27 diciembre, 2006

¿Por qué la leche materna es mejor?

La leche humana es el mejor alimento que puede recibir un niño ya que ha sido específicamente diseñada para satisfacer las necesidades de su especie. Lo que la hace inmejorable es el hecho de que satisface los aspectos “Alimento-Vínculo-Estimulación-Inmunidad”; todas las necesidades impostergables del recién nacido. Necesidades que ningún alimento sustituto ha logrado satisfacer en forma tan completa como la leche materna.
La leche humana es el alimento ideal para el niño en el primer año de vida, porque:
Es un alimento completo y provee todos los nutrientes que el lactante necesita en los primeros meses de vida.
+ Su contenido en nutrientes es el adecuado para la inmadurez de la función renal e intestinal, para el crecimiento y maduración de su cerebro y como materia prima para las transformaciones que su cuerpo va sufriendo a lo largo del primer año de vida.
Sus componentes se encuentran en una proporción tal que ninguno de ellos interfiere con la absorción de otro.
+ El aporte de sustancias anti-infecciosas llamadas inmunoglobulinas, es el complemento ideal para las deficiencias inmunológicas del bebé en los primeros meses.
+ La forma química en que se encuentran el hierro y el zinc, es la forma óptima para su mejor aprovechamiento.
La leche materna aporta un tipo especial de carbohidrato, que es necesario para la formación de una flora intestinal protectora que inhibe el desarrollo de gérmenes y parásitos dañinos.
+ El contacto físico con la madre contribuye a fortalecer el vínculo psico-afectivo.
Las madres que amamantan generalmente tienen períodos de infertilidad más largos después del nacimiento que las que no lactan.
+ El amamantamiento inmediatamente después del parto estimula la contracción del útero para que vuelva a su tamaño original en forma más rápida.
+ Representa la forma más natural de recuperar el peso luego del embarazo, ya que la grasa acumulada se consume para permitir la formación de leche.
+ La leche de madre está disponible en todo momento y en todo lugar, a la temperatura justa y en perfecto estado de higiene.
+ Los niños no amamantados presentan más riesgos de adquirir una gran diversidad de enfermedades como: diarrea, eczemas, cólicos, infección respiratoria aguda, otitis media aguda, bacteriemia y algunos tipos de meningitis entre otras.
+ Diversos estudios han demostrado un efecto protector de la leche materna contra enfermedades que aparecen más tarde en la vida, como: asma, diabetes tipo I y enfermedades autoinmunes.
+ A la madre le reporta los beneficios de: disminuir el riesgo de padecer cáncer de mama, aumentar su autoestima y fortalecer el vínculo madre-hijo al promover el contacto piel a piel.
+ Presenta ventajas económicas, ya que amamantar es mucho más barato que alimentar al niño con sustitutos de la leche materna. El costo del alimento extra que necesita la madre para producir leche es insignificante en comparación con el costo de las fórmulas lácteas y la energía consumida para calentar agua, esterilizar biberones, etc.
+ A la sociedad y el Estado le representa un importante ahorro en salud ya que previene la aparición de numerosas enfermedades que requieren hospitalización y representan un importante gasto para la comunidad.
Además, los lactantes que se alimentan con leche de vaca se encuentran más expuestos a:

+ A las deshidrataciones, ya que necesitan utilizar más agua de su cuerpo para formar la orina que los que toman leche materna.
+ A presentar bajos niveles de calcio ya que el exceso de fósforo de la leche de vaca dificulta la absorción de calcio.
+ A las diarreas, ya que el tipo de flora intestinal que se forma cuando se alimentan con leche de vaca, no los protege tanto como la flora que se forma con la leche materna.
+ A padecer anemia, ya que el hierro de la leche de vaca no se absorbe tan eficientemente como el de la leche materna. Además la leche de vaca produce microhemorragias intestinales en los lactantes que también pueden favorecer la aparición de anemia.
+ A la dermatitis amoniacal, ya que el exceso de proteínas de la leche de vaca que es eliminado por orina en forma de amoníaco puede producir dermatitis en la zona genital.
Lo cultural y social generan cambios permanentes en los seres humanos lo que hace que la lactancia materna no sea un comportamiento predominantemente instintivo en el hombre. Por eso es posible y muy importante, estimular, ayudar y enseñar a la madre a amamantar mejor, desde los primeros meses del embarazo para que tanto ella como el niño puedan gozar del beneficio del amamantamiento.

Tomado de Buena Salud
http://www.buenasalud.com/lib/ShowDoc.cfm?LibDocID=3203&ReturnCatID=1883

Socialismo del siglo XXI: ¿entelequia o necesidad?

