Caracol de La Garrucha, 2 de agosto de 2008
Buenas noches, compañeros, compañeras. Les quiero pues, explicar, platicar de cómo se está construyendo la autonomía en los distintos caracoles y en las Juntas de Buen Gobierno.
Pero antes de empezar eso, es así como les platicó el compañero Subcomandante Insurgente Marcos, antes de la llegada de los compañeros insurgentes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en todas las comunidades se estaba viviendo muy difícil: explotados, humillados, pisoteados y saqueados.
Les estoy hablando ahora de las tierras recuperadas, que eran de los latifundistas. Ahí, nuestros abuelos y abuelas ellos lo vivieron ahí. Y desde mucho más años atrás. Veían que los patrones son los mandones. Y veían, nuestros abuelos y abuelas, que es igual los malos gobiernos.
Entonces, cuando llega el Ejército Zapatista de Liberación Nacional —como dice el compañero Subcomandante Marcos— empezó el trabajo en los pueblos: a hablar pues de la explotación. Entonces, nuestros compañeros y compañeras, nuestros abuelos y abuelas, nuestros papás y mamás, entendieron la necesidad de organizarse. Porque ya veían de lo que le estaba pasando, de lo que le estaba sucediendo.
Entonces, ya había pues idea de que hay que organizarse, de que hay que unirse, de que así tenemos fuerza. Pero en aquellos tiempos, no se podía, porque los patrones y el mal gobierno no permitían. Y había otras historias largas ahí en eso. Porque nos decía pues el mal gobierno que hay que entrarse en las organizaciones oficiales, como la CNC, y luego la CTM, Confederación nacional de trabajadores, algo así.
Entonces, nuestros papás y nuestros abuelos participaron en esas organizaciones legales, que dice el mal gobierno que ahí se va a resolver las necesidades, las demandas. Los probaron y no se resolvió nada.
Se vino la idea de que hay que organizarse independiente, organizaciones independientes; los probaron y no se resolvió nada. Puras persecuciones, encarcelamiento, desaparición.
Por eso, cuando llega el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se empezó a organizarse así nuestros pueblos. Entonces, se hizo la aparición pública —como platicó el compañero Subcomandante Marcos—, ahí se decidió pues, en el 94, que nos tenemos que gobernarnos nosotros.
Gracias a la idea de antes que se veía de por sí de que tenemos que unirnos y organizarnos. Porque se vio desde antes que el mal gobierno no nos respetaba. Entonces, nos organizamos, al principio, en los municipios autónomos. Así se llamó “autónomo”. Para nosotros pues, así los campesinos, los indígenas, tzeltales, tojolabales, choles, zoques, mames, no entendíamos qué significa, qué quiere decir la palabra “autonomía”.
Poco a poco fuimos entendiendo que la autonomía era de por sí lo que estábamos haciendo. Que nos preguntábamos lo que vamos a hacer. Que discutíamos en las reuniones y en las asambleas y, luego, decidimos pues los pueblos. Hasta ahorita podemos explicar ya lo que es la autonomía que se está haciendo con nuestros Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas.
Más ahorita, nosotros lo sentimos pues como indígenas, que así viven también nuestros hermanos indígenas en otros estados de la República mexicana. Y más nos confirmó en la gira pues de La Otra Campaña.
Lo que pensábamos, lo que imaginábamos antes, ahora está confirmado. Que nosotros los indígenas somos los más olvidados. Pero, también, sabemos que la libertad y la justicia, y la democracia, también necesitan los que no son indígenas.
Entonces, el trabajo pues de los municipios autónomos ahora se ha consolidado más. Nuestros compañeros y compañeras han entendido más, y ahora se dan cuenta que así debería ser en todo México. Donde el pueblo manda y el que está gobernando debe obedecer. Es así como trabajan ahora nuestras compañeras y compañeros.
