Notas para una comparación (desmedida) entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) de México y Frente Popular Darío Santillán (FPDS) de Argentina:
El Intelectual-militante itinerante y desarraigado sueña el sueño del triunfo exótico, el sueño social de la libertad individual, sin peligro y sin fe. ¿Dónde radica entonces la mediocridad?
"...hemos llegado a un punto en que no podemos ir mas allá y, además, es posible que perdamos todo lo que tenemos, si nos quedamos como estamos y no hacemos nada más para avanzar. O sea que llegó la hora de arriesgarse otra vez y dar un paso peligroso pero que vale la pena. Porque tal vez unidos con otros sectores sociales que tienen las mismas carencias que nosotros, será posible conseguir lo que necesitamos y merecemos"
Sexta Declaración del EZLN (2005)
Los riesgos de la itinerancia política y del método de la autocontemplación del ombligo
En Argentina un extenso y heterogéneo conjunto de organizaciones de izquierda reivindican la praxis del neozapatismo mexicano como fuente inspiradora de una política radicalmente nueva: desde los sectores autoindulgentes de la izquierda tradicional que equivocadamente suponen no ser tan dogmáticos y tan toscos (ya sea en la especie tajante y agitadora como en la moderada y oficinesca), hasta la denominada izquierda autónoma en sus distintas versiones, incluyendo las expresiones más lúcidas del anarquismo.
Percibimos que, en muchos casos, una maniobra que consiste en el recorte avaro de la experiencia zapatista sirve para invocarla precisamente como lo que lo no es.
En el caso de los sectores de la izquierda tradicional, atormentados por la culpa pero incapaces de dejar de ser lo que son, el recorte gira en torno a formalidades. En efecto, no están en condiciones de resistir un contraste con los elementos más esenciales del zapatismo: concepción del sujeto, del partido, de la vanguardia, del cambio revolucionario, de la transición, etc... Alejados de cualquier praxis popular significativa, recluidos en sectas o seducidos por los modos de la política burguesa, no les queda otro camino que la fetichización.
Pero también se efectúan recortes mezquinos de la experiencia zapatista por fuera del horizonte estrecho de la izquierda tradicional. Existe un conjunto de militantes identificados con la izquierda autónoma que exacerban los aspectos comunitarios y horizontales del neozapatismo, negando la condición vanguardista y la índole centralizada y verticalista de la estructura del EZLN y el correspondiente énfasis puesto en la "dirigencia". Es como si el zapatismo sólo fuera "comunitario" y no portara o por encanto se neutralizara un componente guevarista, como si los aspectos organizativos del EZLN fueran laxos y su lucha no fuera, principalmente, política y militar.
Desde las tarimas que niegan las determinaciones históricas y combinan la soberbia teórica con el moralismo político, sólo se aprecian en el zapatismo los aspectos que se corresponden con las formas invariantes del proyecto comunista ideal y no las que se corresponden con sus intentos de generar una variable organizativa, histórica y concreta. Al no escindir el proyecto de la utopía, la construcción del primero instala una tensión. Esa tensión, que el zapatismo asume con cierta naturalidad, sin angustia, es precisamente la que rechazan muchos colectivos neoizquierdistas que lo invocan.
Las almas bellas y afligidas no asumen riesgos: se colocan inexcusablemente del lado de Espartaco, de Tupac Amaru, etc..., y repudian a Maximiliano Robespierre, Vladimir Ilich Lenín, etc. Construyen una fortaleza sólida, para preservar inmaculado el sueño y preservarse inmaculados a sí mismos. Pero de allí no se mueven y la inacción y el narcisismo conspiran contra el sueño.
Un gesto muy común ha sido el de cuestionar en el plano de las experiencias locales del campo popular los mismos discursos y prácticas que en el caso del zapatismo se celebran y hasta se asumen como paradigmas. Es decir: discursos y prácticas muy similares son procesados - decodificados por una máquina de ceguera y prejuicio. Así, la misma praxis que localmente se ve como expresión de una recaída en los caminos emancipatorios antiguos y trillados, en el caso de la experiencia del zapatismo suele verse como una novedad radical, innovación política, etc. Por cierto, esto no sólo ocurre en relación al zapatismo, se pueden tomar como referencia otras experiencias emancipatorias en Nuestra América. La operación es la misma: experimentos sociopolíticos y búsquedas similares, parcialidades que comparten una misma universalidad se ven, en unos casos, como realizaciones del "contrapoder" o del ideal comunitario y, en otros, como la quintaesencia de la ultrapolítica de Karl Schmit.
Se pueden detectar otras variantes de la misma esquizofrenia. Una de ellas se suele manifestar en torno a Cuba. ¿Se puede conciliar la adhesión al régimen cubano con el rizoma, el contrapoder, etc.? ¿Cómo armonizar la adhesión al régimen cubano con la reivindicación de todo lo que destituye los dispositivos de la relación entre clase - representación - partido - Estado - cambio social (o revolución)? Muchos lo intentan. La imagen puede ser la de un Doctor Frankenstein, pero con un plus de frustración respecto del original, porque en este caso el monstruo no se mueve (por suerte).
