05 noviembre, 2006

La coca se venga hoy de sus verdugos

Tengo 55 años y nací en Oruro (Bolivia). Soy médico psiquiatra en el hospital Psiquiátrico de La Paz (Bolivia), e investigo los efectos de la hoja de coca. Soy fundador y director del Museo de la Coca. Estoy casado y tengo cuatro hijos, de 30 a 18 años. Soy activista a favor de la cultura andina y de mejorar la actual política sobre drogas que es nefasta.

-¿Consume usted cocaína?
-No: la cocaína es un insalubre derivado de la hoja de coca.
Pero sí consumo hoja de coca. ¿Le cuento la leyenda de la coca?
-Por favor.
-Dice la leyenda que Pacha Mama (la madre tierra) regaló la hoja de coca al pueblo andino para que soportase la tristeza, el hambre y el dolor en tiempos de esclavitud...
-¿Es una alusión a la conquista española?
-Sí.
-Siga.
-Según la leyenda, la hoja de coca daba al pueblo andino luz para la mente, alimento para el cuerpo y consuelo para el dolor. Pero si el verdugo extranjero la tocaba... ¡para él sólo sería un veneno que le traería la locura!
-Vaya, esa leyenda es...
-¡Una perfecta profecía! La coca se venga.
-¿Y por qué para los andinos es la gran panacea y para Occidente es veneno y locura?
-Porque nosotros la consumimos en su estado vegetal, natural. La cocaína, en cambio, se obtiene de violentar esa hoja con ácidos, disolventes y alcalinos: en ese proceso químico la coca pierde virtudes y gana malignidad.
-¿Cuándo sucedió eso por primera vez?
-En 1859, cuando el científico Albert Niemann, en la Universidad de Gottingen, aisló mediante esos procesos químicos un alcaloide de la hoja de coca: ¡la cocaína!
-¿Y se sabe desde cuándo los pueblos andinos mascaban hoja de coca?
-En realidad no se masca: se mantiene en la boca, hecha una bola, macerada en saliva, de modo que absorbemos lentamente sus jugos a través de las mucosas de la boca... ¡Hace al menos 4.500 años que se hace así!
-¿Tanto? ¿Cómo sabe usted eso?
-Hay constancia arqueológica: momias de esa antigüedad con restos de hoja de coca; y figurillas con un bulto en la boca mientras se les practica una trepanación: ¡los cirujanos incas ya usaban la coca como anestésico! -"Consuelo contra el dolor", dice la leyenda. Pero... ¿"alimento para el cuerpo"?
-¡Sí! ¡Es un alimento poderosísimo!
-Nunca había oído eso.
-Le remito al estudio de Duke, Oulik y Plowman de la Universidad de Harvard.
-Le agradeceré que me lo resuma.
-Su conclusión es esta: "La ingesta de 100 gramos de hoja de coca boliviana equivale a la dosis diaria recomendada de calcio, hierro, fósforo, vitamina A, B2 y E". ¡La hoja de coca contiene más vitamina A que ninguna fruta... y el doble de calcio que la leche!
-No sabía eso. ¡Es sorprendente!
-Eso explica por qué se ha consumido durante miles de años y por tantos millones de personas: ha contribuido eficazmente a su nutrición equilibrada en esas tierras altas.
-La cocaína, ¿conserva esos nutrientes?
-¡No! Los pierde. Por eso es peligrosa: te inhibe el apetito... pero no te alimenta. Y si el cocainómano cae en comer poco, acaba desnutriéndose y es candidato a enfermar.
-Además de eso, ¿qué otros efectos neurológicos provoca el consumo de cocaína?
-Su consumo continuado provoca agotamiento de neurotransmisores (de dopamina, en particular), lo que produce una especie de Parkinson. Y trastornos paranoicos, delirantes, y también abandono de hábitos alimentarios, higiénicos y sociales.
-Todo un desastre.
-En suma: la cocaína es tan estimulante que crea adicción, y el adicto va perdiendo capacidades de adaptación socioeconómica.
-¿Y no sucede eso mismo con el consumo de hoja de coca mascada?
-¡No! La hoja contiene translamilcocaína y sinamilcocacína (moléculas perdidas en la cocaína), que evitan la adicción. He retirado la hoja de coca a personas que siempre la han mascado ¡y no han sufrido síndrome de abstinencia! ¿Se da cuenta de lo que eso significa?
-¿Qué?
-Que con hoja de coca podemos salvar a cocainómanos. El mascado de coca es la puerta de salida del adicto a la cocaína, al igual que la metadona lo es para el heroinómano. Aplico con éxito este tratamiento en Bolivia desde hace 20 años: antes de usar el mascado sólo recuperábamos al 25% de los cocainómanos ¡y ahora recuperamos al 50%!
-¡Está dándome una estupenda noticia!
-Sí, y acabo de informar mediante carta a Carmen Moya, delegada del Gobierno español para el Plan Nacional contra la Droga. ¡Que se lamentaba hace poco en El País de la inexistencia de "una metadona para la dependencia de la cocaína"! ¡Sí la hay, señora!
-Bien, pero... ¿podríamos aplicarla aquí?
-¡Sí! España puede importar hoja de coca boliviana y distribuirla con receta médica. La convención única de la ONU de 1961 autoriza su comercio para fines médicos. E incluso para fines recreativos y alimenticios. -¿También?
-¡Gracias a esa norma Coca-Cola importa miles de toneladas de hoja de coca boliviana! Luego la descocainiza -a través de Stephan Chemicals- para saborizar el refresco, y la cocaína extraída se destina después a la industria farmacéutica. Pero a la industria le llega hoy muy poca cocaína, que sería muy útil: ¡para la cirugía oftalmológica es lo mejor!
-Hay poca cocaína legal... y mucha ilegal.
-Sí, porque Estados Unidos promueve la destrucción de cultivos, y los gobiernos locales -como el boliviano- obedecen. Es una catástrofe, porque facilita que las mafias del narcotráfico se apoderen solapadamente de cultivos... Y de ahí se siguen todos los males.
-¿Qué propone usted?
-Proteger los cultivos de coca y fomentar su uso tradicional, mascada. El campesino, así, no acabaría vendiéndola barata a los narcotraficantes, como está sucediendo ahora.

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