En todas las áreas de lo que se está construyendo. Hablando de salud, hablando de educación y de otros trabajos colectivos, es discutido, analizado pues, en los pueblos, y luego la decisión general de lo que se viene para construir lo que se necesita construir.
Se han dado cuenta pues nuestros compañeros y compañeras que sí se puede hacerlo. Han aprendido más con los compañeros y compañeras de las Juntas de Buen Gobierno. Y una cosa tan importante que, también, nuestros compañeros están descubriendo cada vez más, que la participación de las compañeras en los distintos cargos en la construcción de la autonomía, es de que no pueden quedar solas las compañeras.
Claro, nos ha costado mucho. Porque hay un problema desde antes, que nuestras compañeras se habían quedado como si fuera un objeto que está aparte. Descubrimos ahí, en aquel tiempo pues de los patrones —como las compañeras hablaron pues en el encuentro de las mujeres—, los patrones en aquel tiempo eran maltratadas, violadas, a nuestras compañeras, a nuestras abuelas y abuelitos.
Entonces, nuestros abuelos trataron de proteger a nuestras abuelitas, para que no las vean enfrente de ellos, de los patrones, de lo que le hacen encima de ellas. Y desgraciadamente, así se vino trayendo que solamente los hombres se reúnen, discuten, y se fue quedando a un lado las compañeras.
Con esta construcción de la autonomía que estamos haciendo ahora, eso es lo que hemos descubierto pues: que ya no podemos seguir como antes, que estaban a un lado las compañeras. Es como ahora de que las compañeras en los pueblos se ayudan con los compañeros a resolver los distintos problemas, a planear y a discutir, sacar propuestas para en las asambleas de los municipios autónomos, o en las asambleas generales que hace la Junta de Buen Gobierno.
¿Dónde está la escuela, dónde está el aprendizaje? Aquí mismo, adentro de las comunidades. Van mejorando de lo que nosotros pues así los hombres se hace bien. Y lo que ven las compañeras que no está bien lo que hacen los hombres, lo hacen a un lado ahora sí.
Entonces, ese tipo de construcción de la autonomía, nuestros pueblos, hombres y mujeres, son los exigentes y exigentas de que se debe cumplir los siete principios del mandar obedeciendo. Donde dicen pues así nuestros compañeros y compañeras: si existiera pues en México un gobierno que obedece, México sería diferente.
Cuando nosotros discutimos pues con nuestros compañeros autoridades, o sea los comisariados, comisariadas, agentes y agentas, hablan, por ejemplo, lo que en México se habla y se dice que es el Congreso de la Unión, que son los diputados y senadores que dicen que son los representantes del pueblo de México, y esas compañeras y compañeros autoridades se hacen la pregunta: ¿cuándo nos han consultado de las leyes que hacen? Se hacen la pregunta, por ejemplo, cuando Carlos Salinas de Gortari cambió el Artículo 27, de lo que nuestro general Emiliano Zapata logró meterlo pues en la ley constitucional de que la tierra no se vende ni se renta. Carlos Salinas, junto con los senadores y diputados cambiaron ese artículo, donde diga de que la tierra se va a hacer propietarios, se van a hacer dueños, y que pueden decidir de lo que quieren hacer con la tierra. Eso, diciendo así eso, de que ya se puede vender y que se puede rentar.
Entonces, la pregunta que se hacen nuestros compañeros y compañeras autoridades: ¿cuándo nos preguntaron eso? Entonces, es ahí donde dicen: no sirven para nada esos diputados, diputadas, senadores o senadoras que están ahí. No representan al pueblo de México, porque nunca nos preguntan, nunca nos consultan. No creemos de que los obreros también les consultan la ley que necesitan.
Entonces, cuando se hacen las asambleas generales en los municipios; las asambleas generales que hacen las Juntas de Buen Gobierno, ahí se platica eso. ¿Qué pasaría si, en México, se le preguntara a todos los millones de indígenas, a todos los millones de obreros, a todos los millones de estudiantes, estudiantas, que ellos digan la ley que quieren?
