15 enero, 2007

Irak: La horca para Saddam. ¿El Nóbel de la Paz para Bush?

La pregunta del encabezado no es ociosa, basta recordar que en 1973 Henry Kissinger fue galardonado con el Nóbel de la Paz por haber representado a Estados Unidos en las conversaciones de paz realizadas con Vietnam. Después de planificar ofensivas bélicas de gran envergadura contra esa nación asiática, así como de Laos y Camboya, Kissinger, responsable también de golpes militares y operaciones criminales en América del Sur, asumía en nombre de Estados Unidos que la guerra contra Vietnam estaba perdida.
Así se iniciaron las conversaciones de paz, aunque ésta sólo se alcanzó años después, razón por la que Le Duc Tho, representante vietnamita en esas negociaciones, no aceptó el galardón. Las situaciones de los dos países tienen diferencias importantes, pero también semejanzas, ambos fueron invadidos por Estados Unidos por razones estratégicas del imperio. Vietnam por ser limítrofe con China e Irak porque ya en los setenta había nacionalizado el petróleo, cumpliendo la divisa del Partido Baas Árabe Socialista: el petróleo árabe es para los árabes.
La condena a muerte de Saddam Hussein se dictó por lo sucedido en 1982 en la ciudad de Dujail, a 60 kilómetros al norte de Bagdad. El 8 de julio de ese año Saddam, que había accedido a la Presidencia de la República en 1979 tras la renuncia Ahmed Hasan Al-Bakr, visitó la localidad citada para agradecer el comportamiento de sus habitantes en la guerra con Irán. Cuando se retiraba fue emboscado por un grupo de hombres armados, que se enfrentaron con su equipo de seguridad. Se inició una investigación y alrededor de 150 personas fueron detenidas, parte de ellos no regresó a Dujail.
Este fue el primer juicio enfrentado por Sadam Hussein y el único, porque de acuerdo a la ley iraquí cuando una condena a muerte es ratificada sólo cabe ejecutarla en los treinta días siguientes y los demás juicios se cierran. El asunto tiene varias aristas, las judiciales, las políticas y las que tienen que ver con la explosiva situación que se vive en el Medio Oriente.

IMPUGNACIONES AL JUICIO

Desde antes que la sentencia quedara a firme, se habían registrado denuncias acerca de las características del juicio. Tanto Human Rights Watch, organización que se ocupa de la vigencia de los derechos humanos, surgida en Estados Unidos en la época en que América del Sur estaba plagada de dictaduras, como Amnistía Internacional han señalado que todo el proceso adoleció de “serios y sustantivos defectos legales, administrativos y de procedimiento” que determinan que el juicio no fue justo. El gobierno iraquí, elegido en las elecciones organizadas por Estados Unidos, manifestó a través de su canciller que el juicio fue justo y el Primer Ministro Nuri al Maliki había anticipado que la ejecución podría efectuarse antes del término de 2006.
Las críticas de Human Rights Watch se deben en buena medida a que en su opinión la corte no tomó en cuenta el significado internacional que tendría ese primer juicio y el que debía seguirle. Para esa organización esos juicios figuraban entre los más importantes después del de Nuremberg, en que se juzgó a los jerarcas nazis al término de la segunda guerra mundial. Pero Estados Unidos, que es el que realmente ejerce el gobierno en Irak, consideraba que le convenía más terminar rápido con el juicio y eliminar a quien, por razones que aún no salen a la luz, los Bush consideran su enemigo personal.

GENOCIDIO

Por los acontecimientos ocurridos en Dujail, a Saddam se lo acusó de la muerte de 148 personas y los jueces señalaron que eso constituía genocidio. En torno a este tema hay mucha controversia, pese a los nuevos conceptos y documentos aprobados en el plano internacional. Se lo considera el máximo delito en el derecho internacional, puesto que está referido a la destrucción parcial o total de comunidades humanas. Pero Gerry Simpson, profesor de Derecho Público Internacional de la London School of Economics señala que pese a ser una atrocidad a gran escala, pública y visible, es muy difícil probar la responsabilidad criminal individual.
Por eso, indica, a grandes criminales como Adolf Eichmann no se le formuló ese cargo y en el caso del ex presidente serbio Slobodan Milosevic, al cual sí se lo acusó de genocidio, ello habría obstaculizado, en su opinión, un juicio rápido. Para probar que un individuo cometió genocidio se tiene que demostrar que “tenía intención de destruir total o parcialmente un grupo racial, religioso, étnico o nacional determinado, mediante su participación en uno o más delitos, por ejemplo el asesinato, la deportación o el traslado forzado de niños desde sus casas”.
Lo dicho por Simpson, aunque está muy circunscrito al caso serbio, plantea una cuestión que vale la pena considerar. Saddam fue acusado de genocidio por la muerte de 148 personas detenidas en el curso de la investigación de un fallido intento de asesinato en su contra. El juicio que debía realizarse después es el relativo a la muerte de varios miles de kurdos en 1988, cinco mil según unos, varias decenas de miles según otros. Ahora bien, sin que sea cuestión de números, desde la invasión estadounidense a Irak han muerto 650 mil personas de acuerdo a la Universidad John Hopkins, cifra que el ministro de salud iraquí rebajó a 150 mil. La invasión de Estados Unidos a Irak se justifica por la necesidad, dice la Casa Blanca, de acabar con los terroristas ¿califica eso como genocidio y quién sería el responsable?

CONSECUENCIAS DE LA EJECUCIÓN

Mientras se hacían los preparativos para una ejecución, habían surgido ya voces de advertencia porque ahorcar a Saddam Hussein podría tener el efecto contrario al que pretendía la administración Bush. Trascendió que para los demás presidentes y gobernantes árabes se trata de un precedente peligroso: una potencia invade al país que se le da la gana, se apodera de sus riquezas, persigue y mata a los ciudadanos que defienden la soberanía nacional acusándolos de terroristas y, para culminar su agresión, ejecuta al presidente al que derroca.
Tal vez en Washington haya celebraciones, pero en el resto del mundo habrá preocupación. Estados Unidos se ha dedicado a presentar a Saddam Hussein como un patán asesino, otra imagen puede emerger después de su ejecución

Frida Modak. Tomado de Argos Is-Internacional 7-I-07

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