La frase ha ganado un espacio en la terminología de moda: socialismo del siglo XXI. Muchos en el planeta esperamos que no sea eso: una lexicalización temporal que pierda, con los días, a fuerza de repetirse, significado nuevo y capacidad de estimular el sueño, la práctica y, en particular, la teoría. Porque, a mi juicio, le falta cuerpo, substrato teórico. ¿Lo empezamos a llamar socialismo del siglo XXI sólo porque está decursando la centuria con ese número? ¿O le llamamos así en oposición al socialismo del siglo XX cuyo fracaso nos ha dejado una cola de lecciones que hemos de asimilar para lograr un racional intento de construir el socialismo?
De las experiencias socialistas del siglo XX queda una enseñanza que puede adquirir rango de axioma: no sabemos a ciencia cierta lo que es el socialismo en cuanto forma y método. En cuanto ideal sí, porque implica una aspiración irrenunciable de refundar la sociedad mundial sobre bases de justicia, igualdad, libertad. Esta meta no pasará de moda. Lo que ignoramos es la técnica, las fórmulas y los principios de cómo construir el socialismo sin errores, equívocos, pobreza y limitaciones. Se trata, en esencia, de superar un socialismo cuyos manuales de generalización y propaganda y sus programas partidistas sostenían que ese era un sistema a prueba de crisis cuando una crisis lo echó a rodar por los desagües de la Historia.
Por fortuna, ya se va alcanzando consenso en que el socialismo del siglo XX en la Unión Soviética y Europa Oriental se disolvió porque "estaba mal concebido y mal realizado". La explicación pertenece al comunista cubano Carlos Rafael Rodríguez, uno de los cerebros más sólidos del movimiento revolucionario de Cuba. A él, que ocupó principales cargos en el Gobierno Revolucionario de Cuba, fue a quien primero le oí ese juicio cuando otros pretendían explicarlos por causas secundarias: que si la perestroika, que si la prensa... Sociedad que nace coherentemente y se desarrolla coherentemente y se consolida firme y racionalmente, como expresión de una necesidad social, no puede demolerse por la transparencia política o la crítica y la información periodística. Si se estremece por un artículo de periódico, el mal no radica en la prensa, sino en las bases de la organización social, parecidas, según la gastada metáfora, a un gigante con pies de barro.
En estos días, Armando Hart ha expuesto ideas semejantes en un artículo publicado el pasado sábado 9 de diciembre en el periódico Juventud Rebelde. El ex ministro de Cultura de Cuba agradece que "haya desaparecido aquel `socialismo' equivocado, mediocre y ajeno a las esencias de la mejor cultura universal".
Fidel Castro ha reconocido con preclara lucidez cuán poco sabemos sobre cómo construir el socialismo. Lo dijo el 5 de noviembre de 2005, cuando en un discurso en la Universidad de La Habana alertó sobre la posibilidad de que la Revolución cubana, obra de más de cincuenta años de pelea, resistencia, tanteos, aciertos y errores, y continuación de la revolución independista del siglo XIX, pudiera ser reversible. La causa primordial, la más probable no sería la hostilidad -nunca cesante- de los Estados Unidos de América, sino los yerros y vicios de los revolucionarios y comunistas cubanos.
El pensamiento de Fidel, como el de Marx, Engels y Lenin, no surgió de una concepción dogmática de la vida, la sociedad y la Historia. Por el contrario, como la vida, la sociedad y la historia son tan cambiantes, tan antidogmáticas, las ideas de los clásicos sirven como "guía para la acción", índice para la procreación y crecimiento de un pensamiento flexible, sagaz, vigilante. Y por ello, uno puede deducir de la advertencia de Fidel que Cuba afronta el riesgo de que las aspiraciones primordiales de la nación -la independencia política y la justicia social- perezcan, si sigue manteniendo en su estructura fermentos del llamado socialismo del siglo XX, el socialismo que fracasó, con el cual Cuba mantuvo tantas inevitables afinidades y tanta colaboración en la época de la "guerra fría".
Desde luego, el socialismo del siglo XXI surgiría lastrado, minusválido, si asumiera fórmulas del viejo socialismo. La tarea de fundamentar con la teoría y concretar con la práctica el socialismo del XXI, no es tan simple como darle un nombre. Bautizar lo hace cualquier persona con buena voluntad. Criar, educar, formar, sólo corresponde a revolucionarios para quien lo posible -hoy, ahora- no puede estar supeditado rígidamente a lo soñado o a lo prescrito. Por ello, la teoría socialista ha de ejecutar la autopsia del socialismo soviético -sin ánimos antisoviéticos, sería injusto y nocivo- para determinar con la cuchilla de la crítica, sobre un diagrama de concentración, los resortes del fracaso; un fracaso que, según parece, no se gestó en los años 80, sino más bien desde los años inmediatamente posteriores a la Revolución de Octubre. Y ese análisis no merecerá el calificativo de seudo científico con que los dogmáticos suelen invalidar el pensamiento más libre y menos encorsetado. Seudo científico sería -según el científico soviético Kapitza- no reconocer los errores.
El propio Armando Hart señala en su artículo ya citado que "debemos profundizar en un problema filosófico clave: la búsqueda de la relación entre lo que se llamó objetivo y se denominó subjetivo". Y concluye: "Lamentablemente, muchos en el siglo XX olvidaron que el hombre es también materia."
Este articulista, sin ánimo de enmendar, añadiría que a veces también algunos olvidaron que el hombre es también subjetividad. Conciencia. Espíritu al que las fronteras y los cartabones limitan y deforman.
Una de las regularidades del socialismo del siglo XX y de su caída consistió en que el sentimiento de propiedad social nunca se afincó en la conciencia de los trabajadores. Jamás sintieron que sus fábricas fueran verdaderamente suyas, a pesar de la distribución mediante los fondos sociales de consumo. Algo impedía que se desarrollara una relación de propiedad entre el productor y los medios de producción. Y claro está, no podía haber surgido esa relación ni ese sentimiento, porque los trabajadores no eran dueños en la práctica: seguían siendo asalariados. Ese era el efecto: asalariados del Estado. Porque nadie podrá discutir ya que el acto de estatalizar la propiedad no significa socializarla.
Doctrinalmente, el proyecto era perfecto: los obreros gobernarán y administrarán lo suyo como clase dominante, mediante sus representantes en el partido y el Estado. A la larga, los funcionarios derivaron hacia una casta y como casta adquirieron intereses que se separaron de los intereses de los trabajadores y del pueblo. No se estimuló la crítica ni la participación política que evitaran esas deformaciones.
Y cómo hacerlo hoy para que en realidad la clase obrera asuma el poder y se sienta poder. No sé. Quién lo sabrá. Sabemos sí que la organización socialista conocida y fracasada en el siglo XX no logró la plenitud de la justicia. Confundió los plazos. Aceleró la etapa de tránsito del capitalismo al socialismo. Priorizó la política sobre la economía, y las centralizó de manera tan excesiva que nulificó la prerrogativa de acción de los lados. Convirtió el principio de igualdad en el emparejamiento de todos, sin distinguir las naturales diferencias de aptitudes y aplicación. El mercado no existió para vender, sino para dar. Y convirtió en un problema el acto de comprar. Fue, pues, una igualdad lograda en la pobreza, en el mínimo; jamás en el bienestar creciente regido por la ley distributiva de "a cada cual según su capacidad y a cada cual según su trabajo. No cuesta admitirlo, la igualdad convertida en igualitarismo paraliza a la sociedad. Y el desafío radica en hallar el término medio entre la "polarización" de la propiedad privada del capitalismo y la "paralización" del individuo ahogado en la colectividad del "socialismo" hasta ahora conocido. Y en una sociedad donde los individuos reciben al margen de su potencialidad y sus merecimientos, la democracia se convierte en una verticalizada y maquinal ceremonia, a la que le falta ese "buen sentido y equilibrio de derechos" que José Martí decía que habían olvidado los socialistas europeos del siglo XIX.
La propaganda, parece exacto decirlo, no puede transformar la voluntad en acción, el error en acierto, la escasez en abundancia, un mediatizado aparato conceptual en justicia. Superar al capitalismo es campaña que se gana sólo con las evidencias. Con las evidencias de una lucidez que ha de trascender los nombres y las consignas, para erigirse en hechos inconmovibles en una sociedad que logre ver y tratar al hombre como materia y conciencia a la par. Necesitado a la vez del bienestar material y de la cultura, bien espiritual. Y de ahí, partir hacia la sociedad y el hombre nuevos.

Luis Sexto
Red Latina sin fronteras:
www.latinacoop.es.vg
redlatinasinfronteras@yahoo.es

Reconciliaciones

Puedo reconciliarme
con la luna tediosa y congelada
con la puerilidad de los profetas
con el viejo sudario del crepúsculo

puedo reconciliarme
con el milagro de las pesadillas
con el recodo triste del invierno
con la cursilería del laúd

pero nunca podré reconciliarme
con los buhoneros de la muerte
los cascabeles del olvido
los sicofantes de mi pánico

nunca podré reconciliarme
con los depredadores de mi gente
el aguinaldo de los delatores
la desmemoria de los fusileros

Mario Benedetti

Normalidad oaxaqueña y estado de derecho de la derecha.

