necesita mucho valor.
Cuando impera la represión más feroz, gusta hablar de cosas grandes y nobles. Es entonces cuando se necesita valor para hablar de las cosas pequeñas y vulgares, como la alimentación y la vivienda de los obreros. Por doquier aparece la consigna: "No hay pasión más noble que el amor al sacrificio."
En lugar de entonar ditirambos sobre el campesino hay que hablar de máquinas y de abonos que facilitarían el trabajo que se ensalza. Cuando se clama por todas las antenas que el hombre inculto e ignorante es mejor que el hombre cultivado e instruido, hay que tener valor para plantearse el interrogante: ¿Mejor para quién? Cuando se habla de razas perfectas y razas imperfectas, el valor está en decir: ¿Es que el hambre, la ignorancia y la guerra no crean taras?
También se necesita valor para decir la verdad sobre sí mismo cuando se es un vencido. Muchos perseguidos pierden la facultad de reconocer sus errores; la persecución les parece la injusticia suprema; los verdugos persiguen, luego son malos; las víctimas se consideran perseguidas por su bondad. En realidad esa bondad ha sido vencida. Por consiguiente, era una bondad débil e impropia, una bondad incierta, pues no es justo pensar que la bondad implica la debilidad, como la lluvia la humedad. Decir que los buenos fueron vencidos, no porque eran buenos, sino porque eran débiles, requiere cierto valor.
Escribir la verdad es luchar contra la mentira, pero la verdad no debe ser algo general, elevado y ambiguo, pues son estas las brechas por donde se desliza la mentira. El mentiroso se reconoce por su afición a las generalidades, como el hombre verídico por su vocación a las cosas prácticas, reales, tangibles. No se necesita un gran valor para deplorar en general la maldad del mundo y el triunfo de la brutalidad, ni para anunciar con estruendo el triunfo del espíritu en países donde éste es todavía concebible. Muchos se creen apuntados por cañones cuando solamente gemelos de teatro se orientan hacia ellos. Formulan reclamaciones generales en un mundo de amigos inofensivos y reclaman una justicia general por la que no han combatido nunca. También reclaman una libertad general: la de seguir percibiendo su parte habitual del botín. En síntesis, sólo admiten una verdad: la que les suena bien.
Pero si la verdad se presenta bajo una forma seca, en cifras y en hechos, y exige ser confirmada, ya no sabrán qué hacer. Tal verdad no los exalta. Del hombre veraz sólo tienen la apariencia. Su gran desgracia es que no conocen la verdad.
II. LA INTELIGENCIA NECESARIA PARA DESCUBRIR LA VERDAD
Tampoco es fácil descubrir la verdad. Por lo menos la que es fecunda. Así, según opinión general, los grandes Estados caen uno tras otro en la barbarie extrema. Y una guerra intestina que se desarrolla implacablemente puede degenerar en cualquier momento en un conflicto generalizado que convertiría nuestro continente en un montón de ruinas. Evidentemente, se trata de verdades. No se puede negar que llueve hacia abajo: numerosos poetas escriben verdades de este género. Son como el pintor que cubría de frescos las paredes de un barco que se estaba hundiendo. Haber resuelto nuestra primera dificultad les procura una cierta dificultad de conciencia. Es cierto que no se dejan engañar por los poderosos, pero ¿escuchan los gritos de los torturados? No; pintan imágenes. Esta actitud absurda les sume en un profundo desconcierto, del que no dejan de sacar provecho; en su lugar, otros buscarían las causas. No creáis que es cosa fácil distinguir sus verdades de las vulgaridades referentes a la lluvia; al principio parecen importantes, pues la operación artística consiste precisamente en dar importancia a algo. Pero mirad la cosa de cerca: os daréis cuenta que no dejan de decir: no se puede impedir que llueva hacia abajo.
También están los que por falta de conocimientos no llegan a la verdad. Y, sin embargo, distinguen las tareas urgentes y no temen a los poderosos ni a la miseria. Pero viven de antiguas supersticiones, de axiomas célebres a veces muy bellos. Para ellos el mundo es demasiado complicado: se contentan con conocer los hechos e ignorar las relaciones que existen entre ellos.
Me permito decir a todos los escritores de esta época confusa y rica en transformaciones que hay que conocer el materialismo dialéctico, la economía y la historia. Tales conocimientos se adquieren en los libros y en la práctica si no falta la necesaria aplicación. Es muy sencillo descubrir fragmentos de verdad, e incluso verdades enteras. El que busca necesita un método, pero se puede encontrar sin método, e incluso sin objeto que buscar. Sin embargo, ciertos procedimientos pueden dificultar la explicación de la verdad: los que la lean serán incapaces de transformar esa verdad en acción. Los escritores que se contentan con acumular pequeños hechos no sirven para hacer manejables las cosas de este mundo. Pues bien, la verdad no tiene otra ambición. Por consiguiente, esos escritores no están a la altura de su misión.
III. EL ARTE DE HACER LA VERDAD MANEJABLE COMO ARMA
La verdad debe decirse pensando en sus consecuencias sobre la conducta de los que la reciben.
Hay verdades sin consecuencias prácticas. Por ejemplo, esa opinión tan extendida sobre la barbarie: el fascismo sería debido a una oleada de barbarie que se ha abatido sobre varios países, como una plaga natural. Así, al lado y por encima del capitalismo y del socialismo habría nacido una tercera fuerza: el fascismo. Para mí, el fascismo es una fase histérica del capitalismo, y, por consiguiente, algo muy nuevo y muy viejo. En un país fascista el capitalismo existe solamente como fascismo. Combatirlo es combatir el capitalismo, y bajo su forma más cruda, más insolente, más opresiva, más engañosa.