En efecto, aunque puede resultar evidente el repudio al socialismo de Estado, se alega la importancia simbólica de la resistencia contra el neoliberalismo, el peso determinante de los aspectos de soberanía, etc. Aspectos que, curiosamente, no se suelen tener en cuenta, o que directamente se desechan, cuando se trata de experiencias cercanas o excesivamente desprolijas para conformar los afanes de armonía. El temor a los híbridos ideológicos, al verse inmersos en el torbellino de la esfera pública, los lleva al autoengaño.
Por supuesto, todos estos tipos de esquizofrenia no son nuevos en la Argentina. Hace algunos años, las meras distancias, hacían que acciones del mismo tenor fueran calificadas de heroicas si eran extraterritoriales, o como la expresión más elevada del aventurerismo si cargaban con el lastre de la cercanía.
Este desdoblamiento tan particular no debe ocultar la permanencia de otro desdoblamiento, casi clásico, que consiste, por ejemplo, en idolatrar al Che y a Fidel y al mismo tiempo adherir a políticas que expresan los intereses de los grandes grupos económicos locales. En una línea similar está adhesión ferviente al socialismo cubano por parte de individuos que gozan de los privilegios suministrados por capitalismo argentino. Todo hace pensar que únicamente podrían sobrevivir en Cuba como funcionarios. En rigor de verdad no cabe hablar aquí de esquizofrenia sino de hipocresía lisa y llana.
Tradicionalmente el pequeño burgués urbano, blanco y de "izquierda", a partir del "viaje iniciático", quedaba fascinado por la distancia cultural y por el despliegue teatral de cualquier condición "aborigen", encontraba lo que buscaba en la selva exótica o en pueblo atávico, mientras no podía ver lo que tenía al lado. Esta disposición tiende a profundizarse en los últimos años, aunque con algunas variaciones: el viaje iniciático se torna perpetuo y los intelectuales - militantes son cada vez más proclives a la itinerancia política en un marco global. Son intelectuales y militantes geopolítica y epistemológicamente desituados. No hay afincamiento ni reposo y por lo tanto la afectividad que puede desarrollarse corre el riesgo de la superficialidad y, por lo tanto, de la inautenticidad. Así, se agotan y se consumen en las inmediateces que coleccionan. Desconocen lo que late en el subsuelo, no saben ver lo todavía inconfigurado. Se reedita de esta manera una versión del internacionalismo no dialéctico.
Asimismo la condición peripatética favorece el desarraigo respecto de las distintas tradiciones, en particular las locales. Por ejemplo, se ha llegado a afirmar, recientemente que, en Argentina, la autonomía no tiene historia, lo que significa ignorar una buena parte de la tradición del movimiento obrero y popular (que abarca los siglos XIX y XX). También se ha dicho que en Argentina no se producen textos políticos de valor estratégico. Lo que quiere decir que, a la hora de buscar casos de productividad política y organizativa, mejor mirar para otro lado. La identificación de un entorno de mediocridad e "idolatría" de las clases subalternas resulta indispensable como formula de justificación: hay que partir.
El Intelectual-militante itinerante y desarraigado sueña así el sueño del triunfo exótico, el sueño social de la libertad individual, sin peligro y sin fe. ¿Dónde radica entonces la mediocridad?
El EZLN y el FPDS
La comparación es desmesurada. Lo sabemos. Pero nos interesa reflexionar principalmente sobre un tipo de mirada y de operación intelectual. También sabemos que en política revolucionaria anteponer los criterios "cuantitativos" a los "cualitativos" (o racionales) puede ser el camino más directo hacia las aberraciones. Los juicios que miden, pesan y cuentan "bultos", por lo general incurren en contrasentidos. Pero, sin ir más lejos, existe una desproporción entre el impacto universal del zapatismo y su modesta realidad comarcal. Lo mismo ocurrió, y en parte sigue ocurriendo, con la revolución cubana. A la hora de la construcción de homologías no es auspicioso partir de los aspectos escénicos, alegóricos y formales, dejando de lado los contenidos de una política (incluyendo lo simbólico), principalmente aquellos potencialmente universalizables.
Nos parece entonces que la comparación entre estas experiencias puede resultar válida, porque va más allá de las diferencias históricas, los niveles de desarrollo y el impacto local e internacional de una y otra experiencia. La comparación que proponemos indaga sobre otro asunto, mucho más profundo.
El EZLN se define como un ejército y una organización política que se nutre de las comunidades. El FPDS, por su parte asume un principio de construcción abierto y se concibe como un frente "articulador" social - político, de organizaciones populares autónomas, como un espacio político que vincula organizaciones sociales, de base y militantes populares en un sentido amplio. Se trata de organizaciones que aspiran a abandonar la condición de parcialidad a las que el sistema las conmina, invocando una totalidad, una voluntad colectiva. Por lo general, los intelectuales y militantes desituados no señalan el riesgo de la "representación" que podría derivarse del hecho de que el EZLN se "nutra" de las comunidades y sí ven el peligro en la mera "articulación".