Ya los grandes monopolios televisivos, en una intensa campaña de promoción turística, invitan de nuevo a visitar Oaxaca. El titular del Instituto Estatal de Educación declara a los cuatro vientos que "la totalidad de las escuelas funcionan normalmente", y el equipo del gobernador ha sido renovado, bajo el esquema de la "misma gata, nada más que revolcada".
Miles de litros de pintura han cubierto los letreros de repudio al mal gobernador; las barricadas han sido retiradas y lavadas las huellas de las recientes refriegas callejeras. Del zócalo, el Llano y del Parque del Amor han sido retirados cientos de militares con uniforme de la Policía Federal Preventiva y enviados a la Zona Militar y a su base en el aeropuerto, mientras otros tantos revisan a la población en retenes instalados por toda la geografía estatal.
La radio gubernamental ha vuelto a operar y envía a los cuatro vientos mensajes de reconciliación y de que aquí no ha pasado nada; y no tarda en aparecer en cadena estatal un discurso navideño del gobernador desconocido, deseándoles paz y bienestar a las familias oaxaqueñas.
Los grandes medios han pasado a un segundo o tercer término el tema Oaxaca, el cual fue importante mientras hubo muertos y enfrentamientos; pero ahora que se persigue en santa paz a los opositores, ya no es noticia. No vende el que haya decenas de presos políticos, muchos de ellos torturados; esa no es novedad, eso es el estado de derecho, ya lo confirmó Francisco Ramírez Acuña, el cuestionado y cínico titular de Gobernación.
Oaxaca simula una tranquilidad. Tratan de hacernos creer que el conflicto ya terminó. Sin embargo, diariamente brotan señales de inconformidad. Los comerciantes reclaman en las calles que sean cumplidos los compromisos de apoyo económico hechos por la Secretaría de Gobernación, y en el centro de la ciudad los estudiantes marchan demandando la liberación de los universitarios presos.
Por su parte, en el istmo de Tehuantepec cientos de indígenas bloquean las carreteras, a pesar del cerco que les ha tendido la Policía Federal Preventiva, y los maestros del sector de Valles Centrales amagan con parar de nuevo. A diario aparecen en todo el estado pintas demandando la salida del gobernador, mismas que son casi de inmediato borradas.
Desde el tlatelolcazo del 25 de noviembre pasado, han ocurrido decenas de movilizaciones, si bien es cierto, no son tan masivas ni tan visibles como las ocurridas antes. Ahora la demanda central es la liberación de los presos y la presentación con vida de los desaparecidos; sin embargo, se sigue reclamando el castigo para los asesinos de más de 20 oaxaqueños, para los responsables de los cientos de heridos, secuestrados, detenidos arbitrariamente y torturados y, por supuesto, sigue firme la demanda que ya es histórica para el pueblo oaxaqueño: la salida de Ulises Ruiz del gobierno.
No habrá tranquilidad en Oaxaca mientras no se haga justicia para los cientos de agraviados; para las familias de los asesinados; mientras no se libere a todos los presos y se presente con vida a los desaparecidos. En Oaxaca no habrá paz mientras los sicarios de Ulises Ruiz paseen su impunidad por las calles; mientras los funcionarios responsables de tanto atropello sigan en sus cargos. No, no podrá haber paz, habrá simulación en el mejor de los casos, engaño, pero no paz.
La paz sin justicia es la paz de los sepulcros, es la paz de las celdas, de la oscuridad. Las instituciones estatales y federales encargadas de procurar e impartir justicia no tienen la más mínima posibilidad de hacerla valer. ¿Quién cree en este país que la procuradora de Oaxaca pueda o quiera meter a la cárcel a sus empleados asesinos? ¿Quién en sus cabales cree que el procurador federal Eduardo Medina Mora se integre a sí mismo una averiguación previa por los brutales excesos cometidos en Oaxaca por la Policía Federal Preventiva a partir del 29 de octubre pasado?
No, no hay posibilidad de una paz con justicia para Oaxaca, pues son los mismos responsables de impartirla los que la han burlado. Por ello no habrá paz justa en Oaxaca, pero tampoco en México, mientras sean nuestros gobernantes los mismos que violan la ley, los que agravian a la ciudadanía y los que en nombre del estado de derecho persiguen, torturan y asesinan con total impunidad a los ciudadanos que reclaman sus derechos.

Carlos Beas Torres
24 de diciembre de 2006

No vengas Navidad

No vengas Navidad
que es muy temprano todavía,
las madres están temblando
en el sol del mediodía
y los niños en las calles
vagan solos, sin comida
y el campesino, aunque quiera,
no puede deletrearte en las vitrinas.
No vengas Navidad
como insulto a la pobreza,
no llenes de caros licores
a los ricos de la empresa,
ni ufanes a sus señoras
con perlas y con diamantes.
No vengas Navidad
ten compasión, no vengas.
No queremos combinaciones
de contrastes humillantes
con sedas finas de china
y manta vieja y zurcida,
con pavos de muchas marcas
y sal en una tortilla.
No vengas Navidad
danos un tiempo todavía,
recuerda que existen muchos
que sufren con tu venida
sacando de sus pañuelos
monedas envejecidas
para comprarle al mundo
una parte de tu alegría.
Recuerda que somos tantos
sumidos en la miseria
y anhelamos saborearte
con bebidas y con torrejas
con juguetes y conservas,
para que nuestros hijos sientan
el calor de Nochebuena
en la pólvora sonora
que los ricos siempre queman.
No te muestres Navidad
en pléyades de alegres venaditos
portando juguetes, campanillas y trineos
por las residencias de los niños ricos;
tu presencia entre los nuestros
todavía no concibe
que se afame en los estantes luminosos
a un San Nicolás de lanas revestido
y se margine de realezas al glorioso
desnudo Niño Dios con frío.
No vengas Navidad
no te entendemos todavía.