Entonces, ¿de qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina? Una verdad de este género no reporta ninguna utilidad práctica.
Estar contra el fascismo sin estar contra el capitalismo, rebelarse contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo.
Los demócratas burgueses condenan con énfasis los métodos bárbaros de sus vecinos, y sus acusaciones impresionan tanto a sus auditorios que éstos olvidan que tales métodos se practican también en sus propios países.
Ciertos países logran todavía conservar sus formas de propiedad gracias a medios menos violentos que otros. Sin embargo, los monopolios capitalistas originan por doquier condiciones bárbaras en las fábricas, en las minas y en los campos. Pero mientras que las democracias burguesas garantizan a los capitalistas, sin recurso a la violencia, la posesión de los medios de producción, la barbarie se reconoce en que los monopolios sólo pueden ser defendidos por la violencia declarada.
Ciertos países no tienen necesidad, para mantener sus monopolios bárbaros, de destruir la legalidad instituida, ni su confort cultural (filosofía, arte, literatura); de ahí que acepten perfectamente oír a los exiliados alemanes estigmatizar su propio régimen por haber destruido esas comodidades. A sus ojos, es un argumento suplementario en favor de la guerra.
¿Puede decirse que respetan la verdad los que gritan: "Guerra sin cuartel a Alemania, que es hoy la verdadera patria del ‘mal’, la oficina del infierno, el trono del anticristo?" No. Los que así gritan son tontos, impotentes gentes peligrosas. Sus discursos tienden a la destrucción de un país, de un país entero con todos sus habitantes, pues los gases asfixiantes no perdonan a los inocentes.
Los que ignoran la verdad se expresan de un modo superficial, general e impreciso. Peroran sobre el "alemán", estigmatizan el "mal", y sus auditorios se interrogan: ¿Debemos dejar de ser alemanes? ¿Bastará con que seamos buenos para que el infierno desaparezca? Cuando manejan sus tópicos sobre la barbarie salida de la barbarie resultan impotentes para suscitar la acción. En realidad no se dirigen a nadie. Para terminar con la barbarie se contentan con predicar la mejora de las costumbres mediante el desarrollo de la cultura. Eso equivale a limitarse a aislar algunos eslabones en la cadena de las causas y a considerar como potencias irremediables ciertas fuerzas determinantes, mientras que se dejan en la oscuridad las fuerzas que preparan las catástrofes. Un poco de luz y los verdaderos responsables de las catástrofes aparecen claramente: los hombres. Vivimos una época en que el destino del hombre es el hombre.
El fascismo no es una plaga que tendría su origen en la "naturaleza" del hombre. Por lo demás, es un modo de presentar las catástrofes naturales que restituyen al hombre su dignidad porque se dirigen a su fuerza combativa.
El que quiera describir el fascismo y la guerra, grandes desgracias, pero no calamidades "naturales", debe hablar un lenguaje práctico: mostrar que esas desgracias son un efecto de la lucha de clases; poseedores de medios de producción contra masas obreras. Para presentar verídicamente un estado de cosas nefasto, mostrad que tiene causas remediables. Cuando se sabe que la desgracia tiene un remedio, es posible combatirla.
IV. CÓMO SABER A QUIÉN CONFIAR LA VERDAD
Un hábito secular, propio del comercio de la cosa escrita, hace que el escritor no se ocupe de la difusión de sus obras. Se figura que su editor, u otro intermediario, las distribuye a todo el mundo. Y se dice: yo hablo, y los que quieren entenderme, me entienden. En la realidad, el escritor habla, y los que pueden pagar, lo entienden. Sus palabras jamás llegan a todos, y los que las escuchan no quieren entenderlo todo.
Sobre esto se han dicho ya muchas cosas, pero no las suficientes. Transformar la "acción de escribir a alguien" en "acto de escribir" es algo que me parece grave y nocivo. La verdad no puede ser simplemente escrita; hay que escribirla a alguien. A alguien que sepa utilizarla. Los escritores y los lectores descubren la verdad juntos.
Para ser revelado, el bien sólo necesita ser bien escuchado, pero la verdad debe ser dicha con astucia y comprendida del mismo modo. Para nosotros, escritores, es importante saber a quién la decimos y quién nos la dice; a los que viven en condiciones intolerables debemos decirles la verdad sobre esas condiciones, y esa verdad debe venirnos de ellos. No nos dirijamos solamente a las gentes de un solo sector: hay otros que evolucionan y se hacen susceptibles de entendernos. Hasta los verdugos son accesibles, con tal que comiencen a temer por sus vidas. Los campesinos de Baviera, que se oponían a todo cambio de régimen, se hicieron permeables a las ideas revolucionarias cuando vieron que sus hijos, al volver de una larga guerra, quedaban reducidos al paro forzoso.
La verdad tiene un tono. Nuestro deber es encontrarlo. Ordinariamente se adopta un tono suave y dolorido: "Yo soy incapaz de hacer daño a una mosca." Esto tiene la virtud de hundir en la miseria a quien lo escucha. No trataremos como enemigos a quienes emplean este tono, pero no podrán ser nuestros compañeros de lucha. La verdad es de naturaleza guerrera, y no sólo es enemiga de la mentira, sino de los embusteros.
V. PROCEDER CON ASTUCIA PARA DIFUNDIR LA VERDAD
Orgullosos de su valor para escribir la verdad, contentos de haberla descubierto, cansados sin duda de los esfuerzos que supone hacerla operante, algunos esperan impacientes que sus lectores la disciernan. De ahí que les parezca vano proceder con astucia para difundir la verdad.
Confucio alteró el texto de un viejo almanaque popular cambiando algunas palabras: en lugar de escribir: "El maestro Kun hizo matar al filósofo Wan", escribió: "El maestro Kun hizo asesinar al filósofo Wan.". En el pasaje donde se hablaba de la muerte del tirano Sundso, "muerto en un atentado", reemplazó la palabra "muerto" por "ejecutado", abriendo la vía a una nueva concepción de la historia.
El que en la actualidad reemplaza "pueblo" por "población", y "tierra" por "propiedad rural", se niega ya a acreditar algunas mentiras, privando a algunas palabras de su magia. La palabra "pueblo" implica una unidad fundada en intereses comunes; sólo habría que emplearla en plural, puesto que únicamente existen "intereses comunes" entre varios pueblos. La "población" de una misma región tiene intereses diversos e incluso antagónicos. Esta verdad no debe ser olvidada. Del mismo modo, el que dice "la tierra", personificando sus encantos, extasiándose ante su perfume y su colorido, favorece las mentiras de la clase dominante. Al fin y al cabo, ¡qué importa la fecundidad de la tierra, el amor del hombre por ella y su infatigable ardor al trabajarla!: lo que importa es el precio del trigo y el precio del trabajo. El que saca provecho de la tierra no es nunca el que recoge el trigo, y "el gesto augusto del sembrador" no se cotiza en la Bolsa. El término justo es "propiedad rural".
Cuando reina la opresión, no hablemos de "disciplina", sino de "sumisión" pues la disciplina excluye la existencia de una clase dominante. Del mismo modo, el vocablo "dignidad" vale más que la palabra "honor", pues tiene más en cuenta al hombre. Todos sabemos qué clase de gente se precipita para tener la ventaja de defender el "honor" de un pueblo, y con qué liberalidad los ricos distribuyen el "honor" a los que trabajan para enriquecerlos.
La astucia de Confucio es utilizable también en nuestros días. También la de Tomás Moro. Este último describió un país utópico idéntico a la Inglaterra de aquella época, pero en el que las injusticias se presentaban como costumbres admitidas por todo el mundo.
Cuando Lenin, perseguido por la policía del Zar, quiso dar una idea de la explotación de Sajalín por la burguesía rusa, sustituyó Rusia por Japón y Sajalín por Corea. La identidad de las dos burguesías era evidente, pero como Rusia estaba en guerra con el Japón, la censura dejó pasar el trabajo de Lenin.
Hay una infinidad de astucias posibles para engañar a un Estado receloso. Voltaire luchó contra las supersticiones religiosas de su tiempo escribiendo la historia galante de La Doncella de Orléans: describiendo en un bello estilo aventuras galantes sacadas de la vida de los grandes. Voltaire llevó a éstos a abandonar la religión (que hasta entonces tenían por caución de su vida disoluta). De repente se hicieron los propagadores celosos de las obras de Voltaire y ridiculizaron a la policía que defendía sus privilegios. La actitud de los grandes permitió la difusión ilícita de las ideas del escritor entre el público burgués, hacia el que precisamente apuntaba Voltaire.
