11 noviembre, 2006

Una batalla contra el poder

El jueves 2 de noviembre las fuerzas del pueblo organizado en cinco meses de lucha chocaron en la ciudad de Oaxaca con las fuerzas invasoras de la Policía Federal Preventiva (PFP) y se dieron batallas campales en al menos tres lugares aledaños a la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO). Al mismo tiempo, la transmisión de Radio Universidad convocaba a vecinos y pueblo en general a salir a la calle a defender la radio tomada, las barricadas y la misma universidad, bastiones de resistencia del movimiento popular por la destitución del tirano Ulises Ruiz Ortiz (URO). Desde la mañana de ese Día de Muertos 2006, Radio Universidad alertaba del arribo al crucero de Cinco Señores de cientos de elementos de la militarizada PFP. Hacía varios días que los barricadistas de ese crucero habían colocado una ofrenda monumental a los caídos del movimiento. En el piso se hallaban dibujadas con arena, bordeadas de flores e iluminadas con velas las siluetas de cada una de las once personas que han sido asesinadas en el transcurso de esta lucha popular. Esa mañana, las huestes grises de la PFP coparon el crucero y desmantelaron la barricada de Cinco Señores. Luego, instalaron una valla policial sobre Av. Universidad. Rápidamente, cientos de personas llegaron al lugar para impedir el avance de la policía federal. Decenas de mujeres de tomaron de las manos y formaron una valla frente a los policías armados. Algunas mujeres increpaban valientemente a los policías, les gritaban que se fueran, que no había razón para venir a reprimir, que ellas luchaban por la destitución de un gobernante corrupto y asesino. Una mujer dijo a los pefepos: “¡váyanse a Israel!” Alguien más les preguntó: “¿cuánto les van a pagar por masacrar a su pueblo?” Varios agentes fotografiaban y tomaban video. Detrás de la valla de policías se paseaban los oficiales militares al mando, personeros de expresiones duras y cabello cano; más atrás llegaban refuerzos: dos camiones llenos de pefepos. Se atropellaban las consignas en contra de la presencia de la policía militar y separaban un bando del otro dos fogatas.
Esta acción represiva significaba la respuesta brutal del gobierno en contra de un movimiento popular cuya justeza y legitimidad son imbatibles.
Esa era la situación en Cinco Señores cuando se alertó del arribo de tropas de la PFP al otro extremo de Av. Universidad a la altura de Soriana. Estas tropas pretendían quitar la barricada del Instituto de Ciencias de la Educación (ICE). Aquí la resistencia no se hizo esperar y de un momento a otro la escena era de intifada a la mexicana. De allá disparaban latas de gas hechas en Estados Unidos y con dedicatoria al pueblo oaxaqueño y de este lado carritos del mandado de la tienda departamental Chedrahui bien surtidos de piedras de todos calibres parapetaban a los jóvenes guerreros lanza piedras. La batalla comenzaba.
Los policías se posicionaron en valla humana, avanzaron lentamente, lanzaron piedras y luego se atoraron en los alambres de la barricada. La arremetida popular los hizo retroceder. Más tarde llegaron sus refuerzos, eran tropas uniformadas de camuflaje blanco y negro, éstas se posicionaron en la retaguardia de la policía gris y su comportamiento era más agresivo, de hecho intentaron capturar a los jóvenes luchadores. Fueron estos cuerpos los que entraron a los campos deportivos de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca para perseguir a los manifestantes.
La defensa popular con cohetones, piedras y molotov fue tan fuerte que los pefepos retrocedieron hasta más allá del crucero de Soriana, dejando al paso de su repliegue un cargador de fusil calibre 7.62 y toletes. En este punto se les mantuvo a raya hasta que soltaron a sus bólidos de acero, tanquetas veloces con pala de trascabo, cámara de video y cañones de agua con gas pimienta y otros químicos que expulsaban a presión. Detrás de esas máquinas venían los policías federales aventando piedras y gases.
Cabe mencionar que a pesar de que los policías venían muy bien equipados y armados y asemejaban a robots o conquistadores con armaduras, hubo muchas bajas entre ellos debido a que las piedras y los cohetones alcanzaban sus pies y las bombas molotov los incendiaban.