Dr. Alfonso Zúñiga Alemán

Los pueblos indios más allá de la resistencia

Nunca antes se habían manifestado nuestros pueblos indios con tales constancia, unión y claridad. En esta hora definitoria del futuro mexicano, hablan y actúan aún más que en 1994, cuando el alzamiento zapatista en Chiapas la hizo de despertador de la conciencia nacional y los pueblos de toda la República encontraron que no estaban solos. Y por supuesto se escuchan más que en 1992, cuando los dichosos "500 años" terminaron de dar la vuelta y ya nunca más se celebró la conquista; esa efeméride se volvió denuncia histórica de tribus, naciones y pueblos (mal llamados "etnias") en la América entera.
Si una deuda pública sigue pendiente para México no es la del Fondo Monetario Internacional o los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, sino con sus propios pueblos. El Estado les debe una ley verdadera, un trato digno, un respeto a fondo de sus lenguas, tradiciones y formas de ejercer la democracia. Pero lejos de saldar la cuenta, el Estado nacional y los poderes económicos se ensañan con las tierras, aguas, bosques, costas y culturas indígenas. Hay una política sostenida de despojo, expulsión, marginación y desintegración; todas, formas del habitual genocidio capitalista que ya no pueden ser silenciosas. Los propios pueblos rompen el silencio al que los quieren condenar.
El documento elaborado y divulgado por los pueblos de Oaxaca (en estas páginas), y la Declaración de Mezcala, del Congreso Nacional Indígena, son expresiones de última hora de cuanto se mueve en la nada desdeñable franja de la población indígena de México, el país americano donde ésta es más abundante a pesar del denodado esfuerzo censal, agrario, judicial y educativo por desaparecerla del mapa. Si los pueblos dependieran de los aparatos de Estado y sus limosnas clientelares, ya estaríamos llorando la muerte calderoniana de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, último suspiro del indigenismo, más muerto que la reforma agraria post-revolucionaria, que ya es decir.
Asediados por los partidos políticos, principales causantes de las divisiones comunitarias (ya ni siquiera las religiones), se desenvuelven políticamente y con alcance nacional por fuera de la cosa partidaria. Las experiencias de la autonomía zapatista, los municipios oaxaqueños, los gobiernos tradicionales yoremes, wixáritari, totonacas, purépechas, amuzgos y seris confirman que las interferencias institucionales son sanamente prescindibles, o en todo caso ya no puede ejercerse la acción gubernamental sin el concurso y el control de pueblos y comunidades.
Los de abajo tienen prendidos sus propios focos rojos: las tierras ejidales y comunitarias en proceso de privatización neoporfiriana, los derechos humanos más elementales, sus recursos naturales y productos agrícolas (empezando por el maíz) en sus territorios y lugares sagrados absorbidos y destruidos en aras del turismo, la minería, las autopistas, los campos de golf, las hidroeléctricas y las aguas embotelladas. Sus lenguas. Sus identidades y derechos de pertenencia.
A mayor embate del desbocado capitalismo neoliberal (potencialmente suicida), nacen y embarnecen más reacciones, resistencias y alternativas en los pueblos indígenas. Los trabajadores migrantes en Sinaloa, Baja California y Estados Unidos han encontrado en su identidad originaria la mejor arma para defenderse, organizarse y prevalecer contra las adversidades de una "modernidad" que los niega. El Congreso, los medios masivos, el poder judicial y el sistema económico tratan de quitarlos del lugar que conquistaron la década pasada, en el centro de los debates y prioridades nacionales. Pero nunca más habrá país sin ellos.
Los indios de México llevan a cabo una transformación profunda por abajo, justo ahora que la democracia institucional se desmorona a pocos años de nacida, vira hacia el autoritarismo policíaco-militar y acelera la entrega de nuestra soberanía a las empresas globales. La mayor parte de estos pueblos eligen la vía civil y pacífica, como lo demuestra La Otra Campaña convocada por el zapatismo y asumida plenamente por el CNI en toda la República. De allí los quiere descarrilar el poder, para llevarlos al callejón de las patadas y las cárceles. La comunalidad pacífica y constructiva sabe levantar barricadas y defenderlas, pero la meta no está en su mera resistencia, sino en lograr que México sea también de ellos para que siga siendo de todos. Cambios veremos.

Tomado de la publicación Ojarasca de La Jornada 16-XII-06

Grito que creciendo va

Mire la calle.
¿Cómo puede usted ser indiferente a ese gran río de huesos,
a ese gran río de sueños, a ese gran río de sangre, a ese gran río?
(Nicolás Guillén)