Porque, por ejemplo, dicen, el Diego de Cevallos que ya pasó de senador —creo— o diputado, ése es un terrateniente. No siente qué sufre un indígena; no siente qué sufre un obrero o una obrera. Entonces, no sabe pensar qué tipo de ley necesita a los trabajadores del campo y de la ciudad.
Compañeros, compañeras, para hablar de la autonomía parece muy sencillo, pero no es cierto. Los discursos se escuchan muy bonito, en la práctica es otra cosa. Es como, por ejemplo, hay muchos escritores, intelectuales, como dicen —o se dicen—; hay libros que tiene escrito pues sobre autonomía. Quién sabe, a lo mejor tiene el 2 o el 5 por ciento de lo que más o menos se toca ahí sobre autonomía. El 95 por ciento le falta.
Para poder hablar de autonomía, hay que vivir en donde se está haciendo. Para descubrir, para ver y conocer más cómo es esto. Porque, por ejemplo, van a ver cómo es que va y viene de la forma de cómo se hace en práctica lo que es la democracia, la decisión que se toma.
En este caso, la instancia de autoridad máxima son los compañeros y compañeras de la Junta de Buen Gobierno. Ellos y ellas se reúnen para discutir los planes de trabajo. Y luego, proponen a los autoridades de los MAREZ y a los compañeros y compañeras autoridades de los MAREZ, o sea de los municipios autónomos, reúnen a las compañeros y compañeras autoridades, o sea los comisariados, comisariadas, agentes y agentas de los pueblos. Se lleva allí la propuesta de lo que propone la Junta de Buen Gobierno. Y esos comisariadas, comnisariados, agentes y agentas, llevan en sus pueblos a plantear la propuesta de la Junta de Buen Gobierno.
Salen las decisiones en los pueblos, se hace la asamblea municipal. Ahí se logra la mayoría de la decisión de lo que propone la Junta de Buen Gobierno. Y de ahí, se hace la asamblea general, que abarca pues así la Junta de Buen Gobierno, hasta ahí se decide, ahora sí, el mandato del pueblo. Ahora sí es depositado en la Junta de Buen Gobierno.
Y luego, al revés. O sea, lo contrario: los pueblos pueden proponer de los trabajos o de las leyes que se necesita hacer. O sea, para dar un ejemplo, en esta zona, todos los pueblos ahorita zapatistas están decidiendo sobre cómo se va a trabajar las tierras recuperadas. En todos los pueblos ahorita, en esta zona, están trabajando en eso. Todos los pueblos. Falta la asamblea general de esta zona, para que ahí salga el mandato de cómo se va a cuidar la tierra.
Entonces, ¿qué es lo que pasa cuando hay una asamblea general? Háganse cuenta que ustedes son las comisariadas, agentas, que están aquí ahorita; comisariados y agentes. A veces, sale la mayoría, la decisión, y queda una minoría. Alguien de los compañeros o de las compañeras vuelven a plantear de que el acuerdo tomado tiene problemas, tiene consecuencias después. Entonces, la mayoría le dan pues el derecho de que argumente el compañero o la compañera cuál sería la consecuencia de la que plantea el compañero o la compañera. Según el argumento que da pues el compañero o la compañera, la asamblea escucha, pone atención.
Si es un trabajo que no se ha puesto en práctica, la mayoría dice: vamos a practicarla, y si no nos sale bien, nosotros somos los que mandamos, vamos a tener que corregir nuevamente. O sea, le dicen a la minoría de que no es porque no vale lo que dice, sino las cosas que se va a ir practicando, se va a ir mejorando.
Entonces, la construcción de la autonomía en todas las zonas zapatistas, son variadas. Diferentes formas de cómo los trabajan. Por eso, en el regreso de ustedes ahí verán como van a platicar los compañeros y compañeras que se fueron pues en los distintos caracoles, porque no es un solo modelo de cómo se trabaja. Por la misma situación que se vive en cada zona.