La articulación de lo heterogéneo es una operación que le otorga centralidad a la acción política. Pero no impone una "región política" por sobre otra región que supuestamente no lo es, sino que, sencillamente, reconoce la dimensión política constitutiva de toda lucha. La política no es una región aislada sino lo que articula las distintas regiones. Los intelectuales y militantes desapegados que aspiran a vivir sin trasfondo no toleran que se asuma y se organice la función articuladora: o la niegan de plano como corruptora de órdenes inmaculados, o la dejan librada al azar o la magia. Dos variantes del nihilismo político. Dos axiomáticas crepusculares.
El FPDS no es un aparato separado de las masas, de hecho no es un aparato de activistas auto - reclutados. No se "apoya" en las masas y tampoco se "nutre" de ellas. Ellas son su "fisiología". El FPDS es la articulación de un conjunto de organizaciones de base y de procesos análogos que caminan con cadencias heterogéneas pero susceptibles de ser armonizadas porque sus prioridades no están enfrentadas. La principal consigna del FPDS, Trabajo, dignidad y cambio social es una unidad de ruptura que tiene y sobre todo tendrá la capacidad de sintetizar las contradicciones de la Argentina capitalista y neoliberal. No es necesario que refiera directamente al socialismo o a la revolución. Es modesta como todas consignas históricas que funcionaron eficazmente como unidades de ruptura.
El FPDS Aspira a ser una herramienta funcional al desarrollo de las potencialidades libertarias y a la proyección hegemónica de esas organizaciones y esos procesos, algo así como un creador de condiciones para la autonomía, en fin, un espacio donde hacer síntesis, socializar experiencias valiosas (y generalizaras, si cabe) y compartir sueños colectivos y dar los pasos en pos de su concreción. Es decir, el FPDS reconoce que la proyección hegemónica está en las experiencias populares.
El FPDS no pretende convertirse en una superestructura o en un agente totalizador (exterior) y "representante" de la experiencia de las organizaciones que lo componen. Es mucho más un campo de hegemonía que una organización política en el sentido tradicional (sí lo es, pero en un sentido diferente).
El FPDS condensa una parte de las experiencias desarrolladas al calor de las luchas sociales de los últimos años. Es por lo tanto un locus de acumulación militante, de síntesis políticas y de elaboración conjunta de orientaciones estratégicas. Es un recinto donde se trama la subjetividad de los oprimidos, una subjetividad templada al calor de la resistencia. Como herramienta, el FPDS, sólo quiere generar un contexto adecuado para que esta subjetividad no sea aplastada. Pero así como no "pone" la proyección hegemónica, tampoco "pone" la subjetividad.
Nada de esto niega la posibilidad de que el FPDS pueda asumir, en algún momento y en el marco de diferentes relaciones de fuerza, otras funciones y otros riesgos en pos de su objetivo principal. No es, ni quiere ser un cuerpo político separado, una herramienta hipostasiada. No quiere ser dirección sino instrumento de lucha. Aspira a que su funcionamiento y su misma estructura sean prefiguración de la nueva sociedad. Se preguntan los compañeros del FPDS ¿Cómo construir una dirección colectiva revolucionaria diferente a las direcciones lenisistas centralizadas y centralizadoras clásicas? Por supuesto: aún no ensayan la respuesta. Pero la pregunta, en estos tiempos destemplados, casi habilita la jactancia.
El EZLN propone una noción de autonomía amplia. En la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, llama a salir de la especificidad indígena y campesina y hace una propuesta de articulación con otras parcialidades de las clases subalternas para construir una fuerza de izquierda y anticapitalista. Estas posiciones del EZLN han sido consideradas como un salto cualitativo, expresión de su capacidad de adaptarse a las distintas circunstancias o simple afán universalista. ¿Por qué cuando el FPDS u otras organizaciones del campo popular en Argentina proponen algo similar maliciosamente se interpreta como oportunismo o expresión de una tendencia a subsumir a las organizaciones de base en un armado político superestructural?
Inmediatamente se identifica a estos espacios como dadores de línea al movimiento de masas organizado. Claro, mientras el EZLN "influye", el FPDS "impone". A diferencia de los intelectuales y militantes desituados y de su pésima decodificación de la experiencia zapatista, el EZLN ha reconocido que pueden existir otras formas de hacer la autonomía, jamás presentó sus modos como los únicos o los mejores.
¿Por qué cuándo el EZLN pone de manifiesto la necesidad de la adaptación a las condiciones cambiantes, se habla de una expresión de un saber estratégico ancestral y cuándo el FPDS hace lo mismo, se habla de etapismo?
El EZLN, propone crear instituciones de nuevo tipo y nuevas formas de poder. Cuando el FPDS dice y hace lo mismo se lo acusa de estatalista, o de adherir a clásica idea de la "toma del poder".
Si el EZLN habla de "pueblo", es por recuperar una mística, por romanticismo político, o porque se utiliza una noción de pueblo resignificada, como proyecto vinculado a los procesos de autoconciencia y autoconstrucción del sujeto. Entonces cuando el EZLN habla de pueblo, está hablando del encontrarse fundamental de los subalternos caminando hacia su liberación. En contraposición, si la tan equívoca categoría es utilizada por el FPDS es de puro populismo nomás.