Ante el avance de las tanquetas, apoyadas por un helicópteros matrícula PF-302 desde donde lanzaban latas de gas lacrimógeno, los jóvenes manifestantes se metieron a la universidad y desde ahí siguieron defendiéndose para evitar que la PFP irrumpiera en el campus.
Posteriormente, nos enteramos de que la PFP estaba a una cuadra de la radio y avanzaba por la calle Reforma Agraria, aledaña a Ciudad Universitaria (CU). A ese punto llegaron muchos jóvenes y vecinos y se dio una férrea batalla calle por calle; los policías recurrieron al uso de sus toscas tanquetas y de los chorros de gas pimienta y agua a presión, así como de granadas de gas lacrimógeno. Del lado de la resistencia popular se lanzaron gran cantidad de cohetones, cócteles molotov y piedras. Poco a poco los elementos de la PFP fueron retrocediendo hasta la esquina de Av. Universidad y Reforma Agraria. Ahí se les atacó desde tres puntos: Av. Universidad, calle Reforma Agraria y el interior de la UABJO. La PFP lanzó gases que esparcían hacia nosotros con el viento de las hélices del helicóptero que volaba a baja altura. Muchos jóvenes se atragantaban por los gases y quedaban temporalmente cegados, pero sus compañer@s rápidamente los auxiliaban llevándoles botellas de coca-cola o cubetas de agua con vinagre para que se enjuagaran. En una ocasión una de las tanquetas se comenzó a incendiar, a otra se le acabó el agua. En esa esquina la lucha fue larga y en todo momento sobrevolaron a muy baja altura dos helicópteros de la PFP, desde ahí varios agentes arrojaron cientos de latas de gas lacrimógeno. Los efectivos no tan efectivos de la PFP retrocedieron con todo y tanquetas hasta el crucero de Cinco Señores. Allí se dieron varias escaramuzas de avance y retirada con heridos de ambos bandos. En las líneas anteriores, se observó como cuatro compañeros eran sometidos y arrestados por la policía. La indignación de los luchadores creció y al ritmo de varias descargas humanas muy parecidas a las descargas villistas de la Revolución Mexicana, se logró arrinconar a la PFP en el crucero. Como los policías federales aún intentaran avanzar y como el vuelo de los helicópteros no cesaba, varios compañeros incendiaron un autobús para crear una cortina de humo y dirigieron sus cócteles molotov hacia las bombas de gasolina de la gasolinera del crucero. Al poco rato los pefepos tiraron una gran cantidad de gas lacrimógeno y huyeron “tácticamente” por el periférico, creando detrás de ellos una cortina blanca de gas lacrimógeno y cubiertos por el sobrevuelo de los helicópteros que inundaron el lugar de gas dispersado con el viento de sus hélices. Hubo cohetones dirigidos hacia los helicópteros pero ninguno de ellos dio en el blanco. Quienes observaron la retirada de la PFP comentan que iban exhaustos y con la moral decaída. La gente que estuvo en la batalla se reunió en el crucero, tímidamente comenzaron a acercarse vecinos, estudiantes y pueblo en general. En poco tiempo éramos miles reunidos allí. Desde los helicópteros intentaban sin éxito dispersarnos con gases, pero ya no nos afectaba tanto como al principio. A lo lejos vimos a una multitud acercándose justo por donde se habían ido los de la PFP y por un momento creímos que los policías regresaban. Varios compañeros empezaron a regar gasolina y aceite en la calle, pero pronto nos percatamos de que lo que venía era una marcha de manifestantes de otras colonias. El encuentro de las dos multitudes fue muy emotivo, el júbilo reinaba y las consignas, unánimes, nuevamente se amontonaban: ¡el pueblo unido, jamás será vencido; ya cayó, ya cayó, Ulises ya cayó; sí se pudo; libertad, libertad, a los presos por luchar; no has muerto camarada... lucha, lucha, lucha, por un gobierno obrero, campesino y popular!