Por ejemplo pues, en el Caracol de Oventik, de Morelia, de Roberto Barrios, ahí hay mucho los paramilitares. Eso es lo que nos obliga de ver cómo se trabaja la autonomía con mucha seguridad. Porque hay mucha provocación de los paramilitares. Y en otros caracoles, por las distancias que hay pues así de un pueblo a otro, eso es lo que nos obliga de que entonces vaya nuestros pasos diferente, de cómo ir construyendo nuestra autonomía.
Pero bajo un principio que tenemos que llevar, practicando de lo que dice nuestros siete principios. Que la que es de que nuestro gobierno tiene que obedecer y el pueblo manda. Que nuestros gobiernos autónomos tienen que bajar a los pueblos y no que se suben p’arriba para mandar, para no consultar, para no proponerle al pueblo.
Nuestros autoridades autónomos, los MAREZ y las Juntas de Buen Gobierno tienen que proponer al pueblo. Y no van a imponer. Nuestros autoridades autónomos tienen que trabajar para convencer al pueblo, y no a que lo vencen por la fuerza. Nuestros autoridades tienen que construir lo que se necesita, lo que es bueno, y no de que destruyan.
Nuestras autoridades tienen que representar, o sea de lo que dice, verdaderamente es palabra, pensamiento del pueblo.Y no de que nada más se hacen que dicen que es la palabra del pueblo y no la tiene consultado. O sea, no queremos que suplantan las autoridades autónomas. Nuestras autoridades autónomas queremos que le sirven al pueblo. Y no a que se sirve por ser gobierno autónomo.
Entonces, nuestros pueblos, nuestras autoridades que hay en todos los pueblos, en eso se guían para que se haga cumplir esos principios. Y aquí, en las Juntas de Buen Gobierno, se turnan en gobernar pues a su zona. Hombres y mujeres. Es ahí donde, entonces, se está logrando la participación de hombres y mujeres.
Y por eso compañeros, compañeras, este tipo de práctica, nuestros pueblos ven que esto ojalá que les sirviera pues a nuestros hermanos y hermanas de afuera, tanto de México y de otros países. Porque, cuando el pueblo manda, nadie lo puede destruir. Pero, también, tenemos que pensar que el pueblo, los pueblos también pueden fallar, pueden equivocarse. Pero de ahí, ya no hay quién lo puede culpar.
No es así como está ahorita, podemos culpar a los diputados y los senadores, a los gobernadores, a los presidentes municipales. Pero el día de que el pueblo de México: obreros, maestros, estudiantes, indígenas, campesinos, todos, el pueblo de México, si ellos deciden, pues ya no vamos a encontrar ni quién vamos a acusar.
Si un día pues, vamos a cometer un error, así como fuimos buenos para decidirlo que vamos a hacer eso, así debemos ser buenos para limpiar la mierda que vamos a hacer. Algo así, eso pues, es donde verdaderamente el pueblo la decide ya eso. Pero esto hay que quitárselo al que está mandando ahorita, el mal gobierno. Que son ellos los que tienen ese poder.
Y por eso, decimos pues de que lo que nos hizo a que se practicara más pues así la autonomía acá, es cuando se los quitamos las tierras a los terratenientes, o los latifundios. Ahí donde se ve de que ahí se toman pues así los medios de producción. Así nada más no se logra. Para eso se necesita organización.
Entonces, compañeros, compañeras, así trabajamos pues esto. Esperemos pues así de que les haya servido sobre la forma de cómo y que nos hace falta mucho más trabajarlo, mejorarlo. Pero lo van a ver, porque van a visitar algunos pueblos. Ahí les puede explicar más, directo, de cómo ellos pues la vivieron. Y cómo fue de que, entonces, la ganaron de donde están viviendo pues ahora. Sólo compañeros y compañeras.