Por cierto, el FPDS intenta construir "un pueblo" a partir de los subalternos fragmentados por el neoliberalismo. En el mismo sentido, si el EZLN recurre a la consigna de "liberación nacional", es porque le disputa un significado a la burguesía y resignifica el concepto de Nación, destacando tanto su eficacia a la hora de contradecir al mercado y al Imperio como su condición de basamento para una combinación del principio de soberanía con la lógica de la autonomía. De esta manera, se identifica en la Nación la capacidad de desplegar una superficie ideológica homogeneizadora de la resistencia y productora de representaciones principalmente vinculadas a la soberanía que unifican a las clases subalternas.
Ahora bien, si es el FPDS el que se expresa en los términos de la liberación nacional, se trata, lisa y llanamente, de nacionalismo. El EZLN reivindica el concepto de patria, si lo hace el FPDS... se equipara a Manasés, que osó levantar un ídolo en medio del templo. La clásica acusación surge implacable: "fachos".
Hace más de cien años Mijail Bakunin identificaba un "socialismo de sabios". Hoy, parecería ser que algunos ya han encontrado la forma política para hacer posible la emancipación popular. Han universalizado una parte y las otras no cuentan, o promueven un universal abstracto. El FPDS Lejos de la soberbia, lejos de fundar su política en un criterio de verdad, aspira a ser una expresión más de la búsqueda de esa forma, a la vez reivindica su condición inacabada, incluso como horizonte perpetuo. Sostiene un principio de construcción colectiva y abierta, que seguro será discontinua y contradictoria y que conmina a la apuesta. De hecho, los riesgos que asume el FPDS se vinculan a esos principios de organización que, de tan abiertos, pueden desdibujar el horizonte.
Finalmente, creemos que el FPDS se asemeja al EZLN, no porque el primero intente asimilar y reproducir la praxis del segundo, eso sería imposible y poco recomendable, sino porque comparten el mismo universal que les impone la necesidad de avanzar en la homogeneización de las expresiones resistentes, sin afanes totalitarios ni dirigistas. He aquí, tal vez, el núcleo de la convergencia en relación al pueblo, la Nación, el sujeto, la autonomía y el poder popular. Esa común unión en el universal (y no la universalización de un fragmento particular o de uno abstracto idealizado) es posible porque en ambos casos se parte de una praxis y una geopolítica situada, bien arraigada en la historia y comprometida con la liberación concreta de los pueblos.
Finalmente una ultima coincidencia. El crecimiento de un proyecto de transformación en México y en Argentina no se resolverá por la extensión del trabajo de base del EZLN y el FPDS. Habrá que trabajar para lograr nuevas síntesis que incorporen las experiencias y las conclusiones de los distintos colectivos populares. Habrá que desarrollar un arduo trabajo de articulación política.
* Miguel Mazzeo: Escritor y docente universitario. Autor, entre otros trabajos, de "¿Qué (no) Hacer? Apuntes para una crítica de los regímenes emancipatorios", Buenos Aires, Antropofagia, 2005. Es militante del Frente Popular Darío Santillán.
Especial para La Haine
http://www.lahaine.org/index.php?blog=3&p=21324
NOTA:
Integran el FPDS: Ciudad de Buenos Aires: Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) "Darío Santillán" - MTD de Lugano - Centro Cultural Tupac Amaru - Agrupación Territorial Compañeros. Gran Buenos Aires: Movimiento de Unidad Popular (MUP) de Quilmes, Florencio Varela, Almirante Brown y la Matanza - MTD Lanús - MRV 26 de junio - MTD "Darío Santillán" de Almirante Brown - Centro Popular Agustín Tosco - MTD "La Verdad" de Guernica - Cooperativa de Trabajadores Rurales de San Vicente - Cooperativa de Trabajadores Solidarios - Frente de Trabajadores Combativos (FTC) de Ezeiza - MTD de Ezeiza - MTD "Javier Barrionuevo" de Esteban Echeverría - MTD de La Cañada - Coordinadora de Trabajadores Desocupados (CTD) "Trabajo y Dignidad" de Florencio Varela - Agrupación de Trabajadores "Herramienta" de Ezeiza - Movimiento de Trabajadores Comunitarios de Luján. La Plata, Berisso y Ensenada: MUP de La Plata y Verónica - MTD de La Plata - MTD de Berisso - Coordinadora de Organizaciones Populares Autónomas (COPA) de La Plata (AULE - Cambium - MUECE - El pelo de Einstein - Minga - Idea) - Red de Comercio Justo - Grupos Educativo - infantiles Juanito Laguna y Tiburones y Mojarritas - Agrupación de Trabajadores "La Fragua". Mar del Plata: Movimiento Universitario de Base (MUB) "Darío Santillán" - Solidaridad Antiimperialista Latinoamericana. Rosario (Provincia de Santa Fe): Frente Santiago Pampillón - El Grito - CTD Aníbal Verón. Tucumán: Coordinadora de Organizaciones Barriales Autónomas. Río Negro: MTD "Darío Santillán" de Cipolleti. Formosa: MUP de Ibarreta.