Decía Lucrecio que contaba con la belleza de sus versos para la propagación de su ateísmo epicúreo. Las virtudes literarias de una obra pueden favorecer su difusión clandestina. Pero hay que reconocer que a veces suscitan múltiples sospechas. De ahí la necesidad de descuidarlas deliberadamente en ciertas ocasiones. Tal sería el caso, por ejemplo, si se introdujera en una novela policíaca, género literario desacreditado, la descripción de condiciones sociales intolerables. A mi modo de ver, esto justificaría completamente la novela policíaca.
En la obra de Shakespeare se puede encontrar un modelo de verdad propagada por la astucia: el discurso de Antonio ante el cadáver de César. Afirmando constantemente la respetabilidad de Bruto, cuenta su crimen, y la pintura que hace de él es mucho más aleccionadora que la del criminal. Dejándose dominar por los hechos, Antonio saca de ellos su fuerza de convicción mucho más que de su propio juicio.
Jonathan Swift propuso en un panfleto que los niños de los pobres fueran puestos a la venta en las carnicerías para que reinara la abundancia en el país. Después de efectuar cálculos minuciosos, el célebre escritor probó que se podrían realizar economías importantes llevando la lógica hasta el fin. Swift jugaba al monstruo. Defendía con pasión absolutista algo que odiaba. Era una manera de denunciar la ignominia. Cualquiera podía encontrar una solución más sensata que la suya, o al menos más humana; sobre todo, aquellos que no habían comprendido a dónde conducía este tipo de razonamiento.
Militar a favor del pensamiento, sea cual fuere la forma que éste adopte, sirve a la causa de los oprimidos. En efecto, los gobernantes al servicio de los explotadores consideran el pensamiento como algo despreciable. Para ellos lo que es útil para los pobres es pobre. La obsesión que estos últimos tienen por comer, por satisfacer su hambre, es baja. Es bajo menospreciar los honores militares cuando se goza de este favor inestimable: batirse por un país cuando se muere de hambre. Es bajo dudar de un jefe que os conduce a la desgracia. El horror al trabajo que no alimenta al que lo efectúa es asimismo una cosa baja, y baja también la protesta contra la locura que se impone y la indiferencia por una familia que no aporta nada. Se suele tratar a los hambrientos como gentes voraces y sin ideal, de cobardes a los que no tienen confianza en sus opresores, de derrotistas a los que no creen en la fuerza, de vagos a los que pretenden ser pagados por trabajar, etcétera. Bajo semejante régimen, pensar es una actividad sospechosa y desacreditada. ¿Dónde ir para aprender a pensar? A todos los lugares donde impera la represión.
Sin embargo, el pensamiento triunfa todavía en ciertos dominios en que resulta indispensable para la dictadura. En el arte de la guerra, por ejemplo, y en la utilización de las técnicas. Resulta indispensable pensar para remediar, mediante la invención de tejidos "ersatz", la penuria de lana. Para explicar la mala calidad de los productos alimenticios o la militarización de la juventud no es posible renunciar al pensamiento. Pero recurriendo a la astucia se puede evitar el elogio de la guerra, al que nos incitan los nuevos maestros del pensamiento. Así, la cuestión ¿cómo orientar la guerra? lleva a la pregunta: ¿vale la pena hacer la guerra? Lo que equivale a preguntar: ¿cómo evitar la guerra inútil? Evidentemente, no es fácil plantear esta cuestión en público hoy. Pero ¿quiere decir esto que haya que renunciar a dar eficacia a la verdad? Evidentemente, no.
Si en nuestra época es posible que un sistema de opresión permita a una minoría explotar a la mayoría, la razón reside en una cierta complicidad de la población, complicidad que se extiende a todos los dominios. Una complicidad análoga, pero orientada en sentido contrario, puede arruinar el sistema. Por ejemplo, los descubrimientos biológicos de Darwin eran susceptibles de poner en peligro todo el sistema, pero solamente la Iglesia se inquietó. La policía no veía en ello nada nocivo. Los últimos descubrimientos de la física implican consecuencias de orden filosófico que podrían poner en tela de juicio los dogmas irracionales que utiliza la opresión. Las investigaciones de Hegel en el dominio de la lógica facilitaron a los clásicos de la revolución proletaria, Marx y Lenin, métodos de un valor inestimable. Las ciencias son solidarias entre sí, pero su desarrollo es desigual según los dominios; el Estado es incapaz de controlarlos todos. Así, los pioneros de la verdad pueden encontrar terrenos de investigación relativamente poco vigilados. Lo importante es enseñar el buen método, que exige que se interrogue a toda cosa a propósito de sus caracteres transitorios y variables. Los dirigentes odian las transformaciones: desearían que todo permaneciese inmóvil, a ser posible durante un milenio: que la Luna se detuviese y el Sol interrumpiese su carrera. Entonces nadie tendría hambre ni reclamaría alimentos. Nadie respondería cuando ellos abriesen fuego; su salva sería necesariamente la última.
Subrayar el carácter transitorio de las cosas equivale a ayudar a los oprimidos. No olvidemos jamás recordar al vencedor que toda situación contiene una contradicción susceptible de tomar vastas proporciones. Semejante método –la dialéctica, ciencia del movimiento de las cosas– puede ser aplicado al examen de materias como la biología y la química, que escapan al control de los poderosos, pero nada impide que se aplique al estudio de la familia; no se corre el riesgo de suscitar la atención. Cada cosa depende de una infinidad de otras que cambian sin cesar; esta verdad es peligrosa para las dictaduras.
Pues bien, hay mil maneras de utilizarla en las mismas narices de la policía. Los gobernantes que conducen a los hombres a la miseria quieren evitar a todo precio que, en la miseria, se piense en el Gobierno. De ahí que hablen de destino. Es al destino, y no al Gobierno, al que atribuyen la responsabilidad de las deficiencias del régimen. Y si alguien pretende llegar a las causas de estas insuficiencias, se le detiene antes de que llegue al Gobierno.
Pero en general es posible reclinar los lugares comunes sobre el destino y demostrar que el hombre se forja su propio destino. Ahí tenéis el ejemplo de esa granja islandesa sobre la que pesaba una maldición. La mujer se había arrojado al agua, el hombre se había ahorcado. Un día, el hijo se casó con una joven que aportaba como dote algunas hectáreas de tierra. De golpe, se acabó la maldición. En la aldea se interpretó el acontecimiento de diversos modos. Unos lo atribuyeron al natural alegre de la joven; otros a la dote, que permitía, al fin, a los propietarios de la granja comenzar sobre nuevas bases. Incluso un poeta que describe un paisaje puede servir a la causa de los oprimidos si incluye en la descripción algún detalle relacionado con el trabajo de los hombres. En resumen: importa emplear la astucia para difundir la verdad.
CONCLUSIÓN
La gran verdad de nuestra época, conocerla no es todo, pero ignorarla equivale a impedir el descubrimiento de cualquier otra verdad importante, es ésta: nuestro continente se hunde en la barbarie porque la propiedad privada de los medios de producción se mantiene por la violencia. ¿De qué sirve escribir valientemente que nos hundimos en la barbarie si no se dice claramente por qué? Los que torturan lo hacen por conservar la propiedad privada de los medios de producción.
Ciertamente, esta afirmación nos hará perder muchos amigos: todos los que, estigmatizando la tortura, creen que no es indispensable para el mantenimiento de las formas actuales de propiedad.
Digamos la verdad sobre las condiciones bárbaras que reinan en nuestro país; así será posible suprimirlas, es decir, cambiar las actuales relaciones de producción. Digámoslo a los que sufren del statu quo y que, por consiguiente, tienen más interés en que se modifique: a los trabajadores, a los aliados posibles de la clase obrera, a los que colaboran en este estado de cosas sin poseer los medios de producción.