Buenas noches, compañeros, compañeras. Les quiero pues, explicar, platicar de cómo se está construyendo la autonomía en los distintos caracoles y en las Juntas de Buen Gobierno.
Pero antes de empezar eso, es así como les platicó el compañero Subcomandante Insurgente Marcos, antes de la llegada de los compañeros insurgentes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en todas las comunidades se estaba viviendo muy difícil: explotados, humillados, pisoteados y saqueados.
Les estoy hablando ahora de las tierras recuperadas, que eran de los latifundistas. Ahí, nuestros abuelos y abuelas ellos lo vivieron ahí. Y desde mucho más años atrás. Veían que los patrones son los mandones. Y veían, nuestros abuelos y abuelas, que es igual los malos gobiernos.
Entonces, cuando llega el Ejército Zapatista de Liberación Nacional —como dice el compañero Subcomandante Marcos— empezó el trabajo en los pueblos: a hablar pues de la explotación. Entonces, nuestros compañeros y compañeras, nuestros abuelos y abuelas, nuestros papás y mamás, entendieron la necesidad de organizarse. Porque ya veían de lo que le estaba pasando, de lo que le estaba sucediendo.
Entonces, ya había pues idea de que hay que organizarse, de que hay que unirse, de que así tenemos fuerza. Pero en aquellos tiempos, no se podía, porque los patrones y el mal gobierno no permitían. Y había otras historias largas ahí en eso. Porque nos decía pues el mal gobierno que hay que entrarse en las organizaciones oficiales, como la CNC, y luego la CTM, Confederación nacional de trabajadores, algo así.
Entonces, nuestros papás y nuestros abuelos participaron en esas organizaciones legales, que dice el mal gobierno que ahí se va a resolver las necesidades, las demandas. Los probaron y no se resolvió nada.
Se vino la idea de que hay que organizarse independiente, organizaciones independientes; los probaron y no se resolvió nada. Puras persecuciones, encarcelamiento, desaparición.
Por eso, cuando llega el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se empezó a organizarse así nuestros pueblos. Entonces, se hizo la aparición pública —como platicó el compañero Subcomandante Marcos—, ahí se decidió pues, en el 94, que nos tenemos que gobernarnos nosotros.
Gracias a la idea de antes que se veía de por sí de que tenemos que unirnos y organizarnos. Porque se vio desde antes que el mal gobierno no nos respetaba. Entonces, nos organizamos, al principio, en los municipios autónomos. Así se llamó “autónomo”. Para nosotros pues, así los campesinos, los indígenas, tzeltales, tojolabales, choles, zoques, mames, no entendíamos qué significa, qué quiere decir la palabra “autonomía”.
Poco a poco fuimos entendiendo que la autonomía era de por sí lo que estábamos haciendo. Que nos preguntábamos lo que vamos a hacer. Que discutíamos en las reuniones y en las asambleas y, luego, decidimos pues los pueblos. Hasta ahorita podemos explicar ya lo que es la autonomía que se está haciendo con nuestros Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas.
Más ahorita, nosotros lo sentimos pues como indígenas, que así viven también nuestros hermanos indígenas en otros estados de la República mexicana. Y más nos confirmó en la gira pues de La Otra Campaña.
Lo que pensábamos, lo que imaginábamos antes, ahora está confirmado. Que nosotros los indígenas somos los más olvidados. Pero, también, sabemos que la libertad y la justicia, y la democracia, también necesitan los que no son indígenas.
Entonces, el trabajo pues de los municipios autónomos ahora se ha consolidado más. Nuestros compañeros y compañeras han entendido más, y ahora se dan cuenta que así debería ser en todo México. Donde el pueblo manda y el que está gobernando debe obedecer. Es así como trabajan ahora nuestras compañeras y compañeros.