El Intelectual-militante itinerante y desarraigado sueña el sueño del triunfo exótico, el sueño social de la libertad individual, sin peligro y sin fe. ¿Dónde radica entonces la mediocridad?
"...hemos llegado a un punto en que no podemos ir mas allá y, además, es posible que perdamos todo lo que tenemos, si nos quedamos como estamos y no hacemos nada más para avanzar. O sea que llegó la hora de arriesgarse otra vez y dar un paso peligroso pero que vale la pena. Porque tal vez unidos con otros sectores sociales que tienen las mismas carencias que nosotros, será posible conseguir lo que necesitamos y merecemos"
Sexta Declaración del EZLN (2005)
Los riesgos de la itinerancia política y del método de la autocontemplación del ombligo
En Argentina un extenso y heterogéneo conjunto de organizaciones de izquierda reivindican la praxis del neozapatismo mexicano como fuente inspiradora de una política radicalmente nueva: desde los sectores autoindulgentes de la izquierda tradicional que equivocadamente suponen no ser tan dogmáticos y tan toscos (ya sea en la especie tajante y agitadora como en la moderada y oficinesca), hasta la denominada izquierda autónoma en sus distintas versiones, incluyendo las expresiones más lúcidas del anarquismo.
Percibimos que, en muchos casos, una maniobra que consiste en el recorte avaro de la experiencia zapatista sirve para invocarla precisamente como lo que lo no es.
En el caso de los sectores de la izquierda tradicional, atormentados por la culpa pero incapaces de dejar de ser lo que son, el recorte gira en torno a formalidades. En efecto, no están en condiciones de resistir un contraste con los elementos más esenciales del zapatismo: concepción del sujeto, del partido, de la vanguardia, del cambio revolucionario, de la transición, etc... Alejados de cualquier praxis popular significativa, recluidos en sectas o seducidos por los modos de la política burguesa, no les queda otro camino que la fetichización.
Pero también se efectúan recortes mezquinos de la experiencia zapatista por fuera del horizonte estrecho de la izquierda tradicional. Existe un conjunto de militantes identificados con la izquierda autónoma que exacerban los aspectos comunitarios y horizontales del neozapatismo, negando la condición vanguardista y la índole centralizada y verticalista de la estructura del EZLN y el correspondiente énfasis puesto en la "dirigencia". Es como si el zapatismo sólo fuera "comunitario" y no portara o por encanto se neutralizara un componente guevarista, como si los aspectos organizativos del EZLN fueran laxos y su lucha no fuera, principalmente, política y militar.
Desde las tarimas que niegan las determinaciones históricas y combinan la soberbia teórica con el moralismo político, sólo se aprecian en el zapatismo los aspectos que se corresponden con las formas invariantes del proyecto comunista ideal y no las que se corresponden con sus intentos de generar una variable organizativa, histórica y concreta. Al no escindir el proyecto de la utopía, la construcción del primero instala una tensión. Esa tensión, que el zapatismo asume con cierta naturalidad, sin angustia, es precisamente la que rechazan muchos colectivos neoizquierdistas que lo invocan.
Las almas bellas y afligidas no asumen riesgos: se colocan inexcusablemente del lado de Espartaco, de Tupac Amaru, etc..., y repudian a Maximiliano Robespierre, Vladimir Ilich Lenín, etc. Construyen una fortaleza sólida, para preservar inmaculado el sueño y preservarse inmaculados a sí mismos. Pero de allí no se mueven y la inacción y el narcisismo conspiran contra el sueño.
Un gesto muy común ha sido el de cuestionar en el plano de las experiencias locales del campo popular los mismos discursos y prácticas que en el caso del zapatismo se celebran y hasta se asumen como paradigmas. Es decir: discursos y prácticas muy similares son procesados - decodificados por una máquina de ceguera y prejuicio. Así, la misma praxis que localmente se ve como expresión de una recaída en los caminos emancipatorios antiguos y trillados, en el caso de la experiencia del zapatismo suele verse como una novedad radical, innovación política, etc. Por cierto, esto no sólo ocurre en relación al zapatismo, se pueden tomar como referencia otras experiencias emancipatorias en Nuestra América. La operación es la misma: experimentos sociopolíticos y búsquedas similares, parcialidades que comparten una misma universalidad se ven, en unos casos, como realizaciones del "contrapoder" o del ideal comunitario y, en otros, como la quintaesencia de la ultrapolítica de Karl Schmit.
Se pueden detectar otras variantes de la misma esquizofrenia. Una de ellas se suele manifestar en torno a Cuba. ¿Se puede conciliar la adhesión al régimen cubano con el rizoma, el contrapoder, etc.? ¿Cómo armonizar la adhesión al régimen cubano con la reivindicación de todo lo que destituye los dispositivos de la relación entre clase - representación - partido - Estado - cambio social (o revolución)? Muchos lo intentan. La imagen puede ser la de un Doctor Frankenstein, pero con un plus de frustración respecto del original, porque en este caso el monstruo no se mueve (por suerte).