Bertolt Brech. Tomado de La Jornada Semanal 31-XII-06

La semilla del árbol de nuestra vida

Al Encuentro de los Pueblos Zapatistas con los Pueblos del Mundo:

Desde los tiempos más primeros de nuestra memoria, desde las enseñanzas de nuestros abuelos y abuelas más sabios y sabias, desde el silencio donde nace el viento y se hace palabra, hemos venido a contarles una historia, según lo que hemos aprendido de nuestra flor más grande y fuerte que es la palabra.
Nos contaba nuestra abuela, que por allá en las tierras dignas del sur de este país, vive la madre de todos los que han nacido con mucho dolor, pero con esperanza en su corazón, y que se llama la madre Ceiba, el árbol de la vida que se levanta hacia el cielo, y que nuestro padre viento esparce sus semillas por los cuatro rumbos desde estas tierras del Sureste mexicano.
Nuestra memoria de resistencia se remonta a una larga noche de más de quinientos años de explotación, despojo, discriminación y pobreza; este tiempo oscuro en el que los poderosos han intentado arrancar de nuestro corazón el supremo derecho a organizar la vida y el gobierno de nuestros pueblos de acuerdo a la costumbre e historia. ¡Pero no han logrado arrancar la raíz del árbol de nuestra vida, de los que somos hombres y mujeres de maíz!
A pesar de que cortaron el tronco de nuestro árbol, no pudieron arrancar su raíz y empezó a retoñar con el levantamiento indígena del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el primero de enero de 1994, que sacudió a la nación entera e hizo visible a los ojos del mundo la opresión, miseria, olvido y abandono en que vivimos y seguimos viviendo los pueblos indígenas de todo México.
El retoñar de nuestro árbol de vida se hizo más fuerte y grande cuando nuestros pueblos se encontraron con la palabra zapatista y nos convocamos al Foro Nacional Indígena en enero de 1996 y, finalmente, a la fundación del Congreso Nacional Indígena (CNI) en octubre del mismo año con la participación destacada del EZLN en voz de la comandanta Ramona.
El CNI, la casa de los pueblos nuestros, pueblos primeros nacidos de la tierra y del maíz, del dolor y la esperanza, desde su fundación representa la posibilidad de que juntemos nuestras resistencias y caminos que de antiguo caminamos los pueblos indígenas que habitamos este país.
La semilla del árbol de nuestra vida fue regada hacia los cuatro rumbos por los vientos de la memoria y la resistencia, y nos convocamos para el Segundo y Tercer Congreso Nacional Indígena por el reconocimiento constitucional de los Acuerdos de San Andrés, cuando aún creíamos que el mal gobierno iba a cumplir su palabra, pero nos dimos cuenta que por allá no camina la dignidad sino la traición a la palabra digna del EZLN y el CNI que lleva la voz de nuestros pueblos.
Ningún partido, ningún poder del Estado quedaron al margen de la traición. Fue entonces cuando nos dimos cuenta que los asesinos de nuestra madre tierra, los grandes dueños del capital, son quienes en realidad tienen el poder en este país y los gobernantes sólo sirven de instrumento para defender sus intereses, y si permitimos la construcción de presas, la deforestación de los montes, la privatización y contaminación del agua, el comercio de transgénicos, la venta de los centros ceremoniales, estaremos permitiendo el exterminio de nuestros pueblos; es por esto que nosotros identificamos al sistema capitalista y a los empresarios gobernantes como principales enemigos de nuestros pueblos al continuar con su plan de despojo y muerte de la madre tierra y de todo lo que nace de ella.
Son el capitalismo y sus títeres gobernantes, los que reprimen a quienes nos defendemos del robo y exterminio que intentan, son los culpables de todos nuestros presos, muertos y desaparecidos; es decir, el capitalismo y los falsos gobiernos son los culpables de la pobreza, opresión y exterminio de nuestros pueblos.
Durante la Marcha del Color de la Tierra en 2001, nuestra palabra recorrió todos los rincones del país y tampoco fue escuchada. Fue entonces cuando como CNI decidimos mantenernos en silencio y ejercer la autonomía en los hechos con los Acuerdos de San Andrés como Constitución y regionalizarnos para fortalecer nuestro trabajo de coordinación.
Cuando el árbol de nuestra vida parecía que se marchitaba, espació su semilla hasta el rincón más alejado de estas tierras.
Estas semillas de vida germinaron en las tierras con dignidad, convirtiéndose en foros, talleres, reuniones y asambleas.
Mientras esto sucedía, en estas tierras zapatistas los vientos muy otros iban naciendo la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y con ella La Otra Campaña. Los pueblos indígenas de México nos adherimos a ella y nos convocamos al Cuarto Congreso Nacional Indígena hace unos meses, reunidos en la comunidad indígena de N'donhuani-San Pedro Atlapulco, en el otro estado de México.
Los acuerdos de este congreso nacen de nuestro corazón, son las flores de nuestro árbol dispuestas a dar nuevas semillas, semillas de vida y esperanza.
La flor más nueva que ha nacido en nuestro árbol ha sido el Encuentro en Defensa de la Madre Tierra y la Autonomía Indígena realizado en Mezcala, en el otro estado de Jalisco, donde ratificamos nuestro compromiso con la lucha de nuestros pueblos, desde abajo y a la izquierda y manifestamos nuestro total apoyo a la lucha de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca y sus demandas, y reafirmamos que nuestra madre tierra y toda la vida que se nace en ella son sagrados, por lo tanto no se compran ni se venden y nadie puede aprovecharlos o apropiarse de ellos para beneficio de unos pocos; por lo que nos declaramos anticapitalistas y dispuestos a construir una gran fuerza que surja desde abajo, desde nuestros pueblos, junto con otros hermanos y hermanas del campo y la ciudad que son despojados, explotados y oprimidos, para poner fin a este sistema de muerte y a los gobiernos que lo sostienen.
Las políticas neoliberales del Estado mexicano forman parte de la interminable guerra de conquista contra nuestros pueblos y son políticas que buscan matar la tierra y desaparecer nuestras culturas a través del saqueo y despojo de nuestros territorios y saberes tradicionales, la contaminación de los maíces nativos, la privatización de todos los elementos que integran la madre tierra y el desconocimiento de nuestros gobiernos y formas de organización propias.
Éste es nuestro caminar, así ha nacido y crecido nuestro árbol en el CNI, las luchas y resistencias de nuestros pueblos indígenas lo alimentan, nuestras flores pertenecen ahora a un solo árbol de vida, es decir, nuestros pueblos se están integrando y acompañando para que ya no estemos solos en nuestra lucha por la autonomía.
En este momento, consideramos que nuestro principal proyecto histórico es la práctica en los hechos de los autogobiernos indígenas, con un control territorial propio en el ejercicio de la autonomía como una contribución surgida desde nuestros pueblos, naciones y tribus para el Programa Nacional de Lucha y el nuevo México que queremos construir.
El poder y los grandes empresarios capitalistas han querido arrancar nuestra raíz, es decir, la identidad de nuestros pueblos, perno nosotros nos hemos hecho fuertes con el caminar de nuestra memoria. Si no pudieron cuando estuvimos dispersos no podrán ahora que estamos unidos en el CNI. Así lo cuentan nuestros abuelos y abuelas, así lo creemos nosotros.