En todas las áreas de lo que se está construyendo. Hablando de salud, hablando de educación y de otros trabajos colectivos, es discutido, analizado pues, en los pueblos, y luego la decisión general de lo que se viene para construir lo que se necesita construir.
Se han dado cuenta pues nuestros compañeros y compañeras que sí se puede hacerlo. Han aprendido más con los compañeros y compañeras de las Juntas de Buen Gobierno. Y una cosa tan importante que, también, nuestros compañeros están descubriendo cada vez más, que la participación de las compañeras en los distintos cargos en la construcción de la autonomía, es de que no pueden quedar solas las compañeras.
Claro, nos ha costado mucho. Porque hay un problema desde antes, que nuestras compañeras se habían quedado como si fuera un objeto que está aparte. Descubrimos ahí, en aquel tiempo pues de los patrones —como las compañeras hablaron pues en el encuentro de las mujeres—, los patrones en aquel tiempo eran maltratadas, violadas, a nuestras compañeras, a nuestras abuelas y abuelitos.
Entonces, nuestros abuelos trataron de proteger a nuestras abuelitas, para que no las vean enfrente de ellos, de los patrones, de lo que le hacen encima de ellas. Y desgraciadamente, así se vino trayendo que solamente los hombres se reúnen, discuten, y se fue quedando a un lado las compañeras.
Con esta construcción de la autonomía que estamos haciendo ahora, eso es lo que hemos descubierto pues: que ya no podemos seguir como antes, que estaban a un lado las compañeras. Es como ahora de que las compañeras en los pueblos se ayudan con los compañeros a resolver los distintos problemas, a planear y a discutir, sacar propuestas para en las asambleas de los municipios autónomos, o en las asambleas generales que hace la Junta de Buen Gobierno.
¿Dónde está la escuela, dónde está el aprendizaje? Aquí mismo, adentro de las comunidades. Van mejorando de lo que nosotros pues así los hombres se hace bien. Y lo que ven las compañeras que no está bien lo que hacen los hombres, lo hacen a un lado ahora sí.
Entonces, ese tipo de construcción de la autonomía, nuestros pueblos, hombres y mujeres, son los exigentes y exigentas de que se debe cumplir los siete principios del mandar obedeciendo. Donde dicen pues así nuestros compañeros y compañeras: si existiera pues en México un gobierno que obedece, México sería diferente.
Cuando nosotros discutimos pues con nuestros compañeros autoridades, o sea los comisariados, comisariadas, agentes y agentas, hablan, por ejemplo, lo que en México se habla y se dice que es el Congreso de la Unión, que son los diputados y senadores que dicen que son los representantes del pueblo de México, y esas compañeras y compañeros autoridades se hacen la pregunta: ¿cuándo nos han consultado de las leyes que hacen? Se hacen la pregunta, por ejemplo, cuando Carlos Salinas de Gortari cambió el Artículo 27, de lo que nuestro general Emiliano Zapata logró meterlo pues en la ley constitucional de que la tierra no se vende ni se renta. Carlos Salinas, junto con los senadores y diputados cambiaron ese artículo, donde diga de que la tierra se va a hacer propietarios, se van a hacer dueños, y que pueden decidir de lo que quieren hacer con la tierra. Eso, diciendo así eso, de que ya se puede vender y que se puede rentar.
Entonces, la pregunta que se hacen nuestros compañeros y compañeras autoridades: ¿cuándo nos preguntaron eso? Entonces, es ahí donde dicen: no sirven para nada esos diputados, diputadas, senadores o senadoras que están ahí. No representan al pueblo de México, porque nunca nos preguntan, nunca nos consultan. No creemos de que los obreros también les consultan la ley que necesitan.
Entonces, cuando se hacen las asambleas generales en los municipios; las asambleas generales que hacen las Juntas de Buen Gobierno, ahí se platica eso. ¿Qué pasaría si, en México, se le preguntara a todos los millones de indígenas, a todos los millones de obreros, a todos los millones de estudiantes, estudiantas, que ellos digan la ley que quieren?
