02 octubre, 2006

Congela tus antojos


Aquí te damos unos consejos para calmar la ansiedad que te provocan esos antojos y no poner en peligro tu salud
Los antojos son inevitables, pero logramos controlarlos por conservar un buen estado físico. Sobre todo durante el día, pero existen noches en las cuales no podemos conciliar el sueño, por ese antojo que reprimimos a toda costa.

¿Qué debemos hacer?

Para romper con ese mal hábito, asegúrate de desayunar todos los días, aunque sea algo pequeño o ligero, si aumentas las calorías dentro de las primeras horas del día, te olvidarás de la preocupación de los antojos nocturnos.
Comienza con una fruta y gradualmente añade una porción de granos enteros y una de proteína magra, hasta que llegues a consumir una comida completa de aproximadamente 350 calorías.
También es importante que aunque no sientas hambre durante el día, comas algo pequeño entre comidas: frutas congeladas, un yogur, almendras, barritas de fibra o proteínas. De esta manera mantendrás tu metabolismo trabajando constantemente y evitarás que tu estómago pida comida desesperadamente al final del día.
Otro secreto es que tomes una gran cantidad de agua o té verde en cada comida.
El té verde contiene altas dosis de compuestos que estimulan tú metabolismo, además de los ya sabidos antioxidantes.

Mezcla y alterna

Si ayer comiste pollo o ensalada, mañana consume salmón con vegetales sofritos. La idea es mantener el marco básico de la alimentación balanceada, pero realizando pequeños cambios para no aburrir a tu paladar.
Dale un toque de sabor a tus alimentos, con grasas que no eleven tu colesterol como: aguacate, aceitunas, los aceites y los vinagres que le dan un toque sofisticado a tus alimentos.
Nunca digas sólo un poco, para calmar mi antojo, porque terminaras por comerlo todo y querrás más.
Evita ir a los lugares donde sepas que se encuentran los alimentos que más te provoca comerlos y que sabes que no son saludables y tendrán repercusiones en tu organismo.
No veas la televisión si no has comido (de preferencia nunca), porque los comerciales de alimentos están diseñados para crear la necesidad de que el televidente consuma el producto.

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