Desde Oventic, municipio autónomo zapatista de San Andrés Sakamch'en de los Pobres, en el otro estado de Chiapas.
31 de diciembre de 2006

Por la reconstitución integral de nuestros pueblos
Nunca más un México sin nosotros
Congreso Nacional Indígena

La Declaración de N'donhuani y la Declaración de Mezcala,
pueden consultarse en www.htlm.enlacezapatista.ezln.org.mx/la-otra-campaña

Ojarasca 117 enero 2007

¿Hacia un proceso de Bordaberrización en México?

Ponencia presentada por Carlos Fazio[1]

Compañeros de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), de la Asamblea Popular de los Pueblos de México (APPM) y de la Fracción Parlamentaria del PRD en la Cámara de Diputados.

Dado que en otras ocasiones y en ámbitos diferentes me he referido a la situación de los derechos humanos en Oaxaca y a que durante el evento que nos convoca se rendirán diferentes testimonios de víctimas directas de la represión, quiero enfocar mi intervención en el análisis de la coyuntura y las tendencias hacia la conformación de un nuevo régimen autoritario en nuestro país.
México vive un larvado proceso de fascistización. Si no se lo frena ahora, su consecuencia lógica puede ser la consolidación de un Estado terrorista. Conviene tomar en cuenta que el terrorismo de Estado es algo más que la violenta implantación de un régimen dictatorial: es una política cuidadosamente planificada y ejecutada que responde a un proyecto de dominación de clase tendiente a configurar un nuevo modelo de Estado que actúa pública y al mismo tiempo clandestinamente a través de sus estructuras institucionales.
El estado de Jalisco, en 2004, con Francisco Ramírez Acuña, y los estados de México y Oaxaca, en 2006, bajo las gubernaturas de Enrique Peña Nieto y Ulises Ruiz, respectivamente, son sendos laboratorios para la imposición de un nuevo modelo de dominación a nivel nacional. En dichos casos, el Estado abandonó abierta o encubiertamente el imperio del derecho y adoptó formas de excepción, dando vigencia a la máxima latina “lo que place al príncipe tiene fuerza de ley”. En esos casos, los gobernadores de Jalisco, estado de México y Oaxaca contaron con el aval del ex titular del Poder Ejecutivo, Vicente Fox, y con la actuación violenta de fuerzas coercitivas, locales y federales.
El uso de la fuerza guarda relación con la pérdida de hegemonía del bloque de poder, a través de sus representantes políticos y portadores ideológicos, lo que obligó a la adopción de formas excepcionales para la solución de las crisis. La fractura en el bloque de poder −la ausencia de consenso político por parte de los intereses del capital monopólico y las constantes disputas entre las fracciones de clase dentro del bloque dominante−, y la ineficacia de los instrumentos coercitivos que garantizaban un consentimiento condicionado de las clases subordinadas −verbigracia, la incapacidad de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN) para encauzar la lucha de clases dentro de los canales legitimados por el sistema−, llevaron a la sustitución de los mecanismos de dominación. Cuanto más graves y catastróficas sean estas crisis, más excepcionalidad adquirirá la forma del Estado; más apelará el bloque de poder a los estamentos militares y paramilitares (escuadrones de la muerte, sicarios a sueldo, policías ministeriales, municipales y auxiliares vestidos de civil, como ocurre hoy en Oaxaca) para resolver de manera coercitiva lo que no le es posible ya lograr por el consentimiento.
Guiados por una fría racionalidad tecnocrática institucionalizada, en la coyuntura del 2006, el fraude electoral −un nuevo fraude de Estado montado en parte sobre el voto del miedo−, así como la represión violenta de tipo contrainsurgente en la Siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas (Michoacán), San Salvador Atenco (estado de México) y Oaxaca, y un virtual estado de sitio en torno al Palacio Legislativo de San Lázaro (en vísperas y durante el sexto informe de gobierno foxista y el cambio de mando Fox-Calderón), han sido las formas de control directo del Estado y el acomodamiento del mismo a las necesidades de los intereses estratégicos afectados.
De manera gradual desde la insurrección campesino-indígena del EZLN en Chiapas (1994), México ha vivido un lento proceso de militarización de todo el aparato del Estado y adoptado cada vez más formas propias de un Estado de excepción. El Estado-mediación ha ido cediendo espacio al Estado-fuerza, lo que, de suyo, implica la elaboración de un nuevo derecho de base esencialmente discrecional en cuanto a las facultades de los poderes públicos, sin sujeción a criterios de razonabilidad y autolimitación.
La “legitimación” del uso de la represión violenta desproporcionada y la práctica de la tortura contra grupos altermundistas en Jalisco (2004), por el secretario de Gobernación del régimen actual, Ramírez Acuña, y la reproducción aumentada del nuevo modelo autoritario en Michoacán, Atenco y Oaxaca (2006), configuran un Estado contrainsurgente en ciernes. Una nueva “filosofía” y un nuevo tipo de dominación que, con el aval de Felipe Calderón desde antes de asumir el cargo como presidente impuesto, y con el concurso del Ejército, la Marina de Guerra, la Policía Federal Preventiva (PFP), la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y la actuación de grupos paramilitares, exhibe de manera descarnada, en Oaxaca, la nueva faz de un Estado clandestino que utiliza el crimen y el terror como método.
Asimismo, como laboratorio del horror, Oaxaca exhibe la impunidad fáctica y jurídica de “las fuerzas del orden”, amparadas por un sistema judicial cómplice y temeroso, que ha sido usado como instrumento de represión, persecución política y amedrentamiento. Una impunidad total para matar, secuestrar-desaparecer, aprisionar, torturar, vejar, humillar, violar sexualmente y trasladar a miles de kilómetros, fincándoles cargos múltiples, a disidentes políticos considerados “vándalos”, “subversivos” o “terroristas” según la lógica que impera en las estructuras del poder dominante, local y federal.
Ante la incapacidad de las viejas formas de dominación para defender el orden capitalista dependiente y contrarrestar la contestación social en ascenso, la clase en el poder incorpora una actividad paralela del Estado mediante una doble cara de actuación de sus aparatos coercitivos: una pública y sometida a las leyes, y otra clandestina, que aplica el “terror benigno” al margen de toda legalidad formal.
La conformación de un “gabinete de choque” por el espurio Calderón, con la llegada del ex subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional, Agustín Carstens, a la Secretaría de Hacienda y el “padrino” Francisco Ramírez Acuña a Gobernación −prontuariado por organizaciones humanitarias por los delitos de tortura, detenciones arbitrarias e incomunicación de prisioneros y ahora dotado de amplias facultades para coordinar acciones de seguridad nacional−, anticipaban ya, en diciembre pasado, un gobierno de “mano dura” afín a los intereses cupulares del Consejo Coordinador Empresarial y sus aliados transnacionales.
Asimismo, la designación de dos hombres extraídos de los sótanos de la seguridad del Estado, Eduardo Medina Mora y Genaro García Luna, en la Procuraduría General de la República (PGR) y la Secretaría de Seguridad Pública federal (SSP), respectivamente, formó parte del mensaje autoritario inicial del nuevo gobierno. La reubicación en puestos clave del área de seguridad, de dos hombres que participaron en tareas de mando en los hechos de violencia estatal antiterrorista en Michoacán, Atenco y Oaxaca, no sólo dio una idea del continuismo del régimen de derecha panista sino que evidenció la voluntad del titular del Ejecutivo federal de persistir en las políticas de escarmiento y terror disuasorio, violatorias de los derechos humanos, del gobierno anterior.
La tendencia hacia la conformación de un régimen de fuerza de nuevo tipo, sustentado en el poder de las armas, el terrorismo de Estado y la censura previa,[2] y no en la Constitución, las leyes y la civilidad republicana, se ha venido confirmando con la militarización de la seguridad interior vía la presunta “guerra” contra el crimen organizado (operativos castrenses Michoacán, Tijuana y Sinaloa) y el proyecto de reingeniería de los órganos de seguridad del Estado, que comprende la creación de un Cuerpo Federal de Policía y gendarmerías supervisadas por el Ejército en localidades con menos de 20 mil habitantes así como la figura de un nuevo “zar” antidrogas.[3]