En efecto, aunque puede resultar evidente el repudio al socialismo de Estado, se alega la importancia simbólica de la resistencia contra el neoliberalismo, el peso determinante de los aspectos de soberanía, etc. Aspectos que, curiosamente, no se suelen tener en cuenta, o que directamente se desechan, cuando se trata de experiencias cercanas o excesivamente desprolijas para conformar los afanes de armonía. El temor a los híbridos ideológicos, al verse inmersos en el torbellino de la esfera pública, los lleva al autoengaño.
Por supuesto, todos estos tipos de esquizofrenia no son nuevos en la Argentina. Hace algunos años, las meras distancias, hacían que acciones del mismo tenor fueran calificadas de heroicas si eran extraterritoriales, o como la expresión más elevada del aventurerismo si cargaban con el lastre de la cercanía.
Este desdoblamiento tan particular no debe ocultar la permanencia de otro desdoblamiento, casi clásico, que consiste, por ejemplo, en idolatrar al Che y a Fidel y al mismo tiempo adherir a políticas que expresan los intereses de los grandes grupos económicos locales. En una línea similar está adhesión ferviente al socialismo cubano por parte de individuos que gozan de los privilegios suministrados por capitalismo argentino. Todo hace pensar que únicamente podrían sobrevivir en Cuba como funcionarios. En rigor de verdad no cabe hablar aquí de esquizofrenia sino de hipocresía lisa y llana.
Tradicionalmente el pequeño burgués urbano, blanco y de "izquierda", a partir del "viaje iniciático", quedaba fascinado por la distancia cultural y por el despliegue teatral de cualquier condición "aborigen", encontraba lo que buscaba en la selva exótica o en pueblo atávico, mientras no podía ver lo que tenía al lado. Esta disposición tiende a profundizarse en los últimos años, aunque con algunas variaciones: el viaje iniciático se torna perpetuo y los intelectuales - militantes son cada vez más proclives a la itinerancia política en un marco global. Son intelectuales y militantes geopolítica y epistemológicamente desituados. No hay afincamiento ni reposo y por lo tanto la afectividad que puede desarrollarse corre el riesgo de la superficialidad y, por lo tanto, de la inautenticidad. Así, se agotan y se consumen en las inmediateces que coleccionan. Desconocen lo que late en el subsuelo, no saben ver lo todavía inconfigurado. Se reedita de esta manera una versión del internacionalismo no dialéctico.
Asimismo la condición peripatética favorece el desarraigo respecto de las distintas tradiciones, en particular las locales. Por ejemplo, se ha llegado a afirmar, recientemente que, en Argentina, la autonomía no tiene historia, lo que significa ignorar una buena parte de la tradición del movimiento obrero y popular (que abarca los siglos XIX y XX). También se ha dicho que en Argentina no se producen textos políticos de valor estratégico. Lo que quiere decir que, a la hora de buscar casos de productividad política y organizativa, mejor mirar para otro lado. La identificación de un entorno de mediocridad e "idolatría" de las clases subalternas resulta indispensable como formula de justificación: hay que partir.
El Intelectual-militante itinerante y desarraigado sueña así el sueño del triunfo exótico, el sueño social de la libertad individual, sin peligro y sin fe. ¿Dónde radica entonces la mediocridad?
El EZLN y el FPDS
La comparación es desmesurada. Lo sabemos. Pero nos interesa reflexionar principalmente sobre un tipo de mirada y de operación intelectual. También sabemos que en política revolucionaria anteponer los criterios "cuantitativos" a los "cualitativos" (o racionales) puede ser el camino más directo hacia las aberraciones. Los juicios que miden, pesan y cuentan "bultos", por lo general incurren en contrasentidos. Pero, sin ir más lejos, existe una desproporción entre el impacto universal del zapatismo y su modesta realidad comarcal. Lo mismo ocurrió, y en parte sigue ocurriendo, con la revolución cubana. A la hora de la construcción de homologías no es auspicioso partir de los aspectos escénicos, alegóricos y formales, dejando de lado los contenidos de una política (incluyendo lo simbólico), principalmente aquellos potencialmente universalizables.
Nos parece entonces que la comparación entre estas experiencias puede resultar válida, porque va más allá de las diferencias históricas, los niveles de desarrollo y el impacto local e internacional de una y otra experiencia. La comparación que proponemos indaga sobre otro asunto, mucho más profundo.
El EZLN se define como un ejército y una organización política que se nutre de las comunidades. El FPDS, por su parte asume un principio de construcción abierto y se concibe como un frente "articulador" social - político, de organizaciones populares autónomas, como un espacio político que vincula organizaciones sociales, de base y militantes populares en un sentido amplio. Se trata de organizaciones que aspiran a abandonar la condición de parcialidad a las que el sistema las conmina, invocando una totalidad, una voluntad colectiva. Por lo general, los intelectuales y militantes desituados no señalan el riesgo de la "representación" que podría derivarse del hecho de que el EZLN se "nutra" de las comunidades y sí ven el peligro en la mera "articulación".