Hay varios aspectos de esta gesta que destacan, uno de ellos fue el papel de los estudiantes de medicina, médicos y socorristas voluntarios. Ellos estuvieron ahí en la batalla y auxiliaron a los heridos y los rescataron, inclusive cargándolos a cuestas. De la batalla resultaron compañeros descalabrados, intoxicados, quemados, cortados y golpeados. Otro aspecto importante fue que la inmensa mayoría de compañeros que estuvieron defendiendo con lo que pudieron la universidad autónoma, la radio tomada y a sí mismos fueron hombres y mujeres jóvenes. De las mujeres hay que destacar el arrojo y valentía con que desde las primeras líneas del encuentro lanzaban piedras y molotov. La creatividad para la autodefensa del pueblo fue inconmensurable; desde el uso de piedras, resorteras y hondas, pasando por el icónico “caballero appista” equipado con escudo de madera, tubo lanza-cohetones, y munición pirotécnica; hasta las molotov. Hubo varios que decididamente capturaban las latas de gas lacrimógeno y las devolvían a los policías, claro que éstos últimos contaban con máscaras anti-gas. Escenas ilustrativas de la unidad en la acción fueron cuando se trasladaban objetos pesados para que sirvieran de barricada, así se cargaron carros en vilo y se arrastraron con el concurso de muchos pies y manos postes y grandes estructuras que cerraban el paso a las tanquetas. La masividad de esta defensa fue impresionante, el operativo militar de asalto de la PFP no hizo sino avivar la resistencia y unió a todos los que comparten coraje, dignidad y causa, gente de todas edades, vecinos, estudiantes, maestros, padres de familia, libertarios, marxistas, anticapitalistas, internacionalistas, luchadores todos. Las calles rebozaban de gurerrer@s que al grito de: ¡Aquí no es Atenco! Corrían hacía los pefepos y los hacían retroceder. El apoyo de los vecinos fue determinante, eran ellos quienes proveían las piedras, agua con vinagre, objetos para levantar las barricadas y agua para beber. Fueron miles los del pueblo que luchó esta batalla... y la ganaron.
Al paso de los días es extraño estar fuera de Oaxaca, se siente la nostalgia por la comuna, es extraño tener que utilizar dinero nuevamente, escuchar un helicóptero y sentir alarma vana, es extraño no tener suficiente comida porque en la comuna nunca faltaron frijoles, mole, tortillas, tamales, pan, atole, café y fruta en abundancia que el pueblo oaxaqueño tiernamente traía. Era común ver llegar gente del pueblo que decía: “aquí traigo este botellón de agua” o “tengo una panadería, aquí esta una caja de pan y si quieren también tengo un tanque grande de gas”, -“sí lo podemos poner de barricada”. En otra ocasión llegó un señor que dijo: “aquí les traigo estos cohetones, los utilizan de esta manera, yo los hago, también estoy en el movimiento, ahorita vengo a buscar a mi hija”. Es extraño encender un cerillo... para prender la estufa.
Sin embargo, hay varias cosas que se pueden analizar a la luz de la distancia física. Este movimiento es de bases, el poder del pueblo se expresa cotidianamente en cada acción de lucha, a veces muy a pesar de la voluntad mediatizante de las dirigencias. Aquí las dirigencias no tienen la opción de traicionar porque son aislados como el dirigente magisterial Enrique Rueda Pacheco y el veto popular se impone. En los hechos han sido las iniciativas surgidas en el seno del pueblo las que han tenido los éxitos más rotundos, como la marcha caminata de la ciudad de Oaxaca al DF, la toma del canal 9 de televisión por veinte mil mujeres oaxaqueñas el 1 de agosto, esto a pesar de que en sus inicios hayan sido censuradas por voceros de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). Hubo casos en donde desde arriba se dictaron directrices sin consultar a las bases. Las bases cuestionaron estas decisiones y en muchos casos no las acataron, como ejemplo de esto está el regreso de los autobuses tomados para servir de barricadas y proteger las radios tomadas. Otro caso paradigmático es el de las consultas a maestros para el regreso a clases sin que la demanda de la salida de URO haya sido satisfecha y sin condiciones de seguridad para maestros y alumnos debido a que en Oaxaca actúan la PFP como fuerza de ocupación y grupos paramilitares priístas cobijados en la impunidad. La PFP tiene resguardados el zócalo y el palacio de gobierno de la ciudad y tiene presencia significativa en el Parque del Amor, su base de operaciones está en el aeropuerto de la ciudad de Oaxaca. Desde su llegada a Oaxaca, la PFP ha actuado como fuerza de ocupación al destruir y saquear comercios en el centro, al defecar en plazas públicas y dañar el patrimonio cultural, al acosar sexualmente a mujeres transeúntes, al arrojar gases lacrimógenos a niños e inválidos, al detener arbitrariamente y golpear a periodistas y transeúntes, amenazándolos con hacerlos desaparecer.