Calderón: ¿mano militar?

Felipe Calderón dijo en campaña que tenía la “mano firme” para restablecer “el orden y la seguridad” en México. Y desde que asumió la Presidencia ha esgrimido un vocabulario bélico e incluso se exhibió en indumentaria militar. Sin embargo, en política, la forma y los símbolos importan. Por eso, el “estilo personal de gobernar” del actual titular del Ejecutivo ha arrancado algunas expresiones de alerta.
Desde un primer momento, Calderón, quien ganó los comicios por medio punto porcentual y cuya legitimidad ha estado acotada por la sombra de un megafraude de Estado, ha querido significar su asociación con las Fuerzas Armadas. Ningún otro asunto ha recibido tanta atención en los medios masivos de comunicación, en particular en la radio y la televisión, como los anuncios de la Presidencia para mostrar su cercanía con las instituciones armadas.
En el primer minuto del 1 de diciembre pasado, en una ceremonia sin precedentes en la vida republicana de México, Calderón asumió la titularidad del Poder Ejecutivo en la residencia oficial de Los Pinos rodeado de militares. En un acto simbólico de traspaso del poder, su antecesor, Vicente Fox, se despojó de la banda presidencial y la entregó a un cadete del Colegio Militar. Acto seguido, ya investido como mandatario, Calderón tomó protesta a los miembros de su gabinete de Seguridad Nacional.
Horas después se produciría su agitada toma de mando ante un Congreso militarizado. Pero lo más significativo de ese 1 de diciembre fue la presencia de Calderón en el Campo Marte, donde presenció un desfile castrense y luego, exceptuándolos de la austeridad burocrática, anunció un aumento salarial para los miembros de las instituciones armadas.
Con posterioridad, en el marco de una gran cobertura mediática y contraviniendo el texto del artículo 129 constitucional, que prohíbe a las Fuerzas Armadas ejercer en tiempos de paz funciones que no tengan “exacta conexión con la disciplina militar”, lanzó su “guerra” contra el narco y la delincuencia organizada mediante la intervención combinada de soldados del Ejército, infantes de Marina y las policías de todos los niveles en Michoacán, Baja California y Sinaloa, estados detectados como los principales “focos rojos” de la criminalidad.
Previamente había ordenado transferir 7,500 efectivos de la Tercera Brigada de Policía Militar y 2,500 de la Marina de Guerra a la Policía Federal Preventiva, confirmando el carácter paramilitar de ese cuerpo, en un hecho que entraña, a la vez, una contradicción, ya que la tarea de prevención del delito no se lleva con la preparación y la actividad castrenses.
En el Presupuesto para el año fiscal aprobado en diciembre por el Congreso, se registró un aumento significativo en el rubro seguridad, en detrimento de otras áreas como educación y cultura. Así, el presupuesto de la Secretaría de Seguridad Pública pasó de 9.5 mil millones de pesos en 2006 a 13.6 mil millones para 2007; el de la Secretaría de la Defensa Nacional aumentó de 26.9 mil millones de pesos a 32.2 mil millones, y el de la Marina pasó de 9.4 mil millones de pesos a 10.9 mil millones de pesos para los mismos años.[4] Por su parte, la Secretaría de Gobernación gastará casi 40 por ciento de su presupuesto en inteligencia estratégica y seguridad nacional.[5]
Por otra parte, el 3 de enero pasado, en la que fue su primera actividad pública en 2007, el Presidente se presentó en el cuartel principal de la 43ª. Zona Militar, en Apatzingán, Michoacán, ataviado con una gorra de cinco estrellas y casaca militar de combate, rindió “tributo” a las Fuerzas Armadas y compartió el “rancho” (el pan y la sal según la jerga castrense), con los soldados. Desusado en México, el gesto fue interpretado como un intento por ostentarse como comandante supremo de las Fuerzas Armadas. Pero también fue visto como una manera de demostrar que cuenta con el apoyo del Ejército después de una elección muy cuestionada. Miguel Ángel Granados Chapa habló incluso de la “sujeción” del presidente de la República a las Fuerzas Armadas.[6] Y la portada de la revista Proceso de esta semana es de suyo elocuente: “El rehén”, es el título de portada que atraviesa una foto que exhibe a Calderón con quepí militar y uniforme de faena verde olivo, rodeado de mandos castrenses.[7]
Los espectaculares y multipublicitados operativos conjuntos del Ejército, la Marina de Guerra y las distintas policías contra el narco y la delincuencia organizada han arrojado hasta ahora magros resultados. Lo que sí avanza de facto es la reestructuración de todas las policías bajo un mando único a nivel federal.
El proyecto ha sido elaborado por expertos en contraterrorismo que han pasado por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), la Policía Federal Preventiva (PFP) y la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), con asesoría de mandos militares, de la Guardia Civil española, la policía francesa y otras corporaciones extranjeras como la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y la agencia antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
Sin que hayan sido aprobadas por el Congreso las reformas legales correspondientes para su creación, el nuevo Cuerpo Federal de Policía (CFP) fusionará y asumirá las atribuciones, facultades, capacidades y la operación de la Policía Federal Preventiva, la Agencia Federal de Investigaciones y la Inspección Migratoria, y muy posiblemente también a la Policía Fiscal, que hoy depende de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
De manera provisoria, hasta que el Congreso apruebe las modificaciones, el mando de la CFP −que hará las veces de una policía nacional encargada de la seguridad, pero también del control de los movimientos políticos y sociales−, ha sido encomendado al general de Brigada Ardelio Vargas Fosado, quien el 15 de diciembre pasado fue designado comisionado de la PFP y director de la AFI, simultáneamente.[8]