Como todos los domingos, este 10 de diciembre a caminar la séptima también ella salió; a contemplar vitrinas cuidadosamente preparadas para hacer creer que tener es ser y que precio y marca respeto compran; a disfrutar la creatividad de rebuscadores que, riendo de su propia miseria, convocan oyentes y monedas; a intentar olvidar la amenaza que cada año por estas fechas sobre ella y millones como ella se cierne: la no renovación del contrato.
Olvidar el cuarto de alquiler, oscuro y húmedo donde, abrazada a su hijo, las noches pasa en vano intento de alejar recuerdos que enterrar ella quiere. Eso es lo que busca este domingo en la séptima, convertida en río desbordado de domingueros paseantes, oficinistas, empleados, desempleados, amas de casa, parejas de enamorados, familias con sus hijos, unos a pie, otros en bicicleta, que buscan, como ella, disfrutar el sol y contemplar los arreglos navideños, cuyo derroche de luces y energía desperdiciada, anestesia al menos momentáneamente miedos y angustias que el día a día acompañan.
De la mano del hijo, de norte a sur va caminando. A su derecha, algo llama su atención. Blancas las sillas. Negros vestidos. Negras sombrillas. Negros velos que de luto hablan. Blancas cruces sobre negras faldas descansando. Blancos ladrillos sobre el asfalto posados. Negras letras sobre blancas camisetas Nunca Más pregonando.
Histórica es la esquina en que sus pasos se detienen. Hacia el Sur la Plaza de Bolívar. ¿Cuántas veces hombres y mujeres, con el alma plena de esperanzas, entre banderas y gritos, posibles han creído sueños de dignidad, justicia, libertad? ¿Cuántas veces largas filas de hombres y mujeres, con el alma cayéndose a pedazos, han caminado paso a paso esta plaza despidiendo sus muertos? ¿Cuántas manifestaciones, de todos los colores y pensares, cuántos gritos exigiendo justicia, cuánta esperanza, cuánto dolor, cuánta rabia ha albergado esta plaza?
Detrás, la Casa del Florero que del “Grito de Independencia” de criollos contra españoles testigo fue y que al paso de los años en centro de torturas y desapariciones convertida terminó. Al frente, el Palacio de Justicia cuyas humeantes ruinas, veintiún años atrás, abrieron las compuertas al río de sangre en que enterrar han pretendido los sueños de millones de hombres y mujeres que, en vez del mundo nuevo, posible y cercano en ese entonces, debieron enfrentar la despiadada ofensiva del poder amenazado. Combinando diálogos, discursos de paz, constituyente, sangre, muerte, despojo, horror, destierro, desinformación, confusión, con palomas de paz en parques y calles, entre discursos sobre el estado social de derecho, terror, dispersión, desolación, en veredas y barrios de todo el país abrieron camino a globalización, TLC, IIRSA y demás planes trasnacionales. Y de paso, pretendieron arrasar cualquier posibilidad de organización popular.
Preguntas que muros agrietan.
La tendencia inicial es pasar sin mirar. Son casi siempre niños los que preguntan: ¿qué es eso?, mientras de la mano, hasta las sillas conducen a los adultos. Y son los niños los que, casi siempre en voz alta, leen las negras letras grabadas sobre el blanco ladrillo. Un ¿por qué? sigue, casi siempre, a la lectura. Un ladrillo tras otro, nombres, fechas, formas de morir como no se debiera. Es lo que sucede en este caso. ¿Por qué? se pregunta también ella.
Continúa caminando. Cuadras y más cuadras. Ladrillos y más ladrillos, nombres, fechas, formas de morir como no se debiera. “Son militares asesinados por la guerrilla”, dice alguien a su lado. Pero, de pronto, en uno de los ladrillos lee: Jaime Pardo Leal, asesinado y más allá otro: Luz Mary Portela, desaparecida del Palacio de Justicia y otro: Luis Carlos Galán, asesinado. Duda entonces, en su rostro un gesto de desconcierto crece y a medida que su paso avanza dejando atrás calles y más calles, crece el deseo de preguntar.
Llegando a la 26 se decide. Es moreno y joven el rostro de la mujer que con suave y clara la voz responde: “asesinado fue mi padre por paramilitares, secuestrado por ellos mismos mi hermano, obligado a hacer parte de sus filas, y muerto de un disparo en combate, muerta mi madre de tristeza y dolor, entre paredes de negro plástico en esta ciudad fría y extraña. Por eso estoy aquí. Porque quiero que Nunca Más a nadie esto suceda. Porque quiero que Nunca Más haya hombres o mujeres asesinados y asesinadas, torturados y torturadas, desaparecidos y desaparecidas, secuestrados y secuestradas, violadas y violados, obligados y obligadas a abandonar sus tierras, convertidos de hombres y mujeres dignos en mendigos”.
“Porque quiero que Nunca Más deban los jóvenes esconderse para no ser obligados a disparar en vez de sembrar, obligados a matar o dejarse matar. Por eso estoy aquí. En esta silla. Junto a estos ladrillos que vidas violentamente arrancadas significan. Y me como mis lágrimas y no puedo en cambio parar los pensamientos que se arremolinan bajo la sombrilla, juguetean con mi velo y del cielo al infierno parecieran llevarme.”
“Infierno cuando un rostro indiferente me recuerda que junto a tierras y recursos, mente y corazón son también campo de batalla. Que noticieros, comerciales, series televisivas, junto a balas, fusiles, motosierras, parte son del arsenal dirigido a desposeernos de nosotros mismos, a convertirnos mediante manipulaciones y mentiras científicamente programadas, en cómplices temerosos, sumisos e insensibles.”
“Cielo cuando alguien como usted, venciendo el miedo, a preguntar se atreve. Cielo cuando sus ojos y los de su hijo se humedecen escuchando mi historia, nuestra historia. Cielo cuando, para descansar un poco, abandono la silla y desde mi puesto contemplo hacia el norte la interminable fila de mujeres, sillas, ladrillos y junto a ellas incontables gachas cabezas leyendo los ladrillos y de preguntas llenándose”.
No sabe que decir. Tímido suena el gracias que de sus labios temblorosos sale. Al paso de las horas va cambiando el paisaje. El río de paseantes continúa fluyendo. Pasado el mediodía, sillas y ladrillos siguen atrayendo miradas y pasos. Cerca de las dos de la tarde decide regresar. Mira a la distancia. Una interminable fila de ladrillos es lo que queda. Y frente a ellos en silencio mujeres, hombres, niños, niñas, jóvenes ancianos preguntándose, preguntándose…
Cerca de las cuatro de la tarde se acerca a la Plaza de Bolívar. “Queremos vivir, queremos producir, queremos comer” dice el anciano indígena cuya voz lleva el viento mientras cayendo va la tarde sobre los cerros. Y en su lengua invoca a los dioses. Fuerza e inteligencia les pide para enfrentar la mortal avalancha que tierras, hombres y mujeres exterminando va. Blancas camisetas en las que en letras negras se lee Nunca Más circulan en la Plaza y sus alrededores sobre el pecho de indígenas, campesinos, campesinas, mujeres y hombres que, haciendo círculo, acompañan con palmas el ritmo lento de las flautas y el acompasado paso de los pies descalzos en el rito final de esta jornada que el muro de impunidad, desinformación, indiferencia, miedo, agrietar pretendió.
“El próximo domingo miramos los alumbrados” promete al hijo, mientras de la Plaza se alejan y sus dedos entre el bolso rebuscan los papeles que recogiendo fue y en los que, piensa, a lo mejor encuentra una dirección y el valor suficiente para contar a alguien su historia. Esa que hecha pesadilla en las noches la asalta. Esa que al hijo en huérfano convirtió y a ella en fugitiva que su miedo esconde entre la multitud.
Grito que creciendo va.
Ojos cerrados, oídos tapados, bocas enmudecidas, manos suplicantes necesita el poder. Hombres y mujeres conformes con pertenecer a ese cada vez más pequeño porcentaje de población necesario para seguir garantizando ganancias y funcionamiento. Sumergidos en la lucha por sobrevivir con el “sálvese quien pueda” y el “como voy yo ahí” como filosofía. Inmersos en la carrera consumista que entre tarjetas, cuotas, deudas, permita la satisfacción de mostrarse triunfadores y triunfadoras ante los demás.
Así nos quieren. Refugiados en la seguridad de nuestras casas y apartamentos no podemos evitar que a nuestras mentes penetren los disparos de la guerra dejando en nosotras y nosotros invisibles heridas programadas de acuerdo a los lineamientos de la guerra sicológica, cuyos manuales incluyen, junto con diversas formas de interrogatorio y tortura, uso de civiles armados y uso de medios masivos de comunicación.
En la mira de los asesinos, hoy cómodamente alojados a la espera de indultos y perdones, tras los cuerpos martirizados y las vidas perdidas en la niebla de la desaparición, el blanco al que apuntaban motosierras y fusiles era toda la población. Porque aunque selectiva a ratos la matanza pudiese parecer, claro mensaje para todas y todos fue cada cadáver que cual silencioso disparo a nuestra pupilas penetró haciendo emerger el "por algo será", mecanismo de defensa que en cómplices terminó convirtiéndonos.
Posible es enfrentar el aparato de desinformación y muerte y alimentar en nosotros y nosotras la capacidad crítica necesaria para negarnos a ser sumisos corderos que aplauden a su propio carnicero; posible es juntar diversas fuerzas, grupos y personas en torno a objetivos comunes y acciones concretas; posible es sacar la lucha por Verdad y Justicia de oficinas, bancos de datos, informes y estrados judiciales e impulsar formas creativas, simbólicas, de compartir nuestra verdad con cada vez más hombres y mujeres.
Blanca la silla. Negro el vestido. Negra la sombrilla. Negro el velo que cubre los blancos cabellos y el rostro, joven a veces, de arrugas surcado, otras. Blanco el ladrillo que a sus pies un nombre ostenta, un sitio, una fecha y una forma de morir como no se debiera: asesinado, desaparecido, secuestrado, prisionero, torturado. Negras las letras que sobre blancas camisetas Nunca Más pregonan.
Mujeres casi todas, pero también hombres. Al lado de las sillas y en las sillas. Familiares de víctimas la mayoría; algunos y algunas pertenecientes a las diversas “organizaciones de víctimas”; solidarias presencias compartiendo el dolor y retejiendo sueños, demostrando que posible es un Nunca Más, en grito y decisión de millones convertido y hecho realidad en acciones concretas, simbólicas, creativas. Como esta. Y tantas otras iniciativas que de a poquito avanzan, juntando memoria y pasos en los que de nuevo vamos acariciando sueños que vivos persisten, cual semillas, presagiando futuros.