Porque, por ejemplo, dicen, el Diego de Cevallos que ya pasó de senador —creo— o diputado, ése es un terrateniente. No siente qué sufre un indígena; no siente qué sufre un obrero o una obrera. Entonces, no sabe pensar qué tipo de ley necesita a los trabajadores del campo y de la ciudad.
Compañeros, compañeras, para hablar de la autonomía parece muy sencillo, pero no es cierto. Los discursos se escuchan muy bonito, en la práctica es otra cosa. Es como, por ejemplo, hay muchos escritores, intelectuales, como dicen —o se dicen—; hay libros que tiene escrito pues sobre autonomía. Quién sabe, a lo mejor tiene el 2 o el 5 por ciento de lo que más o menos se toca ahí sobre autonomía. El 95 por ciento le falta.
Para poder hablar de autonomía, hay que vivir en donde se está haciendo. Para descubrir, para ver y conocer más cómo es esto. Porque, por ejemplo, van a ver cómo es que va y viene de la forma de cómo se hace en práctica lo que es la democracia, la decisión que se toma.
En este caso, la instancia de autoridad máxima son los compañeros y compañeras de la Junta de Buen Gobierno. Ellos y ellas se reúnen para discutir los planes de trabajo. Y luego, proponen a los autoridades de los MAREZ y a los compañeros y compañeras autoridades de los MAREZ, o sea de los municipios autónomos, reúnen a las compañeros y compañeras autoridades, o sea los comisariados, comisariadas, agentes y agentas de los pueblos. Se lleva allí la propuesta de lo que propone la Junta de Buen Gobierno. Y esos comisariadas, comnisariados, agentes y agentas, llevan en sus pueblos a plantear la propuesta de la Junta de Buen Gobierno.
Salen las decisiones en los pueblos, se hace la asamblea municipal. Ahí se logra la mayoría de la decisión de lo que propone la Junta de Buen Gobierno. Y de ahí, se hace la asamblea general, que abarca pues así la Junta de Buen Gobierno, hasta ahí se decide, ahora sí, el mandato del pueblo. Ahora sí es depositado en la Junta de Buen Gobierno.
Y luego, al revés. O sea, lo contrario: los pueblos pueden proponer de los trabajos o de las leyes que se necesita hacer. O sea, para dar un ejemplo, en esta zona, todos los pueblos ahorita zapatistas están decidiendo sobre cómo se va a trabajar las tierras recuperadas. En todos los pueblos ahorita, en esta zona, están trabajando en eso. Todos los pueblos. Falta la asamblea general de esta zona, para que ahí salga el mandato de cómo se va a cuidar la tierra.
Entonces, ¿qué es lo que pasa cuando hay una asamblea general? Háganse cuenta que ustedes son las comisariadas, agentas, que están aquí ahorita; comisariados y agentes. A veces, sale la mayoría, la decisión, y queda una minoría. Alguien de los compañeros o de las compañeras vuelven a plantear de que el acuerdo tomado tiene problemas, tiene consecuencias después. Entonces, la mayoría le dan pues el derecho de que argumente el compañero o la compañera cuál sería la consecuencia de la que plantea el compañero o la compañera. Según el argumento que da pues el compañero o la compañera, la asamblea escucha, pone atención.
Si es un trabajo que no se ha puesto en práctica, la mayoría dice: vamos a practicarla, y si no nos sale bien, nosotros somos los que mandamos, vamos a tener que corregir nuevamente. O sea, le dicen a la minoría de que no es porque no vale lo que dice, sino las cosas que se va a ir practicando, se va a ir mejorando.
Entonces, la construcción de la autonomía en todas las zonas zapatistas, son variadas. Diferentes formas de cómo los trabajan. Por eso, en el regreso de ustedes ahí verán como van a platicar los compañeros y compañeras que se fueron pues en los distintos caracoles, porque no es un solo modelo de cómo se trabaja. Por la misma situación que se vive en cada zona.