El general Vargas, quien inició su carrera en el área del espionaje político en la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS) y fungió como director de investigaciones en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), antes de ser nombrado jefe del Estado Mayor de la PFP, cargo desde el cual dirigió en el terreno los operativos contrainsurgentes en San Salvador Atenco y Oaxaca, en 2006, comandará una fuerza de 40 mil hombres.
Asimismo, el comisionado tendrá bajo su mando a cinco comisarios, cada uno a cargo de un área específica: policía ciudadana, policía auxiliar del Ministerio Público, aduanas, migración e inteligencia. Esta última, cuyo comisario designado es Ignacio Nemesio Lugo, se encargará de investigar terrorismo y grupos armados.[9]
Trascendió que en la creación de la figura de un “zar” antidrogas, el gobierno de Calderón ha trabajado de manera estrecha con autoridades de Estados Unidos adscritas al área de seguridad nacional y altos mandos militares. Se anticipa, también, que el nuevo “zar” antinarcóticos tendrá vínculos directos con todas las áreas de los departamentos de Estado y del Tesoro, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas y la agencia antidrogas de Estados Unidos. Se prevé incluso la instalación de más oficinas de la DEA en territorio mexicano.[10]
En el marco del Acuerdo para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN), igual que Vicente Fox, en el gobierno de Calderón la política interior de México forma parte de la agenda de seguridad nacional de Washington. Por su asimetría, la militarización y transnacionalización de los “esfuerzos bilaterales” del combate contra el crimen organizado y el terrorismo, significa, para México, una cesión de soberanía.
Por otra parte, cabe apuntar que la “guerra” del Estado contra el crimen organizado plantea un falso dilema. Se podrá controlar, administrar o acotar al hampa. Pero no derrotarla. Porque en México existe una corrupción institucionalizada. La criminalidad organizada ha tenido un desarrollo endógeno. No se trata de un fenómeno paralelo, ajeno a las estructuras del Estado. Ha crecido al interior mismo de la estructura de poder. Atraviesa a las grandes empresas, la banca privada, las Fuerzas Armadas, la Procuraduría General de la República, el aparato judicial, la clase política.
Con medidas de tipo policial y militar, Calderón podrá intentar devolver cierta autoridad al Estado y un mínimo de orden a la sociedad. Que paren las decapitaciones y la violencia extrema. Pero nada más, salvo intentar legitimarse.
Para derrotar a la criminalidad se necesita reformar a fondo las injustas estructuras. Pero esa no es la “misión” del proyecto conservador de Felipe Calderón.
De allí que, como decíamos al principio, lo que se avizora para México sea un nuevo modelo autoritario de seguridad. Un Estado de corte cada vez más policial-militar, basado en prácticas de tipo contrainsurgente. Un nuevo Estado de excepción, que con la excusa de combatir a los cárteles y las mafias, esté dirigido a controlar y/o aplastar a los movimientos sociales y a la disidencia política interna.
México viaja a contracorriente de los vientos de fronda que azotan la geografía latinoamericana. Con Calderón, presidente débil, podríamos estar asistiendo a un proceso de bordaberrización del Estado. La expresión alude a la experiencia uruguaya protagonizada por el presidente Juan María Bardaberry, quien llegó al gobierno en 1972 mediante un fraude electoral y un año después, con apoyo de los militares, disolvió el Parlamento, ilegalizó los sindicatos, cerró la Universidad y dio inicio a un proceso cívico-militar basado en la represión, la desaparición y la tortura, de la mano de una Doctrina de Seguridad Nacional patrocinada por Estados Unidos en todo el Cono Sur de América Latina.
Es decir, México, con Calderón, podría estar en el inicio de un lento proceso de militarización bajo fachada civil, sustentado en leyes de excepción.
Al respecto, cabe recordar, finalmente, que, como decían los clásicos y sucedió en Uruguay y otros países de la región, “las bayonetas sirven para todo, menos para sentarse sobre ellas”.
[1] Carlos Fazio, profesor investigador de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) y profesor de asignatura en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista y escritor. Colaborador de La Jornada.
[2] En enero de 2007, el director general de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación, Eduardo Garzón Valdez, contraviniendo el artículo séptimo constitucional, censuró un programas en medios electrónicos de Andrés Manuel López Obrador, para transmitirse con cargo a los tiempos oficiales del Partido de la Revolución Democrática, donde había fragmentos de su toma de posesión como “presidente legítimo” de México.
[3] Gustavo Castillo García, “Plantea el gobierno gendarmerías para pueblos con menos de 20 mil habitantes”. La Jornada, 17 de diciembre de 2006
[4] José Luis Piñeyro, “Gasto, ¿público?”. El Universal, 6 de enero de 2007.
[5] Fabiola Martínez, “Usará Gobernación 40% de su gasto en inteligencia y seguridad nacional”. La Jornada, 27 de diciembre de 2006.
[6] Miguel Angel Granados Chapa, “La sujeción”. Revista Proceso número 1575, 7 de enero de 2007.
[7] Ver portada de la revista Proceso número 1575, 7 de enero de 2007.
[8] Gustavo Castillo García, “Arranca en los hechos unión de AFI y PFP bajo mando de Ardelio Vargas”. La Jornada, 16 de diciembre de 2006.
[9] Gustavo Castillo García, “Plantea el gobierno gendarmerías para pueblos con menos de 20 mil habitantes”, ya citado.
[10] Gustavo Castillo García, “Estrecha colaboración México-EU para crear la figura de zar antidrogas”. La Jornada, 5 de enero de 2007.