Rosalba Moreno Moreno
Diciembre 17 de 2006

Estas Navidades siniestras

Un desastre cultural para América Latina

Ya nadie se acuerda de Dios en Navidad. Hay tanto estruendo de cornetas y fuegos de artificio, tantas guirnaldas de focos de colores, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de dinero para quedar bien por encima de nuestros recursos reales que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nació hace 2.000 años en una caballeriza de miseria, a poca distancia de donde había nacido, unos mil años antes, el rey David.
Novecientos cincuenta y cuatro millones de cristianos creen que ese niño era Dios encarnado, pero muchos lo celebran como si en realidad no lo creyeran. Lo celebran además muchos millones que no lo han creído nunca, pero les gusta la parranda, y muchos otros que estarían dispuestos a voltear el mundo al revés para que nadie lo siguiera creyendo. Sería interesante averiguar cuántos de ellos creen también en el fondo de su alma que la Navidad de ahora es una fiesta abominable, y no se atreven a decirlo por un prejuicio que ya no es religioso sino social.
Lo más grave de todo es el desastre cultural que estas Navidades pervertidas están causando en América Latina. Antes, cuando sólo teníamos costumbres heredadas de España, los pesebres domésticos eran prodigios de imaginación familiar. El niño Dios era más grande que el buey, las casitas encaramadas en las colinas eran más grandes que la virgen, y nadie se fijaba en anacronismos: el paisaje de Belén era completado con un tren de cuerda, con un pato de peluche más grande que un león que nadaba en el espejo de la sala, o con un agente de tránsito que dirigía un rebaño de corderos en una esquina de Jerusalén. Encima de todo se ponía una estrella de papel dorado con una bombilla en el centro, y un rayo de seda amarilla que habría de indicar a los Reyes Magos el camino de la salvación. El resultado era más bien feo, pero se parecía a nosotros, y desde luego era mejor que tantos cuadros primitivos mal copiados del aduanero Rousseau.
La mistificación empezó con la costumbre de que los juguetes no los trajeron los Reyes Magos –como sucede en España con toda razón-, sino el niño Dios. Los niños nos acostábamos más temprano para que los regalos llegaran pronto, y éramos felices oyendo las mentiras poéticas de los adultos. Sin embargo, yo no tenía más de cinco años cuando alguien en mi casa decidió que ya era tiempo de revelarme la verdad. Fue una desilusión no sólo porque yo creía de veras que era el niño Dios quien traía los juguetes, sino también porque hubiera querido seguir creyéndolo. Además, por pura lógica de adulto, pensé entonces que también los otros misterios católicos eran inventados por los padres para entretener a los niños, y me quedé en el limbo. Aquel día –como decían los maestros jesuitas en la escuela primaria- perdí la inocencia, pues descubrí que tampoco a los niños los traían las cigüeñas de París, que es algo que todavía me gustaría seguir creyendo para pensar más en el amor y menos en la píldora.
Todo aquello cambió en los últimos treinta años, mediante una operación comercial de proporciones mundiales que es al mismo tiempo una devastadora agresión cultural. El niño Dios fue destronado por el Santa Claus de los gringos y los ingleses, que es el mismo Papá Noel de los franceses, y a quienes todos conocemos demasiado. Nos llegó con todo: el trineo tirado por un alce, y el abeto cargado de juguetes bajo una fantástica tempestad de nieve. En realidad, este usurpador con nariz de cervecero no es otro que el buen San Nicolás, un santo al que yo quiero mucho porque es el de mi abuelo el coronel, pero que no tiene nada que ver con la Navidad, y mucho menos con la Nochebuena tropical de la América Latina. Según la leyenda nórdica, San Nicolás reconstruyó y revivió a varios escolares que un oso había descuartizado en la nieve, y por eso lo proclamaron el patrono de los niños. Pero su fiesta se celebra el 6 de diciembre y no el 25. La leyenda se volvió institucional en las provincias germánicas del Norte a fines del siglo XVIII, junto al árbol de los juguetes, y hace poco más de cien años pasó a Gran Bretaña y Francia. Luego pasó a Estados Unidos, y éstos nos lo mandaron para América Latina, con toda una cultura de contrabando: la nieve artificial, las candilejas de colores, el pavo relleno y estos quince días de consumismo frenético al que muy pocos nos atrevemos a escapar. Con todo, tal vez lo más siniestro de estas Navidades de consumo sea la estética miserable que trajeron consigo: esas tarjetas postales indigentes, esas ristras de foquitos de colores, esas campanitas de vidrio, esas coronas de muérdago colgadas en el umbral, esas canciones de retrasados mentales que son los villancicos traducidos del inglés; y tantas otras estupideces gloriosas para las cuales ni siquiera valía la pena de haber inventado la electricidad.
Todo eso, en torno a la fiesta más espantosa del año. Una noche infernal en que los niños no pueden dormir con la casa llena de borrachos que se equivocan de puerta buscando donde desaguar, o persiguiendo a la esposa de otro que acaso tuvo la buena suerte de quedarse dormido en la sala. Mentira: no es una noche de paz y amor, sino todo lo contrario. Es la ocasión solemne de la gente que no se quiere. La oportunidad providencial de salir por fin de los compromisos aplazados por indeseables: la invitación al pobre ciego que nadie invita, a la prima Isabel que se quedó viuda hace quince años, a la abuela paralítica que nadie se atreve a mostrar.
Es la alegría por decreto, el cariño por lástima, el momento de regalar porque nos regalan, y de llorar en público sin dar explicaciones. Es la hora feliz de que los invitados se beban todo lo que sobró de la Navidad anterior: la crema de menta, el licor de chocolate, el vino de plátano. No es raro, como sucede a menudo, que la fiesta termine a tiros. Ni es raro tampoco que los niños –viendo tantas cosas atroces- terminen por creer de veras que el niño Jesús no nació en Belén, sino en Estados Unidos.

Gabriel García Márquez (Aporrea/AgendadeRe flexion)
http://www.agendade reflexion. com.ar/2006/ 12/330_estas_ navidades_ siniestras. html
23/12/06

Privatizando el mundo

Privatización del agua: Las corporaciones entienden que el agua debe ser comercializada igual que el petróleo, que es lógico "extraerla" de donde más hay, y venderla a quien más paga. Pero se argumenta que el agua es necesaria para la vida, que no se puede tener acceso al agua solamente en función del nivel económico.
Propiedad sobre las semillas: Grandes multinacionales desarrollan una serie de semillas y las venden junto con una licencia de uso, diciendo que quien no las quiera, que no las compre. Los agricultores argumentan que ya no hay en el mercado otras semillas, que además si nacen plantas en sus tierras con las modificaciones hechas por la multinacional, ya sea porque quedan en la tierra de otros años, que llegan con el viento o cualquier razón, pueden ser denunciados al "incumplir" la licencia impuesta.
Patentes genéticas: Hay laboratorios que han conseguido patentar genes, y lo justifican alegando que tienen que recuperar la inversión realizada para "descubrir" ese gen. Cualquier posible solución que afecte a problemas relacionados con ese gen, sólo podrá ser llevada a cabo si se paga los royalties correspondientes. Ni siquiera se puede investigar sobre ese gen sin pagar.
Privatización de la salud: Los gobiernos ceden e impulsan a los ciudadanos a contratar seguros particulares y a usar la "salud privada". Esto provoca que el dinero destinado a la salud no fluya dentro de la sociedad, sino que el dinero público se desvía hacia las grandes compañías de seguros y a manos privadas. La salud de las personas pasa a ser un "objeto" de negocio. Si no tienes dinero, no tendrás atención sanitaria.
Patentes de los medicamentos: En este caso hablan del caso de Brasil, de cómo se ha reservado el Estado la posibilidad de "infringir" patentes sobre medicamentos en caso de necesidad pública, ya que muchos de esos medicamentos tienen un precio desorbitado y ellos tienen la capacidad de fabricarlos de forma genérica (como el caso de los retroantivirales). En Brasil se antepone el bienestar de sus ciudadanos al beneficio de las multinacionales, en este aspecto.
Acuerdos comerciales: Por último se trata sobre la importancia de los acuerdos comerciales, en los que muchas veces las grandes corporaciones están por encima de la soberanía de los estados, y hasta se reservan la posibilidad de denunciar a los gobiernos si incumplen los acuerdos.
Parece increíble ver el poder e influencia que puede llegar a tener una empresa, que recordemos, normalmente detrás de ella no hay ningún responsable, es decir, que los desastres que pueda provocar una empresa los pagará la propia empresa y no las personas que hay detrás de ella, ya que si los "gestores" alegan que actuaban de buena fe, quedan exentos de toda culpa. ¿Y si la empresa no tiene dinero? Paga el Estado, lo pagamos todos.