El papel de las radios tomadas por el movimiento ha sido esencial, la radio es un órgano vital de este movimiento. Por medio de la radio libre, de frecuencia, comunitaria, se abre un espacio de denuncia de la represión de estado y paramilitar, se comunica el movimiento entre sí, se dan las voces de alarma cuando hay peligro, se convoca al pueblo a solidarizarse, se solicita apoyo específico de acuerdo a necesidades específicas y se promueve la cultura latinoamericana de resistencia. La programación musical está fuertemente influida por las canciones de Unidad Popular chilena, pero también hay música de inspiración propia. El estado, sabedor de esta fortaleza, ha ido desmantelando las radios tomadas, ya sea mediante atentados directos, tales como balaceras para dañar el equipo de transmisión o mediante el uso de la tecnología, ampliando la señal de otras radios para crear interferencia y disminuir o bloquear el alcance de la radio popular. Otra metodología ha sido la creación de radios reaccionarias como la radio patito y el uso de la amenaza directa a locutores de las radios del movimiento, como en el caso de los locutores de La Ley del Pueblo 710 AM. Después del bloqueo total de la señal las radios ORO y La Ley han sido devueltas por la APPO.
Estas acciones por parte del estado son parte de una campaña que busca aislar política y físicamente al movimiento popular por la salida de URO. Con el operativo de la PFP en las inmediaciones de la UABJO, se buscó acorralar al movimiento en CU y “liberar” el resto de la ciudad para “restaurar el orden”. De hecho, bajo el cobijo de la PFP, “grupos ciudadanos” se han dedicado a borrar las pintas de repudio al tirano. Además, se han dado mini-marchas de priístas y afines a URO, que con leyendas como: “bienvenida PFP” y “Ulises aguanta” han logrado marchar hasta el mismo zócalo, cerrado al resto de la ciudadanía. Pero más preocupante es el accionar de los grupos paramilitares que ya han cobrado víctimas fatales, estos grupos han atacado a balazos la universidad y las barricadas en promedio cada dos noches o a veces al despuntar el día o incluso a plena luz del día, como en el caso del ataque a la barricada de Calicanto en donde perdieron la vida tres compañeros, uno de ellos corresponsal de la red medios libres Indymedia.
La campaña mediática oficialista ha sido sumamente agresiva y maniquea, tratando en todo momento de criminalizar al movimiento y aislarlo políticamente, endilgándole una etiqueta de violento e intolerante, de perturbador de la paz social, de secuestradores de la niñez, e incluso de guerrilla urbana. En reiteradas ocasiones, los gobiernos federal y estatal han declarado que hay grupos guerrilleros detrás del movimiento popular, asesorándolo y que el movimiento popular de la APPO es una guerrilla urbana. De hecho el gobierno federal implementa, y por primera vez acepta que lo hace, el Plan DN-II, un plan regional de contención de grupos insurgentes, como si de una guerra civil se tratase. De ahí que se militarice y sitie la ciudad de Oaxaca y que se utilicen contra el movimiento las armas y técnicas de guerra sicológica más sofisticadas. Un ejemplo es el sobrevuelo día y noche de la aeronave de fabricación suiza, Schweizer, equipada con la más alta tecnología de espionaje. Todo esto es parte de la expresión militar de una solución que debiera de ser política y que el senado canceló al no declarar la desaparición de poderes en Oaxaca. El estado crea un clima de tensión permanente, de hostilidades, en donde los grupos paramilitares tienen un amplio margen de acción, esta inseguridad es lo que ellos llaman “control de población”, nosotros la llamamos guerra sucia y de ella son parte los asesinatos, desapariciones, secuestros, ataques, torturas y amenazas. Recuerdo al compañero que al salir de la UABJO me dijo al despedirme: “ten cuidado que está la guerra sucia”. A pesar de todo esto, la victoria se acerca y será el poder del pueblo el que predomine.

¡Viva la Comuna de Oaxaca!
¡Fuera el corrupto y asesino Ulises Ruiz Ortiz!

Emiliano Velasco 8/11/2006 (tomado de Chiapas. Indymedia)
http://chiapas.indymedia.org/display.php3?article_id=138507

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