15 enero, 2007

Solidaridad con el martirizado pueblo de Haití

Carros blindados atacan a hombres, mujeres y niños en Cité Soleil
El regalo de Navidad de la ONU para Haití
28-12-2006


Haití Action Committee
Rebelión
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
En la madrugada del viernes 22 de diciembre, desde aproximadamente las 3 de la mañana, 400 soldados de las fuerzas de ocupación de la ONU, dirigidas por brasileños, con vehículos blindados, realizaron un masivo ataque contra la población de Cité Soleil, sitiando una vez más a esa comunidad empobrecida.
Testigos presénciales informan que una ola de disparos indiscriminados con armas pesadas comenzó aproximadamente a las 5 de la mañana y continuó durante gran parte del día viernes - una operación de la misma escala que la masacre de la ONU en Cité Soleil del 6 de julio de 2005. Se informa que se escuchaban las detonaciones a kilómetros de distancia.
Los primeros informes periodísticos hablaban de por lo menos 40 víctimas, todas civiles. Según testimonios de la comunidad, las fuerzas de la ONU en helicópteros dispararon contra las casas mientras otros soldados atacaban desde tierra con transportes blindados de tropas. La gente murió en sus casas. Soldados de la ONU de Brasil, Chile, Uruguay y Bolivia participaron en el sitio de todo el día, con el respaldo de policías haitianos. Los soldados de la ONU tuvieron nuevamente como objetivos los barrios Bois Neuf y Drouillard de Cité Soleil - escena de la masacre del 6 de julio.
Mientras los informes siguen llegando: lo que se sabe por el momento es que:
A... Un fotógrafo de Reuters “contó 9 cuerpos, y testigos presénciales contaron 4 más. Hasta 40 personas fueron heridas, dijeron trabajadores humanitarios. Se cree que todas las víctimas son civiles.” (Reuters)
B... Un observador de derechos humanos haitiano contó por lo menos 17 cadáveres. Este testigo también informó que:
· una mujer, embarazada de 6 meses recibió tiros en el estómago, matando a su hijo aún no nacido.
· un hombre, y su hijo de 8 años, estaban en sus camas cuando un helicóptero acribilló su casa, hiriendo a ambos.
· un hombre llamado Jacquelin Oliver fue muerto en su cama cuando las balas perforaron las paredes. Deja a su esposa y a un niño de 3 años.
· “los extranjeros llegaron disparando durante horas sin interrupción y mataron a 10 personas,” según el residente de Bois Neuf, Johnny Claircidor, citado por Reuters. “Vinieron a aterrorizar a la población,” dijo la residente de Cité Soleil Rose Martel a Reuters, refiriéndose a los soldados de la ONU y a la policía. “No creo que hayan matado realmente a algún bandido, a menos que nos consideren a todos como bandidos.”
· La Agence Haitienne de Presse (AHP) dijo que “los residentes de Cité Soleil informan sobre daños muy serios a la propiedad y que existe preocupación de que pueda desarrollarse una crítica escasez de agua porque las cisternas y los tubos de agua fueron agujereados por los disparos.”
· “Residentes locales dicen que las víctimas fueron ciudadanos normales cuyo único crimen fue que viven en el vecindario atacado.” (AHP)
Soldados de la ONU impiden que vehículos de la Cruz Roja ayuden a los herido Según Pierre Alexis, coordinador de la Cruz Roja Haitiana para Cité Soleil, los soldados de la ONU impidieron que la Cruz Roja Haitiana atendiera a niños heridos durante el ataque. Alexis dijo que numerosos niños sufrieron graves heridas, pero que soldados de la ONU impidieron que los vehículos de la Cruz Roja entraran a Cité Soleil. AHP informó que “residentes se indignaron porque soldados [de la ONU] se negaron a permitir la atención médica... para gente que ellos habían herido.” A pesar de esto, el hospital St. Catherine en Cité Soleil informó que recibió a numerosos heridos.
¿A qué se debe este último ataque contra la gente de Cité Soleil? - Las autoridades de ocupación de la ONU en Haití afirman que forma parte de su lucha contra “bandidos” y “secuestradores”, usando a los 300.000 residentes de Cité Soleil como chivos expiatorios. Sin embargo, es de conocimiento general en todo Port-au-Prince que los secuestradores provienen de todos los sectores, incluyendo a agentes corruptos de la policía y a los ricos. ¿Dirige la ONU ataques militares contra los vecindarios acaudalados donde se sabe que operan los secuestradores? Claro que no.
Una explicación más plausible proviene de los activistas de base en Cité Soleil. Argumentan que se trata de un “castigo” por sus continuas protestas en las que exigen un fin a la ocupación por la ONU, la restauración de la plena democracia, el retorno del presidente Aristide, y la liberación de los prisioneros políticos. Además, la gente de Cité Soleil ha estado protestando enérgicamente contra las elecciones municipales del 3 de diciembre, en la que hubo afirmaciones generalizadas de fraude y en las que se impidió que se votara en muchos vecindarios populares.
Sólo hace poco, el 16 de diciembre, la gente de Cité Soleil encabezó una masiva protesta en todo Port-au-Prince marcando el aniversario de la primera elección de Jean-Bertrand Aristide como presidente en 1990. [Se manifestaron a pesar de los disparos de la ONU contra el distrito en la noche antes, lo que fue considerado generalmente como un intento de la ONU de intimidar a la población la víspera de la marcha.] En la semana después de la marcha, las tensiones siguieron aumentando, culminando en el ataque del 22 de diciembre de las fuerzas de la ONU bajo comando brasileño.
¡Ya basta!
Únanse a nosotros en la denuncia de los continuos ataques terroristas de la ONU contra el pueblo haitiano.
Ahora es el momento para que en USA y en todo el mundo aumentemos nuestros esfuerzos solidarios con el pueblo de Haití. Hay que poner al día, expandir e intensificar nuestras protestas, llamados y cartas. ¡Exigid un fin a los repetidos y brutales ataques de la ONU contra esta comunidad sitiada!
Escribid correos o fax al funcionario de la ONU mencionado. Que sean breves.
A... Denunciad el masivo ataque con armas pesadas contra los ciudadanos de Cité Soleil de las fuerzas de ocupación de la ONU el 22 de diciembre de 2006.
B... Exigid reparaciones para las víctimas y sus familias.
C... Exigid el enjuiciamiento de los funcionarios, comandantes y soldados de la ONU responsables por esta última atrocidad de la ONU en Haití.

Manden mensajes de repudio a estos crímenes contra el pueblo haitiano
A: Edmond Mulet, Representante Especial de la ONU en Haití: mulet@un.org Fax 011-509-244-3512 cc
A: Thierry Fagart, jefe de Derechos Humanos de la ONU en Haití: fagart@un.org Fax 011-509-244-9366 cc
A: Louise Arbour, Alta Comisionada para Derechos Humanos de la ONU_ngochr@ohchr.org Fax 011-41-22-917-9011