La articulación de lo heterogéneo es una operación que le otorga centralidad a la acción política. Pero no impone una "región política" por sobre otra región que supuestamente no lo es, sino que, sencillamente, reconoce la dimensión política constitutiva de toda lucha. La política no es una región aislada sino lo que articula las distintas regiones. Los intelectuales y militantes desapegados que aspiran a vivir sin trasfondo no toleran que se asuma y se organice la función articuladora: o la niegan de plano como corruptora de órdenes inmaculados, o la dejan librada al azar o la magia. Dos variantes del nihilismo político. Dos axiomáticas crepusculares.
El FPDS no es un aparato separado de las masas, de hecho no es un aparato de activistas auto - reclutados. No se "apoya" en las masas y tampoco se "nutre" de ellas. Ellas son su "fisiología". El FPDS es la articulación de un conjunto de organizaciones de base y de procesos análogos que caminan con cadencias heterogéneas pero susceptibles de ser armonizadas porque sus prioridades no están enfrentadas. La principal consigna del FPDS, Trabajo, dignidad y cambio social es una unidad de ruptura que tiene y sobre todo tendrá la capacidad de sintetizar las contradicciones de la Argentina capitalista y neoliberal. No es necesario que refiera directamente al socialismo o a la revolución. Es modesta como todas consignas históricas que funcionaron eficazmente como unidades de ruptura.
El FPDS Aspira a ser una herramienta funcional al desarrollo de las potencialidades libertarias y a la proyección hegemónica de esas organizaciones y esos procesos, algo así como un creador de condiciones para la autonomía, en fin, un espacio donde hacer síntesis, socializar experiencias valiosas (y generalizaras, si cabe) y compartir sueños colectivos y dar los pasos en pos de su concreción. Es decir, el FPDS reconoce que la proyección hegemónica está en las experiencias populares.
El FPDS no pretende convertirse en una superestructura o en un agente totalizador (exterior) y "representante" de la experiencia de las organizaciones que lo componen. Es mucho más un campo de hegemonía que una organización política en el sentido tradicional (sí lo es, pero en un sentido diferente).
El FPDS condensa una parte de las experiencias desarrolladas al calor de las luchas sociales de los últimos años. Es por lo tanto un locus de acumulación militante, de síntesis políticas y de elaboración conjunta de orientaciones estratégicas. Es un recinto donde se trama la subjetividad de los oprimidos, una subjetividad templada al calor de la resistencia. Como herramienta, el FPDS, sólo quiere generar un contexto adecuado para que esta subjetividad no sea aplastada. Pero así como no "pone" la proyección hegemónica, tampoco "pone" la subjetividad.
Nada de esto niega la posibilidad de que el FPDS pueda asumir, en algún momento y en el marco de diferentes relaciones de fuerza, otras funciones y otros riesgos en pos de su objetivo principal. No es, ni quiere ser un cuerpo político separado, una herramienta hipostasiada. No quiere ser dirección sino instrumento de lucha. Aspira a que su funcionamiento y su misma estructura sean prefiguración de la nueva sociedad. Se preguntan los compañeros del FPDS ¿Cómo construir una dirección colectiva revolucionaria diferente a las direcciones lenisistas centralizadas y centralizadoras clásicas? Por supuesto: aún no ensayan la respuesta. Pero la pregunta, en estos tiempos destemplados, casi habilita la jactancia.
El EZLN propone una noción de autonomía amplia. En la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, llama a salir de la especificidad indígena y campesina y hace una propuesta de articulación con otras parcialidades de las clases subalternas para construir una fuerza de izquierda y anticapitalista. Estas posiciones del EZLN han sido consideradas como un salto cualitativo, expresión de su capacidad de adaptarse a las distintas circunstancias o simple afán universalista. ¿Por qué cuando el FPDS u otras organizaciones del campo popular en Argentina proponen algo similar maliciosamente se interpreta como oportunismo o expresión de una tendencia a subsumir a las organizaciones de base en un armado político superestructural?
Inmediatamente se identifica a estos espacios como dadores de línea al movimiento de masas organizado. Claro, mientras el EZLN "influye", el FPDS "impone". A diferencia de los intelectuales y militantes desituados y de su pésima decodificación de la experiencia zapatista, el EZLN ha reconocido que pueden existir otras formas de hacer la autonomía, jamás presentó sus modos como los únicos o los mejores.
¿Por qué cuándo el EZLN pone de manifiesto la necesidad de la adaptación a las condiciones cambiantes, se habla de una expresión de un saber estratégico ancestral y cuándo el FPDS hace lo mismo, se habla de etapismo?
El EZLN, propone crear instituciones de nuevo tipo y nuevas formas de poder. Cuando el FPDS dice y hace lo mismo se lo acusa de estatalista, o de adherir a clásica idea de la "toma del poder".
Si el EZLN habla de "pueblo", es por recuperar una mística, por romanticismo político, o porque se utiliza una noción de pueblo resignificada, como proyecto vinculado a los procesos de autoconciencia y autoconstrucción del sujeto. Entonces cuando el EZLN habla de pueblo, está hablando del encontrarse fundamental de los subalternos caminando hacia su liberación. En contraposición, si la tan equívoca categoría es utilizada por el FPDS es de puro populismo nomás.