Marcos Jesús Concepción Albala
Presidente de Argos Is-Internacional
MIEMBRO DE LA 'CAMACOL' Y DE LA 'FELAP'
argosisserviciosinformativos@yahoo.com
http://espanol.groups.yahoo.com/group/ArgosIs-Internacional
http://groups.yahoo.com/group/ArgosIsUnitedStates

Autorretrato oaxaqueño

"Lo que el pueblo decida"

Presentamos esta reflexión colectiva de las autoridades municipales y comunales, organizaciones comunitarias y regionales, ciudadanas y ciudadanos procedentes de los pueblos zapoteco, mixteco, chinanteco, chatino, mazateco, mixe, huave, cuicateco, chontal, zoque, triqui, amuzgo, chocholteco y tacuate, así como las organizaciones de la sociedad civil, reunidos en la ciudad de Oaxaca, el 28 y 29 de noviembre de 2006.
Aquí se resumen las demandas y aspiraciones de vida de los pueblos, y la delicada situación de agresión y represión que vive la entidad.

Diagnósticos y propuestas

Oaxaca es una sociedad profundamente multiétnica y multicultural. Este hecho está sustentado en la presencia viva y activa de nuestros 16 pueblos indígenas. Como pueblos, somos portadores de una gran riqueza humana, natural y cultural. Paradójicamente, nuestros pueblos viven en un contexto de permanente agresión a nuestros procesos de autonomía y autogobierno; a nuestras tierras, territorios y recursos naturales; a nuestras identidades y culturas diversas; a nuestros derechos individuales y colectivos más básicos y fundamentales.

Libre determinación y autonomía

La autonomía traducida en nuestras lenguas como "lo que el pueblo decida", es una condición imprescindible para el verdadero desarrollo de nuestras comunidades. El derecho de nuestros pueblos indígenas a la autonomía, en la práctica, se concreta en el derecho a ser como queremos ser y libremente decidir nuestro futuro. Se trata de un derecho que en los municipios y agencias municipales se ejerce, pero de manera limitada, enfrentando las políticas gubernamentales, los cacicazgos regionales, las delegaciones de gobierno y el control de los recursos para el desarrollo, situaciones que se deben trascender para que sea posible el ejercicio pleno de la autonomía. Las normas comunitarias han sido violadas sistemáticamente por el Partido Revolucionario Institucional a favor del régimen estatal y se manipulan los recursos y los mecanismos de representación, dividiendo a los municipios y comunidades, debilitando las costumbres comunitarias con el individualismo. También la violencia hacia las mujeres y su marginación es una expresión de inequidad dentro de nuestras mismas comunidades, y es necesario erradicarla. Estamos conscientes de que llegaremos a trascender la actual situación para construir un nuevo gobierno desde la raíz indígena, con una agenda que retome la educación, la lengua y la medicina tradicional, con nuevas formas de organización, fortaleciendo las asambleas, y con reformas profundas a las estructuras jurídicas e institucionales del Estado.

Tierras, territorios y recursos

Las tierras, los territorios y sus recursos son el espacio donde viven, se asientan y se sustentan nuestros pueblos; comprende, desde el punto de vista físico, los suelos, bosques, costas, aguas, y todos los recursos naturales que son aprovechados, conservados, defendidos y desarrollados en forma comunal, así como las construcciones, las zonas arqueológicas y los sitios ceremoniales y sagrados. La principal amenaza para nuestras tierras, territorios y recursos es el amplio proceso de privatización que se impulsa a través de las leyes actuales y las políticas públicas para volverlos mercancía. El principal interés del Estado y las grandes empresas privadas está en la biodiversidad, los minerales y toda la riqueza natural de nuestro territorio en especial el Istmo oaxaqueño. Las políticas de gobierno han generado el abandono de la producción del maíz, sustento de la vida de nuestros pueblos. Se atenta contra nuestra vida comunitaria y el tejido social, se expulsa cada día a un mayor número de hermanos y hermanas hacia las ciudades y el extranjero. Es en pocas palabras una guerra contra nuestras formas de vida que debemos aprender a resistir y vencer desde una perspectiva de largo plazo.
Es necesario avanzar hacia la recuperación de nuestras formas de organización mediante la asamblea, el tequio, el servicio y los cargos comunitarios. Debemos fortalecer la autonomía productiva desde una perspectiva de sustentabilidad y respeto a la madre tierra. También debemos avanzar en los procesos de intercambio de experiencias y destrezas, apoyo mutuo y acción conjunta a nivel regional, ya que es una necesidad para la defensa de nuestras tierras, territorios y recursos.

Educación y comunicación intercultural

La educación ha sido una nueva forma de colonización y la escuela y los maestros han estado alejados muchas veces de las propias comunidades donde laboran. La lengua indígena aún no tiene la importancia que merece como vehículo de identidad y de reproducción de nuestras culturas y la educación indígena e intercultural es todavía una realidad incipiente y distorsionada.
No hay un proyecto de educación indígena que responda a las necesidades de las comunidades y se exprese en una política pública de Estado que fortalezca la identidad de nuestras culturas. Es de vital importancia un proyecto de educación indígena intercultural que fortalezca las autonomías de las comunidades. Es también necesario que la educación indígena intercultural sea una realidad de todo el sistema educativo fundamentalmente para las escuelas ubicadas en el ámbito urbano.
Los medios de comunicación comunitarios han sido parte importante para compartir nuestra palabra, conocernos y unirnos en nuestras realidades, problemas y necesidades. No podría entenderse este movimiento sin el papel que han cumplido las radios comunitarias en la ciudad y en las regiones, y por lo mismo necesitamos exigir estos espacios comunicación como un derecho básico y que sean respetados plenamente.

Violación a derechos humanos

En Oaxaca la violación de los derechos humanos se ha agudizado en la última década. Los pueblos indígenas hemos sufrido la violación sistemática de nuestros derechos individuales y colectivos.
Los gobiernos estatal y federal, lejos de responder a las necesidades que aquejan a nuestros pueblos indígenas, responden a un sistema neoliberal, con miras a privatizar nuestras tierras y recursos naturales, ignorando nuestros derechos indígenas, reprimiéndonos, encarcelándonos, incomunicándonos, torturándonos e incluso matándonos; maltratando y violando nuestras mujeres.
En los últimos meses los derechos a la libre expresión, de petición, de asociación, a la libertad y a la vida, han sido flagrantemente violados, y más cuando los pueblos nos defendemos y luchamos con la razón, la palabra y la movilización pacífica para que se nos respete íntegramente.
Ante esto, nosotros proponemos la difusión, respeto y práctica de los derechos indígenas, establecidos en el Convenio 169 de la OIT, los Acuerdos de San Andrés y demás leyes. Para esto es necesaria una Reforma Constitucional que reconozca de manera integra y plena los derechos indígenas consagrados en los Acuerdos de San Andrés y la propuesta de la Cocopa y que se revoquen urgentemente las leyes y normas creadas últimamente que atentan contra las comunidades indígenas, como la supuesta reforma indígena del año 2001 y la ley Televisa, ya que impiden el ejercicio del derecho a la libre determinación y autonomía de los pueblos.

