"Luchar por una vida mejor para las personas no es delito", comenta a La Jornada
Ninguna respuesta al caso en la CNDH, la Cruz Roja Internacional y el Congreso
"Nunca supe mucho sobre las desapariciones forzadas hasta que desaparecieron a mi padre hace más de un mes", asegura Nadin Reyes, hija de Edmundo Reyes, quien fue visto por última vez el pasado 25 de mayo en la ciudad Oaxaca.
Desde hace 12 años, Edmundo, integrante del Ejército Popular Revolucionario (EPR), viajaba constantemente fuera del Distrito Federal (donde radica). "Nos decía que iba a ver a mi abuela a Oaxaca", señala su hija. Por eso su familia se sorprendió al enterarse de que esas constantes salidas eran para participar en labores de la agrupación guerrillera.
"Nunca en mi vida me hubiera imaginado que mi papá estaba en ese grupo. Siempre mostró interés por ayudar a la gente que le rodeaba, pero aun así se nos hizo sorprendente, aunque luego de analizarlo y analizarlo muchas veces caímos en la cuenta", añade.
Con 25 años, Nadin Reyes -quien se enteró de la desaparición de su padre a través de este diario- es la persona que se encarga de llevar a cabo las gestiones para localizarlo, debido a que su madre sufre "severas crisis nerviosas".
De hecho, agrega que cuando decidió contarle la situación "fue muy grande su angustia, pues se supone que nunca había habido secretos entre ellos".
Sin embargo, pese al "silencio" de Edmundo, Nadin no le guarda rencor, pues explica que luego de enterarse de lo que es el EPR y de documentarse sobre las desapariciones forzadas y el hostigamiento a los que son sometidos los disidentes del sistema político mexicano "comprendemos bien por qué nunca lo confesó.
"El último día que lo vimos fue el 22 de mayo; dijo que iba a Oaxaca a ver a su familia. Prometió que llegaría el martes 29 de ese mismo mes, pero no fue así. Eso es muy raro, porque siempre cumplía con la fecha en que regresaría, y si no lo hacía, llamaba a casa para avisar; por eso el siguiente sábado decidí hablar con su familia en Oaxaca. No sabía de él, y días después, gracias a La Jornada, me enteré de que estaba desaparecido y que era integrante del EPR".
"Me entra la desesperación"
Nadin se aferra a la esperanza. Pese a todas las circunstancias que rodean la desaparición de su padre, cree que está vivo. "Estoy consciente de las cosas; a veces me entra la desesperación, pero lo que me da fuerzas de seguir en pie es pensar que mi papá está bien, encerrado en algún lugar, pero bien. Pienso que lo tienen secuestrado, en algún lugar clandestino", señala.
Expresa que al no saber el paradero de su padre por más de un mes, constantemente la atacan "sentimientos encontrados. Me invade la preocupación, la angustia, el miedo y la impotencia, pero los enfrento con la idea de que lucharé hasta que me lo presenten o el menos que me digan en dónde y cómo está".
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el Comité Internacional de la Cruz Roja, el Congreso de la Unión y la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos son instancias a las que la joven ha acudido para denunciar el caso, y aunque sabe que el proceso será lento, dice, no cejará en su lucha.
Contundente, Nadin Reyes demanda a quienes hayan desaparecido a Edmundo: "Que nos digan dónde está, qué fue de él, y si es culpable de algún delito, que lo juzguen conforme a derecho".
Sin embargo, también es realista. Asegura que aunque no sea culpable de algún delito, por el solo hecho de pertenecer al EPR las autoridades "harán todo lo posible para acusarlo y juzgarlo. Pero luchar por una mejor vida para las personas, como siempre lo hizo, no es un delito".
Edmundo es comerciante, originario de Oaxaca, aunque desde hace años radicaba en el Distrito Federal. Nadin lo describe en la conversación como un "excelente padre", que siempre se preocupó por la educación de sus hijos.
"Nos recomendó que todo lo que hiciéramos fuera con amor, entrega y disciplina; es un padre que nunca nos golpeó, pues sus regaños dolían más y nos hacían reflexionar", añade. Ahora clama por justicia. Exige que las autoridades investiguen si fue secuestrado o que lo presenten si lo capturaron. "Como familia tenemos derecho a exigir su presentación".