Por ejemplo pues, en el Caracol de Oventik, de Morelia, de Roberto Barrios, ahí hay mucho los paramilitares. Eso es lo que nos obliga de ver cómo se trabaja la autonomía con mucha seguridad. Porque hay mucha provocación de los paramilitares. Y en otros caracoles, por las distancias que hay pues así de un pueblo a otro, eso es lo que nos obliga de que entonces vaya nuestros pasos diferente, de cómo ir construyendo nuestra autonomía.
Pero bajo un principio que tenemos que llevar, practicando de lo que dice nuestros siete principios. Que la que es de que nuestro gobierno tiene que obedecer y el pueblo manda. Que nuestros gobiernos autónomos tienen que bajar a los pueblos y no que se suben p’arriba para mandar, para no consultar, para no proponerle al pueblo.
Nuestros autoridades autónomos, los MAREZ y las Juntas de Buen Gobierno tienen que proponer al pueblo. Y no van a imponer. Nuestros autoridades autónomos tienen que trabajar para convencer al pueblo, y no a que lo vencen por la fuerza. Nuestros autoridades tienen que construir lo que se necesita, lo que es bueno, y no de que destruyan.
Nuestras autoridades tienen que representar, o sea de lo que dice, verdaderamente es palabra, pensamiento del pueblo.Y no de que nada más se hacen que dicen que es la palabra del pueblo y no la tiene consultado. O sea, no queremos que suplantan las autoridades autónomas. Nuestras autoridades autónomas queremos que le sirven al pueblo. Y no a que se sirve por ser gobierno autónomo.
Entonces, nuestros pueblos, nuestras autoridades que hay en todos los pueblos, en eso se guían para que se haga cumplir esos principios. Y aquí, en las Juntas de Buen Gobierno, se turnan en gobernar pues a su zona. Hombres y mujeres. Es ahí donde, entonces, se está logrando la participación de hombres y mujeres.
Y por eso compañeros, compañeras, este tipo de práctica, nuestros pueblos ven que esto ojalá que les sirviera pues a nuestros hermanos y hermanas de afuera, tanto de México y de otros países. Porque, cuando el pueblo manda, nadie lo puede destruir. Pero, también, tenemos que pensar que el pueblo, los pueblos también pueden fallar, pueden equivocarse. Pero de ahí, ya no hay quién lo puede culpar.
No es así como está ahorita, podemos culpar a los diputados y los senadores, a los gobernadores, a los presidentes municipales. Pero el día de que el pueblo de México: obreros, maestros, estudiantes, indígenas, campesinos, todos, el pueblo de México, si ellos deciden, pues ya no vamos a encontrar ni quién vamos a acusar.
Si un día pues, vamos a cometer un error, así como fuimos buenos para decidirlo que vamos a hacer eso, así debemos ser buenos para limpiar la mierda que vamos a hacer. Algo así, eso pues, es donde verdaderamente el pueblo la decide ya eso. Pero esto hay que quitárselo al que está mandando ahorita, el mal gobierno. Que son ellos los que tienen ese poder.
Y por eso, decimos pues de que lo que nos hizo a que se practicara más pues así la autonomía acá, es cuando se los quitamos las tierras a los terratenientes, o los latifundios. Ahí donde se ve de que ahí se toman pues así los medios de producción. Así nada más no se logra. Para eso se necesita organización.
Entonces, compañeros, compañeras, así trabajamos pues esto. Esperemos pues así de que les haya servido sobre la forma de cómo y que nos hace falta mucho más trabajarlo, mejorarlo. Pero lo van a ver, porque van a visitar algunos pueblos. Ahí les puede explicar más, directo, de cómo ellos pues la vivieron. Y cómo fue de que, entonces, la ganaron de donde están viviendo pues ahora. Sólo compañeros y compañeras.
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