Por cierto, el FPDS intenta construir "un pueblo" a partir de los subalternos fragmentados por el neoliberalismo. En el mismo sentido, si el EZLN recurre a la consigna de "liberación nacional", es porque le disputa un significado a la burguesía y resignifica el concepto de Nación, destacando tanto su eficacia a la hora de contradecir al mercado y al Imperio como su condición de basamento para una combinación del principio de soberanía con la lógica de la autonomía. De esta manera, se identifica en la Nación la capacidad de desplegar una superficie ideológica homogeneizadora de la resistencia y productora de representaciones principalmente vinculadas a la soberanía que unifican a las clases subalternas.
Ahora bien, si es el FPDS el que se expresa en los términos de la liberación nacional, se trata, lisa y llanamente, de nacionalismo. El EZLN reivindica el concepto de patria, si lo hace el FPDS... se equipara a Manasés, que osó levantar un ídolo en medio del templo. La clásica acusación surge implacable: "fachos".
Hace más de cien años Mijail Bakunin identificaba un "socialismo de sabios". Hoy, parecería ser que algunos ya han encontrado la forma política para hacer posible la emancipación popular. Han universalizado una parte y las otras no cuentan, o promueven un universal abstracto. El FPDS Lejos de la soberbia, lejos de fundar su política en un criterio de verdad, aspira a ser una expresión más de la búsqueda de esa forma, a la vez reivindica su condición inacabada, incluso como horizonte perpetuo. Sostiene un principio de construcción colectiva y abierta, que seguro será discontinua y contradictoria y que conmina a la apuesta. De hecho, los riesgos que asume el FPDS se vinculan a esos principios de organización que, de tan abiertos, pueden desdibujar el horizonte.
Finalmente, creemos que el FPDS se asemeja al EZLN, no porque el primero intente asimilar y reproducir la praxis del segundo, eso sería imposible y poco recomendable, sino porque comparten el mismo universal que les impone la necesidad de avanzar en la homogeneización de las expresiones resistentes, sin afanes totalitarios ni dirigistas. He aquí, tal vez, el núcleo de la convergencia en relación al pueblo, la Nación, el sujeto, la autonomía y el poder popular. Esa común unión en el universal (y no la universalización de un fragmento particular o de uno abstracto idealizado) es posible porque en ambos casos se parte de una praxis y una geopolítica situada, bien arraigada en la historia y comprometida con la liberación concreta de los pueblos.
Finalmente una ultima coincidencia. El crecimiento de un proyecto de transformación en México y en Argentina no se resolverá por la extensión del trabajo de base del EZLN y el FPDS. Habrá que trabajar para lograr nuevas síntesis que incorporen las experiencias y las conclusiones de los distintos colectivos populares. Habrá que desarrollar un arduo trabajo de articulación política.
* Miguel Mazzeo: Escritor y docente universitario. Autor, entre otros trabajos, de "¿Qué (no) Hacer? Apuntes para una crítica de los regímenes emancipatorios", Buenos Aires, Antropofagia, 2005. Es militante del Frente Popular Darío Santillán.
Especial para La Haine
http://www.lahaine.org/index.php?blog=3&p=21324
NOTA:
Integran el FPDS: Ciudad de Buenos Aires: Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) "Darío Santillán" - MTD de Lugano - Centro Cultural Tupac Amaru - Agrupación Territorial Compañeros. Gran Buenos Aires: Movimiento de Unidad Popular (MUP) de Quilmes, Florencio Varela, Almirante Brown y la Matanza - MTD Lanús - MRV 26 de junio - MTD "Darío Santillán" de Almirante Brown - Centro Popular Agustín Tosco - MTD "La Verdad" de Guernica - Cooperativa de Trabajadores Rurales de San Vicente - Cooperativa de Trabajadores Solidarios - Frente de Trabajadores Combativos (FTC) de Ezeiza - MTD de Ezeiza - MTD "Javier Barrionuevo" de Esteban Echeverría - MTD de La Cañada - Coordinadora de Trabajadores Desocupados (CTD) "Trabajo y Dignidad" de Florencio Varela - Agrupación de Trabajadores "Herramienta" de Ezeiza - Movimiento de Trabajadores Comunitarios de Luján. La Plata, Berisso y Ensenada: MUP de La Plata y Verónica - MTD de La Plata - MTD de Berisso - Coordinadora de Organizaciones Populares Autónomas (COPA) de La Plata (AULE - Cambium - MUECE - El pelo de Einstein - Minga - Idea) - Red de Comercio Justo - Grupos Educativo - infantiles Juanito Laguna y Tiburones y Mojarritas - Agrupación de Trabajadores "La Fragua". Mar del Plata: Movimiento Universitario de Base (MUB) "Darío Santillán" - Solidaridad Antiimperialista Latinoamericana. Rosario (Provincia de Santa Fe): Frente Santiago Pampillón - El Grito - CTD Aníbal Verón. Tucumán: Coordinadora de Organizaciones Barriales Autónomas. Río Negro: MTD "Darío Santillán" de Cipolleti. Formosa: MUP de Ibarreta.
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