Pronunciamiento

Reafirmamos nuestra convicción de que no habrá gobernabilidad, democracia, justicia y paz en Oaxaca mientras permanezca en su cargo el señor Ulises Ruiz Ortiz. Por esta razón instamos al Senado de la República y a las instituciones federales competentes, para que por las vías políticas y legales que correspondan, procedan a su destitución inmediata. Oaxaca no puede esperar más.
Expresamos nuestro repudio total a todos los actos de agresión y represión por parte de los cuerpos militares y policíacos federales, estatales, municipales y civiles armados que han desatado en contra de la sociedad una persecución judicial y política, criminalizando la protesta social y agravando la violación de los derechos humanos en nuestra entidad.
Exigimos la presentación con vida de los desaparecidos, la liberación inmediata de todos los presos y la cancelación de todas las órdenes de aprehensión en contra de todos los que han participado en el movimiento popular oaxaqueño y de la población en general. A la par, exigimos la cancelación de las emisiones ilegales de la pro-gubernamental "radio ciudadana" por su incitación al odio y la violencia hacia los ciudadanos y pueblos de Oaxaca.
La presencia de las fuerzas federales en Oaxaca, particularmente la Policía Federal Preventiva, no han garantizado ni la seguridad, ni la paz en nuestro estado. Por el contrario, sólo han venido a agravar del conflicto que estamos viviendo. Por ello demandamos la salida inmediata de dichas fuerzas federales y el alto inmediato de las acciones ilegitimas e ilegales de la policía estatal, municipal y de civiles armados.
Pedimos el respeto a los medios de comunicación indígenas, en especial a las radios comunitarias que actualmente existen en los diversos pueblos indígenas de Oaxaca. Instamos al mismo tiempo a todos los pueblos indígenas de Oaxaca para que establezcan medios de comunicación propios y pueda difundirse a través de ellos nuestros problemas, exigencias y aspiraciones de vida.
Ratificamos nuestro espíritu irrenunciable a favor de las vías pacíficas de solución al conflicto y condenamos la violencia como método para resolver la crisis política y social del estado. Reiteramos que nuestra lucha es por la transformación profunda, democrática y verdadera de Oaxaca para el bien común. Por ello debemos generar los nuevos marcos políticos y jurídicos del nuevo modelo social y económico, de modo que Oaxaca se convierta en un testimonio iluminador de los cambios que también requiere nuestro país.
Llamamos a fortalecer el proceso de unidad basado en la diversidad de identidades y agendas, propiciando acercamientos orgánicos, programáticos y de acción conjunta entre todos los pueblos, sectores y movimientos.
Afirmamos que debemos impulsar una actitud y capacidad propositiva basada en la riqueza, la experiencia y la sabiduría de nuestros pueblos indígenas, dado que nuestras culturas, procesos de autonomía y organización, el trabajo colectivo, entre otros elementos comunitarios, constituyen las claves de construcción de cualquier alternativa social y política.
Instamos a la sociedad para construir nuevas iniciativas y propuestas sobre la base de vincular la movilización, la organización y el diálogo, en todos los distintos campos de la vida, del trabajo y de la lucha de nuestros pueblos.
Convocamos a fortalecer el proceso organizativo y de acción conjunta de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, APPO, sobre todo dinamizando en la base de todos los movimientos y organizaciones esta nueva actitud: apostar a todo lo que articule, todo lo que a partir de lo nuestro transforme, todo lo que construya desde abajo.
A nuestros hermanos que caminan con nosotros desde el Consejo Popular de la APPO les decimos que hoy más que nunca debemos reafirmar nuestra convicción y nuestro compromiso en la construcción de un movimiento pacífico que atienda las causas profundas del conflicto que estamos viviendo y construya las bases para un nuevo pacto social y un nuevo orden jurídico que nos dé justicia, paz y democracia a todos.
Llamamos a la sociedad oaxaqueña, a todas sus organizaciones, sectores y familias, a participar en este gran esfuerzo de cambio, que mediante el diálogo, todos estamos obligados a construir.
Llamamos también al gobierno federal y a los partidos políticos a que respeten y respalden este proceso oaxaqueño, que será nuevo y luminoso con base en valores, derechos y propuestas, no por el uso de la fuerza. Llamamos, en suma, a convertir este conflicto en nuestra gran oportunidad para la transformación que Oaxaca y México necesitan.
Este profundo y complejo conflicto, doloroso como un parto, ha permitido la expresión plena y auténtica de los pueblos de Oaxaca. Ha dejado ver que en Oaxaca ya no se corresponden las exigencias y aspiraciones de la sociedad con las actuales leyes, instituciones y prácticas autoritarias del régimen político. En este sentido Oaxaca ya cambió. No puede volver a la situación anterior. También los pueblos indígenas de Oaxaca lo debemos entender así: este movimiento nos ha cambiado y no podemos volver a nuestra situación anterior. De ahí para atrás, lo que ya no queremos. De ahí para adelante, con base en lo nuestro, construir el Oaxaca que queremos.
Nos pronunciamos abiertamente por la no violencia. Estamos convencidos que es el mejor medio para conseguir fines políticos. Como decía Gandhi, es la virtud de los fuertes. Sólo los débiles tienen que recurrir a la fuerza. Porque somos los fuertes, la mayoría, nos comprometemos sin reservas con la no violencia.
No caeremos en la polarización que provocan los gobiernos estatal y federal. No hay diferencia que no podamos procesar con el diálogo democrático.
Los pueblos indios queremos hacer saber a la sociedad y al gobierno de Oaxaca, de México y del mundo que el enorme abuso de la fuerza pública practicado en estos días no nos intimida ni nos paraliza como lo hemos demostrado con la realización de este Foro.
Nos preocupa que lo poco que había quedado del estado de derecho, violado continuamente por Ulises Ruiz, fuera ahora destruido por el gobierno federal. Estamos bajo un estado de excepción no declarado y por tanto ilegal. El hecho nos preocupa y nos lleva actuar con extremo cuidado. Pero no nos detiene. Nuestro camino está trazado y vamos a seguir caminando por él, a nuestra manera, en nuestros tiempos y ritmos. Este camino incluye la transformación de todas las normas e instituciones que actualmente rigen nuestra convivencia. No lo vamos a hacer solos. Pero nunca más seremos excluidos de la concepción y operación de esas normas e instituciones.

Nunca más un México sin nosotros
Por el respeto a la libre determinación y la reconstitución de nuestros pueblos
Foro de los Pueblos Indígenas de Oaxaca (Tomado de Ojarasca 116 diciembre 2006)