EMIR OLIVARES ALONSO. Tomado de La Jornada 01 07 07.
Desde hace 12 años, Edmundo, integrante del Ejército Popular Revolucionario (EPR), viajaba constantemente fuera del Distrito Federal (donde radica). "Nos decía que iba a ver a mi abuela a Oaxaca", señala su hija. Por eso su familia se sorprendió al enterarse de que esas constantes salidas eran para participar en labores de la agrupación guerrillera.
"Nunca en mi vida me hubiera imaginado que mi papá estaba en ese grupo. Siempre mostró interés por ayudar a la gente que le rodeaba, pero aun así se nos hizo sorprendente, aunque luego de analizarlo y analizarlo muchas veces caímos en la cuenta", añade.
Con 25 años, Nadin Reyes -quien se enteró de la desaparición de su padre a través de este diario- es la persona que se encarga de llevar a cabo las gestiones para localizarlo, debido a que su madre sufre "severas crisis nerviosas".
De hecho, agrega que cuando decidió contarle la situación "fue muy grande su angustia, pues se supone que nunca había habido secretos entre ellos".
Sin embargo, pese al "silencio" de Edmundo, Nadin no le guarda rencor, pues explica que luego de enterarse de lo que es el EPR y de documentarse sobre las desapariciones forzadas y el hostigamiento a los que son sometidos los disidentes del sistema político mexicano "comprendemos bien por qué nunca lo confesó.
"El último día que lo vimos fue el 22 de mayo; dijo que iba a Oaxaca a ver a su familia. Prometió que llegaría el martes 29 de ese mismo mes, pero no fue así. Eso es muy raro, porque siempre cumplía con la fecha en que regresaría, y si no lo hacía, llamaba a casa para avisar; por eso el siguiente sábado decidí hablar con su familia en Oaxaca. No sabía de él, y días después, gracias a La Jornada, me enteré de que estaba desaparecido y que era integrante del EPR".
"Me entra la desesperación"
Nadin se aferra a la esperanza. Pese a todas las circunstancias que rodean la desaparición de su padre, cree que está vivo. "Estoy consciente de las cosas; a veces me entra la desesperación, pero lo que me da fuerzas de seguir en pie es pensar que mi papá está bien, encerrado en algún lugar, pero bien. Pienso que lo tienen secuestrado, en algún lugar clandestino", señala.
Expresa que al no saber el paradero de su padre por más de un mes, constantemente la atacan "sentimientos encontrados. Me invade la preocupación, la angustia, el miedo y la impotencia, pero los enfrento con la idea de que lucharé hasta que me lo presenten o el menos que me digan en dónde y cómo está".
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el Comité Internacional de la Cruz Roja, el Congreso de la Unión y la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos son instancias a las que la joven ha acudido para denunciar el caso, y aunque sabe que el proceso será lento, dice, no cejará en su lucha.
Contundente, Nadin Reyes demanda a quienes hayan desaparecido a Edmundo: "Que nos digan dónde está, qué fue de él, y si es culpable de algún delito, que lo juzguen conforme a derecho".
Sin embargo, también es realista. Asegura que aunque no sea culpable de algún delito, por el solo hecho de pertenecer al EPR las autoridades "harán todo lo posible para acusarlo y juzgarlo. Pero luchar por una mejor vida para las personas, como siempre lo hizo, no es un delito".
Edmundo es comerciante, originario de Oaxaca, aunque desde hace años radicaba en el Distrito Federal. Nadin lo describe en la conversación como un "excelente padre", que siempre se preocupó por la educación de sus hijos.
"Nos recomendó que todo lo que hiciéramos fuera con amor, entrega y disciplina; es un padre que nunca nos golpeó, pues sus regaños dolían más y nos hacían reflexionar", añade. Ahora clama por justicia. Exige que las autoridades investiguen si fue secuestrado o que lo presenten si lo capturaron. "Como familia tenemos derecho a exigir su presentación".
EMIR OLIVARES ALONSO. Tomado de La Jornada 01 07 07.
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